CONSULTAS
AL
DICCIONARIO DE LA LENGUA
U6.1>
CONSULTAS
DICCIONARIO DE LA LENGUA
(\lgo de lo que falta en el Vocabulario académico y de lo que sobra
en el de los ecuatorianos, etc.)
CARLOS R. TOBAR
Director de la Acadomia Kcnatoriana. correspondiente de la Española, Miembro honorario de la
Facultad de Filosofía. Humanidades y Helias Artes de la Universidad de Chile, de la
Asociación de Escritores y Artistas españoles, del Ateneo Hispalense,- etc., c
individuo correspondiente de la Keal Academia íjevillana de Buenas
Letras, de la Sociedad Científica Argentina, etc.
Sag'-u.üd.a ed-ición
HARtELUXA
Imp. V Atlas Geográfico > de Alberto Martín, Cuiiscj^ Cieatu, 140
1307'
a cae
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
Estimuladas por la benévola acogida de parte de
personas doctas, las CONSULTAS AL DICCIONARIO
DE LA Lengua salen á luz en seg-unda edición, con-
siderablemente aumentada.
Los aumentos son debidos, en gran manera, á la
mayor general ización dada á las correcciones: antes
versaban éstas, casi exclusivamente, tocante á erro-
res del habla quiteña; no obstante lo cual, un notable
filólogo extranjero ha creído que las CONSULTAS son
tan españolas, como hispanoamericanas, como ecua-
torianas, como quiteñas.
Con mayor fundamento la actual edición mere-
cerá el juicio expresado, pues versa acerca de vicios
del idioma extendidos por toda ó casi toda la América
española. Del propio modo, muchos de los neologis-
mos, cuya aceptación proponemos á la Real Acade-
mia de la Lengua, son vocablos comunes á todos ó
casi todos los pueblos que la hablan en el Continente
de Colón, esto es, voces pronunciadas por cincuenta
millones de hombres, con suficiente derecho para so-
licitar de los diez \^ ocho millones de hermanos penin-
sulares una justa participación en el acervo común
del lenguaje.
No, por otra parte, se crea que tendemos á la /;/-
flazón^ — como diría un filólogo-economista, — abo-
g"ando por las desatentadas emisiones de inútiles neo-
logismos, especie de papel moneda inmoral, cuando
no es justificado por una necesidad imprescindible.
No; ni siquiera estimamos esos Diccionarios que, sin
ser enciclopédicos, se recomiendan por contener más
palabras que el Vocabulario de la Academia, y nos
recuerdan á aquel farmacéutico que, para conseguir
clientela, agregaba una buena adehala á los medica-
mentos recetados por el facultativo.
Acogidos ya por el Léxico de 1899 varios de los
vocablos anotados en nuestra primera edición, na-
turalmente han sido suprimidos en esta segunda.
Suprimidas, del propio modo, han sido algunas ob-
servaciones que el último Diccionario ha aceptado
asimismo. Conservamos, no obstante, algunos de
aquéllos y de éstas, expresando su aceptación acadé-
mica, cuando queda aún alguna diferencia de juicio
entre el desautorizado nuestro y el decisivo de la muy
sapiente Academia Española.
Con lo dicho y con agradecer al inteligente fi-
lólogo Hno. Miguel Pebres Cordero, al ilustrado
lingüista P. Valentín Iglesias y al notable gramá-
tico español Sr. D. Primitivo Sanmartí, alg'unas
oportunas indicaciones que nos han hecho tocante
á las Consultas, pondremos punto final á estas
advertencias, que complementan, para la segunda
edición del libro, lo expuesto en las Notas, que
precedieron á la primera y que hoy son reprodu-
cidas, exceptuados sólo algunos párrafos y^ innece-
sarios.
7
Las referidas Notas decían:
••;Por qué se ha intitulado este libro CONSULTAS
AL Diccionario de la Lengua?— Denominárnoslo
primitivamente Diccionario de quiteñisnios, y con
tal nombre comenzó á publicarse en los Anales de
la Universidad de Quito; mas, casi en seg-uida, algu-
nos literatos de otras provincias nos hicieron notar
lo restringido del título, supuesto que muchas de las
observaciones se referían á voces usadas en toda la
República. Pero se presentaba otro óbice: ;Cómo
llamar honradamente á nuestro modesto trabajo Vo-
cabulario de eciiatorianismos si, la pura verdad,
los estudios respectivos se habían hecho sólo en
Quito; si, por otra parte, diferimos tanto algunas
veces tocante á signiñcación de palabras, modismos,
frases, etc. los del norte de la Nación de los del centro
y de los del sur, los de la sierra y los de la costa;
tanto, repetimos, que una palabra significa aquí una
cosa y allí otra enteramente diversa? Sírvanos de
ejemplo la voz cJiucsJii, cuyo significado para los
quiteños es lechuza, y para los cuencanos renacuajo.
¡Qué bien se comprenderá, pues, entre el vulgo del
Azuay el siguiente párrafol "Posado el cJiucshi so-
bre corpulento cupulí, amedrenta á los sencillos la-
briegos con el áspero chillido." Párrafo en el que,
sustituido chucshi con renacuajo, resulta un quid
pro quo tan chistoso como el en que incurre la Aca-
demia al atribuir á anaco la definición correspon-
diente al guango de las indias.
Se anotan los vocablos, aunque manifiestamente
quichuas, de uso tan general, que se podría conje-
turar que no se conocen en absoluto las voces caste-
8
llanas; así como los que nombran un objeto, animal,
acción, etc., que no podríamos acaso expresar, para
ser comprendidos, sino valiéndonos de la denomina-
ción quichua; v. g-.; chucun^ cuy.
Principiada esta obra hace muchos años, la edi-
ción duodécima del Léxico, que aceptó con sobra de
prodigalidad americanismos innecesarios ó barbaris-
mos traídos de España á América, hizo inútil una
buena parte del trabajo de las Consultas; por tanto,
nos hemos visto en la necesidad de suprimir algunas
voces antes corregidas, así como otras que por cons-
tar en la última edición del libro Apuntaciones crí-
ticas sobre el lenguaje bogotano, podían calificarse
de plagios hechos al sabio vSr. Cuervo.
Inclúyense bastantes de las voces anotadas por
el Sr. Dr. Pedro F. Cevallos: unas por dar fuerza á la
corrección con ejemplos tomados de autores castizos;
otras porque no habiéndose obtenido la enmienda,
se hacía necesaria la repetición de la censura; algu-
nas porque requerían ampliación de doctrina; y po-
cas, en fin, porque no fueron sustituidas con la palabra
propia por nuestro ilustrado lingüista. Se han agre-
gado, á más, los nombres de cosas nuevas, conviene
á saber, de cosas americanas que no solamente jus-
tifican el neologismo, sino que exigen nombres nue-
vos; pues en el Diccionario español no figuran muchas
denominaciones especialmente de la fauna y de la
flora de éste, por varios respectos, aún Nuevo
Mundo.
Hay vocablos de todo punto castizos que tienen
sin embargo en América, no precisamente una acep-
ción distinta de la que les señala el Diccionario, pero
sí un matiz, dig-amos, un más ó un menos de signifi-
cado que de cierto no poseen en España: son términos
que se han naturalizado en nuestro Continente y que
revestidos de las peculiaridades logradas por la dicha
naturalización, se han despojado algún tanto de las
pertinentes á las del país de origen. Ha}^ otros que
han trasmutado, acrecido ó mermado sus significa-
ciones, según el modo singular ó enfático, 3' entera-
mente nacional ó local con que son pronunciados por
venezolanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos,
bolivianos, chilenos ó argentinos. De aquí que podría
acaecer que un español recién llegado á una de estas
Repúblicas, quedase ayuno del sentido de frases, por
otra parte muy castellanas; y aun sucedería que en
la Península no se comprendiese de manera cabal lo
que escritores de aquende han expresado clara y per-
fectamente para sus connacionales, sobreviniendo
allá lo que acá respecto de obras de brillantes auto-
res peninsulares, como Pereda, por ejemplo, cuyo
Sabor de la tierriica ó cuyo Peñas arriba, de gusto
delicioso para los que estamos habituados á la Utera-
tura de la antigua Madre Patria, no son debidamente
apreciadas por gentes, cultas quizá, pero que no han
aprendido á saborear esos regalos, así como nues-
tros serranos van á mirar con desvío en la costa los
ostioncitos con que se hace un agua la boca del ya
engolosinado. De aquí también que quizá sean mejor
recibidas en España obras literarias americanas, de
americanismo contrahecho, — obras escritas sobre la
falsilla peninsular, imitaciones en el fondo y la forma
de libros europeos, — que libros genuinos de Amé-
rica, trasuntos de la naturaleza, de las costumbres,
10
del lenguaje de cada país hispanoamericano. Caso en
el que carecen hasta de competencia los críticos espa-
ñoles para juzgar á los escritores nacionales de ultra-
mar, del propio modo como un fotógrafo técnico, si
bien muy capaz para decidir tocante á la calidad de
las sales, papel y máquinas empleados para una vista
de un paisaje desconocido, es inepto para juzgar
acerca del mérito principal de la fotografía, á saber,
la exactitud del parecido; y ni podrá apreciar tam-
poco las condiciones características de diafanidad
de atmósfera, de viveza de luz, de circunstancias de
ambiente, que modifican de una manera ú otra las
combinaciones y descomposiciones de los agentes
químicos usados por el alejado artista, y que cons-
titu3'en lo modal del medio en que éste obtuvo su
obra.
En las costumbres, vestidos, dialecto, etc., de las
personas que nos rodean, hay un algo al que nos he-
mos habituado y que, aun cuando sea raro para otros,
no choca á los que oímos ó vemos cuotidianamente
ese dialecto ó esos vestidos y costumbres; por el con-
trario, nos causa extrañeza otro algo que en los ex-
traños no hemos adquirido el hábito de ver ú oír.
Así V. g.: el modo de andar de las norteamericanas, el
de reír de los ingleses no son del gusto de franceses,
españoles é hispanoamericanos. Las salsas dulces de
los alemanes, la coleta de los chinos, las ostras con
miel de los japoneses, siquiera las uñas largas que
pusieron de moda algunos extravagantes, — no quere-
mos citar el bocio considerado como parte integrante
del cuerpo humano en algún pueblo, — ¿son del gusto
de la mayor parte de las personas? No, á la verdad,
^1
11
y por esto uno de los pocos refranes de exactitud
completa es el que dice que de gustos no hay nada
escrito.
Acerca del idioma y particularmente del dialecto,
atendiendo á los sonidos más bien que á las modifica-
ciones analógicas y sintácticas, los americanos que
hemos dulcificado la pronunciación, diferimos en modo
notable de los peninsulares que conservan la primitiva
fuerza v virilidad del varonil idioma castellano. ;No
diferimos asimismo, aunque en menor grado, los po-
bladores de las diversas secciones de la antigua colo-
nia española?
Alguna vez para ser entendidos por las personas
que han de leer, ó mejor dicho á quienes se dirige lo
escrito, necesitaremos emplear una de dos: ó los vo-
cablos propios del país en que se escribe, ó extensas
perífrasis, insoportables para nuestros compatriotas,
que nos censurarían los tales circunloquios con los
cuales se ha tratado de evitar la censura de los críti-
cos extraños. Véase un ejemplo tomado al acaso del
suelto de crónica de uno de nuestros diarios: La ra-
tera guardó (cierta joya robada) en el SEXO, lo que,
para ser entendido en España requiere la explicación
siguiente: las mujeres del pueblo, en la sierra ecuato-
riana, no tienen más bolsillo para guardar el dinero y
otros objetos manuales que la bolsa formada por la
camisa, ceñida á la cintura por las fajas ó cintas, que
sujetan las enaguas y faldas á las caderas; la tal
bolsa, pues, comprendida entre el pecho y abdomen
de la mujer del pueblo y la camisa, cuya escotadura
superior sirve para introducir ahí los expresados di-
nero V objetos manuales; la tal bolsa, decim.os, se de-
12
nomina seno; y ninguna otra cosa más se entenderá
por la palabra, aunque los no tan ignorantes sepamos
que seno es el vientre materno ó la cavidad interior
del pecho, ó cualquiera de las concavidades también
interiores del cuerpo humano. Para ser perfectamente
comprendidos en el Ecuador, y quizá censurados en
España, debemos, por tanto, decir como el diario
aludido, que la ratera guardó lo robado en el seno;
ó para ser entendidos por los españoles, y censurados
por los ecuatorianos, necesitamos expresar extensa-
mente que la ratera escondió la joya dentro de aque-
llo que se ha descrito, á saber, la bolsa que forma la
camisa, entre tela y pecho, arriba de la cintura, com-
primida por las ligaduras que sujetan enaguas y fal-
das. (*) Es decir, nos veríamos en el caso de los niños
ó de los otros ignorantes del idioma, que desconoce-
dores de las palabras propias y precisas, han menes-
ter circunlocuciones para comunicarse con sus seme-
jantes.
No por lo expuesto opinamos que la única heren-
cia que nos queda de España, la dulce lengua de
Castilla, deba desaparecer del Continente americano,
y esta vez á los golpes de la zapa demoledora de la
ignorancia. No, mil veces no; pero sí estamos á una
(*) Acaso el vocablo se7io tuvo antiguamente también en España la actual sig-
nificación ecuatoriana. Véase el ejemplo tomado de Cervantes, palabra Majar. (Xota
de la I.* edi.)
La acepción tercera de setto, según el Diccionario XIII de la Academia, podría
justificar 3fa la ecuatoriana ; aunque nos quedará duda acerca de cuál es la cavi-
dad EXTERIOR del J>ecko de las personas, como dice el último Diccionario, — Cavidad.
Espacio vacIo ó hueco dentro de un cuerpo aialquiera. — Quizá se refiere á los
marsupiales; p^ro aun t?X2i^ personas tienen la cavidad exterior, ó sea la bolsa, en
el \-ientre y no en el pecho.
13
con quienes comprenden que el idioma español, por
razón del trasplante, experimenta algunas modifica-
ciones adaptadas al medio distinto que le presen-
tan las naciones hispanoamericanas. — Hay además
un énfasis propio nuestro que comunica á ciertas lo-
cuciones no sólo fuerza de expresión que las vigoriza,
sino acaso un significado distinto del que les perte-
nece. ;Serán inteligibles tales locuciones enfáticas
para quienes no están en co\^untura de calar el énfa-
sis? Éstos y otros son los matices á los cuales nos re-
ferimos antes, y que si no han de cambiar propia-
mente, andando el tiempo, nuestro primoroso idioma,
han de hacer necesario que el crítico de ultramar
desentrañe el significado íntimo de la expresión, para
no incurrir en apreciaciones erróneas tocante á obras
literarias de Hispano América.
Las lenguas, no queda duda de ello, tienden á
una especie de mimetismo, que las adecúa al medio
en que viven; adquieren una como semejanza con lo
que las rodea, lo cual, por otra parte, les asegura la
existencia, adaptándolas á la naturaleza, á las insti-
tuciones, á las leyes, á las costumbres, á las idiosin-
crasias de los hombres en cuyos cerebros y labios
van á amoldarse, si no han de ser idiomas efímeros.
Necesitan, dig'ámoslo, aquerenciarse en los lugares
á donde son trasladadas 3' donde van á continuar vi-
viendo.
Una advertencia más. Encariñados con nuestro
trabajo de mucho tiempo, — hecho y rehecho, como
lo comprueban aun las varias veces que ha comen-
zado á sahr á luz en publicaciones periódicas, — lo
damos, por fin, á la estampa como está, sin ninguna
14
modificación, conservando hasta alg^unas cosas que
hemos encontrado, después de elaborada esta modesta
obra, en autores que no habíamos leído antes; lo cual
no debe causar extrañeza, pues libros conocidos, casi
vulg'ares en otras partes, no lo son en el interior de
nuestra RepúbHca, donde, en vez de las ricas y mu-
chas bibHotecas púbhcas de naciones más afortuna-
das, cada cual tiene su librería particular, careciendo
el que no la posee de fuente de estudio y de consulta.
Aquí desgastamos, por tanto, buena parte de la exis-
tencia-en la .preparación de la materia prima, que ha
de servir para utilizada en las labores de otra por-
ción de la existencia.
Decíamos, pues, que nada hemos modificado últi-
mamente en la obra; y ni siquiera hemos eliminado
de ella las coincidencias: así conservamos la relativa
á la palabra Empecinado, que se nos ocurrió leyendo
uno de los Episodios Nacioviales de Pérez Galdós,
y que hallamos después en Rodríg^uez como tomado
de Cuervo; y así además debe de haber, ó mejor di-
cho debe liaber , otras de éstas que hemos llamado
coincidencias, entre las doctas obras de los varios
hispanoameiicanos que han ocupado su tiempo fruc-
tuosamente en estudios hngüísticos, y este volumen,
escrito no por persona dedicada de modo exclusivo á
las letras, sino sólo enamorada de ellas, literato no
de profesión sino de ocasión, cuya ag-itada vida se ha
compartido, tal vez estérilmente, en múltiples 3' acaso
antagónicos quehaceres.
Respecto del quichua, debemos advertir que lo
concerniente á él en este libro, se refiere al dialecto
de la provincia de Pichincha; pues no conocemos
15
otro de los muchos brotados, multiplicados, en cada
porcioncilla de los antiguos extensos dominios de
Huaina Cápac.
La ortog-rafía de los ejemplos es la misma usada
por los autores de quienes se han tomado."
CONSULTAS
AL
DICCIONARIO DE LA LENGUA
ABARCAR, ABRAZAR (la gallina los huevos)
Abarcar. Del lat. ad^ á, y byachÜLin^ brazo) ceñir con los
brazos ó con la mano alguna cosa. ; fig. Ceñir, rodear, com-
prender. I íig. Tomar uno á su cargo muchas cosas ó nego-
cios á un tiempo. i| fig. Mout. Rodear ó dar un cerco á un
pedazo de monte en que se presume estar la caza. Tales son
las acepciones de abarcar, según el Diccionario de la Aca-
demia Española .
ABRAZAR, dice el mismo Léxico, a. Ceñir con los brazos.
U. t, c. r. I Estrechar entre los brazos en señal de cariño.
U. t. c. r. '! fig. Rodear, ceñir. | fig. Comprender, con-
tener, incluir, fig. Admitir, aceptar, seguir. | fig. Tomar
uno á su cargo alguna cosa: ABRAZAR un negocio, una em-
presa .
1 8 ABR
ABARCAR y ABRAZAR no equivalen, pues, como nosotros
queremos, á empolláis ó sea calentar el ave los huevos,
poniéndose sobre ellos para sacar pollos.
Los que andáis empollando obras de otros,
Sacad, pues, á volar vuestra cría;
Ya dirá cada Autor: ésta es mía;
Y veremos (jué os queda á vosotros.
(Iriarte — Fábulas literarias: La Avutarda).
Los que gustan de palabras no muy. usadas, pueden decir
encobar ó incubar, verbos venidos del latín in, sobre, y cu-
bare', acostarse.
O si quieren hablar culto, empleen un elegante circun-
loquio de los recomendados por D. Francisco de Quevedo.
verbigracia: vivificar los globos de la mujer del gallo.
ABARROTE
Como término de marina tráelo la Academia, y lo define:
fardo pequeño ó cualquiera otra cosa que sirve para apretar
ó asegurar la estiba, llenando sus huecos.
ABARROTAR, asimismo como vocablo de marina, significa
cargar un buque aprovechando hasta los sitios más pequeños
de la bodega y cámaras, y á veces parte de la cubierta. Por
extensión significa, también, llenar completamente, atestar de
géneros ú otras cosas una tienda, un almacén, etc., de donde,
es probable, hemos dado el nombre de tiendas de abarrotes.
—como en Cataluña de colmados,— 2. las atestadas de bacalao,
especias, etc., esto es, á las que en español se denominan
abacerías.
Llamámoslas tiendas de abarrotes, no simplemente aba-
rrote, como dice el Diccionario.
ABRASARSE DE CALOR, DE SED
Junto con los andaluces, que principalmente vinieron á
AcA ¡g
poblar la región hoy denominada Ecuador, como era natural,
vinieron asimismo castellanos, catalanes, etc., y como era
también natural, nos trajeron consigo los modos de hablar
peculiares á la parte de España de donde procedían los colo-
nizadores. Así debieron devenirnos de Cataluña, por ejemplo,
unos cuantos modismos cual el anotado, que es traducción li-
teral de abrassarse de calor, de sei.
Equivalente á asarse, basta con decir me abraso, ó si se
desea encarecer la cosa, /;ie abraso vivo.
Abrassarse de set, en español es tener mucha sed, ó estar
sediento, ó secarse de sed, ó sólo secarse según el Léxico.
ABRIDOR
Solemos nombrar al peine de püas ralas, gruesas y largas,
que sirve para desenredar el cabello, más bien que para pei-
narlo. Escarpidor ó escai^piador [del lat. excarfere, cardarj
es como se llamaba antiguamente el tal peine.
ABUSIVO
Abusivo, a, es adjetivo admitido en el Diccionario en la
acepción: «que se introduce ó practica por abuso.» Creemos
que no puede admitirse como participio activo, al modo ecua-
toriano.
ACABAR
Acabar á nna persona es, segdn muchos americanos del
sur, hablar muy mal de ella. Según el Léxico, acabar con
una persona es quitarle la vida; acabar con tma cosa es des-
truirla. De admitirse figuradamente la locución nuestra, de-
biera conservarse la preposición con.
ACÁPITE
se
No está en el Diccionario.— El signo ortográfico con que
indica el término de un período, se á^nomm^ punto Jinal;
ACE
no pimio acápite, ni siquiera punto aparte, como nosotros
decimos.
«Se pone punto final cuando el período forma completo sentido, en
términos de poderse pasar á otro nuevo, sin quedar pendiente la com-
prensión de aquél: es esto tan claro, que no ha menester ejemplos.
Resta advertir que en toda clase de escritos suelen hacerse después
de ptmto final ciertas separaciones ó divisiones llamadas párrafos;
cada uno de los cuales ha de empezar en renglón distinto de aquel en
que acabe el anterior, v más adentro de las otras líneas de la plana.
Deben principalmente usarse tales divisiones cuando se va a pasar a
diverso asunto, ó bien á considerar el mismo bajo otro aspecto.»
{Gramática de la Lengua Castellana, por la Real Academia Espa-
íiola^- Última edición).
ACÁPITE, corrige el Sr. Cuervo, párrafo, aparte. Nosotros
usamos también en tal sentido la palabra corregida, y asi de -
cimos- «Pasando á otro ^ci^V^ del escrito;» «El articulo edi-
torial tiene seis acápites;» «Ponga comillas al principio y al íin
de cada acápite,>^ etc. En una ú otra acepción tomamos al
vocablo cuando, dictando á otro lo que tiene que escribir, le
ordenamos que ponga punto acápite, ó que po7iga punto y
acápite, como se dice en francés: «Point á la ligne.»
ACENTUARSE
«Acentúase la mejoría de Fulano enfermo»; «se acentúan
las señales de un buen tiempo»; «se han acentuado los sínto-
mas que se temían»; «se acentúa más la división». Tales y
otras frases análogas se dicen y escriben en la America espa-
ñola y aun en España. No obstante, la Academia no concede
sino dos significados rectos y uno figurado al verbo acentuar:
Dar acento prosódico á las palabras. |1 Ponerles acento orto-
gráfico II fig. Pronunciar con esfuerzo significativo alguna pa-
labra ó frase para que en ella se fije la atención.
La necesidad de la simplificación del idioma impele instin-
tivamente á inventar palabras ó á atribuirles significaciones fi-
guradas: así, para no decir «se hace ostensible la mejoría»; <.<se
manifiestan más claras las señales del buen tiempo»; «^^ han
ACH 21
hecho ostensivos los síntomas que se temían»; «se hace más
visible»^ etc. — expresamos las ideas respectivas conforme lo
dicho al comienzo de este artículo.
ÁCCIDO
Acido
«Los que recalcándose y echándola de más cultos que los demás,
dicen decido, occeatio... ig-noran que nada justifica el empleo de la do-
ble c; porque acer no la tiene en latín, ni en grieg-o ráx7¡, ós/.r^:, de la
raíz otx, pu7ita, agujón, ni tampoco se escriben con dos ce Oceaniis
en latín, ni Ox.sccjo; en griego.»
[Benot — Arquitectura de las Lenguas).
Aldrete no trae todavía la palabra ácido en sus Orígenes,
ni la traen tampoco obras contemporáneas ó anteriores al
libro del Canónigo de la Iglesia de Córdoba, en las cuales sí
se halla el adjetivo acedo, acaso predecesor de nuestro voca-
blo. Lo encontramos en el Diccionario Académico de 1726,
que lo define «lo que es agrio al gusto,» y lo distingue de
«lo que llamamos agrio, porque éste no se dice propiamente
sino del sabor, y el ácido de lo que es corrosivo, que penetra,
disuelve y corrompe la substancia de las cosas.»
ACIAL
Llamamos así al azote formado por una vara, de la cual
pende una correa, y con la que los arrieros avivan ó castigan
á las caballerías.
Los españoles dan el nombre de acial al instrumento que
nosotros denominamos inoqjiillo^ esto es, al que sujeta á las
bestias, por el labio ó parte superior del hocico, para herrar-
las, curarlas, esquilarlas ó domarlas.
ACHOLADO
Bien podrá ser que la persona avergonzada ó corrida de-
22 ADE
lante de gente de suposición, esté ante ella como cholo en
presencia de un superior; pero no porque esto sea posible,
hemos de calificar de acholado al individuo confiLiididOy tu7^-
bado, temeroso, tímido y aun atarugado, como figurada y fa-
miliarmente se dice del que, por encogimiento, no sabe qué
hacer ó decir delante de gente.
«El mozo, no mu\- dueño de sí, anduvo, al cruzarse con ella, ataru-
gado y confuso, amag-ando palabras que no pronunció y saludos que no
hizo.»
{Pereda — El sabor de la Herruca).
.El último Diccionario de la Academia, en el Snple/nento,
acepta ya el adjetivo acholado, pero en la acepción de persona
que tiene la tez del mismo color que la del cholo.
ADEFECIO
Se escribe adefesio, y no con c, como lo hacen algunos.
Es notable que hasta Don Miguel Riofrío, en sus Correcciones
de defectos de lengiiafe [Lima 1874], haya incurrido en este
error. Traen la etimología de adefesio varios autores, como
Monlau pbr ejemplo; tráela también el último Diccionario de
la Lengua.
De ad Ephesios.
«Por cierto, Señor Quijada, que estoy en extremo maravillado de
que en el tiempo que nos ha durado la cena, he visto á vuesa merced
algo diferente del que le vi cuando entré en su casa; pues en la mayor
parte de ella le he visto tan absorto y elevado en no sé qué imaginación,
que apenas me ha respondido jamás á propósito, sino tan ad Ephesios,
como dicen, que he venido á sospechar que algún grave cuidado le
aflige y aprieta el ánimo; porque "le he visto quedarse á ratos con el
bocado en la boca...»
{Don Quijote de la Mancha. — El Licenciado Fernández de Avella-
neda^ .
De adefesio hemos formado el adjetivo adefesioso^ adefe-
ADU 23
siosa^ con que naturalmente queremos significar que una per-
sona es ridicula, extravagante, disparatada y aun tonta. Lo
decimos también de las cosas.
ADOBÓX
Puede muy bien ser aumentativo de adobe; pero esto no
estorba que el pedazo de tapia que se hace de una vez, según
el tamaño del tapial con que se fabrica, se denomine (?///-
P lenta.
ADUEÑARSE
Apropiarse es la palabra castiza, como también enseño-
rearse, según los casos. Apropriarse decían antiguamente.
«Apropriarse. — Vale hacerse dueño de alg^una cosa, tomándola
como suya propia: lo que regularmente sucede sin tener motivo ó justo
título para ello.»
(Diccionario de la Lengua Castellana — Año de f] 26).
Acaso hacía falta al caudal de nuestra lengua el verbo
adueñarse, cuando la Academia lo trae ya en la 13.^' edición de
su Diccionario.
ADULÓN
El que da á las gentes, «con palabras ó acciones motivo
de satisfacción ó engreimiento, no por benevolencia ni por
espíritu de justicia, sino por ruindad de ánimo ó con el inte-
resado fin de ganarse su voluntad,» es un adulador, lisonjer"
ó lisonjeador; aunque los dos últimos adjetivos no siempre
tienen las mismas acepciones que el primero. Y con esta oca-
sión recordemos que en la lengua castellana no hay sinónimos
propiamente tales.
»
«¡Qué prevenidos están los príncipes contra los enemigos externos!;
¡qué desarmados contra los domésticos! Kntre las cuchillas de la guar-
24 AQA
dia les acompañan y no reparan en ellos. Éstos son los adidadores y
lisonjeros, no menos peligrosos sus halagos que las armas de los ene-
migos; á más príncipes ha destruido la lisonja que la fuerza...
»Gran advertencia es menester en el príncipe para conocer la li-
sonja, porque consiste en la alabanza, y también alaban los que no son
lisonjeros: la diferencia está en que el lisonjero ataba lo bueno y lo
malo, y el otro solamente lo bueno...
»No faltarían remedios para conocer la lisonja; pero pocos prínci-
pes quieren aplicarlos, porque se conforman con los afectos y deseos
naturales; y así vemos castigar á los falsarios y no á los lisonje-
ros...-»
{Saavedra Fajardo — Idea de un principe político cristianó).
No hay motivo para que la Academia acepte el barbarismo
adulón^ ni siquiera como adjetivo familiar americano; con
adulador^ lisonjero ó lisonjeador había lo bastante.
ADVENIMIENTO
Venida ó llegada, y también elevación, exaltación de un
sumo pontífice ó de un soberano al trono. No ha de confun-
dirse con avenimiento^ convenio, ajuste.
AEREOLITO
Ha de decirse aerolito., voz griega formada de ay,p, aire,
y KíSoq, piedra. Tampoco es palabra esdrújula, como lo quiere
Riofrío en las ya citadas Correcciones de defectos de Icjiguaje;
pues no lleva el acento en la o eufónica, según la Academia.
Mas, D. Felipe Robles Dégano, en su erudito libro Ortología
Clásica de la Lengua Castellana., se admira de que se haga
grave al vocablo, que ha de pronunciarse lo mismo que cri-
sólito.
AGALLA
Posee seis ó siete significados diversos; pero ninguno que
justifique siquiera el único que le damos en el Ecuador. En
sentido figurado y familiar, dice el Léxico, Animo esforzado.
Usase más con el verbo tener.
AQU 25
Tener agallas^ según los ecuatorianos, vale tanto como
cicatear^ de donde hemos formado el adjetivo:
AGALLUDO,
Que aplicamos al que no se contenta con lo que le co-
rresponde, al negociante, jornalero, etc., que después de ob-
tener lo justo por la mercancía ó el trabajo, exigen aún más y
ni ese más les satisface; pues les abre el apetito para solici-
tar todavía una adehala.
AGARRADERA
El asa ó mango de alguna cosa, ó la parte de un cuerpo
que ofrece proporción para asirlo ó asirse de él, es agarra-
dero^ no agarradera.
AGARRÓN
La acción de agarrar, agarro^ y no agarrón como bárba-
ramente decimos.
AGILITAR
Decimos en vez de activar.^ confundiendo las significacio-
nes de los dos verbos. Véanse las diferencias: Agilitar. Hacer
ágil, dar facilidad para ejecutar alguna cosa. Activar . Avivar,
excitar, mover, acelerar.
AGUAJE
Término de marina con que designamos la lluvia torrencial
de nuestras montañas andinas. Usárnoslo de preferencia en
plural, aguajes.
Además de la acepción académica y de la nuestra, algún
autor emplea la voz en vez de laguna ó cosa parecida.
26 AHO
E hizo bramar al encelado ciervo
Junto al aguaje en que su sed templaba.
{Gahr . y Galán — Campesinas).
AGUATERO
Azacán., agiLador.
«Y cuando no, la Infanta me ha de ijuerer de manera (|ue á pesar
de su padre, aunque claramente sepa que soy hijo de un a:::acátz, me
ha de admitir por señor y por esposo.»
{Cervantes — Don .Quijote de la Mancha).
«AZACÁN — Voz de origen arábigo, que significa aguador. Se usal^a
no sólo en Toledo, como indica Don Sebastián de Covarrubias en su
Tesoro de la lengua castellana, sino generalmente en Castilla, como se
ve por este ejemplo de Cer\antes, y por los de Fr. Luis de Granada y
otros escritores antiguos. »
{Clemencin — Comentarios al Quijote).
«También en los viernes de la Cuaresma solía alzarse un pulpito
Irente á la fachada de esta iglesia, donde predicaban al aire libre los
padres encargados, de las misiones, con gran edificación de los astu-
rianos aguadores que formaban la base del auditorio.
{Mesonero Romanos — El Antiguo Madrid).
AGUILÓN
No está en el Léxico. Nosotros llamamos aguilóii al caba-
llo que sólo anda de paso y que lo tiene duro. El Diccionario
acepta el americanismo aguililla ., pero lo define: «Cierto ca-
ballo muy veloz en el paso»; queda, pues, sin denominación
la caballería de las propiedades arriba expresadas.
AHOGADOR
No es propiamente la sobarba., según la definición del Dic-
cionario. Es, según los ecuatorianos, la correa de la brida, ó
ALA 27
mejor dicho de la cabezada, que ajusta ésta en la garganta
del caballo.
AIJARES
Ijares ó ijadas. — Antiguamente ¡lijares ó ¡lijadas.
El Léxico último escribe estos dos sustantivos sin ¡i. Ya
el Diccionario de las Autoridades advertía [tom. 4.'', pág. 209]
que se escribiese sin la expresada letra, á causa de venir ijar
é ijada del latín i lia, iliiiin.
Revuelve lleno de verg^üenza y turia
Rompiéndole al overo las ¡lijadas
Y otra vez yerra el golpe, porque el brazo
Iba temblando de despecho y rabia.
{Saavedra — Moro Expósito).
AJUSTÓN
Es apretón. Ajustar significa cosa distinta que apretar.
De confundir el significado de los dos verbos, hemos inventado
la palabra que corregimos.
Y si acaso por desdicha
Se ven estos apretones.
( Castillo Solórsano).
Y á la carrera de sorbos
Y al apretón de los tragos
Nunca ha dado yegua el Betis
Potro que pueda alcanzarlos.
{Quevedo, citado por el Diccionario de fjsó).
ALABANCIA, ALABANCIOSO
Jactancia, jactancioso; presunción, presuntuoso .
<.<Algunas veces la lisonja mezclada con la ignorancia, alaba en el
niño por virtudes la tacañería, la jactancia, la insolencia, la ira, la
28 ALA
Aeng-anza }' otros vicios, creyendo que son muestras de un príncipe
grande.»
{Saavedra ^Fajardo) .
«Pues no ha\- sino tenerla (paciencia) y prestarla, dijo el jactan-
cioso, que aquí no hay hombre sin penacho, ni hembra sin garzota.»
{Graciáíi — El Criticón).
«Sé humilde y serás temeroso; y si eres temeroso, serás vigilante;
y si todo esto eres, presto serás de Dios: al Señor dispone lugar, quien
con la humildad desembaraza el alma de \a. presii7ició?t.»
{Nieremberg. — Avisos espirituales sacados de sus obras).
«El segunilo (yerro de San Pedro) (nt. presumir de sí más que de
los otros^ anteponiéndose á ellos. El tercero fue, presumir de sus fuer-
zas más de lo que podía y jactarse de ello. De aquí resultó que los de-
más apóstoles, por no quedar inferiores á Pedro y no ser notados
de cobardes, todos dijeron lo mismo, que estaban aparejados á seguir
á Cristo hasta morir. Y si esto dijeran con humildad, pidiendo á su
Maestro que los ayudara, no erraran; pero como nacía de presimción,
no fue agradable á Cristo nuestro Señor, el cual pudiera responderles
aquello de Jeremías: Oído habemos la soberbia de Moab, en gran ma-
nera es soberbio. Yo conozco su jactancia y que no es conforme á ella
su fortaleza, ni aun hará lo poco que podía. Lo cual se cumplió á la le-
tra con los discípulos.»
(/-*. Lilis de la Puente — Meditaciones Espirituales).
En este ejemplo está perfectamente definido el alabancioso,
que dice nuestro pueblo. El Venerable de la Puente emplea,
asimismo en el fragmento copiado, los varios términos casti-
zos equivalentes al barbarismo alabancia: presunción, soberbia,
jactancia.
Si se quisiese emplear un término tropológico, se podría
decir cacareador .
Cacareador — Met. El que exagera y pondera con arro-
gancia sus cosas. Jactator., arrogans., Uujtidiis.
(Salva — Dice. i8j8J.
ALA 29
ALACENA
Hueco en la pared, con puertas y anaqueles, para guardar
algunas cosas.
Los ecuatorianos llamamos, además, alacena á la parte
superior del pecho, que está encima de la clavícula (á la re-
gión clavic7ílar que diría un anatómico); y á este hueso, híieso
de la alacena.
ALADEAR
Ladear.
Ladear, dice el Dice, inclinar y torcer una cosa hacia un
lado. Andar ó caminar por las laderas. ¡ íig. Declinar del ca-
mino derecho. || r. fig. Inclinarse á una cosa; dejarse llevar de
ella. I Ladearse comino, fr. fig. y fam. Empezar á enemistarse
con él.
«Elias ladeó la conversación como el avaro que oculta el tesoro que
quieren robarle.»
{Selgas — MujidOy demonio y carne).
Signiíicaba también hacer partícipe ó dar parte de alguna
cosa, aun cuando tal acepción no trae la Academia.
«Puesto está en razón que el que fue fiel en la adversidad, vaya á
la parte del gozo; y que quien no desamparó al afligido, mejore también
estado. Jesucristo, nuestro Señor, que es la regla con que hemos de
medir nuestras acciones, consagró con su ejemplo esta doctrina; á los
que padecieron afrentas con él, hizo compañeros de sus honras; á los que
le siguieron reo, escogió para jueces del mundo; y con los que se halla-
ron á su lado y en pie de tribunal en tribunal, ladeó él la silla de su
trono.»
{P.Jtian Márquez — Los dos Estados de la Espiritual Jerusale'n).
30 ALC
ALBAÑEL
Albañil.
«Según el sabio orrientalista üon José Antonio Conde, baño, en ará-
bigo, significa edificio ú obra de yeso, y es raíz de las palabras <7/¿íJ!«/'/
y albañilería.»
{F^l Ingenioso Hidalgo comentado por Don Diego Clemenciii).
Y dando principio al fuerte,
Porque eterno se edifique,
Los que ayer Hércules eran
Ho}- se vuelven al bañiles.
{Fr. Gabriel Tellez — Marta la Piadosa).
ALBERJA
En el Diccionario de 1884 no encontramos este sustantivo,
tal como nosotros lo escribimos; es alverja ó arveja. Pero no
es esto lo peor ni lo más común, sino que damos á una legu-
minosa que poseemos, el guisante., el nombre de otra que no
producen nuestros campos, la alverja.
Antiguamente se escribía con b; pero denominábase así
una planta nociva á los trigos: «Su grano es redondo, dice
Terreros y Pando; Uámanle en algunas partes algarroba sil-
vestre y alberjana.» — Según el mismo Terreros, en algunos
lugares de Castilla se nombraban arbejos á los guisantes.^ y
de ahí. acaso debió de venir el que nosotros los llamásemos
alverjas.
ALCACHOFLA
Como si no nos bastasen las dificultades que, para gus-
tarla, nos presenta la alcachofa ó alcancil ó alcarcil ó alcacil.,
le aumentamos también una / al nombre, que dificulte aún su
pronunciación. Viene del árabe Ktirxufa y el artículo Al.
ALC
31
ALCAPARRAS
Son los capullos tiernos del alcaparro (árabe alcabar)^
arbusto que se cría especialmente en España y en el mediodía
de F"rancia; mas nosotros denominamos asíalos botones de flor
del agave ó pita, aun cuando redondeados aquéllos como ar-
vejitas, y alargados ó fusiformes éstos y mucho mayores,
no se parecen más que en la circunstancia común de que se
comen encurtidos.
«Caparis ó a/capara de la cual la scriptura faze mención en el pos-
trero capítulo del libro del eclesiástico. Es una yerva que crece en
Oriente cuyas flores y fojas y corteza son muy buenas en muchas medi-
cinas, mayormente la corteza que es en la raíz según dize Plinio en los
xxiiy capítulos del xiiy libro... Sus flores son calientes quando son ce-
rradas y las guardan en sal para uso de medicina. E mueven el ape-
tito y digeren los umores que son en la boca del estómago ca son vian-
das y medicinas. Su polvo vale á los surdos y á los que les chiflan las
orejas cocho en azeite y puesto en la oreja agravada según cuenta el
platearlo.»
{Fr. V. de Burgos — Lihro de propr{etatih7is reriim en romance —
1S2P).
ALC A Y ATE
Alcayata
Pues al salir per la puerta,
Como iba arrimado, asióme
Im- alcayata de la aldaba
Por los tiros del estoque.
fj. R. de A lar con — La Verdad sospechosa).
ALCUZA
Es sólo una parte de lo que denominamos así en el Ecua-
dor; pues alcuza y aceitera significan vasija en que se tiene el
aceite para el uso diario.
32
ALE
La pieza de madera, metal ó cristal, en que para el servi-
cio de la mesa de comer, van colocados varios frascos ó vasijas
con vinagre, sal, aceite y otros condimentos, se llama taller ó
angarillas.
ALENTADO
ALENTADO, de aliento, esfuerzo, es animoso^ valiente.
«Salió pues Gerardo, no poco de estos favores alentado, con sus
dos compañeros por la ciudad.»
( Ce'spedes y Metieses — El Español Gerardo).
Estaba en un caballo derivado
Castaño de color, presto, animoso,
Veloz en la carrera y alentado.
{Don Alonso de Er cilla — La Araucana).
El son ó golpeo acorde que se hace con manos, pies, palo
ú otra cosa, toqueado.
ALENTAR
Respirar, animar, infundir aliento. — Tómalo el pueblo en
la significación de golpear acompasadamente con las pal-
mas, etc. Sería mejor: tamboritear ó tamborilear.
«Esta esperanza nos regocije, y este gozo nos aliente, y empecemos
á j^ozar de lo que siempre hemos de gozar.»
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno).
«Si por el Reino de la tierra ajena se animaron tanto estos hom-
bres, porqué no nos alentamo; á conquistar el Reino de los cielos...?»
{Nieremberg — Ib . )
Cuando se anima con palmadas, ademanes y expresiones
á los que bailan, cantan, etc., jalear.
ALE 33
ALEPANTADO
Absorto, ensimismado ^ abstraído y suspenso y aun distraído^
según los casos.
La Hruyére describe admirablemente al abstraído. Menalca,
como se llama el personaje, lleva su abstracción hasta el punto
de olvidar que él es el visitante, en casa de un amigo: impa-
ciéntase y trata de despedir á éste, cuya prolongada visita le
irrita, etc.
Me parece estáis suspenso,
Don Luisito...
Estoy pensando...
{Don Francisco Mz de la Rosa — La ¡rña en casa y la madre en
la máscara).
«Y acabado el convite se quedó (San Francisco de Asís) tan ab-
sorto en una elevación protunda.»
( Cornejo — Ch roñica Seráphica i.
«Y andaba, desde que tirmó la sentencia contra M. Germán, abs-
traído, reservado, meditabundo y triste.
{Selgas — Dos muertos vivos.)
Nuestro pueblo denomina también elevados á los felices
sujetos que, pisando la tierra, habitan sin embargo un mundo
distinto de este rastrero en que vivimos el común de los mor-
tales. Paréceme el calificativo tan expresivo como el de idos^
que se les aplica en algunos otros lugares de Hispano Amé-
rica.— Véase el ejemplo tomado de Fernández de Avellaneda
en la palabra adefecio.
ALEPANTAMIENTO
Abstracción., éxtasis., suspensión^ elevación y hasta distrac-
ción^ aunque lo corrijan críticos en demasía escrupulosos.
3
34 ALP
«Dezía después en los últimos años de su vida, fjue en esta abstrac-
ción ó éxtasis se había visto tan fuera de lo sensible...
No lo sintió el Padre mucho, porque como tenía experimentado el
g-enio, que era de g'astador, y aora por las suspensiones...»
{Cornejo — Chrótiica Seráphica).
ALESNA
No es extraño que se conservé en América la palabra
alesna conforme se usaba antiguamente en España, donde hoy
ha sido reemplazada por la voz lesna; y no es extraño, su-
puesto que abundan los vocablos, giros, formas, frases y lo-
cuciones enteras, arcaicos ya en la Madre Patria, y en pleno
uso y vigor entre nosotros. Antecesora de la actual lesna, es
decir, del instrumento «que se compone de un hierrecillo con
punta muy sutil y un mango de madera, del cual usan los za-
pateros para agujerear, coser y pespuntar», debió de haber
sido la aguja de los mismos artesanos, por lo que en Covarru-
bias leemos: «Alesna, la aguja con que el zapatero pasa la
suela del zapato y el cuero, antes de los cabos de cáñamo en-
cerotados con que cose. El italiano la llama lesina., a ledendo,
porque es peligrosa por ser tan aguda. Al que es muy vivo y
presto, decimos que es agudo como una alesna. Lat. siibula.
Marcial burlándose de uno, que habiendo ganado mucha ha-
cienda á zapatero, la despendió toda en dar al Pueblo Romano
tiestas de gladiadores y lo que adquirió por la punta de la
alesna, despendió por la de la daga, ó el puñal, lib. 6.'^,
Epig. i6.
Das gladiatores sutoru¡7i regale cerdo
Qiiodijue tibi tribiiit subida sica rapit»
( Tesoro de la lejtgna castellana).
ALFEÑIQUE
Alfeñique.
«Alfeñique, pasta blanca de a/úcar, suavizada con aceite de almen-
ALM 35
dras dulces. Francés páte de sucre, otros penides. Latín saccharí,
mellisque, gliíteii y sejojirn, \ otros petiidíum; pero no se halla en buena
Latinidad. Italiano penniti. Vulgarmente suelen decir en Castellano
Aljiñique.
{Esteban de Terreros y Pando. — Diccionario Castellatid).
«Era un mozo galán atildado, de blancas manos y rizos cabellos, de
voz meliilua, y de amorosas palabras y finalmente todo hecho de alfe-
Piique, guarnecido de telas y adornado de brocados.»
{Cervantes).
Aldrete lo pone en el Compendio de algunos vocablos ará-
bigos, como nosotros lo pronunciamos, alfeñique; y así debe-
ría conservarse si su origen fuese el que señalan Urrea y Co-
varrubias: de fcniciuit y el artículo al.
ALIMENTOSO
«El arroz es poco alimentoso,» dicen los que no saben que
el adjetivo alimentoso es abimdancial . Para no expresarse tan
disparatadamente como los que contestan á la pregunta de sa-
lutación «¿Cómo estáUd?» — «Estoy un poco bastante regular.»
— Se ha de decir: el arroz es poco alimenticio; ^wo-^poco y ali-
mentoso son incompatibles. — Alimenticio, asienta el Diccio-
nario, «que alimenta ó tiene la propiedad de alimentar.» —
^j^ lamentoso, que nutre mucho.»
ALM ADA ó ALMUADA
Almohada
«Del árabe al-mikhadda, ó al-mokhadda, que significa lo mismo, ili-
minutivos de khadd, mejillas.
( Monlati — Dice . Etimológico) .
«Del justo dice, que si cayere, no se lisiará, porque él pondrá su
mano por almohada...»
(Fr. Fernando de Zarate — Discursos de la Paciencia Cristiana ,
divididos en do'^ partes).
36 ALT
«Sentóse é hizo que Flora
Me llegase una almohada»
{Lope de Vega. — /Si no viera7i las mujeres!)
ALMAIZAL
El paño blanco, recamado de oro, que el sacerdote se
pone sobre los hombros y con que coge la custodia, se llama
Inimeral, de htimerus, hombro.
ALOJADO
A la persona aposentada en casa que no es la suya, llama-
mos alojado] así decimos «tengo un alojado en mi hacienda».,
resultando el vocablo sustantivo y con la propia significación
de lijiésped.
«Htiésped ., escribe la Academia, persona alojada en casa
ajena.» (Ajena para quién? ¿Para el que se hospeda ó para el
que hospeda? Hay anfibología en la definición: una persona
alojada en mi casa propia ya no será huésped, según uno de
los modos de entender á que se presta la definición. Decimos
esto en descargo de nuestra conciencia, por haber definido
alojado ó sea litiésped de distinta manera de como se expresa
el Diccionario.
ALQUILÓN, NA
Es persona ó cosa que se alquila.
líiquilino, el que ha tomado una casa ó parte de ella en al-
quiler para habitarla. El inquilino ó arrendatario urbaiio no
es, pues, alquilón. Tampoco lo es el colono ó arrendatario
rústico.
«Las reparaciones llamadas locativas á que es obligado el iitquilino
ó arrendatario de casa, se reducen á mantener el edificio en el estado
que lo recibió...»
{Bello. — Proyectos de Código Civil).
ALU 37
«El colono ó arrendatario rústico es obligado á gozar del fundo
como buen padre de familia.»
{Bello. — Proyectos de Código Civil.)
ALTAMISA
Es curioso que el nombre de esta planta, tan conocido por
nuestros campesinos, esté en \a. Jeriisalén Conquistada de Lope
de Vega, y no en el Diccionario de la Academia.
Encarnadas rosas,
Yerbamoras, amaros, manutisas,
Balsaminas, punteras y «altamisas».
ALTILLO
La parte más alta de la casa que tiene por cubierta el te-
jado, es el desván, seg-ún el Diccionario español; según el
ecuatoriano, la voz altillo equivaldría á aquella palabra cas-
tiza.
Altillo ^OSQ^Q. otra significación: cerrillo ó sitio algo elevado.
ALTO
Decimos mal en vez de corto, al expresar que «una niña
lleva el vestido alto». Por lo mismo erramos al decir bajar el
vestido, en vez de alargarlo.
«Hasta entonces, en el colegio ó fuera del colegio, con los vestidos
un poco más largos ó un poco más cortos, siempre había sido Nieves
para su padre una niña...»
{Pereda — Al Primer Vuelo. )
ALUVIÓN (La)
El aluvión (del lat. alluviuin, avenida).
En un artículo de un bien redactado periódico de Quito
(La Defensa, X.'"" 5.° de 9 de Enero de 1897. Art. Pastores),
38 ~ AMA
leo: «Pues nuestros constituyentes... no han de mirar ni som-
bra de pecado en las aluviones de pastores...»
No hay motivo para que la palabra, cuyo único significado
es el de avenida fuerte de agua ó inundación, lleve el artículo
femenino en vez del masculino que le corresponde.
Las obras de Geología tratan de los aluviones y de los te-
rrenos de aluvión, ó sea de los formados por el depósito de
limos, tierras, etc. arrastrados por las avenidas ó inundacio-
nes; pero nunca hablan de las ahiviones . Tampoco los Códi-
gos ni los codificadores.
Ni en el lenguaje vulgar, ni en el científico es, pues, feme-
nino el vocablo ahívión.
ALVERJILLA
Es el guisante de olor, según Colmeiro en su Curso de Bo-
tánica y según algunos traductores del francés, idioma en el
que los perfumistas denominan pois de senieur á una especie
de Cytize, ó sea, al Lathyrus de Linneo. Es tan rico, y por
consiguiente tan conciso el castellano, que debemos descon-
fiar de toda denominación en que se emplee más de un voca-
blo. Entre la compleja de Colmeiro y el nombre simple al-
verjilla^ quizá sea éste el preferible.
AMANERADO
Que adolece de aman erainie uto ^ esto es, contraer una per-
sona, por afectación, el vicio de dar á sus obras, ó á su pala-
bra ó expresión, cierta uniformidad y monotonía contrarias á
la verdad y ala variedad. — Decimos en vez de atento, urbano,
cortés, político, cortesano, afable, comedido.
AMANSAJE, AMANSE
Amansamiento, acción y efecto de amansar.
AMASAR
Es mucho más genérico que lo supuesto por los ecuatoria-
AMB 39
nos; pues significa formar ó hacer masa mezclando harina,
yeso, cal, tierra ó cosa semejante con agua ú otro líquido.
Amasa, por tanto, así el que hace mortero para trabar los si-
llares ó ladrillos de un edificio,- como el que prepara la pasta
para fideos ó macarrones.
\'erbos específicos, propios, precisos que significan hacer
pan, son panadear y panificar; así como panadeo expresa de
una manera más precisa lo que queremos dar á entender con
la palabra amasijo^ que es la porción de harina amasada para
hacer pan, ó acción de amasar con tierra, yeso, harina ó lo
que fuere; y de preparar ó disponer las cosas necesarias para
ello.
Patiadeo acción de fabricar pan, ó lo que es lo mismo, ac-
ción á& panadear^ como dice el Diccionario.
AMBATEXO
No encontramos en el Diccionario de la Lengna Castellana
por la Real Academia Española el adjetivo étnico Ambaieiio,
ña. Natural de Ainbato^ capital de la provincia de Tnngu-
rahua en la República del Ecuador . U. t. c. s. ¡I Perteneciente
á esta ciudad. — Y sea esta ocasión oportuna para indicar á la
Academia Matriz los adjetivos gentilicios que, tocante á nues-
tra República, faltan en el gran Diccionario ó están equivo-
cados. Xo será mucho exigir, parece, que se adopten en la
XI\' edición, al menos los pertenecientes á las Provincias y
á sus Capitales.
Guayaqiiileño. X'^atural de Guayaquil, etc. — La XI edición
del Dice, colocaba á Guayaquil en el Perú; la XII y la XIII
han corregido el error geográfico, pero incurren en otro yerro
al poner el nombre propio Guayaquil como adjetivo nacional.
— Si en España se dice, por ejemplo, ¿:<a!¿:¿zc Guayaquil, será se-
guramente por elipsis, en vez de cacao de Guayaquil. Los
ecuatorianos decimos guayaquileño al natural de Guayaquil y
á lo perteneciente á esta ciudad.
Gentilicios de Provincias y de Capitales de la República del
Ecuador.
De Provincias: azuayo, de Azuay; bolivarense, de Bolí-
40 AMO
var; cañarejo, de Cañar; carchino ó carcheño ó cárchense,
de Carchi; chimboraceño, de Chimborazo; esmeraldeño, de
Esmeraldas; guayasense, de Guayas; imbabureño, de Iraba-
bura; leonés, de León; lojaftio, de Lo ja; manabita, de Ma-
nabí; órense ó áureo, de El Oro; pichinchense, de Pichincha;
ríoense, de Los Ríos; tungurahuense, de Tungurahua.
De Capitales: arabateño, de Ambato; azogueño, de Azo-
gues; babahoyano ó babahoyense, de Babahoyo; cuencano,
de Cuenca {conquense dicen en España); esmeraldeño, de Es-
meraldas; guarandeño, de Guaranda; guayaquileño, de Gua-
yaquil; ibarreño, de Ibarra; latacungueño, de Latacunga;
lojano, de Loja; machaleño, de Máchala; portovejeño, de
Portoviejo; ríobambeño, de Ríobamba; tulcaneño, de Tul-
cán .
AMERICANIZARSE
Feo, refeo es, á la verdad, el verbo; pero no mejor es el
europeizarse ^ que leo en un diario de Barcelona: «Es menester
que nos europeícenlos...»
Africanísarse., decía ya D. Leandro Fernández Moratín,
en su época:
«Eso se va africanisando por minutos»...
(Cari. 21'] . — Obras postumas.)
AMODORRADO
El que padece el accidente de modorra, está amodorrido ó
■modorro., según el Diccionario.
El Diccionario de las Autoridades trae las voces amodo-
rrado y modorrado., así como también las dos conservadas
por la última edición del Léxico.
Se emplea la palabra modorro en la acepción figurada más
que en la propia.
AMOJOSEARSE
Cubrirse alguna cosa de moho ó de mojo., como dice nuestro
ANA 41
pueblo pronunciando la /¿ como en inglés, es en castellano en-
mohecerse. Pero no solamente se dice que está amojoseado
(mohoso) el objeto sobre el cual han criado los Byssics^ Mucor^
Stilbiwt^ Botrytis y otros hongos, de que nos hablan los bo-
tánicos; sino también el metal que, por causa de la humedad,
el contacto con el aire atmosférico, etc., se combina con el
oxígeno, esto es, se oxida. Oxidado ha de decirse, pues, del
metal que denominamos amojoseado.
La Academia dice del orín que es un moho del hierro;
quizá sea, más bien, el óxido de que hemos hablado antes.
ANACO
Muchos años ha, cuando la Academia publicó la XI edición
de su Diccionario, hicimos algunas observaciones en un libro
nuestro acerca de los errores que, tocante á vocablos ecuato-
rianos, se habían cometido en la obra de la sabia Corporación.
Como subsistiesen en la edición XII, en el Diccionario de
qiiiteñisnios (título que tuvieron estas Cor«¿SULTAS cuando las
publicaban los Anales de la Universidad Central) tornamos
á insinuar á nuestra Academia Aladre la necesidad de corresfir
aquellas equivocaciones que, conservándose aún en el A^oca-
bulario último, deben ser denunciadas otra vez á la docta
Academia Española.
El anaco de las indias ecuatorianas es una falda, gene-
ralmente de bayeta, abierta hacia un lado por donde deja
al descubierto las enaguas ó los refajos. Sujétase á la cintura
por las varias vueltas de una faja. Aiiacn&s el vocablo genuino
quichua y anacnna el verbo, ponerse el anacn.
Las aborígenes allá cuando la conquista llevaban, según
el historiador D. Pedro F. Cevallos, «sobre la camisa una
manta envuelta alrededor del cuerpo (anaco) desde la cintura
para abajo, y asegurada con una faja fchumbij, y se cubrían
desde la cabeza ó los hombros hasta los muslos con un manto
(Pachallina, tupidlina, Iliclla), asegurado por una agujeta
(iupu) que agarraba los dos lados en el pecho.»
Ahora bien, el Diccionario dice: «Anaco. Peinado de las
indias ecuatorianas, que consiste en una sola trenza fajada es-
42 AND
trechamente y que cae por la espalda». Definición muy gra-
ciosa, pues trastrueca el anaco con lo que, no solamente las
indias sino aun las blancas, llaman guango. (Véase esta pa-
labra).
ANALFABETO
De ce privativo, y oi/.'^a. ^r^xa, las dos primeras letras del
griego: persona que no sabe ni las letras del abecedario, que
no sabe leer.
El adjetivo es usadísimo en América y en España; sin em-
bargo, no está aún en el Diccionario.
ANDANZA
Sustantivo anticuado que el Diccionario define: «caso ó
suceso». Está mal dicho «volver á las andanzas»., pues la frase
como se usa actualmente en España es «volver á las andadas,»
esto es, reincidir en un vicio ó malacostumbre. Aunque siendo
como es andanza sinónimo de andada., palabra tan anti-
cuada como la anterior, no hay más motivo para corregirla
que el rigor del empleo de las expresiones consagradas por el
uso en las frases, consistentes sólo en las palabras y hasta en
la colocación de ellas. Es probable que antiguamente se haya
empleado en el lenguaje familiar el uno ó el otro vocablo de
manera indistinta, y aun en la frase que estudiamos.
Estos maridos, no hay duda,
Ofrecen muchas ventajas,
Pero también es verdad
Que á la meno.r circunstancia
Ya está una mujer temblando
Que vuelvan á las andadas
{Dn, Ventura de la Yega — El Hombre de Mundo. \
Ella las mañas pasadas
Del marido sabe ya;
Y al menor paso que da
APA 43
Cree que ha vuelto á las andadas.
(ídem — ibidem)
«Así es que los pretendientes volvieron á las andadas, pensando
cada uno que á la tercera va la vencida.»
{Sel gas — Dos muertos vivos.)
ANEXIONAR
Por anexar, se dice en varias repúblicas hispanoameri-
canas, así como en Cataluña, de donde debió de habernos ve-
nido el barbarismo.
AN NO
Aún no, todavía no.
ANTENALLA
Llaman los cerrajeros ecuatorianos á lo que en España se
llama entenallas.
ANTIALCOHÓLICO. ANTIALCOHOLISMO
Si la aceptación de las palabras produjera la obtención de
lo que ellas significan, rogaríamos encarecidamente á la Aca-
demia que, sin pérdida de tiempo, declarase castellanas, casti-
zas, puras y propias las voces anotadas.
Société de tentpérance llaman los franceses á la asociación
para combatir el uso del demonio alcohol.
Sociedad de tejnperancia se dijo también en castellano;
aunque tal vez sin el visto bueno de la Academia. Hoy habla-
mos de sociedades antialcohólicas y de leyes antialcohólicas^
etc. y de antialcoJiolismo, todo lo cual tiene, cuando menos,
el mérito de significar esfuerzos en contra del más vergonzoso
vicio de S. M. el Rey de la Creación.
APARTADOR
Tiene varias acepciones; pero no la de aijada., vara que en
44 APL
un extremo lleva una punta de hierro ó una espina, con que
los boyeros y labradores pican á los bueyes ó á las muías.
Un labrador que conducía
Sus bueyes de la arada
Atadas las coyundas á las frentes
Y en la rústica mano la aguijada.
{Lope de Vega — ¡Si no vieran las miiferes!)
APLOPEJÍA
Apoplejía
Sea que la palabra venga del verbo a-o-X-/¡~ctv, hervir vio-
lentamente, sea que esté formada de las voces d-o, á causa de,
y zXvj^o), estoy lleno, las denominaciones griegas, a-o->.-/¡^'./¡.
cí-oTz'/vyj^'.a, a-ozXy¡:;'.;, a~<jrXr(/.x\y.v^ voar,¡j.a; las latinas casjis apople-
xia^ cojnus apoplexia^ apoplexia., apopiexis; las francesas apo-
piexie., apopiectiqíie; las italianas apoplessia., colpo apoplético;
las inglesas apoplex^ apoplexy^ apopléctic, apopléctical.^ apo-
piexed., etc., todas se escriben con la / en la tercera sílaba, y
no en la segunda.
»Escribe Dubravio (Dubr. lib. I. Histor. Boemica;. ann. 1414) que
el rey de Bohemia Venislao, cobró tanta ira con un A.ulico suyo,...
que fué á matarle con la espada desnuda; pero deteniéndole, porque no
manchase á la Majestad real con la sangre de su criado, le dio una
apoplejía, de que murió lueg-o>^.
{Nieremberg — Diferencia etc.)
APLOPÉTICO
Apoplético
«Don Martín yacía en el centro de la habitación con todos los sín-
tomas de un accidente apople'tico.»
{Selgas ó su continuador — Nona.)
Respecto de apoplético., debe notarse también que, como
{
APU 45
sustantivo, significa el que padece apoplejía, y no el mismo
flujo cerebral ó sea la enfermedad denominada apoplejía. Se
expresa, pues, mal el que dice: «Ramón murió con apoplético».,
aunque Ramón hubiese estado apoplético antes de morir.
Usase principalmente como adjetivo, que quiere decir rela-
tivo á la apoplejía, predispuesto á la apoplejía, que predis-
pone á la apoplejía: temperainenio apoplético., complexión apo-
plética.
APOLTRONADO
Decimos de los caballos y aun de las gentes que, por
haberse entregado á un largo descanso, se habitúan á la pereza
ó haraganería y odian el trabajo, que están apoltronados. Aun
cuando el verbo es apoltronarse, el adjetivo es poltrón.
«Para obviar nosotros este inconveniente (el de las citas), hemos
tenido por conveniente recopilar aquí con la mayor brevedad lo mismo
que dijimos allí, en gracia de nuestros lectores flacos, miserables y pol-
trones.'»
(Isla — Fray Gerundio de Campusas .)
APTITUD
Suficiencia ó idoneidad para el buen desempeño de un
empleo, cargo, negocio, industria, etc. — Se usa por actitud.,
postura del cuerpo humano, ó de un animal, ó figuradamente,
manifestación de una disposición de ánimo.
APURISiMADO
El enfermizo, el débil, el enclenque no tienen por qué ser
denominados con el vocablo que corregimos, ni siquiera con
el castizo aporisinado de la antigua medicina; pues aporis-
inarse es hacerse aporisma, y la Academia define aporisma:
«Tumor que se forma por derramamiento de sangre entre cuero
y carne de resultas de una sangría ó de una punción seme-
jante, cuando la abertura hecha en la piel es menor que la de
46 ARE
la vena, ó dejan una y otra de hallarse en correspondencia», ó
no hay paralelismo entre las dos punciones, como dicen los
cirujanos.
En la I / edic. corregimos aún la definición del Diccionario,
que estuvo errada.
APURO
No es lo mismo que apresuramiento ó apresuración. Así
como tampoco el verbo apurar significa, sino figuradamente,
según queremos los -ecuatorianos, lo propio que apresiLrar ^
acelerar, dar prisa y aun abreviar, aligerar.
«DicTio y hecho; con el apresuramiento que en las casas inalterables
produce el anuncio de una AÍsita extraordinaria...»
(Sellas — Nona .)
ARCIÓN
La correa de que cuelga el estribo es ación., palabra que,
según el último Diccionario de la Academia quizá proviene
del latín axon., de á^cov eje, ó según ^Diccionario Etimológico
de la Lengua Castellana., del árabe Zaiara., lig'^i'i apretar.
«Ación la correa de donde cuelga el estribo, quasi asión porque va
asida á la barrena de la silla del caballo.»
(Sebastián de Covarrnbias — Tesoro de la lengua Castellana. j
ARENILLERO ó ARENILLERA
Ni masculino ni femenino. La palabra castellana es saltadera
que, según la Academia, viene de sabulum., arena; y según
Cabrera, citado por Monlau, de salvado., «porque antigua-
mente se usaba de salvados para enjugar ó secar lo que se
acababa de escribir», — etimología que tiene en su apoyo el
que se escribiese antiguamente salvadera y no como hoy está
en el Diccionario.
I
ARR 47
«Y así tenía una caja de hierro toda agujereada como salvadera.f
(Qiievedo — Gra?i Taca /lo.)
v<Tornó á repetir, entre roncos bramidos, mientras se incorporaba
derribando el sillón y se hacía pedazos en el suelo una salbadera de
vidrio.»
(Pereda — E! sabor de la tierruca.j
ARISMÉTICA
Aritmética, de ototó'aoc, número, palabra griega de la cual
se forman logaritmo^ ritmo y otras.
Arisutética es otra de las voces anticuadas en España y aun
usuales en algunos lugares de la América española.
«Guarismo \iene e\identemente del g". ctoí^aoc, número, de donde
st formcj también el nombre de Aritmética.»
íClemenciii — Comentarios al Ingenioso Hidalgo. j
«De los nombres de las artes y ciencias no hay que tratar, pues
casi todos son griegos, aritme'tica, botánica, critica^ etc.»
(Mayans y Sisear — Orígenes de la Lengiia Española)
ARISTÍX
Arestín
<<Aresiin., un cierto género de sarna seca, que despide el humor á
modo de caspa, del verbo Lat. aresco^ is, por secarse, es enfermedad
que suele dar á las bestias.»
(Covar rubias Orozco — Tesoro de la Lengua Castellana.)
ARRANCAR (gritos, etc.)
Catalanismo. Estar cu un grito., dice la Academia, fig.
quejarse por efecto de un dolor agudo é incesante. \'éanse en
el Diccionario las acepciones castizas de arrancar y se perci-
birá la impropiedad de la frase corregida.
4S ARR
ARRAYAD O R
El instrumento que sirve para igualar las medidas de maíz,
trigo, cebada, etc. se llama rasero; así como la operación
misma se denomina rasar (de radere^ raer) y no arrayar^ como
dicen nuestros campesinos.
«.Rasar es estar lleno el vaso, d radendo^ del supino rasum. Ra-
sero un palo rollizo, con que se raen las medidas de cosas áridas. Lle-
varlos á todos por un rasero^ ij^^ualarlos.»
(A Id re fe — Del Origen y Principio de la Lengua Castellana.)
ARRELLEXARSE
Arrellanarse
Dice el Diccionario de 1726, que viene del nombre llano,
porque el que se sienta en llano está con más descanso y á
placer que el que está sentado en parte pendiente, que enton-
ces necesita de ayudarse y estribar con los pies, y se cansa más.
«B en almorzado el ilustre descendiente de los Cañizares, se arre-
llanó en el sillón de \ aqueta que ocupaba, como un patriarca...»
(Sel gas — Nona .)
Sin embargo, D. Antonio de \'albuena, en su traducción
de «Les ¿tapes d'iine conversiom>, dice, lo mismo que nosotros,
arrellenarse; y escritor-tan escrupuloso debe de tener sus mo-
tivos para ir contra lo prescrito por los buenos escritores cas-
tellanos: «Ella y Bonifacio desaparecieron por la puerta del
gabinete oscuro, y yo me hallé solo en frente de Juan, que se
arrellenaba en su gran poltrona hecha girones.»
ARRETRANCA
Dígase retranca (de retro atrás, á la parte trasera); sota-
cola (de subtiis^ debajo); atafarra ó ataharre (del árabe
atafar^.
ARU 49
«Púsosela (la all^ardaj encima; y como el ataharre le viniese junto á
la boca, dijo á Don Quijote que se le echase tras de la cabeza...»
{Avellaneda — Don Quijote de la Mancha.)
ARRIAR
Término de marinería, es distinto de arrear^ ó sea, estimu-
lar á las bestias para que anden.
«Montó sobre el zurrón, arreó wn verdascazo al burro y continuó
su camino más alegre que una pascua florida.»
(Triieba — La Necesidad.)
ARTESÓN
Como término de arquitectura es cada uno de los adornos
cuadrados ó poligonales, por lo común con molduras y un
florón en el centro, según dice la Academia, que se ponen en
los techos y bóvedas ó en la parte interior y cóncava de los
arcos. Nosotros llamamos malamente artesón á las bóvedas, á
las arcadas de los templos y quizá á las azoteas.
Artesanado es lo adornado con artesones. No es, pues, pa-
labra sinónima de artesón; ni pueden denominarse con ella
las azoteas, cuando no están adornadas con artesones.
-«Hízose la iglesia de fábrica suntuosa toda de piedra labrada, y el
techo artesanado con florones dorados.»
(Ovalle — Historia del Reino de Chile.)
ARUÑAR
Lo trae ya la Academia como término de lenguaje familiar,
y también Friedrich Diez. Tolera asimismo, como de uso fami-
liar, las voces siguientes:
ARUÑO— ARUÑAZO
Araño., arañazo., arañamiento., acción y efecto de arañar, ó
4
50 ASE
si se quiere rasguño^ que significa lo mismo aunque viene de
rasguñar.
«Que aun quiero yo dilatar para el lector escribiendo, ó por mejor
decir, dando un rasguño en las muchas parti ularidades...»
(Céspedes y Meneses — El Español Gerardo.)
ASCENSOR
«Aparato para trasladar personas ó cosas á los pisos altos
de las casas», dice el Diccionario. Entendemos que sirve tam-
bién el tal aparato para trasladar personas ó cosas de los pisos
altóse los bajos de las casas. Mas, le supo mal al Léxico aquello
de ascensor que desciende, — como por falta de costumbre, nos
parece extraño á nosotros mismos el decir á una persona:
«Baje usted en el ascensor», — y dejó incompleta la acepción
del vocablo. Además, para descabalar los servicios del ascen-
sor, tuvo acaso presente aquello de:
Para andar cuesta arriba quiero mi mulo;
Que las cuestas abajo yo me las subo.
ASESAR
Es adquirir seso ó cordura, no jadeaj''^ ijadcar, carlear ó
garlear^ como se decía también antiguamente.
«Hícele andar de manera que iba carleando como podenco con sed,
y tanto, que de cansado se asentó en el camino.»
{Espinel — Marcos de O bregón.)
Kntre jadear é ijadear (de //m, iunt) hay la diferencia que
jadear^ voz imitativa, es t espirar anhelosamente, é ijadear es
menear aceleradamente las ijadas.
«Cuando acaban de subir aquella empinada cuesta, W^^din jcudeando.--^
{ Yepes — Chrónica.)
ASO 51
v<Ya en esto Don Quijote y Sancho, que la paliza de Rocinante
habían \isto, lleg-aban {jadeando.
{^Cervantes — EL Ingenioso Hidalgo.)
Mirábanse de uno y otro bando,
En el sitio y contrario alojamiento
Cubierto de agua y sangre hijadeando.
Que no pueden hartarse del aliento.
{Ercilla — La Araucana.)
Y mientras su alazán ijadeando,
Por la nariz hinchada se desfoga
De humo, de espuma y de sudor cubierto,
Y lánguido á rascarse cuello y cola
Va al tronco de un ciprés...
(Don Ángel de Saavedra — El Moro Expósito.)
Ya dan ronquidos últimos los pechos,
Ya laten los ijares, ya garlean
Los ardientes pulsos menudean.
(Oña — Arajíco domado.)
Acezar. Lo hemos hallado posteriormente en algunos auto-
res, en la acepción de jadear. Sírvanos en consecuencia la
corrección sólo para la Ortografía.
ASIGNADOS
Parte del salario de los empleados de las haciendas, paga-
dera en especies; ó mejor, especies que completan el salario.
Estaría mejor llamada asignación.
ASORADA
La comida que, por haberse requemado, toma sabor des-
agradable, está as7irada; pues asurar, según la Academia, sig-
nifica «requemar los guisados en la vasija donde se cuecen,
por falta de jugo ó humedad.» Viene del latín exurere: de ex
aument. y iirere quemar.
52 ATE
«.Asurado, da., part. pas. Lo recalentado y quemado en la torma di-
cha (en la olla ú otra vasija por falta de agua ó grasa). Lat. Pené
extcstus a um.»
(Diccionario de la Academia Española, 1^26.)
Asorar, asorarse tampoco están, pues, bien dichos: asu-
rar, asurarse.
ASPILLERA
Como término de fortificación, tiene varios significados.
Nosotros pretendemos darle la acepción de arpillera ó harpi-
llera, esto es, «tejido por lo común de estopa muy basta, con
que se cubren varias cosas para defenderlas del polvo y del
agua.» A Ipil lera, dícese asimismo á la harpillera, y está peor
que lo de aspillera; pues ésta al menos es palabra castellana,
mientras que aquélla no lo es. Me parece también que, en
idioma de pajes, se denomina alpillera indistintamente, 5"a á
la servilleta, ya al estropajo.
ATAPIALAR
Cerrar con tapia, es tapiar.
ATEXOR
Atanor, ó mejor arcaduz. La voz árabe atanor, manantial
y boca de pozo, significa, según el último Diccionario de la
Lengua, tubo ó cañería para conducir el agua; arcaduz, ade-
más, es cada uno de los caños de que se compone una cañería,
que es el valor específico de la palabra atenor entre nuestros
albañiles y arquitectos é ingenieros empíricos.
«Que así se ofenden de un agravio encañonado por arcaduces, como
de una cuchillada en el rostro, como si hubiese alguno en el mundo,
por justo que sea, que tenga las ausencias sin algunas calumnias».
(Espinel — El Escudero Marcos de Obregón.j
AVI 53
ALJA
Aguja en todas sus acepciones.
De paso advertimos también, que agujas se llaman las cos-
tillas delanteras del animal, y carne de agujas la carne corres-
pondiente á la región expresada. Nosotros nombramos así á
una porción muy distinta del cuerpo de los animales.
AUJETERO
Xi siquiera agujetero^ que no estaría mal formado. Alfile-
tero nombran en España al cañuto de metal, madera ú otra
materia que sirve para guardar alfileres y agujas.
Agujetero se denomina la persona que hace ó la que vende
agujetas^ esto es, las correas ó cintas con un herrete en cada
punta, que sirven para atar los calzones, jubones y otras cosas,
y que nada tienen que ver con las agujas.
AUTOMÓVIL. AUTOiMOVILISTA. AUTOMOVILISMO
Den ustedes paso, por Dios, al automóvil^ al autobtís y á
los automovilistas^ señores académicos, no sean ustedes des-
trozados,— quiero decir, denles entrada en el vocabulario; y
vayan discurriendo, además, la manera menos extravagante
desataviar castizamente al chauffeur^ para darle también en-
trada.
En el SupleJiiento del Léxico de 1899 está ya automóvil;
pero no automovilista^ ni autobús^ ni menos chauffeur. ¿Cómo
los académicos vestirán á éste en castellano? (Chofero) No es
imposible, como de repórter^ reportero. Al fin esos señores
choferos están habituados á disfraces y vestidos de esqui-
males, y á procedimientos de salvajes y antropófagos...
AVÍO
Nosotros limitamos l:i significación de este sustantivo á las
caballerías que sirven para un viaje, así decimos: «Fulano sale
54
AZO
mañana hacia Otavalo; ya le llegó el avío», quiere decir las re-
feridas caballerías.
Avio^ además de otras acepciones, tiene la principal de
prevención ó apresto^ de donde, sin duda, ha sido entresacada
la única que hemos expresado,
AVOCACIÓN
\"oz forense: acción ó efecto de avocar, esto es, «atraer ó
llamar á sí algún juez ó tribunal superior, sin provocación
ó apelación, la causa que se está litigando ó debe litigarse ante
otro inferior». ( Escriclie).
Es cosa, por cierto, muy diversa de advocación, título que
se da á una imagen para distinguirla de otra, por razón del
misterio ó pasaje que representa, ó á un templo, altar, etc. por
estar dedicados á Nuestro Señor, á la Virgen, á un santo, ó
á un misterio de la religión.
AZAFATE
Vocablo castizo en otro sentido, no es lo propio que dor^-
nillo, dornajo ó artesóji.
«Azafate, s. m. Un g^énero de cana.stillo llano texido de mimbres,
levantados en la circunferencia en forma de enrejado cuatro dedos de
la misma labor. También se hacen de paja, oro, plata y charol, en la
forma y hechura referidas.»
{Dicciofiario de las Autoridades.)
AZANJAR
Dígase zanjar.
AZORRARSE
Quedarse como adormecido, tener la cabeza muy cargada,
AZO 55
es muy distinto de azorarse (aludiendo á las aves perseguidas
por el azor): conturbarse, sobresaltarse.
<<^Azorado (San Francisco de Asís) con estas ó semejantes razones,
salió de su gruta, dexó el monte»...
f Cornejo — Chrónica Seráph tea . )
3t=ll ll=Jl:
B
BACENILLA. BACENICA
Corrige la primera palabra el señor Cuervo; no la segunda,
por no usarse, seguramente, en Bogotá.
Bacinica^ bacinilla^ definen los académicos: «bacía pequeña
que sirve para pedir limosna. || Bacín bajo y pequeño.» A este
menester nombran en Chile, por razones de eufemismo, escu-
pídera; y han inventado el sustantivo escupidor á fin de no
dejar anónimo el recipiente en que se escupe.
Por las mismas laudables razones, al trasto alto y grande, á
cuyo diminutivo los chilenos denominan escupidera^ llamábase
antonomásticamente vaso^ — voz muy bien empleada por nues-
tros mayores; pues que el Diccionario, en quinta acepción, la
declara vigente hoy mismo.
Me han referido en la Península ibérica una conseja, que
yo no creería aun cuando la viese en letras de molde. Pretén-
dese que allá, antes de conocerse los W. C. públicos, andaban
por las calles unos individuos envueltos en amplias capas, bajo
las cuales ocultaban un... un vaso. Estos benéficos sujetos acu-
dían al llamamiento de las gentes solicitadas intempestiva-
mente por una necesidad, que se aliviaba debajo de la dicha
capa dispuesta por el empresario como las alas de una gallina
que abriga á sus polluelos. Eranse, pues, esos caritativos per-
sonajes, unos J'V. C. ambulantes y ni siquiera costosos, su-
puesto que, por honorarios, cobraban apenas uno ó dos cuar-
tos, según la calidad del servicio prestado.
BAL 57
BADULAQUE
Llamamos al que no cumple con su palabra. El significado
familiar castellano de badzilaqite és: persona de poca razón y
fundamento.
BALACADA
Baladronada^ bravata^ fanfarria^ fanfarrojiada^ jac-
tancia.
»
BALAUSTRE
Es la columna pequeña que sirve para formar las barandi-
llas de balcones y corredores, para adornos de escaleras, etc.
La plancha de hierro con asa ó manija, de que usan los
albañiles para extender la argamasa, yeso, cemento, se deno-
mina en castellano ^/¿r72¿i ó llana.
Don Rufino J. Cuervo, en sus Apuntaciones criticas sobre
el lenguaje bogotano., nota la varia acentuación de esta voz
cuadrisílaba, y presenta unos cuantos ejemplos, de los cuales
copio aquí algunos, con el objeto de que se conozca el signi-
ficado de la palabra balaustre^ muy otro, por cierto, del que
solemos darle:
El pecho recliné sobre el herrado
Balaustre que abortó la ardiente fragua
Para marcar la esclavitud del agua
(Arríala — La cavilación solitaria?)
Al pie de aquel balconcillo
Cuyos rústicos baldus/res
Engalanan y perfuman
Madreselvas y rosales.
i Triieba — Romance la niña y el marino.)
58 BAM
De plata los balaustres y antepecho
De jaspes escaleras anchurosas.
{^Balbiiena — Bernardo.)
Don Miguel Luis Amunátegui, en el libro Acentuaciones
viciosas^ trae también algunas observaciones, no acerca del
significado, sino de la acentuación de balaitstre., y cita la opi-
nión de don Mariano José Sicilia, en las Lecciones eleineniales
de Ortología y Prosodia,, favorable al acento en la segunda a
de la palabra; la de Bello en los Priiicipios de Ortología y Mé-
trica de la Lengua Castellana., adversa á la de Sicilia; y el uso
de Calderón de la Barca y otros poetas de su tiempo, que car-
gaban el acento en la ti y no en la a.
Robles Dégano, en su Ortología Clásica de la Lengua Cas-
tellana^ dice que balaustre es tónico en la u.
Si la cuestión relativa al acento quedara, pues, por resol-
verse, no quedaría la del significado, nacida exclusivamente en
los caprichos de nuestro vulgo ignorante.
BALUMBA
Es bulto que hacen muchas cosas juntas. No alboroto, aso-
nada., como se pretende en algunas partes del Ecuador.
BAMBUCHE ó MAMPUCHE
Indudablemente son una deformación del sustantivo caste-
llano bamboche., tomado del italiano ba/nboccio., sujeto muy
pequeño, gordo y de rostro abultado: definición que corres-
ponde con exactitud á lo que nosotros nombramos nianipuclies
ó bampuches., esto es, á unas figuras ridiculas de barro vidriado,
que los antiguos solían poner en las balaustradas de las azo-
teas. De donde proviene la frase con que aun hoy los niños y
gentes del pueblo encarecen la fealdad de alguien: feo como
un majupuclic de azotea .
¿O vendrá acaso de ntapü., de la tierra (araucana) y che.,
ofente?
BAN S9
BAXAL
Este adjetivo francés ha pasado al idioma de los hispano-
americanos tal como está en los vocabularios de la lengua
francesa. Naturalmente ha pasado también con uno de los
significados que tiene en su patria, si7i originalidad^ trivial.,
co7nün^ vulgar: mora lité báñale^ báñale politesse .
Ya principiamos asimismo á usar el sustantivo galicano ba-
nalidad y el adverbio banalmente. Antes de mucho, no es im-
probable, tendremos además en nuestra galiparla el verbo
banalizai' .
BANQUILLO
Se denomina el asiento en que se coloca el procesado ante
el tribunal. Lo otro es cadalso ó patíbulo.
«\"a pues en su muía el bienaventurado Maestre en la manera que
ya diximos, acompañado todavía de aquel reverendo Religioso é guian-
do al cadahalso. E después que llegado á él, descavalgó de la muía é
subió sin empacho alguno por los escalones del tal cadahalso .»
(Autor desconocido — Crónica de Don Alvaro de Luna.)
- ■ «Porque habiendo sido este hombre hijo de padre católico, y que
estando \a en el cadalso para morir, exhortó con grande afecto á todo
el pueblo que perse\erase en la fe católica...»
{Rivadeneira — Cisma de Inglaterra.)
La palabra patíbulo (Lat. patibnhím^ de patior^ eris\ pas-
S7ÍS, pati) es quizá nueva en castellano; mas no el vocablo ca-
dalso ó cadahalso^ cuya primera significación fué de tablado
en lugar público para un acto solemne cualquiera: «tal como
la jura de pendón ú otro que toque á la Corona; las represen-
taciones y danzas de fiestas, de las de la Iglesia, ó de los secu-
lares.» Cadahalso se llamó también el túmulo funeral de Em-
perador, Rey ó persona real.
6o BAR
BAÑADOR
Es el que baña á otra persona ó alguna cosa; por tanto,
decimos mal que Juan es bañador^ cuando sólo se baña á sí
mismo, aunque ejecute esta operación todos los días del año,
en día frío ó en caluroso: el dicho Juan es simplemente bañista.
s<Haciendo en el año i852 una obra para mejorar el servicio de
aquellos baños (los de cerca de Vicarello), encontraron los trabajadores
en el fondo del agua muchos millares de monedas de cobre y otros ob-
jetos, pías ofrendas de los bañistas á los númenes tutelares de las aguas
benéficas. ..»
(Don Juan Eugenio Hartsenbusch — Discurso de contestación al de
incorporación en la Academia, de Don Pedro F. Monla^i.)
Bañador — Se llama también el traje especial para baño.
BARAJO
La acción de barajar, es baraje ó barajadura.
BARATILLO
Aunque los sustantivos baratillo., que decimos en el Ecua-
dor, y baratura como llaman en Chile á lo que luego expresa-
remos, son palabras castizas, no equivalen, sin embargo, pre-
cisamente á lo que en España nombran realización^ esto es, á
la venta de los géneros á precio bajo para reducirlos pronto
á dinero.
Baratura está mejor que baratillo.
BARBIQUEJO
Los Diccionarios de la Academia definen el vocablo barbo-
quejo: «cinta con que se sujeta por debajo de la barba el som-
brero ó morrión para que no se lo lleve el aire», sentido en el
que apenas será usada esta palabra en el Ecuador por los
BAS 6 1
doctos. El pueblo denomina barbiquejo^ y los tal cual enten-
didos barboquejo, á la porción de soga, cordel ó correa que se
pone á los caballos, muías, asnos, en la boca, y les ciñe la
barba para sujetarlos y guiarlos en lugar de freno; quiere de-
cir, á lo mismo que se llamaba barboquejo en la antigüedad,
además de la cinta con que se sujeta y se cierra la boca á los
cadáveres (Véase el Diccionario de 1726).
Volvemos á encontrarnos, pues, con otra de las muchas
voces arcaicas en España, pero en todo su vigor en América.
Terreros y Pando trae en su Diccionario la palabra barbi-
qicejo^ y la define: «pañuelo que usan en América para po-
nerse en la barba, abrigarse y embozarse», x^cepción que hoy
nos es desconocida.
¿El barbiquejo de los ecuatorianos no será, acaso, el bozo^
que se dice en España?
BARRA
Es, según la sexta acepción del Diccionario de 1899, espe-
cie de barandilla que cierra y limita la sala donde un tribunal
ó asamblea celebra sus sesiones; quedando un espacio más ó
menos amplio entre ella y la puerta principal.
Por extensión nosotros denominamos barra^ además, á los
curiosos que concurren al dicho espacio para oir las delibera-
ciones de los que forman los referidos tribunal ó asamblea.
Llámase así en singular al público concurrente á las Cámaras
legislativas.
BARRULLO
Barullo (¿Del ital. barrtcllo?) m. fam. Confusión, desorden,
mezcla de gentes ó cosas de todas clases.
BASCOSIDAD
«Inmundicia ó suciedad», dice el Diccionario académico.
Los ecuatorianos llamamos bascosidad tropológlcamente sólo á
las palabras sucias. Viene de bascoso.
62 BAT
BASCOSO
Adjetivo anticuado que, según el Léxico, se aplicaba al
que padecía bascas. Se emplea todavía en el Ecuador, aunque
no en el sentido recto, sino en el metafórico de persona que
dice cosas sucias. En 1786 había caído en desuso aun en su
primitiva acepción.
«Bascoso, dice Oud, por el que tiene náuseas; pero está sin uso,
como también el francés angoisseiíx, que le acomoda.»
{Terreros y Pando).
Bas'coso Qs una de las palabras desusadas de antiguo en
España, y vivas todavía en América.
En la tercera edición del Diccionario de la lengua caste-
llana^ compuesto por la Real Academia Española (1791), figura
ya el adjetivo bascoso con la misma nota de anticuado con que
está en el de 1884; pero lo singular es que ni siquiera lo trae
la Academia en su primer vocabulario, año 1726, ni el canó-
nigo Aldrete en su «Origen y principio de la Lengua Caste-
llana»^ publicado, como se sabe, en 1674. ¿En qué tiempo se
anticuaría?
BASTO
Decimos al almohadillado inferior de la silla de montar,
que resguarda los lomos de las caballerías. El dicho almohadi-
llado es baste. Basto tiene otras significaciones.
BATALLA CAMPAL
«En vez de darse una batalla campal, las tropas entraron
en la ciudad, donde combatieron...» etc., he leído en algún
parte militar. — Parece, por tanto, qtie lo de batalla campal
fuese contrario á batalla dentro de la ciudad, según el leal
saber y entender del que escribió lo que precede.
Batalla campal^ dice la Academia, «es la general y decisiva
BAY 63
entre dos ejércitos completos en un terreno en que puede
abrazarse el conjunto de las maniobras que se ejecutan.»
Así, pues, aunque sea campa/ tSLiabién la que se da en campo
raso^ no dejará de serlo la que se libre en una población, con
tal de reunir las condiciones antes expresadas.
«Puestos en vista, como se reconocieron unos á otros, sin ordenar
esquadrones ni deshacer el paraje que traían, arrenletieron así como
llegaron en el sitio donde se halló cada cual... Con todo esto morían
asaz hombres valientes en ambas partes, y crecía la crueldad allende lo
que suele crecer en reencuentros apresurados y súbitos, no siendo
batalla campal ó tr avada sobre deliberación.^
{ Florida de O campo — Crónica general de España).
SAYONES A
Es la persona natural de Bayona; la salsa fría que se hace
batiendo aceite y yemas de huevos es mayonesa^ del francés
mayoiíaísse.
A creer á cierto cronista, no debería tampoco escribirse
mayonesa^ sino malioncsa; pues viene de Mahón.
Tomada por asalto en 17 56 la capital de Menorca, que
acabamos de nombrar, el Cardenal de Richelieu, jefe de las
fuerzas francesas, entra en un hostal y pide algo de comer.
El cocinero se presenta al Duque y le expone que no que-
dan sino restos de comida indignos de los molares de su Emi-
nencia.— Tráemelos, contesta el triunfador, con la concisión
del cansancio y del hambre.
«Después de alg-unos minutos, dice el cronista, si servía al Cardenal
un plato de carne fría, g-uisada con una exquisita salsa; llamado el co-
cinero, se entabla el siguiente diálogo:
— ¿Cómo me dijiste que no podías darme nada de comer? Este plato
es excelente.
— La bondad del señor Cardenal me confunde. Usando de su licen-
cia, he aprovechado las sobras halladas en la cocina y procurado pres-
tarles algún atractivo con una sencilla salsa de huevo.
— Tu salsa es una obra maestra que merece pasar á la posteridad.
Es menester darle un nombre.
— Si el señor Cardenal lo permite, la llamaremos salsa mahonesa.-)^
64 BER
BEBEDERO
Se dice del líquido cualquiera bueno de beber.
Entre otras acepciones, tiene también la de «paraje donde
acuden á beber las aves».
Nosotros acostumbramos decir que el fundo X carece de
agua, pero que posee bebeder-os para los ganados; confundimos,
en consecuencia, bebedero con abrevadero^ que la Academia
define «paraje donde se da de beber al ganado».
BELERMO
^\: Padre Belermo de nuestras máscaras ó mejor dicho de
•Xiuestras mojigangas, es un individuo vestido con una ropa
talar de percal ó percalina con capilla ó capucha, semejante
así á un dominó, como á un hábito de fraile.
Por llevar el tal moharracho una jeringa en la mano, sos-
pechamos que se propone remedar á los religiosos BetJile-
initas ó sea de la congregación fundada- para servicio de los
enfermos en Guatemala, hacia 1653, por Pedro de Bethen-
court, muerto á 2Z) de Abril de 1667 en olor de santidad.
Bethlemita^ de Belén ó Bethlem ó Beit-el-Lahm.
«Las órdenes religiosas sucesivamente establecidas en la presiden-
cia (de Quito) fueron las de Franciscanos (i535)... y luego, también,
befhlemitas^ de San Juan de Dios y de San Camilo de Lelis...*
{Cevallos — Resume?i de la H.storia del Ecuador)
BENEFACTOR
Vocablo anticuado, usan los ecuatorianos más que bien-
hechor^ tanto como adjetivo, cuanto como sustantivo.
BERREAR. BERREO
Según la Academia, el verbo berrear^ del latín barrire^
bramar el elefante, significa dar berridos los becerros ú otros
BOC 65
animales; y berrearse en estilo bajo, quiere decir descubrir,
declarar ó confesar alguna cosa.
Antiguamente berrear significaba también reñir con otro,
dando bufidos á manera de los becerros, y era voz jocosa,
conforme lo asienta el Diccionario de 1726. Acepción metafó-
rica que se aproxima á la en que se toma la palabra en nuestra
República, esto es, la de encolerizarse, enfadarse con demasía,
ó sea emberrenchinarse ó einberrincharse .
Lo que decimos berreo es berrinche.
BILABARQUÍN ó BIRABARQUÍN
A imitación del francés vilebrequin ó del catalán filabar-
quí. — Ningún instrumento de carpintero se denomina así
en castellano; el que sirve para abrir taladros en las maderas ú
otras materias, se llama berbiquí.
BIRONDO
Lirondo.
Mondo y lirondo^ es decir, limpio, puro.
Mondo .^ del lat. inundus.
Curioso es que se conserve en castellano el adjetivo com-
puesto inmundo., sucio, no limpio, y que haya desaparecido el
adjetivo simple nucndo.
Todos conocen la composición leída por Fr. Gerundio, —
con motivo de la representación de «No hay burlas con el
amor», — una de cuyas estrofas dice:
Al verle en sueño tan hondo
¿Qué hace doña Dalilita?
Va y con una tijerita
Le deja mondo y I rondo.
BOCARADA
Bocanada., cantidad de líquido, aire, humo, etc., que de
una vez se toma en la boca ó de ella se arroja.
h
66 BOC
Tiene además otras acepciones figuradas.
«Las chimeneas empinadas sobre las pendientes de los tejados,
aquí una, más allá otra, empezaban á lanzar al aire bocanadas de humo,
que huían como pájaros que se escapan de la jaula.,.»
[Selgas — Dos muertos vivos.)
«Comenzó el estómago á basquear, y arrojó tanta cantidad de bo-
canadas.^
{^Espinel — El Escudero Marcos de O bregón.)
El golpe de sangre, líquido gástrico ü otra cosa, que á
manera de vómito sale repentinamente por la boca, dícese
también espadañada., y en lenguaje 2ca\\z\yaAo gorgozada.
BOCINA
Del lat, buccina, trompeta para tañer. Es un instrumento
músico, según la Academia, ó una trompeta para hablar de
lejos. No tiene nada de músico el instrumento que en el Ecua-
dor nombramos bocina; pero como no hay, sin duda, en el
Diccionario, palabra que sirva para denominar la caña ó la
especie de cerbatana que, con el sonido bronco que produce,
sirve á los conductores de reses para anunciarlas á los tran-
seúntes y evitar á éstos un amurco ú otro daño, debería acep-
tarse en el Léxico esta nueva acepción.
La bocina usada por nuestros ganaderos debe de ser des-
cendiente de la denominada sagrada., de que nos habla Solís
en La Conquista de Méjico: «Pero apenas se dio principio á
la marcha, cuando asustó los oídos un instrumento formida-
ble y melancólico, que llamaban ellos la Bocina sagrada.,
porque solamente la podían tocar los sacerdotes cuando inti-
maban la guerra y concitaban los ánimos de parte de sus
dioses.» (Cap. XXII.)
«Los esfuerzos que en esta materia [ayudar al oído ó aumentar su
sensibilidad] han hecho los matemáticos, han sido casi inútiles, y lo
único que han descubierto, ha sido la bocina., que es un instrumento en
BOH 67
forma de trompeta, que propaga el sonido de modo que se pueda hablar
claramente desde una gran distancia. Hay apariencia de que la inven-
taron los griegos...»
(Saveríen — Historia de los progresos del etitendimietito humano.
Frad. Rubiji de Celis — 1775.)
Lautaro al puesto término llegando
Presenta la batalla en bella muestra
Con gran rumor de bárbaras trompetas,
Alambores, bocinas y cornetas.
{Ere illa — La Araucana.)
BODOQUERA
Ceí^baiajia.
Bodoquera es el molde en que se hacen los bodoques.
«Con mayor confusión la centinela, los oídos hechos dos cerbatafias^
escuchaba impaciente aquestas cosas...»
{El Español Gerardo i)
D. Pedro F. Cevallos corrige, con razón, el significado
erróneo que damos á bodoquera; pero el Diccionario de la
Academia acepta ya este vocablo como sinónimo de cerbatana.
~ Cebratana., encontramos escrito en libros antiguos, y pro-
viene esto, segiín parecer del Dr. Aldrete, de que es una co-
rrupción de terebr ataña.
BOHEMIA. BOHEMIO
La Academia no concede acepción alguna figurada á los
vocablos que anotamos; no obstante la prensa de América y la
de Europa hablan á menudo de los bóllennos del talento, de los
'bohemios del Barrio Latino y de la Bohemia del arte.
El Léxico académico trae las voces bohemiano., bohémico.,
bohemio y bohemo., casi como sinónimas. Los franceses tienen
las palabras boliémien y bohéme., de las cuales la última equi-
68 BOL
vale á nuestros bohemio y boheviia'. Bohénte, personne qut vít
au jo7tr le joiir. N. f. L'ensenible des bohénies. De aquí, sin
duda, vienen nuestros vocablos.
BOLA
Es cuerpo esférico de cualquiera materia. La de que nos
valemos en las universidades y colegios para dictaminar
acerca de los exámenes de los estudiantes, tiene nombre espe-
cial: balota. Dq él se formó el verbo balotar^ votar con balotas
(inglés to Bállot). Las bolitas blancas y negras con que se
hacen las votaciones secretas en los cabildos y otras comuni-
dades, se llaman también liabas^ porque primitivamente se
usaron, al efecto, las semillas de la leguminosa que tiene este
nombre.
La Academia ha restringido, sin razón, la definición y el
uso de la palabra balota^ en su último Diccionario, al expresar
que es «pelotilla ó bolilla de que algunas comunidades usan
para votar».
BOLETERÍA
Como denominamos boleto., ó alguna vez con acierto, bo-
leta., al billete.^ esto es, la tarjeta que da derecho para entrar
ú ocupar asiento en alguna parte, llamamos boletería al sitio
donde se venden los mal nombrados boletos. Casilla nombran
en muchas ciudades de España al despacho de billetes de los
teatros. También taquilla.
BOLSICO
Voz anticuada en acepción distinta de «saquillo más ó me-
nos grande cosido en una ú otra parte de los vestidos, y que
sirve para meter en él cosas usuales», — decimos nosotros mu-
chas veces, en vez de bolsillo.
BOLSICÓN
Nombramos la saya de las mujeres del pueblo: úsanla ge-
neralmente de^ayeta.
BOT 69
El vocablo saya^ á trueque de esto, ha subido á denominar
la misma vestidura cuando es de tela fina y, en singular, de
seda. De modo impropio llamamos vestido y traje á las sayas
que no son tampoco de bayeta.
BOLSICO XA
Mujer que usa bolsicón.
«Una señora de vestido» ó «unas señoras de traje», decimos
para diferenciarlas de las bolsiconas.
BOMBA
Este sustantivo tiene varios significados, pero no el de
globo aerostático.
No tiene tampoco la significación de ampolla que forma un
líquido por el aire ú otro gas que se le introduce, lo cual
en castellano se denomina poínpa, burbuja ó simplemente
ampolla.
BONHOMÍA ó BUONHOMÍA
Por repugnancia á la denominación compleja hombría de
bien ó por simpatía hacia la voz francesa bonhomie., hemos aco-
gido los dos vocablos que estamos anotando. Aunque, alas ve-
ces,' la significación que les damos es algún tanto despectiva:
recuerda la de bonhojnme en francés, que en castellano tradu-
ciríamos bonazo, ó tal vez bonachón.
BOTAR
En el lenguaje ecuatoriano tiene una extensión mucho ma-
yor que la poseída en realidad; pues hasta le damos las acep-
ciones de malgastar, derrochar, etc.
BOTONCILLO
La denominación Spilanthes Lnndii de DecandoUe, no
70 BRA
tiene equivalente, sin duda por no ser conocida en España la
planta originaria de América. Podría quizá la Academia acep-
tar la palabra botoncillo^ con que la referida planta es nom-
brada en el Ecuador.
BOTUALANTE
Esta interjección de nuestro pueblo es, de cierto, formada
por contracción ó mejor dicho, por yuxtaposición, del jura-
mento «\'^oto al Ante» ó «Voto al Antecristo», conjetura que
se vuelve más probable al hallar escrita la palabra como la
pone D. Juan León Mera en los Cantares del piíehlo ecuato-
riano:
' Tienes unos ojitos
De votoalajite
Que me dan tentaciones
De ser tu amante.
BOZALILLO
Será acaso diminutivo de bozal; pero no signifícalo propio
que almártaga.
Antiguamente se decía también ahnártega y almártiga.
Pudiera ser que viniese, en efecto, del árabe inertac7i7n^ tener
firme ó fuertemente una cosa y el art. rt/, según la opinión de
Covarrubias y Urrea.
Los picadores llaman asimismo bozalillo al cabezón que,
además de otras acepciones, posee la de «media luna de hierro
con unos dientecillos, que tiene en sus extremos unas asillas
donde se atan unos ramales gruesos de cáñamo; sirve para su-
jetar y hacer obedecer al caballo poniéndosela sobre las nari -
ees, afianzada de la cabeza». (Salva — Dice. 1838.)
B RACE ADOR
El caballo que levanta mucho los brazos y pisa con violen-
cia y estrépito es, según el Diccionario de la Academia, pi-
sador.
BRO 71
BRAMADERO
Más en lo justo están los que llaman simplemente poste al
madero clavado en el suelo y destinado á atar caballos, va-
cas, etc.
BRASILERO
Decimos en algunos lugares de América al natural del Bra-
sil. La Academia, en su Diccionario, dice brasileño.
Las gentes de los Estados Unidos del Brasil se denominan
á sí propias brazileiro ó brasileiro. Curiosa es la falta de uni-
formidad en la ortografía, entre nuestros vecinos del oriente;
pues escriben con 6" ó con 3 aun el nombre de su patria; dife-
rencia curiosa que puede verse hasta en las monedas de diver-
sas acuñaciones.
BREVARIO
Breviario (breviariíts, breve horarium). Libro que con-
tiene el rezo eclesiástico del año. Equivale también á epítome
ó compendio.
En cuanto á la pronunciación de la palabra, citaremos al
erudito ortólogo Sr. Robles Dégano, quien recuerda á los
poetas partidarios del diptongo y á los más numerosos del
adiptongo. Inclínase hacia los segundos conforme al uso de
Castilla, que guarda la azeuxis en esta palabra.
BROCHES
Decimos á los gemelos., ó sea juego de dos botones iguales
para sujetar los puños de la camisa.
BROQUEL
Es el escudo pequeño destinado á cubrir el cuerpo y de-
fenderlo de los golpes del enemigo; por lo tanto, cosa bien
distinta del antepecJio que se pone alrededor de los pozos, el
72 BUCH
cual se denomina brocal; así como es muy diferente también
del vallado de piedra li otra materia que impide á las gentes
caer de los puentes, azoteas, atrios, andenes, etc., y que se
llama guardalado ó pretil^ ó también pasainano .
«Toda esta plática ó conversación pasó estando este hidalgo y yo
echados de pechos sobre &\ guardalado de la puente Segoviana...»
(Espinel — El Escudero Marcos de O bregón.)
«A un lado y otro de este balcón monumental se abrían otros dos
más pequeños encerrados en el espesor del muro y guarnecidos con
pasamanos de hierro».
{Selgas — Rayo de Sol.)
BU CHAZO
Dar biichazos. — Apabullar llaman familiarmente en otras
partes, donde se habla el castellano, al acto de aplastar, estru-
jar un objeto, y especialmente un sombrero sobre la cabeza
del que lo lleva.
Así los periódicos nos dieron la noticia de que, á prin-
cipios de 1900, se habían puesto de moda en la capital de
Francia los alfileres de corbata (prendedores los llamamos im-
propiamente los ecuatorianos) que representaban un sombrero
apabullado.^ haciendo alusión al del Presidente de la República
Francesa después de la bastoneada del Conde Christiani.
Aun en el caso de que el sombrero redondo se llamase
buche., buchazo no sería el golpe dado al buche^ sino el golpe
dado con él.
BUCHE
No comprendo por qué motivo llamamos buche al sombrero
alto, de felpa de seda., de cepa, de copa alta ó redondo.
La palabra buche posee varias acepciones, mas no la que
extravagantemente le damos en el Ecuador. La primera, según
el Diccionario académico, es la bolsa que tienen las aves en el
cuello.
I
BUE 73
«Ahí verás la buena conciencia; tiene buen buche^ no se ahoga con
poco, ni se ahita con cosillas, engorda con la merced de Dios; y así
todos le echan mil bendiciones.»
{Graciáti — Criticón.)
Buche, equivale también á burro reciéu nacido.
Ni con esto ni con lo otro, según parece, tiene semejanza
alguna el pobre sombrero redondo.
En la República Argentina llaman al sombrero alto galera.,
en Chile lo denominan tarro de unto ó colero., en Colombia lo
nombran cubilete., en los varios lugares de España lo apellida
el pueblo chistera, catite y castora., y en Francia á ciertos
sombreros haiits de forme., Bolívar y Gibus., éste del nombre
del primer sombrerero que lo fabricó, y aquél por haber usado
un sombrero de forma especial el Libertador de Colombia.
Los ingleses disputan á los franceses la gloria de haber
inventado el sombrero alto, cuyo origen sería un poco extra-
vagante, si nos atuviésemos á lo que refiere el Times corres-
pondiente al i6 de enero de 1797:
«John Hetherington, dice, mercero en el Strand, acaba de
comparecer ante el Lord-Mayor que le condenó, por tumulto
y excitación á desorden, á pagar una multa de 5oo libras. El
Sr. Hetherington, evidentemente con la intención de espantar
al público, se presentó en plena calle llevando en la cabeza un
sombrero de forma alta y forrado de una seda muy lustrosa,
cuyo brillo incomodaba á la vista. Según declaración de los
oficiales de la Corona, algunas mujeres se desmayaron al
verlo, los niños dieron gritos de miedo, la multitud, asom-
brada, trató de huir, y un hijo de un señor Thomas fué lan-
zado al suelo en medio del desorden y se rompió un brazo.»
Vean ustedes un sombrero que en el siglo XVIII causó más
daños que hoy los automóviles.
BUEN (día)
Buen día., buena atoche., decimos como en catalán bon día,
bona nit. En castellano se acostumbra decir, para saludar, bue-
nos iías^ buenas noches; aunque en francés, italiano, portu-
74 BUN
gués, inglés, etc., se diga en singular, bon foiir, biton giorno,
bon soir, biiona sera^ etc.
BUÑEGA
Boñiga.
«{Cuándo se vio tal hambre como la que en este cerco se pasó,
cuando los hombres comían los cintos, y las riendas de los caballos, y
los cueros de los zapatos, y las pajas y boñigas de los bueyes?»
{Granada — Del Símbolo de la Fe.)
BUÑELERA
Buñolera, la que hace ó vende buñuelos.
BUÑELOS
Buñuelos
«Buñuelo. — Lat. globulus, es cierta fruta de masa, frita con azeite,
que se come caliente y con miel; y en España es más usada que en otra
ning-una parte en tiempo de invierno. Díxose buñuelo quasi puñuelo,
porque tomando un poco de aquella masa batida y en su punto en el
puño, le van apretando poco á poco sobre el azeite, es el buñuelo ex-
primido del puño. Ordinariamente son mujeres las que los hazen, y
venden, y las llaman buñoleras., se dixo de bu?zos^ que sig^nifica mon-
te sillo.-»
{Aldrete — Del origen de la lengua castellana.)
¿Y por qué no de bulla., ampolla, ó de ebullio ó bulio., bu-
llir ó hervir, ó de bjilbus, cebolla redonda, ó de bulga, bolsa
de cuero, ó de bunias., nabo grueso? El mundo de las hipótesis
es muy grande...
El simple sonido de las palabras, unido á la semejanza ú
otra relación de los seres que ellas representan, puede llevar-
nos á muy ingeniosas suposiciones; pero quizá rarísima vez al
acierto.
Monlau cita en su Diccionario etimológico., la opinión de
Diez, quien conjetura que el vocablo buñuelo se refiere al an-
BUS 75
tiguo — alto — alemán bungo, bulbo; y dice que á la misma fami-
lia pertenecen el catalán bony, el inglés bun, el italiano bogna,
bugna^ etc., que todos significan tumor. Del mismo grupo
forman parte el francés bégiiet ó beignet, que equivalen á nues-
tro bíiñuelo.
«Hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fue-
sen buñuelos.»
{Cervantes.)
«Juro por vida de la cordura, exclamó Critilo, que sueñan todos
éstos, en opinión de juicio, y que dixo bien aquel monarca, habiendo
oído alguno de esotros, trahedme quien ore con seso; y á otro seme-
jante le apodó buñuelo de viento.»
(Lorenzo Gradan — El Criticón.')
Una especie de buñuelo se llama arrepápalo.
BUSCAR
Indagar, averiguar ó examinar cuidadosamente una cosa"
hacer diligencia para encontrarla: tales son las definiciones
dadas por la Academia. En consecuencia, erramos cuando de-
cimos: «Fui á buscar á usted y no le encontré en la casa»;
«buscan á usted»; «hoy estaré á buscar á usted», etc.
Si el individuo á quien se refieren las frases expresadas, no
es una aguja que se ha perdido ó un malhechor que se oculta,
debemos decir: «Fui á ver á usted»; «preguntan por usted»;
«hoy iré á visitar á usted», etc.
Confieso que me alarmo cuando me dicen que me buscan.
— ;Qué?, ¿se trata de prenderme? — Xi en este caso habría nece-
sidad de que se me buscase; pues, gracias á Dios, no me es-
condo, ni tengo por qué hurtarme de las personas que quie-
ran verme.
¿Que soy persona muy buscada) No, señor; tal vez me visi-
tan muchos amigos pero les salgo al encuentro y no les per-
mitiría, en caso alguno, que penetrasen hasta lo íntimo de mi
hogar para dar conmigo. Tampoco empleo frases buscadas., ni
76 BUS
menos rebuscadas ^ que pudiesen autorizar el calificativo de
buscado^ siquiera sutilizando su significación.
El verbo cliercher^ equivalente á buscar^ en francés, es
asimismo empleado por algunos escritores: «Pardonnes-moi
de volts laisser senl... Je vais chercher papay>y etc. De donde
acaso nos ha venido la acepción que anotamos respecto del
verbo español.
i
agí ii=it=
CABALGADURA
Bestia en que se cabalga ó se puede cabalgar.
La correa de que pende el estribo en la silla de montar á
caballo, ación; el ángulo que forman los dos muslos, horca-
jadtira.
«Y si yendo á pie puso temor á los leones la pujanza de vuestro
brazo, bien podéis dar felice y venturosa cima á la batalla para la que
demanda vuestra ayuda Fr. Gerundio, sin necesidad de que opriman
vuestras posas los lomos de Rocinante, ni de otra mejor cabalgadura.»
{Fr. Gerundio — Capi liada II.)
CABEZA (del arado)
Los campesinos ecuatorianos llaman cabeza indistintamente
la cama ó camba y el dental del arado.
«Cama. — En el arado la pieza de madera encorvada, que por un
extremo está afianzada entre el dental y la esteva, y por otro en el
timón. Pars aratri inciirva cui silva innítur.»
(Don Y Ícente Salva — Diccionario, 1838.)
«Dental. — El palo donde se encaja la reja del arado. Dentale.»
{Don Y. Salva— Dice. 1838.)
«Había en Carapazas un sastre que no sabía cortar una capa sin
78 CAB
echarla abajo una pieza añadida que llaman camba, porque tiene la
forma de la camba de iin arado. Cuando se le echaba en cara ese de-
fecto, siempre decía que era por la poca marca de los paños. Un día
mi tío el mayorazg-o tuvo la humorada de sacar al campo al buen sastre
Camba, que por este nombre era ya conocido; y para experimentar su
habilidad le dijo: ahí tiene Ud, esa tierra que hace una carga de sem-
bradura; figúrese Ud. que toda eso es paño; á ver cómo me corta usted
una capa para mí bien cortada. El ingenioso profesor echó sus líneas
por la tierra adelante, y por último concluyó diciendo: «y aquí se echa
una camba».
(Lafuente — Cap liadas IX.)
CABEZADA (de la silla)
Es simplemente arzón., de donde vino sin duda el verbo
arcionar (que debió ser arzonar^ , a.t2Lr al arzón la z'e la ó el
rabestro con que se tiene sujeto al toro. Aunque me queda la
duda respecto de si los arzones ó fustes de las sillas españolas
tienen ó no Xa perilla delantera, cual la que nombramos ca-
bezada .
CABEZAZO
Cabezada es el golpe dado con la cabeza. Dícese también
calabazada.
«En Angelo Policiano fué tan vehemente su dolencia, que se daba
de calabazadas por las paredes».
(Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y lo eterno.)
CABLEGRAMA
Ninguna falta hace, según parece, el sustantivo anotado,
como tampoco el verbo cablegrafiar., — sustantivo aquél con
que denominamos el partf, telegráfico transmitido ó recibido
por medio del cable eléctrico submarino, y verbo éste con el
cual reemplazamos á telegrafiar cuando es dicho cable el que
funciona. — El adjetivo telegráfico ha padecido también restric-
ción en su significado, gracias al vocablo cablegráfico, ó sea.
CAB 79
cosa relativa al cable ó á la cablegrafía (otra denominación
del mismo origen). Los franceses dicen, del propio modo,
cdblograjitjne al despacho telegráfico por el cable, y cábler á
telegrafiar por cable.
Partidarios entusiastas somos del enriquecimiento del
idioma; pero no por serlo, dejamos de reconocer uno como
peligro que hoy amenaza á las lenguas: cada semana, cada día,
cada hora, la ciencia entrega á las industrias, á las comodida-
des, á la civilización, inventos que naturalmente reciben un
nombre y que, al paso que vamos, doblarán en breve el caudal
de la lengua.
La antigua casa de nuestros abuelos, la solariega, que sub-
siste aún en su primitiva sencillez allá en los campos, lejos de
las ciudades ¿qué es, comparada con la de éstas? Figuróme que
una especie de esqueleto y no más: fáltanle los nervios que dan
vida, esto es, los alambres eléctricos de las campanillas, los
conductores del alumbrado, los hilos del teléfono; le faltan
las arterias y venas, es decir, las tuberías de agua, de vapor,
de calórico, de refrigeración; carece de los complicados pul-
mones de ventilación y aeración; no posee los canales de des-
asimilación, etc. Es, repetímoslo, un esqueleto. La casa de la
ciudad es 3'a el ser vivo, dotado, digámoslo así, de sentidos,
de órganos que le comunican existencia, amén de todo cuanto
ha deservirle, además, de belleza y ornato. Ahora bien, res-
tringiéndonos á ella, á la casa, que hemos elegido simplemente
como ejemplo, ¿daremos nombre á cada porcioncilla de los
aparatos, á cada acción? ¡Qué estudio tan difícil el de esta no-
menclatura anatómica y fisiológica! ¡Y cuánto aumento de
dificultades si clasificamos y diferenciamos casi sinónimos!
¡Invéntese antes una máquina mnemotécnica para recordar
faradios, y vatios, y voltios, y culombios, y amperios^
y etc.!
Con mucho acierto se han dejado siempre los tecnicismos
para los libros científicos. Un diccionario enciclopédico hoy,
más que nunca, es indispensable; pero el vocabulario del idioma
tiene que ser limitado por su propia naturaleza. No se diga
que la ciencia se vulgariza: vulgarícese, demos por ello gracias
á Dios; pero no hemos de multiplicar al infinito las palabras de
8o CAB
uso diario y por eso hemos de decir, verbigracia, telegrama^ á
la comunicación por medio de alambres terrestres; cablegrama,
ala que se transmite por cable; kalograjtta, no sé á cuál; inar-
conigravia, á la que va ó viene según los procedimientos de
Marconi, etc.
Telegyama, de r^/^s, lejos y '{w-^yx^ escrito\ y basta. Con la
palabra tenemos aún la definición de ella; no necesitamos sa-
ber más, ni quien inventó el aparato, ni de qué se componen
sus piezas, ni si pasó el mar el despacho ó se vino á pie
enjuto.
CABOS
Cuando queremos expresar que un caballo, un mulo, un
asno, etc. tienen de un color el cuerpo y de otro las patas, ó
más circunstanciadamente los cascos, decimos, v. g.: «un po-
tro blanco con cabos negros», ó «una yegua alazana con cabos
blancos»; y lo que expresamos en verdad es una cosa distinta
de la que queremos. Pues, al decir de la Academia, por cabos,
en este caso, se han de entender la crin y la cola. Caballo cas-
taño con cabos negros, será por tanto, un caballo que tenga la
lana de aquel color y las cerdas negras.
El Diccionario añade que cabos negros, en las mujeres, son
el pelo, las cejas y los ojos negros.
CABRESTO
Cabestro.
«Iba Sancho detrás del con el asno del cabestro, ag-uardando ver en
qué mesón paraba su amo...»
(Fernández de Avellaneda — D. Quijote.)
Erramos también en la significación dada á cabestro: ramal
ó cordel, según los académicos, que se ata á la cabeza ó al
cuello de la caballería para llevarla ó asegurarla. Para los
ecuatorianos, la acepción de la voz se extiende á significar la
CACH 8i
materia de que suele ser el ramal: si no es de cuero no será
cabestro.
Como á éste llamamos cabresto, para ser consecuentes,
nombramos también cabrestillo ^ cabestrillo.
CABRO
El macho de la cabra es el cabrón ó inacíio cabrío ó cabrío
simplemente, como se decía antes; la cría de la cabra mientras
mama es el clioto ó chotuno ó cabrito; el que ya no mama es
el chivo; y por fin, el cabrón pequeño ó maltón, que dicen
nuestros campesinos, es el cabronziielo. Hé ahí los varios ape-
lativos de esta ilustre familia.
No obstante, en Lope de Vega leemos:
Andan con otroí? las cabras
En presencia de los cabros.
{Nadie se conoce.)
CABUYA
Cabulla dice la Academia, según la que el vocablo ven-
dría del bajo latín capula. (Véase Pencos.
CACHO
Sin acudir al quichua podríamos explicar por qué damos
el nombre de cachos á los cuernos de los irracionales, que los
tienen por dádiva de la naturaleza, y aun á los de los raciona-
les, que se los han ganado en la vida social. Quizá sólo hemos
extendido la significación de la palabra, sinónima de gacho en
punto á lo que atañe á los dichos apéndices frontales. Pero, al
fin, la Academia ha aceptado ya la voz como americanismo, y
nada tenemos que añadir por esta parte; mas sí diremos algo
tocante á otra acepción del vocablo.
Cachos llamamos también á los cuentos, chascarrillos y hasta
á las anécdotas. Lo cual me trae una á la memoria.
Cierta dama pedía á una amiga que le relatase un cacho: —
82 CAJ
«Anécdota has de decir, no cacho» — le cor rigió el marido de
aquélla, cuando estuvieron á solas.
Pocos días después un toro desmanado hirió de gravedad á
un transeúnte, delante de la dama de nuestro cuento, quien
refiriendo horrorizada el caso, decía: — «Figúrense ustedes que
la fiera metió al pobre hombre por el vientre, toda la anéc-
doia...»
Cachudo, decimos á los irracionales y racionales cormidos,
y en especial á los cornalones.
CADA
Adjetivo que sirve para designar separadamente una ó
más personas ó cosas con relación á otras de su especie, está
mal empleado en vez de todos los ó todas las, en frases como
las siguientes: paseo cada tarde, tomo café cada mañana, que
son catalanismos. Para expresar la costumbre ó la repetición
periódica de esos actos, se dirá en castellano, paseo todas las
tardes, tomo café todas las mañanas.
CAFÉ
El árbol que lo produce, se llama cafeto^ de donde viene
el nombre de cafetal^ sitio poblado de los árboles menciona-
dos; pero nosotros denominamos café, tanto al fruto del ca-
feto, como al cafeto mismo.
La palabra cafeto no está todavía en el Diccionario acadé-
mico de 1729, sin duda á causa de que, como él mismo lo ase-
gura en el vocablo café, el uso de éste se había introducido
recientemente en España.
CAJETA
El que tiene saliente la parte inferior de la boca, por ser
más grueso el labio inferior que el superior ó por otra causa,
es befo ó belfo.
CAL 83
CAJONERAS
Llamamos en Quito á ciertas buhoneras, sin duda porque
exponen sus portátiles mercancías en unos cuantos cajones.
Cajonera es conjunto de cajones que hay en las sacristías
para guardar las vestiduras sagradas y ropas de altar.
«Desde al!í pasaron á la sacristía... por debajo de estas ventanas se
extendían las cajofieras en toda la longitud de la sala».
{ Selgas — Nona. )
' «Aquí fué el sacristán el encarg-ado de enseñar los ornamentos, y
no tardó mucho en colocar sobre el ancho tablero de las cajoneras los
terníjs de más valor».
(Selgas — Nona. )
CALÉ
Así llamábamos á una monedita equivalente á la cuarta
parte de nuestro real, que, por cierto, vale el doble del real
de vellón\ y aun hoy se dice que cuesta un calé lo que cuesta
dos centavos y medio ó, lo que es lo mismo, un cuartillo de
un real. — Reemplaza á la palabra cnarto en las frases estar
uno sin un cuarto, no teiier un cuarto, etc.
Creíamos que vendría del antiguo calle italiano; mas, pos-
teriormente hemos oído la palabra á los catalanes, y aún la
hemos hallado en el cuento Coralijia, publicado en la revista
de Madrid «Por esos Mundos».
CALENTURAS
Denominamos en algunas provincias del Ecuador á lasyf.?-
bres intermitentes ó á las palúdicas. En otros lugares de Sud-
América, como en Chile, se suele llamar vulgarmente calen-
tura á la tisis ó tuberculosis.
La Academia pone fiebre como sinónimo de calentura;
84 CAL
pero la verdad es que se diferencian la una de la otra, tanto
como el todo de la parte, el compuesto del componente. En el
lenguaje de la ciencia (que debemos empeñarnos no se diver-
sifique del copa.ú.n)^ fiebre es un género á que pertenecen las
especies tifiis^ tifoidea^ aj/iarilla^ etc. Las obras de medicina
señalan varios orígenes á la voz fiebre: fervere^ hervir; fervor,
{ermenta.ción\ fiebruare, purgar.
Calentura es un síntoma común á casi todas las afecciones
agudas, inclusive las fiebres; no es una enfermedad esencial.
Se revela por aceleración de los movimientos del pulso y au-
mento de la temperatura orgánica.
Los franceses no tienen sino la palabra yí^z^r*? para signifi-
car-así lo que en castellano la medicina Ví2íxíí2í. fiebre^ como lo
que nombra calentura.
CÁLIDO
Consérvase entre el vulgo ecuatoriano la donosa clasifica-
ción de los medicamentos, ó mejor dicho de los remedios, ó aun
quizá de todos los agentes de la naturaleza, en cálidos y fres-
cos. Y como sucede con los actos del dicho señor vulgo, la re-
ferida clasificación no está fundada más que en el arbitrario
juicio de cada opinante. Así para don Fulano el azufre es cá-
lido, mientras para don Zutano, fresco; el azúcar es ííiia can-
dela conforme al parecer de Mengana, y iin hielo según dicta-
men de Perengana.
Algo análogo acaece respecto de las enfermedades: quién
cree que la alferecía proviene de frío^ quién que es produ-
cida por el calor. Lo cual pone á las veces en aprietos serios
al médico, á quien se le consulta acerca de la condición fresca
ó caliente del remedio ó dé la enfermedad; tocante á las enfer-
mas acaso la decisión sería menos difícil.
Y la cosa no es sólo nuestra. Para no citar sino á Para-
celso, hallamos entre sus aforismos uno que da razón á la
homeopatía y á las viejas curanderas: ^Vegue unqnain ilUus
mor bus callidus per FRlGlDA sanatns fnit^ nec FRIGIDUS ^¿v
CALLIDA; siniile aiitem S7tuni si/nile freg?íentej'- cnravit.
Don Benjamín Mcuña Mackenna relata en su obra Los
d
CAL 85
Médicos de antaño^ que hasta no há mucho, los religiosos de
Chile aplicaban los Evangelios á los pacientes, calificando és-
tos los efectos según el color de los hábitos del que propinaba
la aplicación: así los Evangelios de los religiosos mercenarios
eran frescos, y cálidos los de agustinos y íranciscanos.
Amén de la clasificación general de que hemos hablado,
específicamente el pueblo posee otros maravillosos conoci-
mientos relativos al arte de curar, ya alopáticos, ya homeopá-
ticos, ya eclécticos. De conformidad, verbigracia, con el prin-
cipio de Hahnemann, similia similibits ctirantiir, adaptado á
las entendederas de cada cual, la pina, por parecerse á una ca-
beza rubia y crespa, tiene la propiedad de hacer rubio y crespo
á cualquier nieto de cualquier soldado raso de Rumiñahui,
con tal que el dicho nieto se peine con el jugo de la anana
cuotidianamente. Al pobre tojitate de árbol se le achaca, asi-
mismo á causa de asemejarse á los tubérculos de los leprosos,
el ser propenso á la elefancía.
En cuanto á la fórmula de las viejas para recomendar un
medicamento, «si no le hace bien tampoco le hará mal», em-
pléase también entre las curanderas de Francia: Si ca jie fait
pas de bien^ ca ne fait pas de mal.
CALOSTRE
Calostro, en todo sentido.
«O pintar, las 3a afinadas, á punta de navaja sobre la pátina artifi-
cial del calostro secado al fueg"o».
{Pereda — Peñas arriba.^
CALCE
Llaman en Guayaquil á cada uno de los palos de madera
incorruptible que se introduce en el suelo y sirve de cimiento
al estante con el que está empalmado.
¿Será acaso el pilote)
86 CALL
CALZAR (los dientes)
Decimos á lo que los dentistas nombran orificar; y calza
llamamos á la orficación. Hay no obstante la diferencia, en-
tre las varias palabras expresadas, que calzar y calza se refie-
ren á todo relleno de la picadura de un diente ó de una muela,
sea con platino, con pasta ó con oro; mientras que orificar y
orificación, según su etimología, expresan la operación sólo
con el último metal nombrado.
Calzar una muralla se dice asimismo, en vez de reforzarla\
y calza denominamos al refuerzo ó reparo que ponemos para
fortalecer una pared ó muralla que amenaza ruina.
Nombramos calza ^ por fin, á la porción de hierro ó acero,
que se añade á las rejas de arado, etc., cuando están gastadas,
esto es, al calce.
CALLA, VENÍ
Esta forma del imperativo, tan empleada en el Ecuador
y Colombia y que aun me parece haberla oído en el Perú,
Chile y la República Argentina, se usa ó se usaba en España,
de donde debió de ser llevada á la América española.
«Ye7ií acá, paje, dijo D. Quijote: ;vuestro amo no se llama Perioneo
de Persia hijo del gran Soldán de Persiar»
{Avellaneda — Quijote ^ )
«Yeni acá, hombre del diablo: ;de dónde sois y cómo os llamáis,
que tanto atrevimiento habéis tenido en casa de dueño de tan ilustres
calidades?»
(Id.—ióid.)
I
«Calla, Sancho, que para que cenéis más á vuestro placer os hemos
puesto esa mesa aparte».
■ (Id.—ióid.)
CALL 87
Alma, comenzó, á llorar
Si acabáis el padecer.
¿Por qué habéis de aborrecer
Lo que queréis desearr
{Céspedes y Metieses — El Espailol Gerardo.)
Alma refrena el vigor
De mi estrella y nacimiento
Si no ha sido encantamento,
Tirano dueño, tu amor.
{Id. — ibid.)
CALLAMBA, ó CALLAMPA
Como se dice en Chile. — Ho)igo^ á& fungus {'jw'{{'a ó azoY7o;,
esponja), de donde vienen también las palabras castellanas
fungo y fungoso\ las francesas fongiis^ fongosiié^ foiigible y
fongueiix\ las inglesas fungí, fungosity, fungous y fungus\
la italiana yb;/^c, etc.
«Los hongos {fiingi) son vegetales formados de células ó filamen-
tos, y á veces de ambas cosas, muy variados en su forma y tamaño,
provistos de micelio y nacidos en la tierra sobre mantillo, ya proceda
de uno ú otro reino orgánico, ó de algún leño muerto, ó parásitos so-
bre diversas plantas vasculares, vivas y siempre con mayor necesidad
de cierto grado de humedad y calor, que de luz...
«Los hongos varían en sus cualidades, siendo unos estimados como
alimento, mientras que otros son venenosos; y entre los parásitos exis-
ten muchos cuyo conocimiento interesa por el daño que causan á las
plantas sobre que viven. En cuanto á los hongos comestibles debe ad-
vertirse que caben peligrosas equivocaciones con otros más ó menos
parecidos...»
{Colmeiro — Curso de Botánica.)
«En los ho7igos vemos también la información de nuevos individuos
por el desarrollo de sus filamentos radiciformes...»
{Blanco y Fernández — Curso completo de Botátiica.)
Esto por lo que se refiere á los hongos en general; los co-
mestibles son comunmente setas.
CAN
C AMADA
Es palabra castiza; pero no significa lo propio que cama-
rada el que anda en compañía con otro ú otros, tratándose
con amistad y confianza.
CAMAPÉ
Llaman, los que sin duda creen que esta voz viene de
cama^ á lo que en castellano se denomina canapé; palabra que,
cuando la Academia publicó su primer Léxico, acababa de
ser introducida del francés, según expresa el mencionado Dic-
cionario en el artículo respectivo.
CAMISOLA (de fuerza)
Camisa de fuerza llaman los españoles á lo que los médi-
cos ecuatorianos, sin duda por la costumbre de leer libros
franceses, nombramos camisola de fuerza. Camisole de
FORCÉ, sorte de camisole de toile forte^ paralysant les nioiive-
menis des bras^ et a V aide delaquelle on maitrise les fous fu-
rieiix^ les criminéis.
CANASTA
Lat. canistrum . Cesto redondo y ancho de boca que suele
tener dos asas y se hace de mimbres.
Nosotros llamamos canasta á todo trasto de mimbres, chico
ó grande, redondo ó alargado; pues para el pueblo es comple-
tamente desconocida la palabra banasta., que define el Diccio-
nario de la Academia: «Cesta grande formada de mimbres ó
listas de maderas delgadas y entretejidas. Es comúnmente de
forma prolongada. Las hay de distintos tamaños y figuras.»
Uno y otro vocablo encontramos desde antiguo usados en
castellano.
CAN 89
«Nunca faltaban por los trascorrales algunas coladas, que con las
canastas mismas trasponíamos en los aires.»
{Mateo Alemán — Gusmán de Alfarache.)
Piensas que llevas banastas
Me dice cuando le asierro.
Si le oyeran las banastas
Le confundieran á retos.
( Quevedo — Romances. )
CAXCER
Tumor ó úlcera de naturaleza maligna. Del lat. cáncer,
carcínos, xar//ívo;, xar//ívo¡j.a (por la semejanza entre las venas di-
latadas que cubren los tumores cancerosos y las patas de la
langosta marina; ó porque, como un animal, devóralas carnes
vivas; ó por la repugnancia que inspira la vista de la enferme-
dad, como la del cangrejo). Del mismo origen han sido toma-
das las denominaciones españolas cancro^ carcinoi7ia\ las fran-
cesas cáncer., carcinome\ la inglesa cáncer y las holandesas
kanker^ kankergezwell.
Caer cáncer decimos vulgarmente en vez de gangrenarse.,
esto es, morirse, desorganizarse, pudrirse una porción más ó
menos extensa del cuerpo á causa de una quemadura, de una
herida, etc.
CANECA
No está bien en vez de alcarraza.
«Alhajan las mesas de aguamaniles, jarros, alcarrazas y otras
cosas.»
(Oviedo Valde's — Historia General y Natural de las Iftdias Occi-
dentales.)
CANGAGUA
Denominamos á diversas tierras duras, compactas, estéri-
les, que por lo general constituyen el subsuelo de nuestros
90 CAN
campos andinos, y especialmente á los yacimientos díhiviales
de arcilla margosa^ que dirían los geólogos. Cuando las lluvias
las han denudado de la capa vegetal, forman una especie de
calveros que impropiamente llamamos calaveras.
Cancagua dicen, según parece, en Chile; pues así escribe
la palabra el Dr. Rodulfo Amando Philippi, en su libro Los
fósiles terciarios y cuartarios de Chile.
CANGUEREJO
Cangrejo (de xapxívoc)
Los más autorizados, los más viejos
De todos los cangrejos
Una gran asamblea celebraron.
Repetían las madres sus lecciones
Mas no bastaban teóricas razones,
Porque obraba en los jóvenes cangrejos
vSólo un ejemplo más que mil consejos.
(Sama/liego — Fábulas: Los Cangrejos.)
CANGUIL
El Zea litáis de los botánicos tiene entre nosotros un sin-
número de variedades, naturalmente con sus nombres respec-
tivos para que las diferencie el comercio. Así poseemos el
maíz delgado ó de jora, el maíz grueso ó de mote., el maíz
blanco., el maíz negro., el maíz pintado; el morocho que, por ser
compacto, duro, vitreo, ha dado su nombre como calificativo
á las cosas que poseen los atributos expresados; el chulpi,
chico, arrugado y de un sabor especial; el cangiíil, asimismo
pequeño, mas no rugoso, y provisto de una parte saliente y
aguda como una espina. Sometido á la torrefacción, que diría
un boticario, ó sea á la tostadura, se revienta y echando fuera,
en masa esponjosa y blanca, la fécula y más sustancias que
contiene, toma el aspecto de un jazmín doble, constituyendo
lo que denominamos canguil reventado, ó lo que en España
\\.-A.vcí2Lri palomitas., según el decir de Don Pedro Paz Soldán.
CAP 91
CANILLA
Es cada uno de los huesos largos de la pierna ó del brazo.
Nosotros hemos restringido su significación á sólo la tibia ó
hueso de la espinilla^ palabra esta última que en cambio he-
mos reservado para denominar cierta erupcioncita pasajera del
rostro.
«Y á buena cuarta se larga el palo en la espinilla ó en los nudillos
del pie desnudo».
(Pereda — El sabor de la tierruca.)
CANTE RON
El que labra las piedras ó cantos para los edificios se
llama cantero, y no canteróii^ como decimos agregando una n
intrusa.
Llámase también picapedrero.
El derivativo cantero trae origen de canto^ como zapatero
del primitivo zapato, herrero de hierro, etc. Las terminacio-
nes ante^ ario^ ente^ ero^ ista y también la or^ lo sabemos to-
dos, indican generalmente destino, secta, profesión, oficio ú
ocupación.
Canter ón está pues tan mal dicho, como estarían herrerón
y ¿apaterón, si tal se le ocurriese decir á algún neólogo pa-
lurdo; á no ser que se tratase de formar un derivado de signi-
ficación agrandada ó atenuada, pues on añade fuerza especial
á los derivativos ó, por el contrario, la disminuye según los
casos.
«Como si muchos carpinteros y catiteros, labrasen madera y piedra
para la cimbra y el arco de la puente».
(Trueba — La vara de azucenas.)
CAPELLADA
Es cierto remiendo que se cose á los zapatos rotos, y no
92 CAP
el cuero que cubre el pie en las botas, que se llama, según el
Diccionario, cabezada.
CÁPSULA
Con esta palabra, diminutivo de capsa^ caja, se nombra en
química á un vaso redondeado, aplicable á diversos usos;
en botánica, al fruto uni ó multilocular, seco, que se abre de
varias maneras y no presenta caracteres de otro; en anatomía
se denominan cápsulas cosas muy distintas: aparatos ligamen-
tosos (cápsulas articulares), porciones ó sacos membranosos
(cápsula de Glisson, cápsulas sinoviales, etc.); en farmacia,
unos cuerpos huecos, elipsoides ó esféricos, solubles, destina-
dos á encerrar un medicamento generalmente desagradable al
gusto ó al olfato. En milicia se llama cápsula ó pistón el som-
brerete metálico, que por contener una sustancia fulminante,
estalla en la chimenea de las armas de fuego al ser percutido;
mas no la carga de pólvora y bala ó perdigones correspon-
dientes á cada tiro de una arma de fuego es decir, el cartucho.
CAPULÍ
Está ya la palabra en el Diccionario para denominar al
árbol y al fruto de la Drupácea, Cerasus salicifolia (D. C.) ó
Prunus salicifolia (H. B. K.), según acostumbramos en el
Ecuador; y no, como en el Perú, al frutito de la Solaiiácea
Physalis esculeiita (Willd), esto es, á lo que nosotros llama-
mos uvilla.
Quizá pues convendría que los SS. Académicos, á la defi-
nición «Capulí, m. árbol oriundo de América, especie de ce-
rezo, etc.,» añadiesen. || Pr. Per. Planta de la familia de las so-
lanáceas que produce un fruto algo semejante á la uva. [| El
fruto de la misma planta.
Sin duda por haber consultado la tabla de correspondencia
ciejitífica de la obra de Colmeiro Curso de Botánica, un
erudito escritor nuestro, al hablar, del árbol de captílí, lo con-
funde con la plantita solanácea que hemos nombrado.
CAR 93
CARÁTULA
La primera plana de los libros impresos, en que se pone el
título del libro, el nombre del autor y el lugar y año de la im-
presión, se llama portada y no carátula, vocablo castizo en
otras acepciones.
CARBÚNCULO
Carbunco ó carbunclo.
Conocedores del latín, se muestran los que llaman car-
búnculo al carbiDico.
«Carbunco ó carbúnculo es el rubí, y se deriva del L. carbúnculus^
porque su color lo asemeja á un carboncillo encendido».
(Cltmenciji — Comentarios.)
Verásle ya á sus mismos concoleg"as
Lindas zurras cascar; pero de alg'unos
Ser padrino también, que havles entre ellos
ITinos como el coral, como el carbunclo;
Y también clamará porque les paguen
Esos cinco realetes como es justo.
(Fray Gerundio — Capillada i .^)
En medicina se dice carbunco al ántrax (a.'d'ja^).
CARCOMER
Leo en un periódico que el río Tahuando está carco-
miendo un barrio de Ibarra» — En sentido figurado quizá no
esté del todo mal dicho; pues carco77ter, además de roer la
carcoma la madera, significa metafóricamente consumir poco á
poco alguna cosa como la salud, la virtud, etc. — A los que no
quieran hablar sólo de manera figurada, les recomendamos el
verbo derrubiar.
94 CAR
CARIÁTIDA
Cariátide^ del griego xccpuáti^s:;.
«Como columnas emplearon también los griegos estatuas de hom-
bre y de mujer... Ejemplos de tales estatuas se encuentran en la tri-
buna situada en la parte del Erecteión que mira al Norte. Si hemos de
atenernos á la tradición consignada por Vitrubio, aquellas estatuas re-
presentan mujeres de la Caria hechas esclavas por los griegos, dedu-
ciéndose de aquí el nombre de Cariátides que suele dárseles; pero es
muy posible que semejante consejo no tenga gran fundamento...»
(Manjarrés — Las Bellas Artes — Arquitectura.)
Al cabo hallamos que los griegos modernos todavía dan el nombre
de xoocít á las Cariátides, cuya palatíra vale en español íjtuchacha».
(Manjarre's — Teoría este'tica de las Artes del Dibujo.)
CARIUCHO
¡Qué tal! Ha bastado el trastrueque de una letra para que
no lo conozca ni la madre que lo parió. ¿Quién creería que,
con arreglo al Diccionario, Carincho es el potaje compuesto
de carne y de patatas con salsa de ají?
Suponemos que la mala letra del ecuatoriano, que envió á
España el nombre de nuestro popular plato, se tuvo la culpa
del cambio de la u con la n que dejó al dicho potaje hasta sin
etimología.
Cariucho., del quichua cari varón y ticho ají, quiere decir
bocado propio de hombres, ya por lo alimentoso, ya por lo
picante y fuerte del pimiento molido, que constituye casi por
sí solo la salsa que corona las papas del cariucho.
Bueno está pues que ei vocablo figure en el Léxico; pero
restituyasele á su forma originaria y etimológica.
El quichua, prestándose como el griego á las yuxtaposi-
ciones de vocablos, da frecuentemente la definición de la cosa
en las denominaciones respectivas.
CAR 95
CARLANCA
Define el Diccionario: collar ancho de hierro ó de cuerpo
muy fuerte, con unas puntas de hierro puestas hacia fuera,
para armar el pescuezo de los mastines contra las mordeduras
de los lobos.
Según Aldrete, «el nombre carlanca vino del sonido que
hace el perro en la garganta, cuando está cansado y falto de
aliento, sacada la lengua y jadeando; y esto se llama carlear».
El palo que se pone en el pescuezo á los animales para im-
pedirles que penetren en los sembrados ó salgan de los corra-
les, etc., se llama taragallo.
«Pues con orejas como las suvas, que le sirven de taragallo^ no pa-
sará jamás por la Sublime Puerta».
(Juan Montalvo — Catilinaria undécima.)
CARNICERÍA
Es lo que nosotros llamamos tercena (véase esta palabra
en el lugar respectivo), esto es, la casa ó sitio público donde
se vende por menor la carne para el abasto del común. — Car-
nicería significa, además, muchas otras cosas; mas no el sitio
donde se mata el ganado destinado para el abasto público,
que en castellano se denomina matadero^ ni el lugar donde se
vende la carne por mayor, que se llama rastro.
«El marqués de la Cuérniga, ayer traficante en reses de jnafadero ,
concursado cien veces...»
(Pereda — El sabor de la tierruca .)
CARNICERO
El Diccionario de la Academia trae varias acepciones del
vocablo como adjetivo; pero como sustantivo sólo la de
«persona que vende carne públicamente».
96 CAR
La persona que mata las reses en el matadero, las desuella,
descuartiza ó destaza, se llama jifero y además matarife y
inatacliin. Jifero ¿del árabe djifa, cadáver que hiede, ó del
griego í'.cpo;^ espada? Más bien lo último; pn&s jifero es tam-
bién el cuchillo del matarife.
CARPINTERO
Ninguna distinción hacemos entre el jornalero que trabaja
obras de madera groseras y el que las labra tinas; y hasta,
acaso, nos es desconocida la palabra ebanista. Sin embargo,
hay tanta diferencia entre el que corta una troza para cimbra,
ó una viga para piso ó para tijeras, y el que pule un tablero ó
una moldura para ménsulas y otros muebles, como la que
existe entre el cantero y el marmolista, entre el artesano y el
artífice.
-Ebanista se ha dicho por extensión á los que trabajan en
maderas yí/írt-^-, no sólo en ébano.
Carpintero^ escribe la Academia, el que por oficio labra
madera, ordinariamente común.
Ebanistería^ deberíamos asimismo denominar, más bien
que carpintería, al taller ó al arte del que se ocupa en obras
delicadas de madera no ordinaria.
Los franceses hacen igualmente distinción entre el cJiarpen-
tier, el mennisier y el ébéniste.
CARRASPOSO
Dígase áspero, carrasqtieño.
CARRETA
Además del carro dei que tiran los bueyes, tiene algunas
otras acepciones; pero no la de cilindro taladrado, general-
mente de madera, con rebordes en sus extremos, que sirve
para arrollar en él hilos de lino, seda, etc., — que en caste-
llano se denomina carrete.
CAKK 97
CARRIEL ó CARRIL
¿Del sustantivo ing-lés carrier^ conductor, portador?, — deci-
mos á lo que en España he oído á los viajeros llamar maleta
de jnano ó- cartera de viaje^ aunque en el Diccionario no
están tales denominaciones. — Algunos ecuatorianos, que han
consultado el Léxico y no han encontrado en él la palabra
que estoy estudiando, llaman á la nía le tita ó saco de noche pe-
queño, no de tela de alfombra como éste, sino de cuero, gar-
niel; voz que no corresponde tampoco al objeto denominado,
pues la Academia la define: «Cinto de los arrieros, al que
llevan cosidas unas bolsitas para guardar el dinero».
Tampoco me parece adaptable al referido objeto el nombre
fardel; pues, aun cuando el Diccionario llama así al «saco ó
talega, que llevan regularmente los pobres» (cosa que no su-
cede con nuestro carriel)^ •:<pastores y caminantes de á pie,
para las cosas comestibles ú otras de su uso», — es palabra em-
pleada por los escritores castizos en el sentido de lío ó de
fardo pequeño.
«Alcanzaron dos de Creta) esta segunda petición, y las ferias cada
uno hizo su. fardel áe. trabajos, y cargaron con ellos, mas después que
salieron á la plaza, etc.»
(Nieremberg — Diferencia etc. i
«Cuyo equipaje estaba reducido á una pequeña maleta y una gran
cartera, que el mismo viajero llevaba á la mano».
{Selgas — Dos muertos vivos.)
«Ayer á media tarde salió de la fonda, dejándose su maletín y su
cartera.»
{Selgas — Dos muertos vivos.)
El vocablo giiarniel^ con que sustituye á carriel el señor
Cevallos, es, según entendemos, el mismo garniel de que se
habló arriba. A falta de una voz que corresponda exactamente
al objeto cuyo nombre corregimos, pueden aceptarse las dos
98 CAS
palabras expresadas, que al menos son castizas y significan
una cosa análoga á la que queremos denominar.
Carnier en francés significa lo propio que caniassiére^
saco ó bolsa de red para llevar la caza.
CASCARILLA
Es una corteza muy aromática proveniente del árbol Cro-
tón eleuteria^ completamente distinto de los que producen la
quina (Cinchona calisaya^ C. condaminea^ etc). De confundir
los nombres de los objetos, pueden ocasionarse serios males,
así para las lenguas, como para las necesidades sociales y do-
mésticas. Lástima, pues, que hasta la Academia hubiese, como
nosotros, aceptado el nombre de cascarilla para la corteza de
las cinchonas^ esto es, para la quina.
CASERO
Como adjetivo, significa «que se hace ó cría en casa ó per-
tenece á ella», etc.; y como sustantivo-, «dueño de una casa,
que la alquila á otro; persona que corre con la administración
de ella; persona que cuida de una casa ajena,» etc.
Mas los ecuatorianos denominamos casero.^ al sujeto que
acostumbra comprar en una misma tienda lo que necesita, ó
servarse siempre de un artesano, oficial ó jornalero, con prefe-
rencia á otros, es decir, al parroquiano,
«Pero mirad que mandéis que el casero esté á la puerta, para que, si
viniere alguno, sea quien fuere, diga que no estamos aquí, porque no
nos estorben.»
(Mayans — Diálogo de las lenguas.)
Casera se dice también á la mujer hacendosa; y casero, ra,
de la persona que no sale de casa, ó gusta mucho de ella.
«Entremos en mi cuarto donde no llega el ruido de la familia, por-
que estas mujeres caseras todo lo traen siempre revuelto.»
( Selgas — Nojia . )
CAS 99
Pues yo... la verdad...
Como tú eres tan casero...
Creí que el tiempo que estás
En casa... aunque vo esté fuera...
No te debía pesar.
{^Don Ventura de la Yega — El Hombre de Mundo.)
CASILLA
Casa ó albergue pequeño y aislado del guarda de campo,
heredad ó jardín, despacho de billetes de teatro, circo, etc.,
significa la pobre voz casilla.^ que en el Ecuador se toma
como equivalente de la denominación inglesa zuatercloset^
conforme con rubor muy plausible y sin duda para dar á en-
tender que en francés no hay palabra para ello, llaman en
Francia y otras muchas partes sljardm., que dicen los marinos
españoles, ó sea al retrete, secreta^ común., lugar, letrina.,
como nombran á los cabinets los españoles no marinos.
En Castilla la Vieja se usa el vocablo casillas (generalmente
en plural) para designar el coiniin. De ahí, pues, ha de venir-
nos la denominación.
En Chile llaman casilla al apartado de correos, sin duda
por la semejanza de éste con el casillero ó sea el mueble con
varias divisiones que sirve para tener en él con la conveniente
separación, papeles, cartas, billetes de teatro ó ferrocarriles,
etcétera.
Presentaremos un ejemplo del nombre castellano más vul-
gar, común, del luatercloset:
«El autor se extiende lue^o en tratar de este ramo de policía de las
ciudades recordando y describiendo las cloacas máximas de Roma, los
comunes públicos y sumideros de Sevilla...»
{Mesonero Romanos — El antiguo Madrid.')
CASINETE
Así nombran los comerciantes y sastres ecuatorianos á un
pañete especial de poco precio y de menor duración. Cuando
loo CAS
Quito era «el pueblo más industrioso de las Colonias», surtía
de casinetes, bayetas y otras telas baratas á los pueblos de
Santa Fe, y por el Sur hasta lo que es hoy República
de Chile.
En el segundo testamento de doña Catalina de los Ríos
(Santiago, enero i5 de i665), publicado por don Benjamín Vi-
cuña Mackenna, hallamos en el itein i8:
«Mando que se dé á los indios de mi encomienda un vestuario de
paño de Quito y mil pesos en g-anado ovejuno y por los difuntos se dig'an
quinientas misas por los religiosos del Señor San Agustín de esta
ciudad.»
{Los Lisperguer y la Qumírala.)
CASQUILLO
Nuestros soldados denominan casquillo al cartucho metá-
lico vacío.
CASTILLA
Según el señor don Zorobabel Rodríguez, en su importante
libro Diccionario de Chilenisjuos ^ seguramente por haber ido
de Castilla las primeras ovejas que llegaron á Chile, se llamó
carne de Castilla á la de oveja, carnero ó cordero.
En nuestra República, como lo observa don Pedro F. Ce-
vallos en el Breve resumen de la Historia del Ecnador^
«decir que tal ó cual efecto era de Castilla, era decir que era
bueno en supremo grado; y hasta ahora mismo ha quedado la
vieja costumbre de llamar bayeta de Castilla á la de pellón;
caña de Castilla, á la de azúcar; cera de Castilla, á la de abejas;
arroz de Castilla, canela de Castilla, alumbre de Castilla, etc.,
aun cuando estas producciones fuesen americanas, asiáticas
ó africanas, y de otros puntos de Europa ó de la misma
España.
¡Castilla cosa! — para el vulgo, que emplea esta construc-
ción del todo quichua, equivale á decir: ¡Cosa exquisita!»
j
I
CAT loi
CASTILLO
Es «lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y
otras fortificaciones.» Además de éste y de otros significados,
la palabra castillo quiere decir «máquina de madera ó de hie-
rro, en figura de castillo^ vestida de varios fuegos artificiales,
de que se usa en algunos regocijos públicos: aunque en este
caso se dice castillo de fuego» . Nosotros llamamos simplemente
castillo á la rueda llena de cohetes, que, dando vueltas á la re-
donda, los va despidiendo, esto es, á lo que en España se
nombra girándula.
También he oído nombrar castillos, á unos armazones de
carrizos^ especie de cucañas, que sirven á los indios para colo-
car frutas, cucharas, platos, etc. y que regalan á los dueños de
los fundos en las fiestas de dichos fundos.
CATALÁN
Papahigo es como se denomina la especie de -ntotitera^ que
cubre la cara y el pescuezo, para defender del «aire y del frío
á los que van de camino».
Catalán lo llama nuestro pueblo, acaso porque lo usó pri-
mero entre nosotros alguna persona de Cataluña, ó porque de
este Principado nos vinieron los ^r\va.Qros papahígos.
Papahigo^ según Covarrubias, está formado de papo^ cue-
llo, y Jijo ^ fijar.
Si el cielo ves ceñudo
Y de nubes echado el papahígo^
No el vigor enemigo
Del rayo amedrentarte jamás pudo,
Ni contra ti rezelas que se fragua
Y tiemblas sólo que te toque el agua.
( Quevedo — Canciones . )
CATZO
Llamamos calzos^ á varias especies de abejorros y quizá
I02 CAU
también á algunos escarabajos^ así como denominamos ctisits ó
Clisos á las larvas de los mismos.
A nadie se le trate con desprecio,
Como al escarabajo;
Porque al más miserable, vil y bajo,
Para tomar venganza, si se irrita,
;Le faltará siquiera una bolita?
(Saifianiego — El águila y el escarabajo.)
Que así como la reina de las flores
Al sucio escarabaj'o desagrada,
Así también á Góticos Doctores
Toda invención amena y delicada.
{Don Toi7iás de Triarte — Fábulas literarias — El escarabaj'o.')
CAUCARA
En quichua significa piel ó cascara correosa y dura, quiere
decir, la carne que está inmediatamente. debajo del cuero délas
reses, sobre las costillas, que por las tuertes fibras musculares
de las cuales se forma, merece el nombre expresado.
En Chile le denominan malaya^ — voz con que picaresca-
mente llaman también al telón de boca de los teatros, — y en
la Argentina, si no me equivoco, matahainbre^ palabra con la
cual los ecuatorianos nombramos á una judía pequeña.
¿Cómo se dice en castellano? No lo hemos podido averi-
guar. ¿Será el solomillo}
CAUS
Caos
Pintor del mundo
Que del confuso caos tenebroso
Sacaste en el primero y el segundo
Hasta el último día del reposo
{Pablo de Céspedes — Poema de la Pintura.)
I
CEK 103
CEXEGOSO
Cenagoso, lleno de cieno.
Ea fin á poco trecho los alcanzan
Que un paso cenagoso los detiene.
(Do7i Alonso de Ercilla y Zúñíga — La Araticana?)
CEXSÍTICO
Ha de decirse censual.
CEQUIA
Palabra anticuada — Acequia ó canee.
El canal que se abre á fin de tomar ó llevar de los ríos el
agua para regadíos, etc., se denomina también caz^ de donde
viene bocacaz.^ vocablo propio de lo que los ecuatorianos lla-
mamos bocatoma.^ y aun más propio que toma., con que algunas
personas aconsejan sustituir el neologismo innecesario boca-
toma.
Con júbilo ruidoso los lag-ares
Con su vaivén rimado los telares,
Las ag"uas mugidoras en el caz,
Las abejas zumbando en los tomillos,
Balando en el redil los corderillos
Alzan tod(;s el himno de la Paz.
{Don Miguel Gntie'rrez Jiménez — -Juegos Jlorales de Granada —
La Paz.)
CERA
Vox: cirio ^ está mal dicho.
Cera es la materia que, excretada por las abejas, les sirve
para fabricar las celdillas del panal, y aunque, cometiendo una
sinécdoque, pudiéramos llamar al objeto con el nombre de la
104 CER
materia de que está hecho, y aunque el conjunto de velas ó
hachas de cera que sirven en alguna función se denomina cera;
sin embargo, la bujía ó vela de cera^ larga y gruesa más de lo
regular^ como dice el Diccionario, se nombra cirio.
«El cual (Teodosio el menor) envió alg-unos senadores nobilísi-
mos, para que con gran pompa y solemnidad, música, cirios encendidos,
procesiones y fiestas que se hiciesen por todos los lugares del camino,
trajesen á Constantinopla el sagrado cuerpo de Crisóstorao.»
{P. Pedro de Ribadeiieira — Fías Sanctoriim.)
«Un ratito después, calló la campana y llegaron dos hombres con
sendos brazados de velas y de cir os que mandaba el Cura por delante.»
{Don José María de Pereda — Peñas arriba.)
Antes la definición del Diccionario era incompleta, como
lo hicimos notar en la primera edición de este libro; pues
quedaba sin nombre la cera que consumimos en cirios los ame-
ricanos: la que producen las palmas de cera ( Ceroxylon andico-
lujn^ Copernicia cerífera, etc.). El Léxico de 1899 ^S^^'^g"^ Y^
que algunos otros insectos la fabrican también, y que se halla
además en las hojas, flores y frutos de diversos vegetales.
CERCÍN, AL CERCÍN
Cercén, á cercén. — Es como si se dijera circularmente, del
latín circujjt, al rededor, ó de su derivado circimis, compás,
instrumento bien conocido.
A cercén, modo adverbial: á raiz.
CERCHA
Tiene varios significados; mas no el de armazón de madera
para construir sobre ella los arcos ó bóvedas, es decir, de lo
que en arquitectura y en castellano se denomina hoy cimbra y
antiguamente se nombró cimbria.
Es cierto que la tal armadura se ha llamado también cer-
chón., y de aquí, sin duda, el que nuestros arquitectos la deno-
minasen cercha.
i
CIÉ 105
«Y una montaña de agua que bajaba rug"iendo por las revueltas de
Alonsóteg-ui, arrastró Zubileta abajo andamies y cimbras...»
(Trueba — La vara de asticenas .)
CERNIR ó CERNER
Respecto de este verbo debe advertirse que, si es cierto
que significa separar con el cedazo la harina del salvado ó
cualquiera otra materia reducida á polvo, de suerte que lomas
grueso quede sobre la tela, y lo sutil caiga al sitio destinado
para recogerlo; es cierto también que cuando es un líquido
el que se pasa por el cedazo, por una manga ó por un paño, la
operación se denomina colar ^ verbo que, en el Ecuador, ha
quedado sólo para remedio; supuesto que no es conocido sino
por los médicos y los boticarios.
«Aquí descubre un arroyuelo, cuyas frescas aguas que líquidos cris-
tales parecen, corren sobre menudas arenas y blancas pedrezuelas que
oro cernido y puras perlas semejan.»
{Cervantes — D071 Quijote de la Mattcha.)
Colar, del lat. colare., posee además varias otras acepcio-
nes, recta y metafóricamente.
«Después áth'ió colarse por las ventanas y por los balcones (la apa-
rición)... porque siguió apareciendo.»
{Selgas — Dos muertos vivos.)
CEUTIL
Limón cetitil dicen los que ya saben que no es sutil, ni
menos súti^, el limón especial proveniente de Ceuta, que por
esta razón debe llamarse ceutí; pues el adjetivo étnico es, según
se ha expresado, ceitti, y no ceutil., como erradamente decimos
los ecuatorianos. Del árabe cebti., natural de Ceuta.
CIÉNEGA
No trae el Diccionario la voz ciénega., pero sí los vocablos
i
io6 CIN
ciénaga, cenagal^ pantano^ — no tampoco pantano^ — según los
casos. Háse atenido al uso común.
La victoria tenemos en las manos,
Y pasos en la tierra mil, seguros
De ciénagas^ lagunas y pa?itaiws
Espesos montes, ásperos y duros.
{Erci/la — La Araucana.)
«Allí veo un animal inmundo, que pródigamente se está revolcandíj
en la hediondez de un asquerosísimo cenagal, y él piensa que son
flores.»
(Gradan — Criticón.)
«Pero los disparates que ensarta no se pueden tolerar, y todos na-
cen, fo primero, de la falta de estudio, y lo segundo, de los cenagales
donde bebe, ó de los malditos modelos que se propone imitar.»
(P. Isla — Fray Gerundio de Campazas.)
CIGARRO
Mal denominamos á la libélula ó caballito del diablo.
CIMBRÓN
¿De cijnbrona::o ^ g'olpe que se da de plano con la espada?
A lo que los médicos denominan dolores lancinantes^ nom-
bramos cimbrones.^ en singular cuando se presentan en la ca-
beza; llamámosles también punzadas y está bien. En Chile los
nominan puntadas y está muy mal.
CINCHÓN
El círculo de hierro ó de madera, con que se aseguran 3'
aprietan las duelas de los barriles y toneles, se llama ciiiclio
ó fleje., que, según la Academia, viene áQ flexus., arqíLeado.
CINEMATÓGRAFO
La Academia acepta, en el suplemento de su Diccio-
CLI 107
nario, este nombre nuevo para cosa nueva; está, pues, en
tiempo hábil para modificarlo, si bien le parece, aunque el
señor Uso se ha apoderado ya de él, — á pesar de la dificultad-
cilla que, sin duda, tuvo al principio para pronunciarlo.
Muy atendibles son las razones del señor Soldevila Canela
para que se denomine cinemógrafo al aparato que proyecta
sobre un lienzo vistas animadas (x'vr^jxa, ato:;, movimiento ) y se
funda en la persistencia de las impresiones luminosas en la re-
tina. Admitida la denominación propuesta, siquiera consegui-
ríamos quitar al vocablo una sílaba; empresa, por otra parte,
no fácil, ya que la voz ha pasado á varios idiomas en la forma
aceptada por el español.
CLAUSURAR
Del sustantivo clausura^ supongo, hemos sacado el verbo
neológico clausurar^ que no sé si es necesario poseyendo,
como poseemos, el verbo propio y puro censar ^ que además
de otras significaciones, tiene la de poner fin á las tareas,
ejercicios ó negocios de cuerpos comerciales, literarios, políti-
cos, etc.
CLIMA
Con frecuencia confundimos clima con temperatura y aun
con teJ7tperamento: la distinción entre este vocablo y el penúl-
timo es muy notable (Véase teuiperamento); la entre clima y
temperatura^ no lo es menos.
Temperatura^ en efecto, es el calor de los cuerpos; clima,
el conjunto de las condiciones atmosféricas y terrestres pecu-
liares de un lugar: abraza, en consecuencia, la temperatura^ la
altura, etc.; ó, como lo expresa Humboldt, «la palabra clima
comprende, en su sentido más general, todas las modificacio-
nes de la atmósfera sensibles para nuestros órganos, tales como
la teiJiperatiira^ la humedad, los cambios de presión baromé-
trica, la tranquilidad del aire ó los efectos de vientos heteró-
nimos, la pureza de la atmósfera ó su mezcla con emanaciones
de gases más ó menos insalubres, y por fin, el grado de diafa-
i
io8 CLI
nidad habitual, la serenidad del cielo, de tanta importancia por
la influencia que ejerce, no sólo en la irradiación del suelo, en
el desarrollo de los tejidos orgánicos vegetales y la madura-
ción de los frutos, sino además en el conjunto de los sentimien-
tos morales que experimenta el hombre en las distintas zonas».
Clima (del griego x"/j.¡j.a. ó de xltvoi. inclino, con motivo de
que la inclinación de los rayos solares son causa principal
de las diferencias de clima), significa también el espacio com-
prendido entre dos círculos paralelos al Ecuador terrestre, en
los mapas; y por extensión, una porción de país en la cual la
temperatura y las otras condiciones de la atmósfera son muy
semejantes ó idénticas. Las más notables son, como se ha ex-
presado anteriormente, la latitud, la elevación sobre el nivel
del mar, los vientos reinantes, la mayor ó menor proximidad
de las cordilleras, de los nevados y del mar ó de los grandes
lagos y ríos, la naturaleza del terreno, la transparencia del
cielo, la inclinación de los rayos solares.
«Entiéndese por clima (región) un espacio geográñco, más ó menos
extenso, donde, además de un calor igual, se experimentan fenómenos
atmosféricos muy semejantes. El clima físico es el tem-peramento par-
ticular de las zonas terrestres. Y el carácter más distintivo de los cli-
tnas la temperatura.»
(Pedro F. Monlau — Higiene Privada.)
«La tem.perattira es el grado apreciable de calor de un cuerpo, y
suele medirse por medio del termómetro...
La temperatura atmosférica varía según los climas.^ y sus variacio-
nes dependen de la presencia más ó menos larga del sol sobre el hori-
zonte y de su acción más ó menos perpendicular; de la naturaleza de los
terrenos y de su inclinación; de la mayor ó menor elevación de los luga-
res sobre el nivel del mar; de la mayor ó menor evaporación de las aguas;
de la figura de las montañas; de los vientos; de la mayor ó menor pure-
za del aire; de la hora del día, de la noche, etc.»
[Monlau — Higiene Privada.)
CLIN
Crin.
De blanco, morado y \erde
CLI 109
Corta crzVz, y cola larga,
Don Rábano, pareciendo
Moro de juego de cañas.
{Quevedo — Romances .)
Los caballos,
Que fueron su esperanza en la pelea,
Heridos, espantados, por el campo
O entre las filas vagan, salpicando
El suelo en sangre que su crin gotea;
Derriban al jinete, lo atropellan,
Y las catervas van despavoridas,
O unas con otras con terror se estrellan.
{Olmedo — La victoria de Jufiin.)
El garzón sin turbarse, de la yegua
El grueso cuello y crespa crin halaga;
La rienda acorta, afirma los estribos.
Atrás el capellar airoso aparta.
(Don Afigel de Saavedra — E! Moro Expósito.)
Los leones
Con fuerte garra y con lanudas crines,
Y cierta ley de rigorosos fines.
{Pablo de Céspedes — Poema de la Piritura.)
De crin se han formado los adjetivos crinito, ta y crinado,
da, que tiene largos los cabellos, y el verbo crinar, equiva-
lente á peinar (aunque no lo traiga el Diccionario), como puede
verse en el siguiente ejemplo:
«Su longura (la de los cabellos) hasta el postrero asiento de sus
pies; después de crinados y atados con la delgada cuerda, como ella se
los pone, no há más menester para convertir los hombres en piedras.»
{Ferna?ido de Rojas — La Celestina.)
La palabra clin probablemente se ha conservado en el
Ecuador, como muchas anticuadas ya en España. Sin darle
pase el Diccionario de 1729, en la voz crin, dice: «muchos
no CLU
dicen clin»; y en la palabra cliii^ añade, «d ícese también crin
y con más propiedad.»
Acoge el vocablo, nuevamente, el Diccionario académico
de 1899.
CLISTER
O clistel como se decía antes, viene de x'/woaT7¡o, voz griega
aguda, y conserva el acento de origen.
Es general el defecto de hacerla grave.
CLOWX
Pallaso ó payaso decíamos antiguamente, y decíamos bien,
al sujeto que, en los circos, hacía reír con palabras, gestos y traje
ridículos; hoy comenzamos, como en toda América, á denomi-
narle clowji^ palabra inglesa, usada también en Francia, lo
mismo que cloiüuesse^ cloivn femenino, y cloivnerie^ conjunto
de cloiüiis ó bufonada de clozuji.
La definición áo. payaso^ pallaso ó pallazo^ dada por la Aca-
demia, es tan limitada, «titiritero que hace de gracioso», que
contribuirá para que gane terreno, en pueblos de habla caste-
llana, el anglicismo anotado.
CLUB
Define el \''ocabulario académico: Junta de individuos de
una sociedad política, por lo común clandestina. — Sin em-
bargo, en España hay clubs de agricultores, de militares, etc.,
en que se trata de política sin duda alguna (pues españoles —
españoles y españoles — americanos no pueden estar dos juntos
sin pretender arreglar el mundo con esa quisicosa que llama-
mos política); pero cuyo objeto es el que les da nombre: la
agricultura, la milicia, etc. En punto á lo de clandestina^ bas-
tárame decir que los clubs de Sevilla especialmente son algo
como los escaparates ó vitrinas de los almacenes; pues las
puertas y grandes ventanas de vidrio que dan á la vía pública,
ponen en exposición permanente á los concurrentes á los di-
i
COB III
chos lugares ó casas, — que deben llamarse casinos^ conforme
al Diccionario.
<.<Se puede salir con toda seg-uridad; por esta noche no hay nada; yo
veng-Q del Casi?io^ que se halla más concurrido que ninguna noche, y
allí nada se teme.»
(Selgas — Uji rostro y un alma.)
«Habría aprovechado las palabras de Montenegro para dar una
vuelta, á lo menos por el Casino.-»
{^Selgas — Id.)
Me parece que por esta noche podemos responder de la tranquili-
dad pública. ¿Viene usted del Casino)»
{Id. — Ib Ídem.)
La palabra club no está, con todo, muy segura en su
puesto, ya que trata de reemplazarla por completo la voz
círculo.^ — como en francés cercle., reunión., asseniblée on Hete oic
elle se tient.
El sust. círculo está en el vocabulario castellano. Chíb nos
ha venido del inglés.
COBIJA
La manta peluda que se echa sobre la cama, no se llama
cobija ni tampoco fresada (antiguo nombre de un manjar),
como dice don Pedro Fermín Cevallos, sino frazada ó fresada
ó simplemente manta.
«Todos sus muebles, adornos y aderezos (los de los moros) se vie-
nen á resolver en un lecho de muy pocos colchones, cuatro sábanas,
áos frazadas ó paños, dos cabezales ó cojines...»
{Céspedes y Meneses — El Español Gerardo.)
«Do?i Pedro. — Cuidado con las ventanas y las puertas.
Dofi Carlos. — Vamos, prima.
Don Pedro. — Cubridla bien con \2¡. matita.»
{Don Manuel Eduardo de Gorostiza — Indulgencia para todos.)
coc
COBRAR
Debe de ser el vivo deseo de ser pagados lo que ocasiona
que los comerciantes hablen de cobros cuando no hacen sino
exigir el pago de lo que se les adeuda. Mejor para los deudo-
res que hacen oídos de mercader.
Percibir uno la cantidad que otro le debe, eso es cobrar.
Dice bien un ilustrado amigo nuestro: «Así como no hay venta
si no hay quien compre, por aquello de
No ha de decir que la vende
Sino que la tiene allí,
tampoco puede haber cobro si no hay quien pague.»
COCACHO, COSCACHO
Dígase coscorrón.
Monlau, en su Diccionario etimológico de la lengua caste-
llana^ cita el parecer de Larramendi, quien opina que cosco-
rrón proviene del vascuence coscoa^ parte superior de la
cabeza, y el de Covarrubias que lo deriva de coca^ antigua-
mente cabeza, casi cocorrón.
«Y adviertan con la vehemencia y ahinco que le riñe, que no parece
sino que le quiere dar con el cetro media docena de coscorrones^ y aun
ha)r autores que dicen que se los dio, y muy bien dados.»
{Cervantes — Don Quijote.)
(íCoscórrón^ go^pe en la cabeza, que no saca sangre y
duele,» dice el Diccionario.
COCTEL
Los yanquis dieron el nombre de Cock-tail fCock^ gallo y
iail^ cola) á un aperitivo generalmente conipuesto de la mezcla
de varios licores, hielo, azúcar, nuez moscada, etc. La cosa y el
COQ 113
nombre pasaron á la América española, donde hacemos uso de
ellos, tal vez más que en la patria de origen. Hasta que los
progresos A.^aiitialcoholis7no (querría ver esta palabra y anti-
alcohólico en todos los Diccionarios, como en todas partes lo
que ellas significan) no hagan terminar el tal bebedizo, su
nombre continuará muy señor nuestro, quiere decir, del puesto
que se ha conquistado en el lenguaje hispanoamericano.
Ya que este libro trata de cuestiones de lengua y de buen
gusto, no estará demás manifestar el refinado de los señores
yanquis, dando á los golosos noticia de los componentes del
coctel más exquisito de todos cuantos son preparados por los
eximios cocteleros norteamericanos. El referido coctel se com-
pone de ginebra, ostras, pimienta, limón, menta, hojas de
eucalipto y hielo triturado... y un yanqui para tomarlo.
CODEO
Será acaso el acto de mover los codos ó dar golpes con
ellos frecuentemente; pero no significa nunca lo mismo que
socaliña. Aun cuando para hacer soltar contra su voluntad á
alguien lo que tenga en las manos, sea conveniente gol-
pearle en el codo, no está justificada la significación que á
codear damos los ecuatorianos.
El verbo socaliñar es de todo punto desconocido entre
nuestras gentes, aunque no son pocas las que ejecutan su sig-
nificado con ingenio y aplicación. Socaliñar, dice el Dicciona-
rio, «sacar á uno con artificio ó maña una cosa que no está
obligado á dar». El ardidoso que nos saca algo que no debe-
mos y acaso algo que no queremos darle es, por lo mismo,
soca tinador y no codeador.
«De socaliñas de esta especie (de la de costearle á un mogollón los
cigarros, el café y el chocolate) se halla sembrada nuestra historia
colonial.»
{Don Ricardo Palma — Barchilón.)
COGER GOTERAS
Me parece que lo he dicho antes: debemos recelarnos de
«i
114
COL
estar equivocados siempre que empleemos más de una pala-
bra para la expresión de una acción ó para una denomina-
ción, etc.: tan rica y concisa es la lengua castellana.
CoiTÍponer los tejados, reconociendo las tejas quebradas y
poniendo otras nuevas, es trastejar. Trastejo acción y efecto
de trastejar.
Cuando simplemente se ponen tejas donde faltan: retejar.
«Y aunque al impetrarlas (las bulas) eran ya suntuosas las catedra-
les, y el culto divino se hacía con bastante mag-nificencia, se creyó
conveniente sostenerlas en el pie en que se hallan á expensas ajenas, y
aunque las bulas cuentan ya siglos, y en algunas catedrales no se ha
vuelto á poner ni una chinita, como siempre hay algo de retejo...»
{Fray Gerundio — Capillada lo.^)
COLACIÓN. COLACIONES
Colación es el acto de colar canónicamente un beneficio
eclesiástico, ó el de conferir los grados de L^niversidad; pero
los ecuatorianos decimos colaciones á los confites, grajeas., ca-
nelones., acitrojtes., etc.
Probablemente esta acepción ecuatoriana corresponde á la
que trae el Diccionario «porción de cascajo, dulces., frutas, etc.»
ó, si se quiere, es una extensión de ella.
Confites. — Cierta confección ó composición que se hace de
azúcar en forma de bolillas, de varios tamaños, lisas ó con pi-
quillos. Lat. Salgama saccharo codita.
«En dando una viuda en ser golosa y galana, en comer conjites, y
en tener calzas de color, y ligas con rapacejos dorados, pocos vicios
hay en una mujer, que no se hallen en ella.»
{Fotiseca. Vida de Cristo, tomo 2.", cap. 14.)
«Canelón. — Confite largo, que tiene dentro una raja de acitrón ó de
canela, el cual es labrado y quadrado. Llamóse así porque regular-
mente se funda sobre una raja de canela. Lat. Bolus sacchareus.
Pragm. de Tass. año 1680, fol. 48. La libra de canelones de cidra, á
cinco reales y medio.»
{Diccionario por la Real Academ'a Española, 1729.)
COL 115
Grajeas^ son los confites muy menudos y de varios colores
(griego ~oaYr,¡j.cc:a, postres). Dícese que el vocablo grajea ó
draj'ca viene del nombre del inventor de las almendras confi-
tadas, JuHus Dragatus, de donde se las llamó dragati y en
francés dragées.
COLAPÍS
Cola de pescado.
Colapís es probablemente abreviatura con que los repos-
teros ganan tiempo para dedicarlo á los flanes, huevos moles
(no utolles^ como ellos dicen), pestiños (no pristiños)^ hojal-
dres (no masa de hoja^ como los denominan, perdiendo el
tiempo que obtuvieron con la abreviatura consabida), turrones
(no tiir ruñes) ^ bizcochos y bizcotelas (que así se llaman en
España los dedos de dama.)
El último Diccionario trae ya colapez y colapiscis .
COLETA ó CHOLETA
Coleta llama la generalidad de los comerciantes quiteños á
la tela de algodón de un solo color, que sirve para forros de
vestidos y otros usos; mas algunos de dichos comerciantes,
que han viajado por el sur de nuestro Continente, nombran
choleta á la misma tela, palabra que, al fin, no es sino el voca-
blo anterior ligeramente modificado.
Como coleta es el mechón posterior del cabello, que se so-
lían dejar los que, como los chinos, se lo cortaban «para que les
sirviese de adorno, >> según opinión de la Academia; ó el cabe-
llo envuelto desde el cogote en una cinta, en forma de cola
que cae sobre la espalda; ó el que usan los toreros; ó familiar y
figuradamente, la adición breve á lo escrito ó hablado, por lo
general con el fin de salvar alguna omisión ó de esforzar com-
pendiosamente lo que antes se ha dicho; como coleta^ repeti-
mos, significa sólo los apéndices cabelludos ó verbales ó es-
critos que se acaban de expresar, echámonos en busca del
genuino nombre de la tela aludida y hemos averiguado que es
ii6 COL
percalina. Coleta^ sin embargo, en la acepción que anotamos,
ajuicio del Señor Cuervo, no es sino un arcaísmo.
COLOR
. Ambiguo.
Nuestro pueblo usa más este vocablo como femenino, aui
cuando en España se emplee actualmente más como mas-
culino.
Antes se usaba indistintamente como masculino y como
femenino. Véanse los siguientes ejemplos en que está la pala-
bra con ambos géneros:
«La materia pues de los colores se debe considerar ó muy seca por
excelencia ó utnida grandemente; ó seca y umida medianamente: si
sequedad señorea en la materia del color y el calor obra en tal materia
se engendrará blancor, ca la color de su natura esparce y extiende las
partes de la materia do obra y engendra sotilidad y claridad.»
{Fray Vicente de Burgos — Libro de Proprietatibus, en Romance,
acabado de imprimir en 1529.)
«La tez lisa y lustrosa, el cuero suyo escurece la nieve, la color
mezclada, cual ella escogió para sí.»
{Fernando de Rojas — La Celeslhia.)
«Y dijo (un diablo): Mira lo que hacen las feas; y veo una muche-
dumbre de mujeres, unas tomándose puntos en las caras, otras hacién-
dose de nuevo, porque ni la estatura en los chapines, ni la ceja con el
cohol, ni el cabello en la tinta, ni el cuerpo en la ropa, ni las manos
con la muda, ni la cara con el afeite, ni los labios con el color, eran los
con que nacieron ellas. Y vi algunas poblando sus calvas con cabellos,
que eran suyos sólo porque los habían comprado. Otra vi que tenía su
media cara en las manos, en los botes de unto y en ¡a color. »
{Qnevedo — Las Zahúrdas de Pintón.)
«Tampoco el color era constante: unos días muy encendido, otro* 1
malignamente jaspeado, con sus manchas verdi-pardas entre enjundia y
apostema.»
{Padre Isla — Fray Gerundio.)
COL 117
Vi á Don Felipe en el Prado
Llegar, la color perdida,
Por la mudanza debida
Con que á mi padre he engañado.
{Fray Gabriel Téllez — María la Piadosa. )
En sentido figurado:
«Pasó en esto tan adelante, que repudió á la Reina, su mujer, hem-
bra de mucha bondad. El color que tomó fue que era deuda suya y que
estuvo antes casada con el Conde de Cominges.»
{P. Maria?ia — Historia de España.')
Lo curioso, sobre todo, es que color deja de ser palabra
del g-énero ambiguo para los ecuatorianos, cuando pasa á sig-
nificar por antonomasia la materia colorante de nuestro achiote
( Bixa orellana)^ destinada en vez del azafrán usado en otras
partes, á teñir y condimentar los alimentos; pues en este caso,
se la llama simplemente la color.
COLUMBIARSE
Colimipiarse.
Estaríamos en lo justo los ecuatorianos si, como lo asienta
algún etimólogo, coltcmpio y columpiarse viniesen del latín
columba ó del griego xoX'j¡x6o;, á causa de asemejarse el que se
columpia á una paloma que vuela.
COLUMBIO
Columpio .
Sea que provenga de /oX'j¡j.6o;, paloma^ ó de /oXo¡j.6ctco, nado.,
ha de escribirse con p y no con b^ aunque en griego se escriba
con el signo equivalente á la última letra expresada.
ii8 COM
COMADRONA
Cojíiadre^ partera.
Aun cuando el cirujano especialista en Obstetricia sea co
inadrón^ el femenino de este sustantivo es comadre.
«Más va en la comadre que en la que lo pare.»
{Refrán.)
«La partej'-a es la mujer que sabe una arte de ayudar á las dueñas
á parir.»
{Fray Vicente de Burgos — De pj^oprietatibus, en Romance.')
COMEDIRSE
Arreglarse, moderarse, contenerse. — Comedido, cortés,
atento, moderado, — Comedimiento^ cortesía, moderación, ur-
banidad.
Si lo expuesto significan coutedirsc ., comedido y comedi-
jiiiento ¿de dónde habremos sacado llamar comedimiento al
servicio que se presta sin obligación, comedido al servicial y
hasta un poco entremetido, y comedirse al acto de ofrecerse,
prestarse á la ejecución de algo no remunerado y quizá ni so-
licitado? Aquí se origina el proloquio nuestro, «ningún come-
dido sale con la bendición de Dios,» á saber, á los entreme-
tidos no les va bien en sus entremetimientos,
CÓMELO N
El que come mucho se llama comilón ó contedor.
«Fue de Gobernador á Segovia un tal Quincocés, gordo, rebajete,
coloradote y comilón.»
{ Triieba — ¡Qué gracioso!. . ,)
CÜM 119
COMPAÑÍA
Compañía^ en todas sus acepciones.
«Sin prudencia hablas, ijue de ning-una cosa es alegre posesión sin
compañía.»
(Rojas — La Celestina.)
«A la sazón que falleció Don Alonso, rey de Castilla, doña Urraca,
su hija, á quien por derecho venía el \ eino, estaba ausente en compa-
ñía de su marido, que no se fiaba de todo punto de las voluntades de
los grandes de Castilla.»
(Mariana — Historia de España.)
«Llegado á Andarax, envió á su hijo don Francisco con cuatro com-
pañías de infantería y cien caballos á Ohánez, donde entendió que se
recogían enemig-os.»
(Don Diego Hurtado de Mendoza — Guerra de Grajiada.)
«Otro día al amanecer llegó la retaguardia: serían por todos cinco
mil y quinientos infantes y cuatrocientos caballos; compañía bastante
para mayor empresa, si se hubiera de tener en cuenca con sólo el nú-
mero.»
(Id.—ibid.)
Donde se ve, especialmente, clara la estructura de la pala-
bra es en la forma anticuada compaña.^ equivalente al actual
vocablo compañía., y en las voces de origen análogo compa-
ñera., campano., compamiela., etc.
«El Rey díxole que fuese á sosegar las posadas, é que después se
viniese para él: é esto decía el Rey porque entraron con el Maestre
muchas compañas en el Alcázar.»
(Pedro López de Aya/a — Crónica de Don Pedro el Cruel. )
Señora, trate
De hacerse menos huraña,
i2o CON
Venga en amor y compaña
A tomar el chocolate.
{Hart:2enbusch — Doña Mencia.)
COMPRA (Se)
Se compra botellas.
¡Caramba con el solecismo terco! No son pocas las perso-
nas que lo han combatido, y él atrincherado en las espesas ta-
pias de la porfía del vulgo, erre que erre en su puesto.
Los anunciadores, los vendedores y aun los periodistas
nos machucan y hasta nos machacan con el aviso «Se vende
telas»', «Se compra botellas» y con otras concordancias sintác-
ticas parecidas, del uso de los tales, que nos despeluzan.
Un entendido escritor chileno, con motivo de incurrir en
este despropósito otro escritor, dice con sobra de razón: «Se
venden licores, debió decir y no se vende, porque licores es el
sujeto de la oración pasiva y está en plural; luego también
debe hallarse en plural el verbo con el cual concuerda. Su-
pongamos que en esa oración, en vez de licores, se hubiese
usado licor, en singular, el verbo habría quedado tal cual está,
«se vende;» luego el plural licores exige verbo en plural, «se
venden.» Si así no fuera, sería indispensable aceptar el ab-
surdo de que un verbo en singular sirve para concordar con
un sujeto, tanto en singular como en plural. Además, dése á
la proposición otro giro, y en lugar del personificativo se^
úsese la forma pasiva del verbo ser, y se verá patente el desa-
tino de «se vende.» Entonces se tendrá que decir «son vendi-
dos licores.» ¿Y por qué no «es vendido licores?» Porque el
plural licores requiere el verbo en plural: «son vendidos.»
Igual concordancia en plural debe, pues, hacerse con el verbo
venderse: «se venden licores.»
CONCEJERO
Concejal, individuo de un concejo ó ayuntamiento.
CON
CONCEJIL
El empleo no remunerado es ad honores^ ó simplemente
hojioríjico^ si da honor; pero no concejil^ que significa pertene-
ciente al Concejo, ó común á los vecinos de un pueblo.
Sirve gratis^ gratuitamente ^ de gracia^ de balde ^ sin inte-
rés^ la persona que, según los ecuatorianos, tiene un empleo
concejil.
Concejil es, pues, para nosotros el antónimo^ — y valga el
neologismo, — de sinecura.
CONCHO
Poso^ sedimento^ borra^ hez^ y, si se quieren más nombres,
hondarras (pr. de Rioja).
De concho formamos concJwso^ que en quichua significa bo-
rroso; pero que en castellano expresa animal que tiene con-
chas.
Concho^ para los quichiiaístas ó qtiichuaizantes ., es también
adjetivo: de color semejante á las heces de la chicha ó de la
cerveza, y así decimos caballo concho^ muía concha^ etc.
CÓNDOR
Hay quienes diferencian cóndor y cóndor^ llamando del
primer modo al pajaróte, y del segundo á la moneda de oro.
Está mal: en ambos casos la palabra es grave; y quizá posee
aún nv^ijov gravedad el cóndor de oro que el ave aquella de ra-
piña, digno símbolo en el escudo de armas del Ecuador, de
los sargentos rapaces, ignaros y corrompidos, que por arte de
las revoluciones se encaraman sobre la nación y clavan en ella
las garras y la roen y la anonadan. Viene del quichua cíuitnr.
CONFERENCIANTE
El vocabulario académico no ha aceptado aún esta palabra
muy común en algunos lugares de América y hasta en España.
122 CON
No sé si el participio activo de dzseriar^ disertante^ exprese
con propiedad lo que aquél expresa: persona que razona en
público acerca de alguna materia. De cojtferencia se ha sacado
conferencian te .
CONFINIO
Merecen ser confinados, cuando menos al Ñapo, los que
escriben para el público artículos en los cuales hablan de con-
finio^ en vez de confinamiento ó confinación.
«Tarde ó temprano es preciso que nos convenzamos de la necesidad
de tener un establecimiento de confinación para los delincuentes, mon-
tado sbbre bases muy diferentes de las de Juan Fernández, cuya insu-
ficiencia y malos efectos tiene demostrados la experiencia.
La confinación en una isla desierta y distante ofrecerá graves incon-
venientes, aun suponiendo expeditas las comunicaciones marítimas con
ella...»
(Bello — Establecimientos de confinación para los delincuentes i)
CONGRESISTA ó CONGRESAL
No sé si alguien ha propuesto ya á la Academia la acepta-
ción de uno de estos neologismos, para denominar á la per-
sona que concurre á un Congreso político, científico, artístico
ó lo que fuese.
No sé, tampoco, cuál de los .dos vocablos parecerá mejor á
los lingüistas, que en materia de gusto respecto de palabras, ra-
tifican también la verdad del refrán: de gustos no se ha escrito.
Como sucede verbigracia con el verbo dictaminar ^ presentado
por don Ricardo Palma á la Academia, para la inclusión en el
Diccionario, verbo rechazado por los académicos y calificado de
-preciso y elegante por don Eduardo de la Barra, después que
don Aníbal Galindo lo había tildado de feo.
La verdad es que congresista., como decimos nosotros, ó
congresal^ como lo hemos oído repetidas veces en el Congreso
científico latino-americano de Buenos Aires, no tienen reem-
CON 123
plazo en español y deben ser aceptados por el Léxico; quiere
decir, debe ser aceptada una de las dos voces, la que mejor
formada parezca á los SS. Académicos. Congresal podría de-
cirse como concejal de concejo^ curial de curia ^ colegial de
colegio; y congresista^ como oficinista de oficina, seminarista
de seminario^ etc.; mas la verdad es que no tenemos cómo
reemplazar castizamente uno de los dos vocablos. Diputado
será muy bien la persona nombrada por un cuerpo para repre-
sentarle; pero en las Repúblicas hispanoamericanas, llama-
mos diputado al individuo de la Cámara baja, que dirían en
algunos lugares de Europa, de los Comunes, de la Cámara de
Representantes, como decíamos nosotros antiguamente ó
de la Chambre des députés , como dicen también los fran-
ceses.
Para manifestar mejor las diferencias, es necesario además
explicar lo que en América denominamos Congreso y lo que
en España así se nombra: Congreso llamamos nosotros, lo mis-
mo que hoy en Francia, Bélgica, etc., al Senado y Cámara de
Diputados, reunidos; en la Nación española se denomina Con-
greso á sólo la última, de manera que el Senado y el Congreso
constituyen las Cortes. Se comprende, pues, perfectamente
por qué no necesitan del vocablo congresista ó de la palabra
congi^esal.
La Constitución de la República del Ecuador, dice:
«El poder legislativo reside en el Congreso Nacional, com-
puesto de dos Cámaras, una de Senadores y otra de Diputa-
dos»: en donde se ve que, según nuestra Carta Fundamental,
equivale la palabra Congreso á lo que en España se llama
Cortes: «Reunión de los dos estamentos ó cuerpos colegisla-
dores. Senado y Congreso de Diputados^ que no pueden deli-
berar juntos ni en" presencia del rey, etc.», conforme lo dis-
pone la Constituci m de 1845.
Nuestras Cámaras, al contrario, tienen que deliberar juntas
algunas veces, y entonces, cuando se reúnen, toman el nombre
de Congreso, p. ej.: para el escrutinio de la elección de Presi-
dente y Vicepresidente de la República.
La Constitución de Chile (art. 11, antiguo 13) dice lo mismo
que el artículo 43 de la nuestra. El artículo 58 de la colom-
124 CON
biana de 1886, expresa lo propio; así como el artículo 42 de la
Constitución del Paraguay.
Con razón, pues, en casi toda la América española son
usados los vocablos congresista ó congresal^ que no hacen
maldita la falta en España.
Congreso (de congredi^ conferencia) se llamó la reunión de
soberanos ó de sus representantes para arreglos políticos, ter-
minar guerras, etc. Así como el nombre Parlamento^ dado al
Consejo de Oxford, sirvió en Inglaterra para denominar
al Gran Consejo Nacional^ y en Francia para llamar al Mall^
asamblea de los Francos, ó posteriormente á la Corte del rey;
asimismo la Asamblea constituyente de Bélgica en 1830 recibió
el nombre de Congrés. Las Repúblicas hispanoamericanas
tomaron de Estados Unidos la denominación Congreso para el
conjunto del sistema representativo ó cuerpo legislativo, esto
es, para lo que se llama Cortes en España; Parlíanient [House
of Lords and House of Comntuns), en Inglaterra; Reichstag
en Alemania; Estados generales en Holanda; Reichsrath ó
Consejo del Imperio^ Reichstag húngaro en Austria-Hungría;
Rigsdag ó Riksdag en Dinamarca y Suecia; Storthing en No-
ruega; Scoupchtina en Serbia,, etc.
Congreso^ pues, lo repetimos, es en nuestras Repúblicas lo
propio que Cortes en España. Por lo cual el Diccionario de la
Academia está errado además en la última parte del párrafo
destinado á la palabra Congreso.
Corregido el tal error, y en todo caso, nos hace falta uno
de los nombres congresista ó congresal.
Los franceses y belgas, como es justo, tienen para signifi-
car nie7nbi''e cVun congrés^ el vocablo congressiste.
CONSERVATISMO ó CONSERVADURISMO
«Liberal», dice la Acadf.mia, «que profesa doctrinas favo-
rables á la libertad política de los Estados». — «Liberalismo^
orden de ideas que profesan los partidarios del sistema libe-
ral. II Partido ó comunión política que entre sí forman».
El Diccionario define también la ^Sildibra. progresismo. ¿Por
CON 125
qué no trae del propio modo las voces conservador y conser-
va tismo ó conservador j'snio?
CONSTIPACIÓN
Como lo expresa la misma etimología (constipatio^ de cons-
tipare^ constreñir) es propiamente astricción^ estiplicidad ó es-
treñimiento: pero nosotros denominamos constipación^ no
sólo al resfriado, sino también al catarro^ cuya signiíicación
(•/(ZTctopíco, afluyo) es de todo punto contraria á la del vocablo
empleado. Debería, por tanto, decirse siempre catarro ó ro—
inadizo {rjf-¡\m. de osoj, fluyo').
La última edición del Diccionario de la Academia pone
constipación como sinónima de constipado., y esta última pala-
bra como equivalente á resfriado., primera acepción.
Habrá barba betunada,
Tos, catarro., orina, hijada
Y mucho diente postizo.
{Fr. G. Te Hez — Marta la Piadosa.)
CÓNSUL
Así llamamos al Enviado Extraordinario y Ministro Pleni-
potenciario, como al Ministro Residente, como al Encargado
de Negocios. Cónsn.1 es, por consiguiente, en el Ecuador,
cualquier Ministro diplomático, sea cual fuere la clase á que
pertenezca en la escala diplomática. Admírame que no hubiese
hasta ahora alguno de ellos, á causa de este trastrueque, in-
terpuesto una reclamación y exigido la respectiva indemniza-
ción pecuniaria.
«Los cónsules son agentes que se envían á las naciones amigas con
el encargo de protejer los derechos é intereses comerciales de la patria,
y favorecer á sus compatriotas comerciantes en las dificultades que les
ocurran.
El objeto principal de la misión del cóíisul es velar sobre los inte-
reses del comercio nacional.»
(Bello — Derecho Internacional.)
126 CON
Consulado decimos, asimismo, á la legación. La palabra le-
gación es nueva, lo que ella signiíica se llamaba antes legada:
^(.Legacía — La embaxada ó recado que se envía», dice el Diccionario
de 1734... «Se toma también por el niismo empleo, oficio ó función del
Legado ó Embaxador.»
«Ca la legacía que tuvo Don Bernardo, como lo nota el Arcediano
de Ronda no se dio á su sucesor, sino á este Don Diego Gelmírez.»
{Mariana — Historia de Es paña i)
«Informado Cortés de estas noticias, y no hallando razón para des-
preciarlas, trató de enviar sus mensajeros á la república, para facilitar
el tránsito de su ejército, cuya legacía encargó á cuatro Zempoales de
los que más suponían».
(Salís — La Cofiquista de Méjico.)
«El rango que los agentes diplomáticos, acreditados á una misma
corte han de guardar entre sí, se ha reglado por el acta del Congreso
de Viena de 9 de Junio de i8i5... En él se estableció:
Que los empleados diplomáticos se dividiesen en tres clases: pri-
mera, embajadores, legados ó nuncios; segunda, enviados, ministros, ú
otros agentes acreditados de soberano á soberano; y tercera, encar-
gados de negocios, acreditados con los secretarios de Relaciones Exte-
riores (á las cuales añadieron los plenipotenciarios de Austria, Fran-
cia... en el Congreso de Aquisgrán ó Aix-la-Chapelle... la clase de
segundo orden y los encargados de negocios)».
(Bello — Derecho Internacional.)
CONTADORES
Son llamados en Quito (y probablemente serán nombrados
también en las demás ciudades del interior de la República,
tan pronto como cunda el mal por ellas) los logreros sin con-
ciencia, que prestan dinero sobre prendas y con el interés del
cincuenta ó sesenta por ciento. La denominación les viene
del apellido de Tomás Contador, ciudadano chileno, muerto
no há mucho, fundador del primer establecimiento de esta
clase, destinado á despabilar á la gente menesterosa. Aunque,
para volver por la mínima honra del mencionado patriarca.
CON 127
debemos añadir que, gracias á lo propicio del tiempo en que
vivieron sus sucesores, estos fueron quienes amplificaron,. ex-
tendieron y explotaron más y mejor la prod'jctiva industria,
con la adición novísima de la granjeria de comprar á los
maestros de escuela y otros empleadillos, por la tercera parte
ó la mitad del justo precio, los vales de sueldos, que los conta-
dores del Tesoro cobraban sin merma de un centavo.
El nombre propio de aquel personaje pasará, pues, á ge-
nérico, del mismo modo que el del célebre zapatero romano
Pasquín, que el de Pero Illán ó Perillán, etc.
No será el primer caso de que en Sud América tenga una
denominación tal origen: el sustantivo ó adjetivo aicalón, con
el cual en Chile nombran ó califican á los curiosos que sin ser
militares acompañan los ejércitos, á los corresponsales de pe-
riódicos y quizá también á los entrometidos, provino de don
Antonio Cucalón, caballero peruano que, embarcado en el
«Huáscar» por curiosidad ó patriotismo, cayó al mar y se
ahogó en una délas excursiones del comandante Grau, cuando
la guerra del Pacífico, ó sea de Chile contra el Perú y Bolivia;
según el tradicioiiista don Ricardo Palma, el vocablo bar-
chilón, con que conocemos á los empleados subalternos de
hospital, vino de don Pedro Fernández Barchilón que se con-
sagró en Lima á la piadosa tarea de cuidar enfermos. — Cuando
la infancia de la cirugía en Francia, llamaban también maitres
Mires á los cirujanos, del nombre de Roberto le Mire, nota-
ble operador de entonces.
El verdadero nombre del Monte impio^ fundado por el chi-
leno de marras y conservado y corregido y aumentado por
unos cuantos hombres sórdidos, es ladronera^ y el nombre que
corresponde á ellos... el que fácilmente y sin escrúpulos puede
darles el lector.
CONTRAERSE
Los SS. Baralt y Rodríguez corrigen el sustantivo contrac-
ción en el sentido de aplicación: ^2^x0.^^ que, según el entender de
ecuatorianos, venezolanos y chilenos, significase lo propio que
en francés la voz contention, effort prolongó^ grande applica-
128 COR
tioii. Nosotros vamos más allá que los venezolanos y los chile-
nos; supuesto que no sólo empleamos el sustantivo expresado,
en la acepción corregida, sino que nos servimos del vocablo
contraer^ y en especial el reflejo cojiiraerse^ en vez de aplicar
ó aplicarse. Así decimos que el estudiante tal «se contrae hasta
enfermar», que N. «es muy contraido á sus deberes», etc.
CONVENTO
Denominamos impropiamente á la casa del cura.
CONVERSAR
Mal dicho por contar, referir «D. fulano me ha conver-
sado que...» Puede darse una noticia sin que haya verdadera
conversación.
CORMILLO
Colmillo
«Las mortales navajadas de tus colmillos y heridas de tus manos
sanarán en las del discreto, en cuyo abrigo seré dichosamente de tus
adversas tempestades amparado.»
(Mafeo Alemán — Gicsmdfi de Alfar ache.)
Los colmillos comidos de gorg-ojo.
Una boca con cámara y con pujo
á la que rosa fué vuelven abrojo.
( Quevedo — Sonetos. )
CORTE
De caña dulce, dígase zafra; corte de trigo, etc., dígase
siega.
CORO (Capa de)
Para dar á entender que alguien ha jugado á otro una mala
COR 129
pasada gruesa ó irremediable, decimos que le hizo una de capa
de coro^ alusivamente á los entierros ó á los matrimonios, que
celebra el sacerdote revestido, según mal se ha creído, con
la capa de coro.
Ahora bien, como la vestimenta empleada en los casos re-
feridos es la capa pliLvial y no la de coro, debemos decir para
no levantar falso testimonio á ésta, que Fulano hizo á Zutano
U7ia de capa pluvial^ y no como acostumbramos.
C^pa pluvial^ define la Academia, la que usan principal-
mente los prelados y los que hacen oficios de preste en víspe-
ras, procesiones y otros actos del culto divino: se pone sobre
los hombros, ajustándola por delante con una manecilla ó con
corchetes ó broches, etc. — Capa de coro. La que usan las
dignidades, canónigos y demás prebendados de las iglesias
catedrales y colegiales, para asistir en el coro (de aquí su nom-
bre) á los oficios divinos y horas canónicas, y para otros actos
capitulares.
COROZO
Nombramos en las ciudades serraniegas, y tagua en las de
la costa, al fruto del Cadi ( Phytelephas niacr acarpa)^ cuyas
hojas enorm.es sirven como tejas para las casas de campo de
los habitadores de las tierras bajas, y los mencionados coroza^
)tagua ó marfil vegetal constituyen uno de los artículos de ex-
)ortación del Ecuador, muy estimados en Europa y Norte
América.
CORREÍSTA
Llámesele simplemente correo., postillón, ó también esta-
feta; pues así se denomina el correo ordinario que va á caballo
de un lugar á otro. (Véase la palabra estafeta).
CORRENTÓN, NA
Está mal, en vez á& pasadero^ ra., mediano^ Jia^ regular.
9
I30 COV
COSTAL
Denominamos en el Ecuador á la alfombra ordinaria, ge-
neralmente de libras de agave. Esteras llaman en Cataluña á
las alfombras ordinarias; nosotros empleamos con más pro-
piedad este último sustantivo, — aunque nuestras esteras di-
íieren de las usadas en España, así por el material de que se
fabrican, como por la textura.
COSCOJA
Tiene varios significados, supuesto que así se llama una
especie de encina; y así se nombra también la hoja seca de la
carrasca, etc. Los campesinos del Ecuador denominan coscoja
á diversas enfermedades de los rumiantes: á la morriña^ al
Imérfago ó huélfago y quizá á la tuberculosis.
Al animal que adolece de una de estas enfermedades se le
califica de acoscojado, y aun se ha inventado el verbo acoscojarse
para significar que una oveja ó un buey han contraído la cos-
coja. Ni el adjetivo ni el verbo están en el Diccionario.
COTEJA
Denominamos al caballo, en alzada, fuerza y ligereza, igual
al que debe correr con él; ó al galio de valentía, vigor y esta-
tura equivalentes á los del que se presenta como contrario
para la riña; ó al púgil tan esforzado y tan bruto como su con-
tendor, etc.
La operación de arreglar cotejas^ supone un cotejo previo,
esto es, la confrontación ó comparación del uno con el otro
competidor, teniéndolos ambos á la vista. La palabra, pues,
está acaso bien formada y debe ser acogida por el Léxico.
COVACHA
Palabra perfectamente castiza en su significado de cueva
pequeña, no lo es en la acepción de tienda donde se venden
COT .3.
los cereales, leguminosas, patatas, etc., por cuenta del dueño,
quien paga un tanto por ciento al vendedor ó vendedora res-
pectivos.
Castiza del propio modo fue entre nosotros primitivamente
la voz corregida, pues la memorada venta se hacía en los sóta-
nos ó cuevas de los atrios de la Catedral y San Francisco, de
donde, por extensión, han seguido nombrándose covachas las
tiendas á que más tarde se han trasladado las ventas de produc-
tos agrícolas.
Covachuelas llaman de manera familiar los españoles á los
Ministerios, por la misma razón que los quiteños denominamos
covachas á lo antes explicado, porque dichos Ministerios esta-
ban situados en las bóvedas del antiguo real palacio.
COVACHERO
De covacha vino, como era natural, el adjetivo covachero^
no covachuelista conforme apellidan en la Península al oficial
de covachiiela\ y es de suponei- que la denominación se perpe-
tuará tanto como el oficio de esas dignas personas que, al de-
cir de los agricultores, motivos tendrían para bautizar sus
tiendas con el diminutivo de aquella concavidad, que según
los Diccionarios anteriores al de 1899, lleva á las veces un ca-
lificativo infamante: cueva de ladrones.
Consignatarios comienzan á llamarse algunos entendidos
no sólo en gramática parda, y á nombrar consignación lo que
el vulgo covacha. No está mala la sustitución, ya que consig-
nar ^ comercialmente, significa «enviar las mercaderías á manos
de un corresponsal»; pero estarían mejor las denominaciones
comisionista y casa de comisión., ó corredor y correduría.
COTO
Es lo mismo que bocio., según la décima acepción de aque-
lla palabra en el Diccionario último de la Academia; mas bocio
según el mismo Léxico es sinónimo á& papera, lo cual tal vez
no es cierto. Defina simplemente: Coto., «hipertrofia del cuerpo
tiroides», y nos evitará hasta el trabajo de ver tres palabras en
132 CRI
el gran libro antes de saber el significado del vocablo ameri-
cano.
CRETÓN
Tanto en español, como en francés de donde viene, la pa-
labra es femenina: cretona^ cretonne^ tela, comúnmente de al-
godón, blanca ó estampada.
CRISPAMIENTO
«Con un crispamiento de nervios». No sabemos si será po-
sible que los nervios se crispen; pero sí que no hace falta en
castellano la palabra crispamiento^ por existir ya el sustan-
tivo crispatura.
CRISTA
Cresta.
Aun cuando crista sea más conforme á su origen latina
crista^ el penacho de carne roja que llevan en la cabeza el :
gallo y otros fasiánidos^ se, ha nombrado desde antiguo en
castellano cresta.
«El ha (el gallo) la cresta bermeja sobre la eabeza en lugar de co-
rona: e quando él la pierde, pierde la fuerca de combatir contra su ad-
versario.»
{Burgos — Libro de proprietatibits rerum en roma?ice, iSsp.)
CRÍTICO
Para los ecuatorianos sin ilustración y aun para los media-
namente ilustrados, no es crítico el que juzga según las le^^es
de la crítica^ quiere decir, del arte y del buen gusto, conforme
lo "han creído los señores Académicos; ni conforme á la opinión
de todas las gentes instruidas, el que poseedor de varios cono-
cimientos, de perspicacia y de no vulgar inteligencia, percibe
I
CRI 133
así los primores como los defectos de las obras que se le pre-
sentan, y los señala, llamando la atención sobre ellos, ya para
educar el criterio ajeno, ya para producir en los menos pers-
picaces el placer que engendra la contemplación de lo bello,
ya en fin, para que el artista novel imite lo bueno de la obra
juzgada y evite lo malo que hay en ella.
No, señor, no es lo expresado. Crítico es (y se han tenido
la culpa para esto los que sin más condiciones que la malevo-
lencia juzgan á los otros ó las obras de otros) el maldiciente^
el que detrae por sistema, por costumbre, por naturaleza; el
odiador en especial de lo que sobresale; el que si acaso puede
tener alguna luz en el cerebro y comunicar alguna sal á la pa-
labra, lleva la vejiga de la bilis en el lugar del corazón y el
veneno corrosivo de la envidia empapándole el alma.
El crítico necesita poseer una finura de percepción no
común, que le permita apreciar en el objeto juzgado lo que
está á regla respecto del prototipo calológico, criado por el
estudio de modelos perfectos, por el conocimiento del arte y
sobre todo por las propias naturales aptitudes; necesita ade-
más, se ha dicho con razón, idoneidad análoga á la del autor
de la obra juzgada. Mal puede, pues, ser crítico quien sólo po-
see la facultad de percibir lo deforme y carece además de
facultades para, adquirida la educación estética indispensable,
crear algo semejante á la obra que somete á su juicio.
El que padece las dolencias de las virtudes ó méritos aje-
nos, es simplemente un malaventurado, pero no es ni puede
ser un crítico; sin embargo, á éste precisamente denomina crí-
tico el mal saber y entender del vulgo: al que carece de ojos
para mirar lo bello y de oídos para oirlo, al que advierte no
más que lo inarmónico en el conjunto de melodías, ó descubre
el filamento de pincel que el maestro Alurillo dejó pegado en
€l rostro de sus primorosos ángeles. Crítico es, según el vulgo,
ese individuo á cuya retina no pasan sino los rayos Rcentgen
del odio, rayos que muestran, eso sí, lo más íntimo, lo que la
ley de imperfección de la naturaleza ocultó allá en lo interior
de todo lo existente. Conforme á lo cual, rrzVzVrt vendría á ser,
no el sol que abrillanta el universo y muestra su hermosura,
sino la linterna sorda que el antiguo sereno llevaba bajo el
134 CUA
capote, para sacarla solamente cuando creía que iba á darse
el gusto de descubrir un delito ó una inmundicia.
A los que los ecuatorianos denominan críticos^ llámeseles
ínalévolos, ó simplemente criticones^ prodigando la caridad, y
si se quiere una palabra parecida á la que anotamos.
CROCHET
Voz francesa: aigiiille á poiiit recourbée^ etc.
No he podido saber el nombre consagrado por la Acade-
mia para el ganchudo de marfil, hueso, madera ó metal, con
que las mujeres tejen una randa especial de hilos de seda ó
algodón.
En el periódico madrileño La Ultima Moda^ encuentro
ganchill'\ palabra que no está en el Diccionario, pero que es
castiza y muy adecuada para denominar el memorado instru-
mentito.
CUADRA
Posee varias acepciones, á saber: sala ó pieza espaciosa,
caballeriza, sala de un hospital ó cuartel ó prisión, en que
duermen muchos, cuarta parte de una milla, etc.; pero no sig-
nifica nunca lo propio que alfalfal ó alfalfar.
Para reemplazar á cuadra en el objeto al que hemos qui-
tado este nombre, e Tipleamos la voz pesebrera.^ que es el con-
junto áQ pesebres ó sean los cajones donde comen las bestias.
«Nona siguió á Marta, la cual bajó la escalera que iba al parador,
y entró en la cuadra^ de donde echó á Chucho con cajas destempladas;
y por unos peldaños de madera tosca, sujetos á la pared, de mayor á
menor, en un rincón de la cuadra^ una detrás de otra se encaramaron
en el pajar.»
( Selgas — Nona . )
Rica berberisca alfombra.
Del rey moro de Granada
CUC 135
Dóa ó tributo, cubría
Las losas de aquella cuadra.
[Saavedra — Romances: El Alcázar de Sevilla.)
El rey Don Pedro entre tanto
Separado de los suyos,
En una segunda cuadra
Se entregó al sueño protundo,
{Do?i Ajigel Saavedra — Romances: El Fratricidio.)
CUCAYO
Llamamos á los fiambres li otros comestibles que se llevan
de viaje; y debe ser de él (del vocablo corregido) ó del quichua
CHcahui, de donde se dijo en Chile cocaví á la provisión que
llevan en las alforjas los viajeros á caballo. No son pocos los
vocablos quichuas que se conservan en el lenguaje chileno:
asiiaitcho {asnac .^ hediondo y hticho^ ají); cocliayuyo (cocha.^ l^gOj
msLvyyuyOy cogollo, planta, hortaliza); g-uagua f/ií(a/iiía, hijo,
niño, cría); coronela (curuiida^ tusa como decimos los ecuatoria-
nos ó zuro, como dicen en España); guasca (huasca-, soga, veta).
Insinuamos el expresado origen, con motivo de las etimologías
buscadas por don Zorobabel Rodríguez en su provechosa
obra Diccionario de Chilenismos, para la palabra cocaví.
Matalotaje nombramos también á los dichos víveres, voz
de marinería que se usa asimismo en las Antillas españolas,
según se ve en la leyenda Enriquillo, por don Manuel de J.
Galván.
cuco'
En España se nombra coco al «fantasma que se figura para
meter miedo á los niños.»
Según la Academia viene del griego /á/'o;, feo; pero es más
probable que del vascuence cochoa, gusano (latín coccum.,
griego /o-/-/oc); pues basta y sobra un gusano «para meter
miedo» á los niños, á muchas mujeres y aun á algunos ge-
nerales.
136 CUC
«Vamos que no era el coco que mi mente se había creado, sino per-
sona muy simpática y muy cortés.»
{Don Ricardo Palma — Recuerdos de España.)
CUCURUCHO
Nos es completamente desconocida esta palabra como de-
nominación del papel arrollado en forma de cono, que sirv^e
para poner dulces, especias, etc., y que nosotros llamamos car-
tiicho; en cambio, á fin de no dejar cesante al sustantivo que
motiva este párrafo, le hemos destinado á significarla persona
que iba en las procesiones de semana santa, vestida con una
túnica larga de color y forma variados, según la respectiva
cofradía, y cubierta la cabeza con una caperuza ó papahígo:
quiere decir, el nazareno.
En nuestra infancia vimos muchos en Quito, después los
hemos vuelto á contemplar en Sevilla, junto con los armados
y otros procesionales, formando los célebres pasos, entre los
que descuella siempre el de la Virgen de la Esperanza de la
Macarena.
;De dónde les vino en el Ecuador el nombre de cucuruchos}
Comprendímoslo al ver los ya citados de Sevilla, cuyo pa-
pahígo ó caperuza, de que antes hablamos, termina por encima
de la coronilla en punta erecta, en forma de cono ó de cucu-
rucJio.
Entre nosotros, según parece, los vestuarios de cucuruchos
han pasado á vivir en los escaparates de los arqueólogos; mas
no acaece lo propio en otros lugares de América, como Chile
por ejemplo: en Quillota los nazarenos íorvc^T^rv parte muy prin-
cipal de la denominada procesión del Pelícano, que se verifica
indefectiblemente todos los viernes santos. Sóío que el cucu-
rucho quillotano difiere por completo, tocante al vestido, del
antiguo cucurucho ecuatoriano que, por lo común, llevaba una
hopalanda toda morada ó azul, mientras que aquél gasta una
túnica negra, con dos listas blancas á lo largo del cuerpo, y
en el pecho y espalda calaveras y fémures igualmente blancos;
en vez de la fontezuela de plata que los nuestros tenían en la
mano para recibir las limosnas, solicitadas con golpecillos
CUCH 137
dados en la misma fuente, los de Quillota llevan una hucha
cuya llave guarda en su poder el cura respectivo, sin duda por
la poca confianza que el roto le inspira aun cuando esté afo-
rrado de penitente.
La última vez que en Quito se vieron los ciiciirnchos fue
en 1888, año en el que se trató de resucitar la procesión noc-
turna del viernes mayor; pero con tan mala fortuna que, des-
pués de gastados algunos miles de pesos en la poco devota
función, un torrencial aguacero se encargó de disolverla ape-
nas había comenzado á desenvolverse por las calles de la
ciudad.
¡Figuraos cuál sería la pena de los viernes santos, como se
dio en llamar á los curiosos de provincia, venidos solamente
para, gzístar (así decían por verj la afamada procesión!
«Ya que usted lo manda, lo haré. Don Fabiancito ha llegado ahora
á la puerta, sudando como un pollo, me ha dejado este cucurucho (lo
sacaj, y me ha encargado le de á usted esta carlita.»
(Hartzenbiisch — La coja y el enco,^do.)
«.Adela. — Sería un desprecio.
Don Silvestre. — Y en señal de tu boda te llevaré un cucurucho de
dulces de calabaza.
Adela. — No haga usted tal cosa.»
{Hartzetibusch — Id. )
Por razón de similitud, se llamaba también en Quito cucu-
rticho á un estribo de forma cónica que afianzaba una de las
murallas del convento de San Agustín, y que dio á la calle el
nombre de Calle del CiicurucJio.
CUCHILLO DE PAPEL ó CORTAPAPEL
Dígase plegadera.
«Sentámonos frente á frente en cómodos, aunque no ricos ni elegan-
tes sillones, con una mesita entre los dos, cargada de papelejos, una
plegadera, cajas de fósforos...»
{Pereda — Peñas arriba.^,
138 CUI
Cuchillo de papel es francés puro: couteau a papier.
CUCHUBOS ó CUCHUGOS
Denominamos las bolsas de las sillas para montar á caballo;
llamárnoslas también pistoleras y está menos mal, aunque no
sirven ya para llevar pistolas.
CUERO
Además de las legítimas acepciones de esta palabra, le atri-
buímos también malamente la de látigo^ azote^ flagelo; y de la
errónea significación hemos sacado cuerear por azotar^ cue-
reada y aíeriza por azotaina ó flagelado ii^ cuerazo por azotazo.
CUETE
Cohete.
(Cuete nos vendrá del catalán?
Vieja roñosa, pues te llevan, vete:
No vistas al g-usano de confite,
Pues eres ya varilla de cohete.
{Quevedo — Soneto á U7ia vieja verde, compuesta y afeitada.)
Es con moquita un pezón,
Que le ordeñas si te suenas;
Nariz, que aun hallarla apenas
Puede el cohete á traición.
{Id — Redondillas.)
«Soltó un «el Señor la corone de gloria,» y emparejó calle arriba
listo como un cohete.^ clamando á grito pelado...»
{Hartseinbiisch — Los dos bofetones.)
CUICA
Lofftbriz., es el nombre castellano del animalito sin miem-
CUM 139
bros, con el cuerpo largo y cilindrico. De tal modo nos hemos
acostumbrado á usar la denominación quichua ciiica^ que si
alguien dijese haber visto una lombriz^ nadie le entendería
sino que lo visto ha sido un ascáride^ una tenia ú otro ento-
zoario^ que dicen los médicos técnicos, ú otros vermes^ que
dirían los físicos menos revesados.
Gusanos se llaman especialmente algunos animaluchos
blandos, de varios tamaños y colores, que no tienen vértebras,
y se arrastran y trepan. — Recordamos la palabra giísano por
la particularidad de venir su nombre del sánscrito Kusií{á& ku^
tierra, y su^ hijo), vocablo fónicamente igual al quichua ¿•//í//;,
cierto gusano de la tierra .
CULATA
Además de tres acepciones relativas á armas de fuego, tiene
este sustantivo la significación figurada de parte posterior ó
más retirada de una cosa, como la trasera del coche; mas no
por esto ha de llamarse así, según lenguaje de nuestros alba-
ñiles y hasta de algunos de nuestros arquitectos, á la parte, ó
si se quiere, cara lateral (no fachada^ que dice el Diccionario,
pues no es X^l parte anterior) de un edificio, rematada en punta
ó en ángulo por las dos vertientes del tejado, esto es, al has-
tial ffastigiare^ terminar en punta).
CUMBRERA
Caballete.
Tal es el nombre de la línea más alta del tejado, de la cual
descienden las hileras de tejas, etc. — Cumbrera., según la Aca-
demia, es la pieza de madera de veinticuatro ó más pies de
longitud y con una escuadría de diez pulgadas de tabla, por
nueve de canto, — que se destina especialmente á la construc-
ción de cubiertas de chozas y edificios: de donde, acaso, le
hemos dado en el Ecuador la propia significación de caballete.
I40 CUR
CURCO, CA
Palabra quichua. — Jorobado^ jibado^ jibosn^ coj'-covado.
«Es así, dijo Critilo, dondequiera que hallamos corcovada la dispo-
sición, rezelamos también torcida la intención; en descubriendo ensena-
das en el cuerpo, tememos haya dobleces en el ánimo.»
{Lorenzo Gradan — El criticón.^
«Que está gibado de un golpe, y no confesara que son años, si pen-
sara remozar por confesarlo.»
[Quevedo — Las Zahúrdas de Pintón.)
CURIQUINGUE
El cnriquiugíii^ cuyo nombre en quichua significa piulado
de oro, era el ave sagrada de los aborígenes de esta parte de
América; pertenece al género Polyborus y se parece al cara-
cara del Brasil. Se le halla frecuentemente en las dehesas,
casi siempre acompañado de la hembra, y aun en bandadas.
Es pintado de negro y blanco, ó pardo, y del tamaño de una
gallina; tiene la cabeza sin plumas como otras aves rapaces.
CURSO. CURSAR
«El 1 5 del mes en curso» ó «el i5 del que cursa», decimos
y escribimos irreflexivamente en vez de «el i5 del actual», ó
«del presente mes», ó si se desea algo que venga de los verbos
latinos, casi sinónimos, ciirrere ó cursare^ — «el i5 del mes
corriente» ó «del qne corregí).
CURTIEMBRE, ó CURTIMBRE
Como dicen los que creen hender un cabello en el aire.
Curtiduría ó tenería, del francés tannerie, de tanner (prépa-
rer les cuirs avec du TAN), de tan, corteza pulverizada de varios
vegetales que contienen tanino ó ácido tánico, principio que
»
cus 141
unido á la materia gelatinosa de las pieles, las vuelve, al pro-
pio tiempo que flexibles, incorruptibles.
«{Quién? Parmeno, el hijo de Alberto tu compadre, que estuvo con-
tigo un poco tiempo, que te me dio mi madre cuando morabas á la cuesta
del río, cerca de las tetierías.»
{Fernando de Rojas — La Celestina,^
Según la primera edición del Diccionario académico, cur-
tiduría sería también el trato y comercio de las pieles ó cueros
adobados.»
CUSCUNGO
Por onomatopéyica que sea la palabra, no puede pasar del
quichua al castellano, donde hay voz propia para denominar
al ave nocturna, de la cual dice el cantar quiteño:
Canta el cuscungo
Y el indio muere;
Chanza parece
Pero sucede,
que es el
Igiiavus buba, dirum mortalibus ornen, de las Metamorfosis de
Ovidio.
Hay varias especies de bultos; pero el más común en la se-
rranía del Ecuador es el Biibo crassirostris de Veillot.
«Si amaestrase el buho al águila, no la sacaría á desafiar con la
vista los rayos del sol, ni la llevaría sobre los cedros altos; sino por
las sombras encogidas de la noche, y entre los humildes troncos de los
árboles.»
( Saavedra Fajardo . )
Y aquí me estoy hecho un bíi/io
Contemplando las flaquezas
Y aberraciones del mundo.
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!. . .
142 CUY
En castellano ciertos buhos se llaman además autillos y
cárabos.
Como se ha dicho, cuscungo es palabra quichua:
R7ICU CUSCUN'GU
Jai un pacayp',
Hiiañiiy huacayhtian
Huacacurcami;
Urpi hualuiapas
Janac yurapi
Llaqui Ilaquilla
Huacacurcami.
En un corpulento g^uabo
Un viejo cárabo está
Con el lloro de los muertos
Llorando en la soledad;
Y la tierna toriolilla
En otro árbol más allá,
Lamentando tristemente
Le acompaña en su pesar.
(Traducción de la estrofa anterior. — Mera — Ojeada histórico-cri-
tica.)
CUTUNDIR
El verbo castellano, aunque familiar, es tundir, que sig-
nifica precisamente lo que nosotros queremos expresar con el
barbarismo cuttmdir: dar golpes^ palos., azotes, molestar ^ fas-
tidiar., etc.
CUY
El animalito que los zoólogos llaman Cavia cobaya (orden
Roedores., suborden Hystrichidce)^ no tiene, que sepamos,
nombre en la lengua castellana. Los traductores de obras de
Histeria Natural francesas lo nombran cochinillo de Indias.,
otros apérea ó conejillo de Indias ó cerdo de la India. Para
evitar la multiplicidad de palabras en la denominación, de-
CUY 143
bería llamársele con el solo vocablo cuy, tanto más cuanto que
así se le nombra en el Ecuador, Perú y otros lugares de Amé-
rica.
Llamándole cochinillo aun podemos inducir á equivoca-
ción, tocante al orden zoológico del cuy, roedores^ absoluta-
mente alejada de los proboscídeos^ á que pertenece el cerdo ó
cochino.
Una vez por todas, diremos que cincuenta millones de ha-
bitantes que hablan el castellano en América, tienen derecho
bastante para denominar sus cosas conforme á las lenguas in-
dígenas, más bien que 18 ó 20 millones de españoles que no
conocen dichas cosas y que ni siquiera, todos ellos, hablan el
castellano, como v. g. los catalanes y vascos.
Ciíy denominamos también al cohete corredor que en Es-
paña llaman biiscapiés.
CUY DEL MONTE
Roedor del tamaño de una liebre ó poco mayor, de color
pardo.
Los indios de ambos lados de la cordillera andina comen
la carne del mencionado cuadrúpedo; su nombre científico es
Dasyprocta cristata (Desm.) y pertenece al suborden Hystri-
chidce^ familia Dasyproctiiioc.
I
:^=>t=ll — lt=)l 11=11:
CH
CHACANA
El aparato compuesto de varas como silla de mano y ta-
blas ó lienzo, en que se traslada de una parte á otra á heridos
ó enfermos, se denomina en castellano parihuela ó cafnilla.
«Vino un día (el Prefecto de Antioquíaj trayendo á su mujer en una
camilla, y la puso á la puerta de la iglesia donde estaba Crisóstomo.»
(P. Pedro Ribadeneira — Flos sanctorum.)
CHÁFALO. CHAFALOTE
Chafarote .
El alfanje corto y ancho, generalmente corvo hacia la
punta, se denomina chafarote^ del árabe xofra^ cuchilla.
Empero guerra eterna al zamacuco
Indigno clerizonte le declara
Que anda con la facción por esos mundos
Armado de tizona y chafarote,
Hecho un perdona-vidas furibundo.
(Fray Gerufidio — Calillada iJ")
CHACARERO
Chacarero en ecuatoriano es lo que en español agricultor.
Denomínase también así al dueño de una chacra.
10
146 CHA
CHAGRA
Es el aldeano, campesino^ labriego^ palabra aceptada ya
como ecuatorianismo en el Diccionario de la Academia. El
chagra de algunas de las Provincias del Ecuador, voz del todo
quichua (chagra sig-nifica además, heredad, sementera; cha-
grana cultivar, labrar las tierras), es t\. gi'MJiro Ao. Q,\xh2i^ ja-
rocho de México, sabanero de Colombia, g7iaso de Chile y
gancho de la República Argentina.
Con el mote de chagra se califica también á los no nacidos
en la Capital, esto es, á los que en Guatemala llaman gna-
nacos.
Por extensión llamamos asimismo chagra al individuo des-
cortés^ grosero^ inculto^ inurbano, incivil, malcriado^ rústico^
tosco.
Los vocablos chacra^ chácara son la misma palabra qui-
chua chagra^ como lo manifiesta su significado en los diversos
países á donde se extendieron ésta y otras muchas voces de la
lengua de los Incas. En Bogotá se emplea la palabra chacra
con la significación de heredad; mas el vocablo chácara con
la de bolsa ó gnarm'el. — En Chile sí, chácara tiene ó tenía la
propia acepción que nuestra chacra. Encontramos en las Ac-
tas del Cabildo de Santiago, en la correspondiente al 10 de
enero de 1544, que el escribano Luis de Cartagena expresa
habérsele quemado un libro, «en que estaban asentados los ca-
bildos y acuerdos que V. S. y mercedes habían hecho, así de
la fundación de ella (la ciudad de Santiago del Nuevo Ex-
tremo), como los términos que se les señalaron, y el reparti-
miento desolares y chácaras, y medida que han de tener...»
CHAGRILLO
Chagrillo llamamos en el Ecuador á la mezcla de pétalos
de varias flores, rociada con- perfumes, que arrojamos sobre
las estatuas de los Santos de una procesión, ó sobre las gen-
tes el día de un festejo. El doctor Pedro Fermín Cevallos, de-
cano de los estudios lingüísticos en nuestro país, dice que lo
II
CHA 147
tal se denomina mistura ó mixtura; pero el Diccionario no da
á estas palabras más significado que el genérico de «mezcla,
juntura ó incorporación de varias cosas.»
El ilustrado señor Rodríguez, en su Diccionario de Chile-
nismos^ justifica la opinión del señor Ceballos; pues expresa
que antonomásticamente se llama mistura en Chile y en el
Perú á la mezcla de diversas flores que perfumadas y encerra-
das en canastillos de papel de colores, se distribuyen á las da-
mas en saraos y otras fiestas.
Aunque algo difiere la mixtura chilena del chagrillo ecua-
toriano, bien pudiera pues, por antonomasia, llamarse á éste
con aquel nombre que, además de ser castizo, está aceptado
en sentido análogo.
«Seguido el carruaje por los generales á caballo y la inmensa y re-
gocijada concurrencia, rodaba aquél por las calles de la población que
semejaban pequeños jardines, al pisarse sobre flores; de los balcones
llovían ramilletes y olorosas misturas arrojadas por bellas señoritas...»
{^Rey de Castro — Recuerdos del tietnpo heroico.)
CHAGUAR ó CHAHUAR
Sin duda por la semejanza de los filamentos ó fibras de la
cabuya con la crin y la cola del caballo bayo con cabos blancos.,
damos el nombre quichua chaguar á la caballería que tiene los
colores expresados, y aun á la roana.
CHALÁN
El que se emplea en comprar y vender con artificio y astu-
cia.— El que tiene el oficio de adiestrar caballos, es picador.
Parece que el dueño,
Que es, según me han dicho,
Un chalán gitano
De los más ladinos.
Vendió aquella alhaja
A un hombre sencillo.
{Triarte — Fábulas literarias: La compra del asno.)
ms cha
Trataba un viejo de comprar un perro
Para que le guardase los doblones;
Le decía el chalán estas razones:
No es para marmitón ni despensero,
Continúa el chaldfi muy presuroso,
Sino para valiente centinela.
(Sama?iie£0 — Fábulas: El viejo y el chalán.)
Pues es caso averiguado,
Que cuando entrega al señor
Un caballo el picador
Que lo ha impuesto y enseñado,
Si no le informa del modo
Y los resabios que tiene,
Un mal suceso previene
Al caballo y dueño }' todo.
{J. R. de Alar con — La verdad sospechosa.)
Generalmente, eso sí, los picadores ecuatorianos son ver-
daderos chalanes.
CHAMBA
Con razón el señor Cevallos corrige la palabra quichua
chamba, que con ^, en vez de b como su congénere callamba^
es usada hasta en Chile (champa, callampa, dicen los chilenos
adaptándose, mejor que nosotros, á la recta pronunciación
quichua de los dos vocablos); pero la sustituye sólo con cés-
ped. En el Diccionario hay además la voz tepe, que significa
lo propio que chamba.
Del sustantivo anotado ha salido chambear, formar con
tepes una represa para irrigaciones, ó cerrar con ellos un por-
tillo, etc.
El pueblo, por semejanza despectiva, denomina chambas á.
las charreteras.
CHAMBÓN
Adjetivo familiar. De escasa habilidad en el juego.
CHA 149
Los ecuatorianos le damos una extensión que no tiene;
pues lo empleamos en vez de chapticero (persona sin habilidad,
que hace una cosa tosca y groseramente) ó de chafallótiy y
quizá también en el sentido de chanflón..
Asimismo ampliamos el significado de chambonada., hacién-
dole sinónima de chapucería y hasta de inhabilidad., de des-
acierto, de error ó yerro.
CHAMBURO
Así se llaman tanto el árbol como el fruto de una especie
del género Carica ó Jacaratia. Otra especie del mismo género
denominamos chilgttacán. Los árboles lechosos, con sus gran-
des hojas digitado-palmatifidas, como dicen los botánicos,
agrupadas al extremo superior, son casi iguales; pero en
cuanto á las bayas se diferencian por ser más alargada la del
chamburo., no estar lobulada y ser mucho más agradable en
dulces, conservas y sorbetes, que la de su congénere el chil-
giiacán.
CHAMICO
Xo me atrevo á asegurar que nuestro cliamico sea la misma
planta que los europeos llaman estramonio y Linneo deno-
minó Datura stramonium; pero sí que produce como éste, á
pequeñas dosis, vértigos, turbación de la vista, alucinaciones
sensoriales, delirio pasajero; y que á dosis elevadas, es un
veneno narcótico-acre violento.
Cree el vulgo que el delirio producido por la expresada
datura es, si no erótico, al menos muy cariñoso hacia la per-
sona que la propinó, y emplea la frase: «parece que A hubiese
dado chamico á B,» esto es, que B hace extremos de cariño
por A.
Otra cosa que es exacta y que se repite por desgracia á
menudo entre nuestros campesinos, más bellacos que inocen-
tes, es que, A^a por venganza, ya al contrario por lograr cariño,
dan bebedizos intoxicados con chajnico á los enemigos ó á los
amigos, según los casos y los fines propuestos.
I50 CHA
CHAMIZA
Es una hierba silvestre.
La leña menuda, hojas y palillos que, dándoles fuego, le-
vantan mucha llama sin consistencia ni duración, chamarasca.
Chamizo, tizón ó leña medio quemado, quizá tiene la culpa
de que conservemos á chamiza la acepción anticuada de cha-
marasca .
CHAMPÚS '
Mazamorra ó gacha de harina de maíz, 7/io¿e (ó sea maíz
entero cocido), raspadura (azúcar prieta), y jugo de naran-
jilla, que come el pueblo de Quito el día de Corpus y los que
le preceden y le siguen; pues ha de saber el lector que por
estas tierras hay comidas peculiares á determinadas épocas:
así la juanesca es de Jueves santo, los chigüiles son de Do-
mingo de Ramos, las guaguas de pan y la mazamorra utorada
de Día de Difuntos y los bumielos y J>esiiños de Pascua de
Nacimiento,
Estar ima cosa hecha un chainpiís^ es frase que significa
estar una cosa revuelta y desordenada, quizá más que por los
varios componentes del champíes, según sospecho, por los tras-
tornos digestivos que producirá en el estómago del que lo
traga.
CHANCHO
Cochino, puerco., cerdo\ guarro (de yotpoí), de donde gua-
rín, lechoncillo últimamente nacido de una cría, gorrino^
verraco., verrón, según los casos, etc., sobran los nombres...
«Que no es menos importante á un pobre autor discurrir buenos
títulos para sus obras, y buenos encabezamientos para sus capítulos
que el meollo mismo ó sustancia ó doctrina que ellos contengan: y si
puede ser anunciarles en letras tan gordas como el cochino de San
Antón...»
{Fray Gerundio — Capillada X.)
CHA 151
«Conozco, Padre mío, que soy t¿\n miserable, que no merezco ser
llamado tu hijo, ni es razón que nombre tan glorioso se dé á hombre
tan infame, que se ha envilecido á guardar pnercos.»
(Lu's de la Pueiite — Meditaciones espirituales.)
«Muchos de ellos» (los del Reino de Francia en i528 y los cinco
años siguientes, según Guillermo Paradín) «cocían grandes calderas
y ollas de malvas y cardos, mezclando con ellas algún puñado de sal-
vado, si lo podían haber, v de esto henchían los vientres como puercos.
Que la necesidad y falta de las cosas hace á los hombres buscar re-
medios no pensados, como hizo acordar á estos miserables, que los
cuerpos comerían las raíces del helécho, haciendo de ellas pan para
sustentarse, quitando á los puercos su comida y sustento.»
(Nieremberg — Diferencia entre ¡o temporal, etc.j
«K\ puerco, según que dice Isidoro en el libro XII, es una sucia
bestia...
De los puercos algunos son monteses y algunos domésticos. Los
machos son llamados verros ó verracos porque son de mayores fuerzas;
y las hembras son llamadas súes, que quiere decir puercas, porque
debaxo de la tierra buscan su pasto; y entre los puercos monteses los
machos son llamados apios, que quiere decir cruel.»
{Fray Vicente de Burgos — Libro de proprietatibus rerum, en ro-
mance— hicunable . )
La palabra araucana chancho es de no antigua importación
en el Ecuador; pero ha llegado á sustituirse por completo á
las denominaciones castizas, en algunos casos. Por ejemplo, nin-
gún guarnicionero recomienda una silla de montar, diciendo
que la ha fabricado con piel ó cuero de puerco, sino con cuero
de chancho, etc. Hablamos también de la carne de chancho., y
del engorde de los chanchos., y de otras chanchadas] y todo con
aire de taco, y hasta con retintín de quien da lecciones de
idioma.
El nombre quichua ciichi^ se ha extendido hasta Chile;
sólo que lo han cambiado ligeramente, cochi. A trueco nos
han dado chancho., para no quedar á debernos.
152 CHA
CHAPA
El mecanismo de metal que se fija en puertas, tapas de co-
fres, arcas, etc., y sirve para cerrarlas por medio de uno ó
más pestillos que hace jugar la llave, se llama cerradura.
«Oh alma mía, en medio de las lágrimas, respira un poco con estas
dulces nuevas, mira que hoy se abren las puertas del paraíso, y aun-
que es á costa de la sangre de tu Señor, él se consuela de derramarla,
para que con ella se quebranten las cerraduras de estas puertas!»
(Padre de la Puente — Meditaciones espirituales.)
Chapa, chapeta, se denomina también la mancha de color
encendido que suele salir en las mejillas, y está bien, aunque
la primera palabra hubiese sido corregida por algún autor en
extremo escrupuloso.
Chapas., por fin, llama y llamará, sin que lo remedie Dios,
nuestro pueblo, á \os policiales ó pacos; que dicen en Chile; á
los corchetes ó vigilantes, como nosotros mismos los llamá-
bamos antaño; á los agentes de policía ó agentes de orden pi'i-
blico.^ cual los nombran hoy en España.
Y tan á gusto de nuestras gentes, es la afortunada y mal-
hadada denominación, y tan despectiva, y de tan tremenda
etimología ( chapa .^ que ve ó jfíira., y... las dos líltimas sílabas
del nombre del lago navegable más elevado de Sud América),
que no adivinamos cómo se pueda lograr el que deje de
usarse: es toda la inquina, todo el menosprecio del pueblo en-
tero, descendiente de andaluces y de los cholos agudos y pi-
cantes, convertido en una palabra híbrida y puesto, no de
apodo, sino de nombre común, al empleadillo vil, que los go-
biernos dignos no han tratado de levantar; y los brotados á
nombre de fementidos pa.-tidos políticos, de las revoluciones
y de las cloacas de los cuarteles, han degradado aún más con-
virtiéndolo en espía, delator, ladrón de caballos; en una pala-
bra, en el ser aborrecido y aborrecible, que se desquita del
odio general haciendo imponer multas sin motivo, seduciendo
CHA 153
á las criadas del barrio, y no pocas veces sirviéndose de la
ganzúa para obtener de los ciudadanos una adehala de renta
en pequeño, corno la en grande que sus superiores obtienen
de las contribuciones forzosas y de las confiscaciones.
Los rateros (os gatiuios) del Brasil llaman en su jerga
chafa al agente de policía.
«En cuanto á la comodidad de los habitantes de Madrid, á su seg-u-
ridad y recreo, ocurrió con el establecimiento de los vigilantes noctur-
nos (serenos) y el de un regular alumbrado.»
(Mesonero Romanos — El antiguo Madrid.)
«Poco después comenzaron á sonar las campanas de Madrid; acu-
dieron las bombas de la Villa, los serenos, los celadores, los alcaldes,
la guardia con dos docenas de aguadores embargados, los milicianos
que estaban de imaginaria.»
(Don Juan Eugenio Hartsenbiisch — Historia de dos bofetones.)
«Yo no traigo corchetes, ni soplones, ni escribanito: quítenme la
tara como al carbón, y hágase la cuenta entre mí y el agarrador.»
{Quevedo — El alguacil alguacilado .)
CHAPAR
Observar con cuidado recatadamente, procurando no ser
visto, es acechar ó atisbar., á saber, lo que pretende decir nues-
tro pueblo con el verbo quichua chapar. Tómasele también, á
las veces, en significación más amplia: de mirar y hasta
de ver.
CHAPARRO ó CHAPARRA
Es mata de encina, de muchas ramas y poca altura; chapa-
rral., sitio poblado de chaparros. Por extensión, sin duda,
nosotros nombramos chaparro á la espesura formada por la
muchedumbre de arbustos, como zarzales, Jarales., etc., esto
es, á la maleza ó matorral. Cuando no sólo son arbustos, sino
también árboles los que, juntos con matas espesas forman la
154 CHA
espesura^ tiene por sí además esta última palabra la signiíica-
ción de paraje muy poblado de árboles, trepadoras, arbus-
tos, etc.
Un penacho jalde y negro,
Cual matorral sobre un risco.
Ondea sobre su almete,
Y da al sol variados visos.
{Do?i Ángel Saavedra — Romances históricos: Don Alvaro de
Luna.)
CHAPO
C4iap7ina, quichua, mezclar, amasar; chapti, mezcla y por
excelencia la de la harina de cebada tostada, con caldo ú otra
comida líquida. — La dicha harina se llama mashca y ha de-
bido primitivamente hacerse de maíz, ya que el trigo y la ce-
bada fueron importados por los conquistadores. Máchica la
denomina el último Diccionario de la Academia; la definición
no corresponde, tampoco, á lo que sig-nifica el vocablo 7nashca
de nuestro pueblo.
CHAQUIÑÁN
Senda que, para abreviar las distancias, toman los peato-
nes: de chaqui^ pie y ñau, camino (Véase Desecho).
Los denominados chaqiíiñanes son torrenteras, precipicios
ó cuando más senderuelos para cabras, por donde el indio,
merced al tacto de la planta desnuda y al tino de la costum-
bre, va de un lugar á otro siguiendo la distancia geométrica
más corta, la línea recta.
Y á fe que si acorta la distancia, no siempre pierde tocante
á la bondad de la vía; pues por malaventura, lo que nombra-
mos caininos en nuestro suelo quebrado y montañoso (singu-
larmente cuando los torrenciales aguaceros de la estación llo-
viosa han cortado con baches y zanjas los jabonosos declivios
de las laderas) no son verdaderos caminos... sino para el otro
barrio.
CHA 155
CHARLÓN
No hay en el Diccionario; pero sí charlatán^ que habla
mucho y sin substancia ó indiscretamente. Hay asimismo
hablador; y como adjetivos familiares, chachay ero ^ hablanchón,
hablantín y hab lisian.
«Don Diego. — Siempre lidiando con amas, que si una es mala otra
es peor; regalonas, entremetidas, habladoras^ llenas de histérico, vie-
jas, feas como demonios.»
{Moratín — Si de las niñas.)
Con esta relación un chacharero
Gana mucha opinión y más dinero:
Pues el vulgo pendiente de sus labios
Más quiere á un charlatán, que á veinte sabios.
(Samaniego — Fábulas: El charlatán.)
CHAROL
No tiene más significación que la de barniz muy lustroso,
que conserva su brillo sin agrietarse y se adhiere íntimamente
á la superficie del cuerpo á que se aplica.
La pieza de metal ó de otra materia, plana ó algo cóncava,
por lo común cuadrilonga, circular ú ovalada, con un labio
alrededor, y en la cual se sirven dulces, refrescos y otras cosas,
llámase bandeja.
«No sé qué habría contestado el Cura que oía atentamente al señor
Cañizares, si en aquel momento no hubiese entrado Marta, sosteniendo
una gran bandeja de antiguo uso.»
(Selgas — Nona . )
Charol es también lo que nosotros llamamos, y llamamos
bien, betún ó sea lo que en Chile dicen, y dicen mal, unto.
«Sabe, en fin, historia, economía política, frenología, pirotecnia, y
156 CHI
hacer excelente charol de botas, y un garbanzal de una haza de alga-
rroba, v
(Hartzenbusch — El madrileño en la aldea.)
CHARQUI
La carne salada, enjuta y seca al aire, al sol ó al humo se
llama cecina.
El Diccionario trae, además, el vocablo tasajo., para deno-
minar lo que nosotros nombramos charqui., aunque restringe
su significación; pues cecina es, como acabamos de copiarlo,
la carne salada en general, y tasajo pedazo de carne seco y
salado ó acecinado para que dure.
De cecina se originó el verbo acecinar, salar las carnes y
ahumarlas para que, enjutas, se conserven. Como reflexivo,
enflaquecerse uno y secarse tanto, que sus carnes parezcan
cecina .
Charquina., en quichua, acecinar.
Y en un monte de cecina
Vi cazar una tinaja
Y unos órgranos de paja
Atestados de cocina
Pescando sobre una encina.
(Jua7i de la Encina — Coplas jocosas.)
CHICANA
Si las palabras c/iicana, chicanería, chicanero, no provinie-
sen del francés chicane., chicanerie., chicaneur ., chicanier, pudie-
ran venir de chingana., escondite, ó de chingachina, confun-
dir. Por chicana., vocablo castellanizado ya, entendemos en
buena parte de Sud América, argucia abogadil ó de curial;
embrollo en lo relativo á las leyes, á su interpretación, etc.;
sofistería con que se hace frente á la razón y á la justicia. Ra-
cine, en los Plaideurs^ dio el nombre Chicaneau á uno de los
protagonistas, pleiteador infatigable, que no acierta á hablar
CHI 157
de otra cosa que de litigios, procuradores, jueces, códigos y
testigos.
Difícil será que este galicismo desaparezca del lenguaje de
jueces, escribanos, abogados y litigantes; quizá tan difícil como
que desaparezca de juzgados, escribanías, bufetes y litigios lo
que el vocablo significa.
CHICTa
Xo he podido averiguar si se usa en España el restablecer
con el arado los surcos que desaparecieron de la sementera,
con motivo de la deshierba á que se sometió el suelo en que
crecen las mieses. Xo habiéndolo averiguado, tampoco puedo
saber cómo se llamaría la operación, caso de que la acostum-
brasen ó la hubiesen acostumbrado.
Al beneficio descrito llamamos los ecuatorianos chicta^ del
quichua chicta^ mitad, raja, separación; pues con la chicta se
separan de nuevo las hileras de plantas, volviendo á trazar los
surcos que fueron deshechos por los azadones de los desher-
badores.
El verbo es chictar, de chictana'. hender^ partir^ abrir por
7nitad.
Con remover mal que mal la porción más superficial de la
epidermis de la tierra con arados primitivos; enterrar la semilla
de maíz, verbigracia, á la buena de Dios; desherbarla después,
á salga lo que saliere, matando las plantitas que beneficia
más bien que las malezas; con una chicta y un palón (aporca-
miento), sin abonos ni ninguna otra cosa, el agricultor ecua-
toriano hace su cosecha anual; y sin preocuparse de restituir
los elementos gastados, vuelve y vuelve siempre á sembrar el
mismo pródigo suelo.
CHICHIRIMICO
Juego de los muchachos, que quitan á otro algún objeto y
pasándoselo de mano en mano entre varios individuos, y di-
ciendo ¡chicliiriuiico, chichiriniicof escamotean dicho objeto.
Llamámosle juego, pues comúnmente es devuelta la prenda
158 CHI
que sirvió para el chichirimico; sin embargo, algunas veces
el juego se hace veras, y entonces, el calificativo merecido es
de ratería ó robo, según las circunstancias y la valía del esca-
moteo.
Del sentido recto que creemos es el expresado, han venido
significaciones figuradas como hacer ¿•ázVázWwzító' de los bienes
de fortuna propios ó ajenos, que equivale á derrocharlos; ha-
cerse chichiriniico alguna cosa, desaparecer .
CHIGLÁN
Lo que así llamamos los ecuatorianos, se denomina en cas-
tellano re neos o.
CHIGÜIL
Masa de harina de maíz, manteca y huevos, con condumio
de queso, envuelta en hojas asimismo de maíz, y cocida al va-
por. Hemos escrito la palabra condumio con letra bastardilla,
porque para el Diccionario de la Academia, dicha palabra no
significa, cual para nosotros los americanos, guiso ó manjar
que se pone dentro de otro, como en las empanadas, etc.; sino
«Manjar que se come con pan, como cualquier cosa guisada,»
es decir, que toda cosa guisada es condumio para los españo-
les; pues el pan es el compañero inseparable de todo lo que se
come.
La voz relleno no equivale á nuestro condumio^ que entra
expresivamente en varias frases: el negocio está con condumio^
á saber, hay algo interior que no se ve; esto tiene mucho con-
dutnio^ es decir, lo tal es significativo, encierra importancia,
etcétera.
CHIHUAHUA
Este nombre de un estado y de una ciudad de México,
sirve en el Ecuador para denominar cierta tosca armazón de
cañas revestida de papel ó pergamino, llena de pólvora y con
grotesca figura de hombre, que sale á lucir siempre, entre los
CHI 159
fuegos de artificio, en las fiestas de los aborígenes ecuato-
rianos.
He aquí el origen probable de la denominación: don Vi-
cente Rocafuerte, uno de los políticos más notables que ha
producido nuestra patria, al servicio de México en puestos de
importancia durante la época de mayor actividad de su vida,
autor de varios opúsculos referentes á la política de esta Na-
ción, relacionado, por amistad y aun parentesco, con muchas
gentes de viso de la patria de Iturbide, cuyo trono minó con
tesón; don Vicente Rocafuerte, decimos, más mexicano que
ecuatoriano hasta los cincuenta años de edad, en que se resti-
tuyó al Ecuador para tomar parte principalísima en su polí-
tica y contra el gobernante de entonces, llegó á constituirse
jefe de un partido, al que los contrarios dieron el apodo de
chihitahitas . Así á la campaña de 1834 se la llamó la de los chi-
huahuas^ y es muy probable que entonces mismo, por despre-
cio de los parciales de Flores á los de Rocafuerte, bautizasen
con el propio nombre las ridiculas armazones antes descritas.
Dióse, asimismo, el nombre despectivo de chihuahuas á
unos pesos deficientes de ley, importados á la República al
amparo del desbarajuste económico reinante.
Por fin, nómbrase chihuahtia^ en Guaillabamba, á un insec-
tillo que ataca al aguacate.
CHILCAS
Arbustos de la familia de las Compuestas; por tanto, con
flores aglomeradas sobre un receptáculo común, etc., blanque-
cinas; semillas sin albumen; hojas simples alternas, pegajo-
sas, etc. Las varias chilcas pertenecen al género Baccharis^ y
se emplean en infusión y cocimiento como pectorales y antitu-
berculosas, singularmente la Baccharis cJiilca.
CHILI
Hay en Quito una calle que se llama de Chile^ y otra que
se denomina de Chili^ cuyo origen no hemos podido descubrir.
1 6o CHI
¿Habría por ahí una palma de coco^ que en quichua se dice
chilD
O será quizá Chili el mismo Chile; pues aun pudiera ser
que el nombre de la próspera República del sur de nuestro
Continente, proviniese de las abundantes palmeras de coqui-
tos, con cuyo fruto hacen los chilenos comercio de valor no
despreciable.
¿Provendrá de la denominación francesa le Chili; ó del río
de Arequipa Chili)
¿O vendrá del nombre de uno de nuestros antiguos artistas?
Si lo último, habría siempre una equivocación; pues el cé-
lebre escultor Caspicara se llamaba Manuel Chili y no Chili.
CHILPE
Como curiosidad, ya que el señor Rodríguez trae esta pa-
labra quichua en su Diccionario de Chilenismos, recordaremos
el origen y las varias acepciones tropológlcas del vocablo.
Chilpe significa cortado; mas, por antonomasia, se denomi-
nan chilpes en algunas provincias del Ecuador, á las tiras de
las hojas del agave ó cabuya que el indio ecuatoriano aprove-
cha en la construcción de casas y en muchos objetos, para los
que le ofrece variado material la útilísima planta americana.
Chilpes^ antonomásticamente, son también las hojas y cubier-
tas secas y desgarradas de la mazorca de maíz {ciitul^ la envol-
tura íntegra).
Chilpe, ya en sentido metafórico, se dice la oreja hendida
de la res señalada de esta manera; así como se denomina cliil-
piar (cliilpina)^ tanto esta operación, cuanto la de desgarrar
pedazos ó tiras de cualquiera cosa.
Conocidos los significados de la voz, puede, pues, compren-
derse la gracia con que los chilenos nombran chilpes á los ves-
tidos haraposos, esto es, al vestuario como las cubiertas ó ro-
pas de la mazorca, separadas á pedazos; ó como si dijésemos
formado de un manojo de tiras, á modo de una hoja de cabuya
chilpeada .
CHIMBADOR
Mohatrón ó mohatrero^ es decir, persona que hace moha-
CHI i6i
tras. — Mohatra., venta fingida ó simulada que se hace, ó
cuando se vende teniendo prevenido quien compre aquello
mismo á menos precio, ó cuando se da á precio muy alto
para volverlo á comprar á precio ínfimo, ó cuando se da ó
presta á precio exorbitante.
»¡Qué, es posible, se lamentaba, que esté el mundo lleno de engaños
y que yo no le hable!... ¿Si estaría en casa de los mercaderes entre mo-
hatras paliadas y desnudos acreedores? Respondiéronle que no, porque
no hay engaño donde se sabe que lo hay. ..»
f Gradan — Criticón . )
«Llegó un mohatrero tres días há, y dijo que él se condenaba por
haber vendido gato por liebre, y pusímosle de pies con los venteros,
que dan lo mismo.»
(Quevedo — El alguacil alguacilado.)
CHIMBAR
Mohatrar
Hacer mohatras. Del árabe jnokh'itara., arriesgar; y equi-
vale á venta ó compra en que se corre riesgo de perder.
CHINCHE (El)
La chinche. — La que tenemos (¡ojalá no la tuviéramos!) en
las cuencas calurosas del interior de la República, no es el Ci-
mex lectularius, insecto del tamaño de una lenteja, sin alas,
vivo, ágil y muy fétido, á causa de llevar primero unas glán-
dulas abdominales y dorsales^ y después un aparato torácico y
esternal destinados á preparar el hedor característico (chin-
choso) del desagradable animalito.
La nuestra es un arácnido, mayor que el cimex., muy pare-
cida á la garrapata, torpe, sin olor fuerte, pero en cambio ex-
tremadamente venenosa. Su picadura produce á ciertas perso-
nas sólo un fuerte escozor y una pústula que desaparece presto
ó que da aguadija por dos ó tres días; mas á los individuos
11
{62 CHI
nerviosos ocasiona trastornos de la inervación, y á los sanguí-
neos alarmantes síntomas, tales como comezón é hinchazón de
la cabeza y luego de todo el cuerpo, urticaria., perturbaciones
y hasta pérdida de los sentidos y aun del conocimiento. Al
volver aquéllos y éste, se presentan escalofríos, vómitos, de-
yecciones diárricas, postración y en ocasiones calentura que
se prolonga por algunos días.
No soy suficientemente diestro en zoologíc. para decidir si
la chinche ecuatoriana pertenece al género Ixodes; si pertene-
ciese, debería llamarse Ixodes venenosus .
CHINCHÓN
Chichón., según Covarrubias, viene de chicha^ carne, á causa
de ser el cJiichón un bulto de carne abultado por un golpe.
Chichia en vascuence significa carne hecha pedazos, y según
Larramendi, es de donde se origina la palabra chicha. — Cliin-
chó)i, vocablo anticuado, en uso entre nosotros, podría ser au-
mentativo de chinche., cuya forma de lenteja acrecida tiene el
bulto de la cabeza, origen que, sin quebrársele la cabeza., se le
puede ocurrir á cualquiera.
El chichón se dice actualmente en España.
En cuanto al cambio de género, recordemos que de mu-
chos nombres femeninos se íorman aumentativos masculinos,
como memorión., camón., cebollón., de memoria^ cama., cebolla.
No tal, que nadie se escapa
Sin su chichón en la frente
AI menos
[D. Manuel Eduardo de Gorostiza — Indulgencia para todos.)
CHINGANA
La tienda que se pone en las calles para vender comestibles
y bebidas á los transeúntes, se llama tabanco., — nombre que
bien podemos dar á los puestos de licores y de comidas que,
en épocas de fiestas y festejos, pueblan las vecindades del lu-
gar donde se verifican dichos festejos ó fiestas.
CHI 163
El significado propio de la voz quichua chingana es el de
escondrijo\ y acaso se le dio la acepción de tenducha, especial-
mente de licores, porque el bebedor se esconde para su no-
civo placer. Chicachina es perder algo. ¿No pierde la estima
de los demás hombres, no pierde la salud y el dinero, no
pierde á su familia y no se pierde á sí mismo el malaventu-
rado «loco voluntario» que decía Séneca?
CHIRICATANA.
Poncho grueso de lana que abriga mucho, de donde le
viene el nombre. Cliiri, en quichua, frio^ y jatana ó jata-
nilla^ manta: manta para el frío. El chiricatana^ en verdad,
es el abrigo por excelencia del indio y aun del mestizo, tanto
en el día como parte principal del vestido, cuanto en la noche
como frazada.
CHIRLAZO, CHIRLO
La primera palabra no está en el Diccionario; la segunda
significa «herida prolongada en la cara», como la que hace la
cuchillada. || Señal ó cicatriz que deja después de curada.
Tal vez nos ha venido de la jerga gitana el denominar
cliirlo ó chirlazo al golpe que se da con la parte palmar de
algunos dedos de la mano.
«LletJué á una parte donde estaba uno solo arrinconado, y muy su-
cio, con un zancajo menos, y un chirlo dado por la cara, lleno de cen-
cerros, y ardiendo, y blasfemando.»
(Qutvedo y Villegas — Las Zahúrdas de Plutón.)
CHIROTE
Supongo que llamamos chirote al pardillo: ave de seis pul-
gadas de largo, que tiene el lomo ceniciento, la cabeza, las
alas y la cola negras, con una mancha blanca en el arranque
de ésta y otra en las remeras exteriores. El macho se distin-
1 64 CHO
gue de la hembra en tener el pecho encarnado. Se domestica
fácilmente.
No comprendo'por qué el pueblo encuentra tonta á la
pobre avecita, y denomina chirotes á los que no han inven-
tado la pólvora ni otras cosas más fáciles de inventar; y cliiro-
tada á la zoncería.
CHOCLO ó CHOCLLO
Aunque en algunos lugares de Centro América llamen
elote al maíz que está en leche ó aun no maduro; la Academia»
caso de tener que elegir entre el vocablo quiche )' la palabra
quichua diodo, debería quedarse á ésta, cuyo uso no está res-
tringido á una pequeña porción de hispanoamericanos, pues
es general en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Los
venezolanos nombran /ít/'c/í? al choclo.
CHOCLLOTANDA
Decimos á lo que los peruanos y chilenos umita. Se dife-
rencia del chigüil en que éste se hace de maíz en sazón y está
envuelto en hojas de la planta del mismo cereal; mientras que
la chodlotanda ó dioclotanda se prepara con el maíz cerollo
y tiene por envoltura las cubiertas de la panoja del choclo ó
chocllo: chodlotanda^ de diocllo y tarida^ que significa pan
también en quichua.
Las chodlotaadas ó umitas son más delicadas y agrada-
bles que sus congéneres los chigililes y, al contrario de éstos
que son siempre salobres, son ya salados, ya dulces, entrando
en su composición variados elementos culinarios. Cuécense,
lo mismo que los mencionados chgüiles y los tamales, en baño
de vaho ó vapor.
CHOCO
Dice el Diccionario /í'í^z'^ pequeña. — En Chile denominan
chocos á los perros de aguas; y figuradamente, según el señor
CHU 165
Rodríguez, llámase también choco á la persona de cabello en-
sortijado.
Nosotros nombramos choco al color de chocolate^ de donde
es de presumir que venga la palabra misma si, como asienta
D. Pedro Felipe Monlau en el Diccionario etimológico, choco
significa cacao en el idioma indígena de los antiguos mexi-
canos.
CHONTA, CHOXTILLA
Palmas de los géneros Bactris y Ertterpe, no muy corpu-
lentas, pero tan elegantes como las demás palmeras. Los indí-
genas de las provincias del Oriente, de Manabí y de Esmeral-
das construyen armas arrojadizas y una especie de lanzas con
la madera, cuya dureza es muy grande y el color casi negro.
CHONTARURO
Palma pequeña cuyo fruto, que se denomina asimismo choii-
tariiro^ semejante al albaricoque, se da en grandes racimos y
se come cocido. Constituye durante los meses de la madura-
ción de la fruta, parte importantísima de la alimentación de
nuestos indios selváticos. La denominación científica del chon-
ta rnr o es Gtcilielma speciosa.
CHUCARO, RA
En el Perú, según Salva y Arona; en Chile, según Rodrí-
guez; y en las Repúblicas del Río de la Plata, según Granada,
chucaro es un adjetivo que se aplica al animal arisco ó bravio.
En el Ecuador no es un adjetivo, sino un sustantivo, y signi-
fica simplemente mulo ó niitla indómitos, singularmente si
son nuevos.
CHUCCHIR
Recoger las espigas ó mieses que los cosechadores han de-
jado en el campo que se está segando ó cosechando, se dice
i66 CHU
en lengua española espigar. De aquí que se W.-d.'ín.-dLW espigadoras
ó espigaderas las personas que denominamos con las voces
quichuas chticchidoras y chticchis.
Sin duda en España sólo mujeres espigan: pues el Diccio-
nario no trae sino los sustantivos femeninos espigadera y espi-
gadora. Mas si, como sucede entre nosotros, hay también an-
cianos y niños que espiguen, los señores Académicos deben
consignar en su Léxico el masculino espigador.
De las varias acepciones del verbo espigar^ la única en que
lo empleamos los ecuatorianos es en la de empezar las mieses
á formar espiga.
»Aquí se vive... hay paz... todos nos conocemos, y, mal que bien, si
no se'siega, se espiga.^
{Se/gas — Dos muertos vivos.)
Quichua c¡u(cchi)ia^ recoger sobras.
CHUCO ó CHUCU
Chiícu en (Quichua significa ^/^/'c; pero sea porque r/¿7¿r?¿;¿í7
es vianiar^ ó porque el plato del recién nacido y su alimento
único es la leche de la jnama ó teia de la madre, denomina
nuestro pueblo chuco Til chuchu ó sea el pecho., mama.^ teta.,
ubre, ó lo que fuere, según que se trate de las compañeras
del hombre ó de las hetnbras de los animales irracionales; pues
pedios son solamente las mamas de las que las llevan en el
pecho, como las mujeres y las cuadrumanas; y ubre es sólo la
de las cuadrúpedas, aunque venga de uber^ tiberis., teta en
general. Pudiera también la palabra chuco ser, y es lo más
probable, una deformación de cJiucJiu. Algunas veces me ha
parecido además que la denominación cliuco se restringe á
una parte de la mama, al pezón; pero, francamente, no he
encontrado manera de aclarar del modo debido este punto, y
le pongo punto.
Como los italianos, llamamos mama á la mamá que dicen
los franceses y los españoles; pero casi nos es desconocida, y
con razón, la palabra técnica mama., teta, que da nombre á
CHl 167
una gran clase zoológica, los mamíferos ó sea animales que
tienen mamas {niamma y ferré ^ llevar ó tener). De mama
vienen asimismo mamario^ jnamila^ mamilar y hasta el
verbo inainar^ que sospecho no es desconocido para nadie.
— Mammcea se llamó la madre de Alejandro Severo.
En griego el vocablo es igual al latino, ¡ioc¡i¡ia. Su uso ge-
neral hace presumir que el origen sea onomatopéyico del len-
guaje de los niños.
CHLXURI
rs-
Denominación quichua de dos especies de comadrejas: la
Mustela agilis de Tschudi y la Mus te la aiireoventris de Gray.
CHUCHUCA
Es el diodo secado al fuego y guardado. Metafóricamente
se adjetiva, además, el vocablo y significa persona ó cosa arru-
gada, plegada, etc.: vieja diuciiuca.
En Chile hemos oído asimismo este vocablo quichua, aun-
que con o en vez de la segunda /í, diiidwca. Me parece también
que la preparan, no con choclo, sino con maíz en sazón.
CHUCHUMECAS
En Quito llamamos así á ciertas máscaras que remedan
viejas ridiculamente vestidas; en el Perú, si no estamos equi-
vocados, denominan dnichumecas á las mujeres de mal vivir.
El Diccionario acepta el vocablo como sustantivo masculino
despectivo y lo define: «Hombre pequeño, de mala figura y
despreciable (por alusión á los indios chidiímecas).»
Solís mienta á los chidiimecas ó diidiemecas^ en su Con-
quista, como gentes valerosas y no despreciables. Bien pu-
diera, sin embargo, ser que el adjetivo nuestro fuese una de-
formación del sustantivo expresado.
«Por la banda del Norte se alargaba (México I hacia la parte de
Panuco hasta comprender aquella Provincia; pero se dejaba estrechar
i68 CHU
considerablemente de los recortes ó serranías que ocupaban los chichi-
¡fiecas y otomíes, gente bárbara sin república ni policía, que habitaba
en las cavernas de la tierra, ó en las quebradas de los ])eñascos, sus-
tentándose de la caza y frutas de árboles silvestres; pero tan diestros
en el uso de sus flechas, y en servirse de las asperezas y ventajas de la
montaña, que resistieron varias veces á todo el poder mexicano, ene-
migos de la sujeción, que se contentaban con no dejarse \eucer, )• as-
piraban sólo á conservar entre las fieras su libertad. v
(So/ís — La Congms/a de México.)
Es probable que nuestros chuclnimecos ó chuclminecas no
sean sino los zamarrones del valle de Pas en España, de donde
acaso nos vendría aún la costumbre de los disfraces á fines de
Diciembre; costumbre que, en la fecha expresada, no sabemos
haya existido ni exista más que entre los ecuatorianos y entre
los pasiegos. Véanse en la siguiente relación de Ibero Aban-
tiade (nuestro amigo don José Lamarque de Novoa) las múlti-
ples semejanzas entre las fiestas de Inocentes y las de la Vija-
nera el día de San Silvestre en aquel valle de la provincia de
Santander:
«El 31 de Diciembre, día de San Silvestre, celébrase en
estos pueblos de Ontaneda y Alceda, y entiendo que en casi
todos los del Valle, una fiesta esencialmente popular y que no
tiene igual en otros pueblos de España. Llámase la Vijanera.
En ese día, y sin duda por materializar el nombre del Santo
del día, ejecutando acciones propias sólo de gente silvestre,
vístense de máscaras varios vecinos pobres y de buen humor
con ropas viejas y sucias, unos de hombre y otros de mujer;
quiénes con trajes de pasiegos, quiénes imitando los de otras
provincias, no faltando alguno que se disfrace de fiera, en
cuyo caso éste es conducido con cadena al cuello por otro
hombre que figura ser el dueño de la alimaña. Una comparsa
numerosa de máscaras bien vestidas acompaña á los que hacen
de bufo en la Vijanera.
»Hasta aquí la broma no tiene nada de particular: esto ó
algo parecido se ve hasta en poblaciones de primer orden en
los días de Carnaval, en que se exhiben máscaras, por las ca-
lles, dignas de ser enviadas á la cárcel sólo por el hecho de
CHU 169
ofender la vista de los demás con trajes asquerosos y repug-
nantes, y los oídos con palabras sucias y hasta inmorales.
Pero lo que no pasa en otras poblaciones es la escena bárbara
y continuada que aquí, al decir de los que la han visto, ocurre
con los payasos celebrantes de la Vijanera, á quienes llama el
pueblo zamarrones . Estos van por parejas, figurando una
vieja y un viejo, y aquélla lleva en brazos un muñeco de trapo
que representa un niño de pechos. Páranse delante de las ca-
sas á pedir aguinaldos, y con objeto, sin duda, de merecerlos,
bailan grotescamente, ya dando brincos descomunales, ya ti-
rándose á tierra de golpe y á trueque de lastimarse; no fal-
tando algún zamarróii que, ante el ofrecimiento de un duro ó
dos, esté dispuesto á zambullirse de cabeza en el río. Durante
el baile cantan algunos de los acompañantes un romance mo-
nótono, cuya música no varía de cadencia en ninguna de las
estrofas, y que comienza con los siguientes versos:
Gracias á Dios que he lleg-ado
Al portal de tu hermosura,
Donde se recrea el sol.
Las estrellas y la luna.
Gracias á Dios que he llegado
Donde no pensé lleg-ar,
A darte las buenas tardes »
Y á venirte á visitar.
«Esta fiesta, que nos recuerda la que nos pinta la mitología
de los sátiros y las bacantes, se repite delante de cada puerta;
y si hay gente zumbona que aplaude á los zamarrones en sus
visajes y cabriolas, animándolos al par con algún vaso de
vino y algunas monedas, entonces el entusiasmo de los gro-
tescos bailarines llega á su colmo, haciendo tales atrocidades,
que rayan en lo increíble y fabuloso. A veces entran en las
casas, y, por sorpresa cogen los comestibles que encuentran á
mano, como chorizos, jamones ó cualquiera otra cosa de co-
mer que haya en las cocinas, siendo de rigor tomar este atre-
vimiento á broma y no perseguirlos por ello. Esta diversión
concluye con una cena abundante, en la que toman parte to-
170 CHU
dos los zai7tar roñes ^ ya vestidos con sus trajes ordinarios; cena
á la que suelen convidarse algunos de los comparsas, que ni
han brincado ni tirádose al río; pero que les ayudan á con-
sumir los comestibles y el vino que se sirve en abundancia.»
CHUECO
Decimos al individuo que tiene algo torcido, especialmente
los pies ó piernas: patojo, patitiiei^to, patizambo.
CHUCO
No es vocablo castellano; el caballo, mulo ó asno de piel
de varios colores es pío.
Si es del que hoy habéis caído
No subáis en él, y aquí
Recibid, señor, de mí
Una pía hermosa y bella,
A quien una palma sella
Signo que vuestra la hace:
Que también un bruto nace
Con mala ó con buena estrella.
{Calderón — El médico de su honra.\
El alma aquí no podría
Distinguir lo que procura,
\^2i pia de la pintura,
O por mejor bizarría
La pintura de \2i pia.
{CalderÓ7i — Id. )
«Se les hizo encontradizo (á Critilo y Andrenio) un hombre vene-
rable por su aspecto, muy autorizado de barba... la frente encapotada,
su vestido por lo pío remendado, colgando de la cinta unas disci-
plinas...»
{Gradan — El Criticón)
A los animales que tienen el color parecido al del malo-
CHU 171
cotón, según dice el Diccionario, se les llama overos. Nuestro
vulgo llama joveros á los individuos de rostro manchado.
En un overo de tendidas crines,
Que apenas cabe en la anchurosa plaza
La rienda floja, el acicate á punto.
La pica en ristre, á la sortija marcha.
(Diiqtie de Rivas — Moro expósito.)
Revuelve lleno de venganza y furia,
Rompiéndole al overo las ijadas,
Y otra vez yerra el golpe, porque el brazo
Iba temblando de despecho y rabia.
{Duque de Rivas — Moro expósito.)
CHULCO
Chullcit es una hierba parecida á la acedera, respecto del
sabor ácido, pero completamente distinta por lo que atañe á
la forma exterior: trébol rastrero de flores amarillas pentapé-
talas, chicas, cuyos tallos jugosos y agrios, y hojas no grandes,
comen los indios.
Chítlco denominan también nuestros cocineros una sopa
que acabo de ver descrita en una receta de cocina con el nom-
bre de sopa al toinate á la Cajnbaceres (las construcciones ga-
licanas son muy culinarias: escribir sopa de verduras ó de
huevos ó de pescado ó de mariscos, sería tan impropio en un
niemí como que fuese por la calle un clérigo con ropas talares
y sombrero mujeril). Desde que podemos comernos la tal sopa
denominándola al to7nate á la Canibaceres^ puede asegurarse
que parecerá menos mala que cuando la comíamos llamándola
chuleo. Ya se ha hecho, pues, merecedora de que se propague
la receta para prepararla. \'amos á dar una copia: «Cuando
esté hirviendo un buen caldo gordo, romped en él algunos
¡i' huevos, sin remov^er para que se cuezan enteros, en propor-
ción de uno por comensal, y añadidle pedazos de tomates bien
maduros. Esto es todo y serviréis una sopa excelente.»
Así lo asevera el autor de la receta.
172 CHU
CHULPI
El género Zea de los botánicos, ó sea el cereal maíz, de
que hacemos tanto uso en la serranía del Ecuador, posee mu-
chas variedades, que mencionamos al tratar del vocablo can-
giiil. Clmlpi en quichua significa arruga, y de allí se denominó
chulpi 2i la variedad de maíz chico y amigado^ pero rico en
materia sacarina, suave y delicado, que nuestro pueblo des-
tina á usos distintos de los del maíz ordinario.
CHULLALEVA
Según la etimología del vocablo híbrido quichua-español,
chullaleva sería sólo el que tuviese una levita; pero según su
valor comprensivo, chullaleva significa más, mucho más: es el
poseedor de un vestuario, con el cual ostenta una riqueza de
que carece; es el cualquiera que, gracias á las caricias de la
ciega fortuna, se da aires de señor; es el mozo de taller que
pretende instalarse como en casa propia' en el salón del acau-
dalado; es el parvemí de los franceses, que el español traduce
incompletamente con la palabra advenedizo; es aquel ente que,
sin la preparación necesaria para subir, pretende colocarse en
alto y lo que consigue es ponerse en ridículo; es un tér-
mino medio entre el fictre y el pije de los chilenos; es el
cursi, pero de nacimiento y de gusto; es el que se queja del
orgullo de los demás, y recibe sentado en su oficina á las gen-
tes de importancia que le visitan; es un sujeto que puede muy
bien alcanzar hasta suposición quizá, pero que come con el
cuchillo en el banquete á que se le convidó, que escupe en las
alfombras á lo mejor de discutir acerca de alta política, que se
pone zapatos amarillos al propio tiempo que chistera, que dis-
puta respecto de cualquier cosa con insistencia, que cree de
buen tono encontrarlo todo malo, que se priva porque sus
hijos se casen con nobles y afecta sin ton ni son despreciar
á la nobleza, que habla contra la soberbia de ésta pero ofende
y escarnece á los infelices, que se disgusta de que no se le
llame sefior don y nombra por apodos al menestral, que se
CHU 173
precia de que su abuelo fue zapatero... aunque hijo de un
sobrino del capellán de un marqués que vino de España.
CHUMA, CHUMADO, CHUMAR, CHUMARSE
Tanto como el alcoholismo se ha extendido por el mundo,
cuanto ha crecido igualmente la sinonimia de lo que atañe á
esa gran calamidad social. A lo que, según los grados de la
embriaguez, se llama castizamente estar calamocano, estar en
chispa, embriagarse, emborracharse, decimos todavía en tal
cual castellano pero ya no castizo, rascarse, empericarse^ me-
terse p^rica^ y por fin, en quichua puro, chzunarse.
Aficionados á circunloquios, á no ir recto, á hacer curvas,
á perífrasis y otras figuras retóricas de palabra y de pensa-
miento, á tropos y otras vueltas; los bebedores, á la acción de
beber simplemente ó empinar el codo, denominan de la propia
manera con lujo de sinónimos, matar el gusano^ hacer las ma-
ñanas^ abrir boca^ apretar la cinclia^ encender el fai^ol^ chupar^
sin duda por aquello de sacar con la boca el jugo de la caña
dulce de que destilamos el aguardiente, etc.
Asimismo la mona, chispa, ebriedad, embriaguez, borra-
chera, crápula, posee extensa nomenclatura entre los profeso-
res del ramo, contentándose los más modestos con el vocablo
chuma para la borrachez, y con la denominación de chiunados
para sus condiscípulos ó comprofesores, — no para sí propios,
pues nunca se creen en estado de merecer aquel nombre qui-
chua, ni los varios españoles, achispado, chispo, embriagado,
ebrio {hebreo^ como decía alguno), borracho ó crapuloso, que
corresponden al estado habitual.
CHUPAR
Además de la significación de beber ó tomar licor, que im-
propiamente damos á este verbo castizo, le atribuimos unos
cuantos significados más, que es conveniente anotar:
Chupar cañas^ lo cual no es muy impropio, aunque no saca
con los labios, sino con los dientes y muelas y todo el aparato
bucal, el jugo azucarado de la cañamiel el que la caña (hemos
174 CHU
inventado también el verbo cañar para la expresada opera-
ción). Ciuipar naranjas ó limas, ya es impropio sin atenuan-
tes, pues estaría bien sólo en el caso de que quien tomara
naranjas ó limas se contentase con hacer la succión, dejando
dentro de la cascara los pellejillos de las células que en-
cierran el zumo, verbigracia como se verifica con algunas va-
riedades de mangos, que no se comen, sino se chupan para
extraerles el jugo que empapa las fibras de la semilla. Chupar
tabaco es manera de expresarnos innecesaria, supuesto que,
aun cuando el fumador pone la boca como para chupar, y
hasta mama el cigarro cuando no arde por estar roto ó por
otra causa, tenemos verbo propio para la acción de aspirar y
despedir el humo del tabaco, consumiéndolo en cigarrillos, ci-
garros, pipa ú otra forma: fumar.
CHUPO
Divieso, forúnculo ó clavo, conforme lo llaman también por
su forma las obras de medicina.
Según el Diccionario, divieso es el tumor inflamatorio del
tejido celular subcutáneo, y clavo el tejido muerto (?) que se
desprende del divieso.
CHUPÓN
Del verbo chupar hemos formado nuestro chupón, que en
ecuatoriano no significa, como en español, persona que saca
dinero con astucia y engaño; ni vastago que arrojan los árbo-
les en el tronco ó en medio de las ramas principales, y que les
chupa el jugo y estorba el fruto; ni cada una de las plumas no
consolidadas que extraen la sangre al ave; no, señor, sino ins-
trumento para la succión de la leche, que consiste en una bo-
tellita de cristal ó porcelana, con un pezón de teta de vaca, de
marfil reblandecido ó de goma elástica, con que se lacta arti-
ficialmente á los niños: instrumento que hoy se denomina en
castellano biberón, de bibo, bibis, bibere: beber.
1
CHU 175
CHUQUIRAGUA
Las dos especies í Chziquiraga niict^ophila y C/¿., insignis^
de plantas de la familia de las cojnpuestas^ que denominamos
clniquiragiLa^ habitan en grandes alturas de los Andes ecuato-
rianos, formando parte de la rara vegetación de las regiones
azotadas por vientos helados \ las escarchas de la cordillera.
Resiste al rigor de la intemperie merced á lo coriáceo de sus
hojitas menudas, sésiles, escamosas, puntiagudas, y á la soli-
dez de la estructura de toda la planta.
Se la usa como febrífuga y tónica, probablemente por el
principio amargo que contiene.
CHURO
Esta palabra, tomada del quichua c/uiru^ tiene entre nos-
otros varios significados, y no sólo es empleada por el vulgo,
sino hasta por gentes un algo instruidas. Así, por ejemplo, no
hay señorita, por bella y distinguida que sea, que no hable de
churos rubios y diicros negros, churos naturales y churos pos-
tizos; y en consecuencia, de chureros ó chureadores^ esto es,
de instrumentos para hacer chicros\ y de chureadas^ quiere
decir personas ó cosas con churos\ y de churear ó churearse^
á saber, hacer ó hacerse chtiros.
El lector no ecuatoriano debe de haber sospechado ya que,
en este caso, denominamos cliuros á los rizos, biicles, tirabu-
zones^ anillos ó sortijas del cabello, que todos estos vocablos
encontramos en nuestro caudaloso idioma; y chtirero ó clui-
reador al encrespador; chureado á lo rizado^ ensortijado^ en-
crespado^ enrizado ó enridado^ si se quiere emplear un ar-
caísmo; y churear á encrespar, rizar ^ ensortijar y enrizar.
Churo llamamos además los ecuatorianos, á los moluscos
gasterópodos del género Helix.^ de donde debió extenderse la
denominación á los rizos; pues churu primitivamente significa
caracol.
C/iuro decimos, asimismo, á la escalera que en caste-
llano se nombra también caracol.
176 CHU
Cliuro^ por fin, se llama en los campos, el cuerno con que
los muchachos atruenan al ir á las doctrinas ó á alguna faena
de la labranza; caso en el que quizá corresponde á lo denomi-
nado por la Academta caracola^ ó mejor al término de monte-
ría cuerna.
CHURUMBELA
Dicción que no viene del quichua, á pesar de sus afinidades
con cliuriL^ y que es bien castellana en el significado de instru-
mento músico de viento, semejante á la chirimía; no es caste-
llana en el sentido que le damos de bombillo ó bombilla con el
cual se toma la infusión del mate y de otras hojas, para impe-
dir que pasen á la boca. Tampoco es castellana en vez áe.pipa
ócachÍ7nba., aceptada por la Academia como voz americana.
El Diccionario último trae ya la palabra cJuirmnbela con
el signicado de bombillo para tomar el mate.
CHUCSHI
Lechuza
Hay varias especies en el Ecuador: la más común en los
campos de la serranía es la Strix punctatissima de Gray.
Y tan arbitrariamente vamos en esto de dar denominacio-
nes bárbaras á las cosas, que cliucshi 'se llama en Cuenca al
renacuajo.
«Aquél de allá pide venganza; y el otro es un rondante, lechuzo de
las tinieblas, que desea la noche más obscura para capa de sus ruin-
dadcb.»
{Gradan.)
«Pues si uno va á negociar, y topa zurdos, se vuelve, como si lo-
para un cuer\o, ó oyera una lechuza.
{Quevedo — Las zahúrdas de Plutón.)
Diz que un día en un convento
{
J
CHU 177
Entró una lechuza... miento;
Qu-i no debió ser un día.
{Triarte — Fábulas: La lechuza.^
CHUZNIETO
Chozno., chozna., cuarto nieto. Según la Academia, aunque
con duda, chozno vendría del griego o'.ós-fi'ovo;, hijo del biznieto,
cuyas dos últimas sílabas gonos se asemejan algo en la pronun-
ciación á chozno. Más ingenioso que el origen expresado es el
que presenta para el vocablo nuestro, cJmzjiieto., el esclarecido
lingüista señor Cuervo: «En el Ecuador, según don P. F. Ce-
vallos, se dice chuznieto por chozno: ¿será ésta la forma primi-
tiva, y la otra abreviada, como manso de mansueto., fino de
finitus) Es cierto que estas analogías no son satisfactorias,
pero á falta de otra etimología, podría tomarse como com-
puesto á estilo de biznieto., trasnieto., y la primera parte sería
el portugués y gallego chtcs (= latín plus)., más. Debe obser-
varse que en el Fuero Juzgo hay biz-nieto, tras-nieto., tres-
nieto ó tris-nieto., cuadr i-nieto; de suerte que el más podría
hacer relación á esta serie numérica.»
Don Rufino José Cuervo — Apíintaciones criticas sobre el
lenguaje bogotano.)
¿No será nuestro chusnieto ó chuznieto., como convencional-
mente escribimos empleando una z que jamás pronunciamos,
una palabra híbrida, cual las infinitas que tenemos, chuscii-
nieto., (chuscu., cuatro), cuarto nieto, como dice el Vocabu-
lario?
Chuscu entra en la composición de varias palabras, así se
llama chusc^tjeta al bezo., etc.
i
aoc
I
DAMAJAUA
Árbol tropical corpulento, cuya corteza proporciona á los
indios de Cayapas una especie de paño del que hacen ropas
de cama y vestidos. En la Exposición Nacional de Quito
(años 1891-92) se presentó un poncho de dauíajaua^ notable
por las amplias dimensiones y por la flexibilidad y, puede de-
cirse finura, de las tupidas fibras.
DAMASANA
Parece que en toda la América española se deforma la pa-
labra damajítana. La Academia le señala la etimología del
árabe damchán^ botellón; mas Cuervo parece atenerse al ori-
gen señalado por Marsh, Daniaglian^ ciudad de la provincia
persa de Korasán. — Monlau no trae la etimología de dauía-
juana. — Castaña llaman más generalmente los españoles á la
vasija ó vaso grande de vidrio ó de barro, que sirve para
echar en ella algún licor.
DAR BOTE
Podemos decir lo mismo con una sola palabra: botar ó re-
surtir.
No la pelota con tan presto salto
Resurte arriba del macizo suelo.
{Ercilla — La Araucana.)
1 8o DEB
DAR EL PECHO
Los animales irracionales atetan ó tetan á sus hijos, si se
quiere expresar la acción en una sola palabra; ó también los
lactan ó amamantan^ lo mismo que las mujeres. Dar de ma-
mar^ dice el Diccionario; pero sólo al deíinir el verbo aina-
ifiantnj^.
DE ADREDE
Corrigiólo el señor Cevallos; pero con poca suerte, ya que
continúa la intrusa preposición antecediendo al adverbio de
modo adrede que equivale á de propósito^ de caso pensado ^
con deliberada intención^ aposta^ intencionadamente .
No es imposible que el defecto nos haya venido de España,
donde, como lo hace notar don Andrés Bello en el Glosario
del poema del Cid^ la preposición de se anteponía sin necesi-
dad á no pocos adverbios, como dentro, defuera^ debajo^
donde y y aun se duplicó en dedentro (dedans).
DEBAJERO
Entiendo que del adverbio de lugar debajo hemos formado
el sustantivo debajero, con el que pretendemos significar lo
que en España se llama refajo: zagalejo interior de franela,
bayeta ú otra tela semejante, usado por las mujeres para
abrigo.
«Estaba una vieja, flaca y apergaminada, acabando de remendar, á
duras penas, por faUa de vista y de pulso, un refajo negro...»
(Pereda — El sabor de la tierruca.)
DEBILITAMIENTO
Neologismo innecesario; pues tenemos en español las voces
debilidad y debilitación^ que significan, respectivamente, falta
de vigor ó fuerza, y acción y efecto de debilidad ó debilitarse.
I
I
DEC
DECEPCIÓN
Significa precisamente lo contrario de lo que los perio-
distas chanflones quieren que signifique, en las frases siguien-
tes ó parecidas, que hallamos todos los días en editoriales más
ó menos campanudos: «La nación acaba de sufrir la más
grande de las decepciones ^ con motivo de la nota liberticida
' de N. N... poniendo trabas á la libre emisión del pensamiento
escrito.» — «¡Qué decepción^ Cielo santo, esperar honradez y
probidad y encontrarnos con peculado y miserias! — En la es-
cuela de la adversidad se forman los hombres, como en la de
las decepciones las Repúblicas.» — «¿Se han dictado leyes que
sirvan de garantía para los asociados?... Una triste decepción
nos está dando á conocer todo lo contrario.»
Como decepción equivale á engaño; pues viene del verbo
anticuado decebir^ engañar (decipere)^ vamos á sustituirla con
su equivalente, á fin de que se conozca la monstruosidad re-
sultante del cambio.
«La nación acaba de sufrir el más grande de los engaños
con motivo, etc.,» donde, según entendemos, el diarista quiso
decir «que la Nación acaba de padecer el mayor de los des-
engaños.» «F>n la escuela de la adversidad se forman los hom-
bres, como en la de los engaños las repúblicas.» ¿De los enga-
ños) Mentira! Sí, de los desengaños, esto es, de las lecciones
de una amarga experiencia.
Las naciones no se forman en las escuelas de los engaños^
por aficionados que seamos á las metáforas; el escritor indu-
dablemente se propuso expresar que las repúblicas se educan
en la escuela de los desengaños (lo opuesto á decepciones),
como los hombres bajo la férula de la adversidad. Por lo
cual, de cierto, se ejnpeñan en educar á nuestra patria, y
en educarnos á nosotros los dictadores militares, que tan ap-
tos se nos manifiestan para formar á aquélla y para educarnos
á nosotros merced á los medios indicados.
Pero donde se ve manifiesto el trastrueque es en un suelto
de crónica de uno de los más afamados diarios de la Repú-
i82 DEC
blica de Chile, que después de dar noticia del suicidio de un
abogado de la capital, como epifonema exclama:
«El señor Mesa Torres tenía, más ó menos, treinta años,
la edad de las decepciones^ seg-ún asegura Espronceda.»
Ahora bien, lo que dice Espronceda en el canto III de «El
Diablo Mundo,» es:
¡Malditos treinta años,
Funesta edad de amarg-os desengaños!
Por donde claramente se ve que el cronista de Santiago,
como los nuestros, creía que lo mismo valía desengaño que
decepción.
1^1 mismo error cometen generalmente los franceses en el
uso del sustantivo déception. Los ingleses tienen el sustantivo
deception y el adjetivo deceptive^ pero en la legítima acepción
etimológica de las palabras.
DECEPCIONAR
Decepción., al menos, es castellano; y aunque le hayamos
apropiado cabalmente cualidades, quiero decir significado
opuesto al que le pertenece, del propio modo, cual sucede
con nuestros homúnculos de la política, que tal como decep-
ción son engaño y se nos presentan como desengaño.
Decepción.^ sí al menos es cosa nuestra...
Decepción, siquiera está en el Diccionario; pero decepcio-
nar., no está; auncjue sospecho que también es muy nuestro.
Si decepciona}' viniese, como decebir ^ decepción y decepto-
rio^ de decipere., debería equivaler á engañar., y con tal sig-
nificado que le conserven en buena hora los políticos; pues
es verbo que les hace falta: insidias vteditari, ficta daré
verba., agere in fraudes., dolos nectere., que son frases sinóni-
mas del latino decipere y del griego ^sXsáSlco, que significa tam-
bién cazar ó pescar con cebo.
DECLINAR (un honor)
En francés el verbo décliner tiene las mismas acepciones
DEM 183
que en castellano y á más la que nosotros le atribuímos: décli-
íier íLu homieur^ une invitation^ etc.
Dígase recha::ar ó renunciar un honor ^ si no se quiere in-
currir en galicismo.
DECREPITARSE
Hay en el Léxico el adjetivo decrépito^ que se aplica á la
edad muy avanzada, y á la persona que por ser muy vieja,
suele tener muy faltas las potencias (todos estos inuys son
del Diccionario). Hay del mismo modo, el sustantivo decrepi-
tnd^ suma vejez, chochez ó chochera; pero no el verbo decre-
pitar^ con la significación de debilitarse las facultades menta-
les por efecto de la edad, es decir, con el significado de
chochear.
DEFECCIONARSE
Verbo que seguramente hemos formado los hispanoameri-
canos de defección., acción de separarse con deslealtad de la
causa ó de la parcialidad á que se pertenecía; pues con dicho
verbo pretendemos expresar lo propio que con rebelarse^ al-
zarse., levantarse^ sublevarse, conjurarse.
¡Nos faltan palabras para expresar lo que nos sobra!
DE GANA
Los españoles dicen: sin i^azón ni motivo, porque si.
DRMANDERO, DEMANDA, DEMANDAR
El que recibe las mandas lí ofertas hechas á Dios ó los
Santos, es tan demandador., según el Diccionario, como el
que demanda ó pide otras cosas.
Dejnanda para nuestro pueblo significa solamente petición
de una cosa en juicio, y no súplica, solicitud, que son los
principales significados del vocablo, además de limosna que
se pide para una iglesia, imagen ú obra pía.
i84 DEM
Demandar^ pedir, rogar; apetecer, desear; en lenguaje
forense, deducir en juicio ó exponer el actor su acción ó de-
recho; significaba también antiguamente lo propio que pre-
guntar ó que intentar, pretender, hacer cargo de una cosa y
pedir satisfacción de un agravio.
Véanse algunos ejemplos de las acepciones de demandar,
tomados del Poema del Cid.
Mío Cid por los sos yernos demandó et non los falló.
{La Gesta de mió Cid^ Catitar III. )
Por quanto esta cort ficiestes por mi amor
Esto les demaftdo á Infantes de Carrion.
(Id.—Ibid.)
Aun grande amor nos face el Cid Campeador,
Quando desondra de sus fijas no nos demanda oy.
(Id.—Ibid.)
DEMASIADO
He aquí un adjetivo que se usa en demasia por nuestros
habladores y hasta por nuestros escribidores:
— Agradezco á Ud. dei7tasiado^ dicen los que tienen que
agradecer un favor.
— Demasiado lo siento, exclaman los que creen encarecer
con este adjetivo el sentimiento que no tienen.
— Está Ud. demasiado bien, aseveran como con galantería
los empalagosos.
— Antonio es demasiado honrado, afirma á manera de
abono un raro defensor de la honradez ajena.
Y puede asegurarse que ninguno de los dichos ha em-
pleado debidamente el vocablo, y aun que alguno de ellos ó
todos han expresado lo con erario de lo que se proponían.
En efecto, si demasiado significa, como lo define el Dic-
cionario, y como lo demuestra la etimología, por demás^ que
tiene demasía^ que es un exceso, — los que agradecen de/na-
siado, en puridad dan á entender que agradecen más de lo
J
DEM i8s
que deben y que se les adeuda una buena adehala de favor
para compensar el exceso de agradecimiento del agradecido.
Asimismo el que dice que se duele demasiado de una des-
gracia, que le sobrevino á su amigo, le hace saber claramente
que la tal desgracia no merece ser sentida, ya que aun el do-
lor del amigo (ya se sabe lo que son dolores de dientes afuera)
es excesivo respecto de ella.
A quien le parece una persona demasiado bien, se le
podría creer entendiéndoselo en castellano, envidiosa más
bien que contenta de la demasía de salud, ó de prosperidad,
ó de belleza, ó de vigor, ó de lo que fuere, de aquella persona.
Lo de que Antonio sea dejnasiado honrado es simplemente
una majadería; pues en la honradez no se comprende nunca
cómo haya exceso.
Lo que suponemos que se proponen decir los sujetos
arriba citados es que agradecen mucho lo que agradecen, que
sienten mucho el mal aquél, que juzgan muy bien al que tal
juzgan y por íin que Antonio es muy honrado.
Demasiado significa, pues, un exceso defectuoso.
Véase ahora el acertado uso en los ejemplos siguientes:
*Don Pedro. — ;La han impreso? íla comedia)
Do7i Eleuterio. — Sí, señor ;Pues no se había de imprimir?
Do7i Pedro. — Mal hecho. Mientras no sufra el examen del público
en el teatro, está muy expuesta; y sobre todo, es demasiada confianza
en un autor novel.»
{Don Leandro Fernández de Moraiíti. — La Comedia nueva.)
«Don Pedro. — Vamos: no hay quien pueda sufrir tanto disparate.
Do?i Eleuterio . — ¿Disparates los llama usted?
Don Pedro. — ¿Pues no?
Don Eleuterio. — ¡Vaya, que es también demasiado! ¡Disparate!
Pues no los llaman disparates los hombres inteligentes que han leído
la comedia...»
[Id.—Ibid.)
«.Don Pedro. — Xo quiero dejarle fen la equivocación); me da com-
pasión... y sobre todo, es demasiada necedad después de lo que ha
sucedido, que todavía esté creyendo el señor que su obra es buena...»
(Fernández de Moratin — Id.)
i86 DEM
«Como entramos en la casa, estaba de tal suerte, que no nos atre-
vimos á quedar allí aquella noche por causa de la demasiada poca lim-
pieza que tenía, y mucha gente del agosto.»
'^Sta. Teresa — Libro de las fundacio?ies.^
«Porque así les saldría más barato (lo que fuese menester para el
ejército 5' para la villa) que trayéndolo mercaderes, que siempre quie-
ren llevar demasiados y excesivos precios.
(Fraticisco López de Gomara — Conquista de México.^
DEMENTADO
El adjetivo verbal de dementar^ se^ perder el juicio, es
defneuie y no dementado . Puede decirse asimismo mentecato^
fatuo: menos que demente, mentecato y fatuo es ijnbéctl\ y
aun menos estúpido. Demente y mentecato significan lo propio:
de^ privativo y inens^ entendimiento; ntens y captuSy privado,
cogido, tomado.
«Cuando el pupilo demenfe ó loco haya llegado á la pubertad, se-
guirá el padre de familia cuidando de su persona y bienes hasta la
mayor edad del pupilo.»
{Bello — Proyectos de Código Civil.)
«Y como en la corte de dos mundos no hay casa de dementes...»
{Castro y Serrano — Cuerdos y locos.)
«Pero el loco, amigo Juan, no era ciertamente el mejorador de los
cangrejos, sino el meiitecaio que hacía asunto serio los extravíos de su
razón.»
{Id.—Ib:d.)
Era un padre don Gil tan mefítecato^
Y en educar sus hijos fué tan nulo.
{Cayetano Fernández — La Cotorra).
DEMITIR, DEMISIÓN
Demitir es forma anticuada de dimitir., renunciar, hacer
DEM 187
dejación de un empleo ú otra cosa; pero demisión significa
sumisión, abatimiento, y no desapropio de una cosa que se
posee, renuncia ó apartamiento de lo que se tiene, ó del de-
recho y acción que se puede tener, lo cual se llama dimisión.
¡Cuánto nos recuerda la palabra demisión!
Corría una de las turbulentas épocas de nuestras revolu-
ciones. Habíase hallado un pretexto para que las ambiciones
impacientes perturbasen la paz pública, al parecer afirmada
por tres sucesivos cambios constitucionales de gobierno : tra-
tábase de derrocar un gobernante débil y no conocedor de los
hombres, cierto; pero más religioso que varios de los cau-
dillos conservadores de la oposición é incomparablemente
más liberal que el partido triunfante poco después. La ofus-
cación de algunos de los hombres del poder y las nefastas
intrigas de otros, empujaban á la República hacia el preci-
picio á que la arrastraban las gentes del trastorno. Parecía
que la atracción tremenda del abismo hubiese producido
vahídos aun á los ciudadanos no posesos del demonio de la
revuelta. Todos, sí, preveíamos desventuras, profundas alte-
raciones morales, sacudidas de un magno cataclismo social.
Pero ¡qué hacer! El movimiento de destrucción de lo exis-
tente era de tal naturaleza, que pretender detenerlo habría
sido obra tan vana como la del niño que se hubiese propuesto
contener los furiosos vaivenes de un terremoto, comprimiendo
la tierra con sus manecitas.
Veíamos á los hombres que el pueblo se había acostum-
brado á respetar, que tomaban como los pilluelos de la calle,
el fango del arroyo para arrojarlo al rostro de la autoridad;
mirábamos á los ciudadanos antes sensatos corriendo por los
senderos de una asquerosa política, en las agencias degrada-
das de ayudar á los clientes de taberna en la labor de azuzar al
chacal de los albañales. ¡Qué hacer! Trasponer los umbrales
del seguro del hogar, equivalía á meterse entre los oleajes de
la multitud delirante; mostrarse siquiera, era señalarse á la fu-
ria estúpida del monstruo que se saboreaba ya con el caniba-
lismo del desastre.
Los pocos hombres que se libertaron entonces de la ho-
rrenda epidemia de la insensatez; los muy pocos que no con-
i88 DEM
tribuyeron ni con una diminuta acción ni con una sola palabra
á atizar el gran incendio, no consiguieron sin embargo evi-
tarse, más que las tribulaciones de una honda revolución, la
profunda amargura de contemplar el criterio perdido, los jui-
cios extraviados, las más rudimentales nociones del bien y del
mal trastrocadas lamentablemente, el desquiciamento de todo
orden, la fe religiosa vacilante en su choque contra la impasi-
bilidad de los decretos ineludibles de una Providencia que no
explica previamente sus resoluciones.
Después...
La concentración no solamente dentro de un domicilio
profanado por el espionaje y la delación, sino dentro de sí
propio; el alejamiento absoluto de los amigos, de los conoci-
dos, de las gentes, unas enloquecidas por el delirio de la re-
volución, otras envilecidas por la ruindad del interés y del
egoísmo, otras idiotizadas por el instinto imbécil de seguir el
camino que siguen los demás, otros, los villanos, que juzgan
las épocas de desorden apropiadas para las venganzas de la
inferioridad y hasta para escarnecer la honradez, el patrio-
tismo, el mérito; el abatimiento del amor patrio anonadado
por el desastre...
Todo esto nos hace recordar la palabra diutisión^ pronun-
ciada sin cesar por los políticos y los politiqueyos y repetida
por el tonto eco de las multitudes ¡De7nisióiif^ ¡demisión!
DEMOÑO
Demonio', dcemonium (latín), demon (inglés), démon (fran-
cés); en ningún idioma de los que han tomado del griego
§aí|X(ov, genio^ la voz demonio^ encontramos la gn, que equivale
á nuestra ñ y que, por su semejanza con la ni., hemos introdu-
cido en el vocablo. Así como tampoco en sus derivados: de-
m-oníaco^ demoniado, demonial., demonomaníaco , endemoniado,
endemoniar .
«Vio la sabiduría de Dios, que la malicia y envidia drl demonio no
había de tener fin. »
(Fr. José de Sigüenza — Y i da de San Jerónimo.)
DE R 189
«¡Ay qué terrible demonio eres, memoria del bien que pude hacer,
y de los consejos que desprecié, y de los males que hice!»
{Quevedo — Las sahurdas de Plufón.)
«Y se ha de advertir, que los diablos en los alguaciles estamos por
fuerza, y por mala gana, por lo cual, si queréis acertarme, debéis lla-
marme á mí demonio enalguacilado, y no este alguacil endetnoniado.»
{Quevedo — El Alguacil alg-uacilado.)
Aa'¡j.dvtov, demonio, numen, fantasma, en griego; áa'¡xov'.o;,
divino, feliz, y ¡Filosofía de las lenguas!, también miserable,
desgraciado.
DENTRAR
Por entrar, ha sido corregido varias veces en Hispano
América; pero no entra la corrección entre los que cometen el
error, que, sin duda por ser importado de la mismísima Es-
paña, posee vigor suficiente para resistirse á todos los ataques
que se le dirigen y pueden dirigírsele en lo futuro.
Probable es que digamos dentrar por analogía con el ad-
verbio dentro, en el que, como lo observa Bello, se antepuso
la preposición de sin necesidad, y hasta se duplicó en deden-
tro, que significa nada más que dentro (intiis).
DENUNCIO (El)
La acción y efecto de denunciar, sustantivo femenino, no
masculino: la denuncia. Dícese también defmnciación.
DE REPENTE
El pueblo da algunas ocasiones á este modo adverbial el
significado de de vez en cnando, ó más bien de alguna vez\ y así
dice: «de repente sucede, pues, que uno toma una copa»; «de
repente no es malo divertirse», etc.
La significación propia es prontamente, sin preparación,
sin discurrir ó pensar.
igo DES
DIRRITIDO
Dej^retido.
«No os maravilléis de mi turbación, porque vi dos demonios de tan
abominable vista, que si se encendiese aquí un fuego de piedra azufre,
y metal derretido^ tan fuerte, que hubiera de durar desde ahora hasta
el tin del mundo, escogiera antes pasar por él, que volver á verlos.»
{Nieremberg- — Diferencia efitre lo temporal y eterno.)
«Hasta la misma princesa, que cada día estaba más derretida por el
sas trillo...»
( Trueba — Las aventuras de un sastre.)
DERRITIR
Derretir.
Sea que venga de oso), fluyo ó de 6ápo), caliento, seg-iín Co-
varrubias, ó de deterere., gastar, destruir, conforme opinión
de Diez, ha de escribirse con e la segunda sílaba, lo mismo
que la primera.
DESAPERCIBIDO
Inadvertido.
Desapercibido.^ desprevenido, desprovisto de lo necesario;
inadvertido., falto de advertencia, no advertido,
«Inadvertidos de esto los padres, suelen entregar sus hijos en los
primeros años al gobierno de las mujeres, que con temores de sombras
les enflaquecen el ánimo y les imponen otros resabios que suelen man-
tenerlos después.»
{Saavedra — Empresas políticas. )
DESCACHALANDRADO
Despechugado., desairado., desarrapado., desataviado, des-
DES 191
galichado ^ desgarbado^ desaliñado, desgatrado, desbragtieiado^
tan rica es la lengua castellana.
«Los Cartaginenses decían mal de Anníbal, porque andaba siempre
desabrochado y despechugado el estómago. Otros burlaban de Julio
César, porque andaba mal ceñido. No hay ninguno tan ajustado, que no
halle en él que reprehender la envidia y mal afecto de otros, ó la con-
dición extra\"agante.»
(Nieretnberg — Diferencia entre lo temporal y éter no. \
«Paz. — Pero buen mozo.
Pepita. — Alto y recio sí, pero desgarbado, estrafalario.»
(Hartzefibusch — Querer de miedo.)
DESCUAJERINGARSE
El Diccionario trae el verbo familiar descuajar tugarse., y
asimismo lo emplean los escritores de la Península.
«Y lo que es peor que todo ello, que el ánimo va cantando al son
de la osamenta que se descuajaringa y no jiuede ya con el pellejo.»
{Don José María de Pereda. — Peñas arriba.)
DESCHAPAR
Ya se ha dicho que no hay chapa en nuestro idioma, con
el sig-nificado de cerradura; por tanto, tampoco deschapar.^
que hemos formado de aquella palabra.
Violentar ó arrancar la cerraja ó cerradura de una puerta,
escritorio, cofre, etc., descerrajar.
Acción de descerrajar, descerrajadiira .
DESCHAVETARSE. DESCHAVETADO
Perder tuto la chaveta, frase figurada y familiar, perder el
jziicio, volverse loco., no es lo mismo que significa nuestro
verbo deschavetarse. Deschavetado es, no el loco propiamente;
sino, más bien, el que en España denominan chiflado. Por
192 DES
consiguiente, deschavetarse equivale al verbo familiar español
chiflarse.
DESECHO
Denominamos en el Ecuador, cuando no chaquiñán^ al
atajo^ es decir, á la senda ó paraje por donde se abrevia el
camino, y la palabra es de noble abolengo; pues, aunque
la Academia no traiga la voz desecha en su Léxico, la halla-
mos en antiguas obras castellanas:
No tiene aquel camino otra desecha,
Que el cerro casi en torno era tajado.
Del un lado le bate la marina,
Del otro un gran peñol con él contina.
(Br cilla — La Araucana.)
El Diccionario escribe deshecha y la define: «Salida pre-
cisa de un camino, sitio ó paraje». No es, pues, lo propio que
nuestros desecho y chaquiñán., ni que sendero ni atajo.
«Tomando á la siniestra un mal sendero,
Que á dar iba en un gran despeñadero.»
{Ere i lia — La Araucana.)
«Pregúnteles por los atajos que podrían llevarme más pronto á Ci-
fuentes; pero sus noticias eran tan vagas, que juzgué prudente seguir
por el camino para no perderme.»
{Pérez Galdós — Juan Martin el Empecinado.)
DESENGAÑADO
Es un adjetivo figurado y familiar que en España significa
despreciable y malo, es decir, muchísimo más de lo que le ha-
cen significar entre noso'.ros los calificadores de bellezas fe-
meninas y aun de hermosuras masculinas, según quienes las
frases: «Juana es desengañadita» ^ «Pablo es el más desenga-
ñado de sus hermanos», equivalen á «Juana no es bonita»,
«Pablo es el menos buen mozo de sus hermanos».
Jll
DES 193
DESENRAIZAR . DESRAIZAR
La fácil formación de verbos de esta naturaleza, ocasiona
que el vulgo, expedito en sus procedimientos, no se detenga
á averiguar cuál es la voz castiza, y encuentre más fácil y
presto criar una palabra que llene las necesidades del mo-
mento.
Arrancar de raíz un árbol ó una planta, desarraigay ^ que
posee además otras significaciones, aunque figuradas.
Erradicar ^ tiene significado igual: arrancar de raíz.
Descuajar^ sacar de cuajo ó raíz, equivale á los dos verbos
anteriores; pero la Academia lo limita como término de agri-
cultura.
En obras antiguas encontramos desraigar .
DESENTECHAR. DESENTEJAR
Ahí está la mina. Con las preposiciones inseparables des y
en ya hay el material suficiente para fabricar una buena co-
pia de palabras.
Así como nuestros indios del Oriente no necesitan venirse
á lo civilizado de la República para proveerse de dinero, sino
que les basta acudir á los ríos auríferos y tomar una pepita que,
sin cuños ni sellos, les sirve excelentemente para trocarla con
una vara de género ó un sartal de cuentas, de igual manera el
vulgo no ha menester inquirir si es condición indispensable
para que circulen las palabras el que lleven el sello que les
comunica ley y valor. No; echa mano á lo íácil y próximo, y
posee lo bastante para ia vida de relación, para el comercio
con sus semejantes. ;Ni para qué necesita más?
Los pueblos cultos hacen un objeto de arte de sus mone-
das: las de cruz bastaban á las antiguas colonias españolas
para sus cambios insignificantes, verificados muchas veces en-
tre comestibles ú otros objetos, sin intermedio de signo mo-
netario alguno. No eran tampoco modelos de grabado los
ochavos morunos que pasaron á España después de la guerra
de África.
13
194 DES
Ni entecJiar ni entejai'- hay en el Vocabulario, por consi-
guiente, tampoco desentechar ni desentejar; pero sí hay techar
y tejar ^ de los que se forman castizamente destechar y des-
tejar.
DESGARRAR
Es otro de los despropósitos que corrigió inútilmente el
señor Pedro Fermín Cevallos, lo mismo que el señor Cuervo
y nuestro amigo el señor Rodríguez, quien recuerda que Ca-
rreño, en su Aíanual de urbanidad, dice esgarrar^ como los
cubanos.
Arrancar y arrojar por la boca las flemas y secreciones
que .se depositan en la faringe, la laringe, la tráquea ó los
bronquios, expectorar (ex^ fuera de, y pectns^ pecho) ó es-
putar.
Desgarrar, romper ó hacer pedazos, á viva fuerza y sin el
auxilio de ningún instrumento, cosas de poca consistencia,
como tejidos, pieles, papel, etc. U. t. c. r. y en sentido figu-
rado, desgarrarse el corazón. || r. fig. Apartarse, separarse,
huir uno de la compañía de otro.
Asimismo desgarro (rotura, rompimiento. || fig. Arrojo,
desvergüenza, descaro); aun cuando significa también afecta-
ción de valentía, fanfarronada, y aun cuando los farfantones
escupen por el colmillo^ no es en castellano lo que muchos his-
panoamericanos pretendemos que sea, á saber, lo propio que
expectoración ó esputo ó escítpidura.
Escarrar, escarro, son palabras portuguesas que, segura-
mente, nos fueron traídas de la Península ó del Brasil, y se
cambiaron en esgarrar y esgarro ó desgarrar y desgarro .
DESGRACIA. — DISPARATE
Ambas voces toma nuestro pueblo en la acepción de cosa
insignijicante ó de ningún valor.
DESHOJE
Decimos en algunos campos del Ecuador á la operación
I
DHS 195
de cosechar el maíz, desprendiendo la mazorca de la caña y de
los envoltorios respectivos. Aunque esta operación realizamos
nosotros en la sementera misma, debe denominarse deshojay
como se llama el propio acto en algunos lugares de España,
donde se verifica en los graneros, circunstancia que no tiene
por qué cambiar el nombre de la cosa.
Deslioje está bien para significar la caída de las hojas de
las plantas; pero deshoja debe nombrarse á la acción arriba
explicada, así como cava (cava de papas hemos de decir, no
cave de papas como decimos) es la de cavar, siembra la de
sembrar, comedia la de cosechar, vendimia la de vendimiar y
desyerba ó deshierba la de desherbar.
Don José María de Pereda, en El sabor de ¿a tierrzica, des-
cribe la deshoja en el desván de una casa de Cumbrales y
nos hace acordar del desgrane (desgrana diríamos siguiendo
la analogía) en las trojes de nuestras haciendas.
«De esta costumbre de vida campestre montañesa», dice, «he ha-
blado yo en otro libro; mas no ha de impedirme esta consideración, que
no deja de ser atendible, dedicar unas cuantas pinceladas á aquella
deshoja de D. Pedro Mortera, etc.»
(Pereda — El sabor de la tierruca.)
DESMANCHARSE
No es apartarse de la compañía con que se va. Apartarse
ó salirse el ganado de la manada ó rebaño, se dice desman-
darse ó desmanarse. Por esto el adjetivo es desmandado ó des-
manado, no desjnanchado, que significa otra cosa.
Desmandarse, de des^ y minare, conducir el ganado.
Todos á un tiempo quieren ser primeros
En esta empresa y suerte señalada;
Y estaban como lobos carniceros
Sobre la mansa oveja desmandada.
{Ercilla — La Araucana.)
Uno, dos, diez y veinte desmandados ,
196 DES
Corren á la baxada de la cuesta,
Sin orden, ni atención apresurados.
[Er cilla — La Araucana.')
Desmancharse significaría más bien deshonrarse ó infa-
marse; pues el sustantivo desmancho equivalía á deshonra ó
infamia.
■ Desmanchar significaba también antiguamente romper las
mallas de la loriga; así hallamos en el Poema del Cid:
Veriédes tantas lanzas premer e alzar:
E tanta adarga atoradar e pasar :
E tanta loriga falsa desmanchar.
(La Gesta de mió Cid.)
Separarse de la compañía con que se iba, como lo hemos
expresado, decíase antes desmandar; y separar ó dividir la
gente ó el ganado de suerte que cada uno vaya solo ó por
una parte, destropar^ verbo igualmente anticuado.
«La* primera jornada fué combatir una gruesa banda de moros que
atravesaban desmandados en Illar; de allí fue sobre Filix; tomóla v sa-
queóla enriqueciendo la gente.»
{Do7i Diego de Mendoza — La guerra de Granada.)
Desmanchar, en la acepción corregida, es un lusitanismo;
pues aunque los portugueses tienen como los castellanos el
verbo desmanar en el significado de apartar el ganado, po-
nerlo en desorden; poseen, además, los vocablos desjiianchar
(deshacer, dislocar, desordenar, separar, salir de filas), des-
manchado (desarreglado, desordenado), desmanchadico (fácil
de desarreglarse ó desordenarse), desmanchadao, y desmancho.
DESMANGUILLAR
No es propiamente el cerdear; pues el caballo desmangíii-
llador^ como decimos los ecuatorianos, no sólo «flaquea de los
brazuelos, por cuya causa no puede asentar las manos con
I
DES 197
igualdad», conforme define la Academia el verbo cerdear,
sino que es caedizo.
Según los casos, pues, desmangtiillar es en castellano cer-
dear ó simplemente caer^ y el caballo desutaiigiiillador es en
romance cerdeador ó caedizo.
Cerdear se emplea también tropológlcamente:
«Por allá (contestó Fermín), todos comen de la olla grande. Sola-
mente mi padre cerdea; está 3a achacoso, y desde la muerte de mi her-
mano José, se le ha venido el mundo encima.»
( Selgas — No7ia . )
DESHONORA
Lo mismo que ondra, ondrar, ondrado, en vez de deshojira,
honra, honrar, honrado, no son sino voces arcaicas que «el
gran conservador de lo antiguo», el pueblo, ha conservado
en uso.
Desta desondra que me han fecha los infantes de Carrion,
Que r pese al buen rej' d' alma e de corazón.
(La Gesta de mió Cid^ Cantar III.)
El casó mis fijas, ca non g-e las di yo.
Cuando las han dexadas a g-rant desonor.
Si desondra hi cabe alg-una contra nos.
{Id.—Ibid.)
Ondrástesvos., Minaya, ca aun vos lo hedes de far.
{Id. — Cantar I.)
Mi mug-ier e mis fijas con Minaya Alvar Fañez,
Así como a raí dixeron, hi los podredes fallar.
Con gran 07idra aducídmelas delant.
ild. — Cantar II.)
DESPAVISADERA ó DESPABELADERA
Despabiladeras ó espabiladeras, de despabilar ó espabilar.,
198 DES
esto es, quitar el pabilo de la vela. Si viniese de despavesar
(des y pavesa) debería decirse despavesaderas y no tampoco
despavisadera .
DESPOSTAR
¿Y éste de dónde habrá salido?
Cuéntase de un muchacho que se sabía de memoria, sin
entender palote, el Credo; y pidiéndole explicación á la madre
tocante á la parte de y en Jesucristo su único hijo, decía: «siini
entiendo un poco, pero cnijo no comprendo absolutamente.»
El des^ decimos nosotros, ya lo conocemos: es la boca de
tierra del minero consabido; pero postar ¿de dónde ha aso-
mado?
Matar, desollar, descuartizar, destazar las reses, suponemos
que es lo que entendemos por despostar. ¿Será algo áe. poste?
DESTAJAR
De la mismísima mina, de que hablamos al tratar de los
verbos desentechar y desentejar, son destajar, que hemos for-
mado de la preposición des y de tajar ^ cortar, partir, hacién-
dole significar, no lo contrario del verbo simple, sino una cosa
parecida. De ahí destaje^ que en ecuatoriano vale tanto como
corte.
De la rica mina ha salido deschavetarse ^ por perder la cha-
veta; é íbamos á añadir también desvestirse fdeshabillerj, que
usamos tanto ó más que desnudarse^ si no hubiésemos recor-
dado que no pertenece á la expresada mina, sino al tesoro ó
depósito escondido, al arcaísmo, del cual como de los entie—
í^ros^ conforme decimos aquí, nos apropiamos con justicia
los descendientes de quienes dejaron de aprovecharse del
caudal.
«Destajar, a. Ajustar y expresar las condiciones con que se ha de
hacer una cosa. H ant. Atajar, precaver. || ant. Interrumpir. || Ant. Ex-
traviar, descarriar.» (Diccionario de la Academia. )
DES 199
DESTEMPLARSE (los dientes).
Acaso no sería difícil volver á templarlos, es decir, darles
vuelta como á las clavijas de la guitarra, si realmente se des-
templaseii los dientes; lo malo está en que el tal destemple
(disonancia de las cuerdas de un instrumento) consiste en «la
sensación áspera y desagradable que hace en la dentadura
el ácido fuerte de una fruta ó de otra comida agria, ó un
ruido escabroso, como el que se causa al romper tela ó rozar
metal ó madera fuerte,» que es la dentera.
Ya sabemos que en castellano unas veces salen los deriva-
dos de los primitivos extraños, y otras de los ya castellaniza-
dos: dentera^ de dens^ así como dentellar^ dentado, dentadura^
dental, dentar, dentecer , dentecillo ^ dentejón, dentellada^
dentellado, dentellar^ dentellear^ dentellón^ denteznelo.^ den-
tición^ denticular ^ dentículo, dentífrico., dentista^ dentivano.,
dentón., dentudo., desdentado, desdentar., endentado^ enden-
tar., endentecer; de o^úq, owno::,., odontalgia; de diente., sólo
dientecico., dientecillo y dientecito., que no están en el Diccio-
nario, sin duda porque no suele poner los diminutivos, aun-
que sí se encuentra dentecillo.
. . . ¡ Ya estaba yo
Rabiando por enseñarla
Mi regalo ! — ¡ Qué dentera
La he dado ! — ¡ Qué rabia ! — ¡ Anda !
i^Doii Ventura de la Yega — El Hombre de Mundo.)
DESTORNILLARSE (de risa).
Des tern illa rse .
Por mucho que se tuerza y se agite y se dé vueltas el que
ríe, difícilmente se ¿/^í¿'£7r;¿z7/rtr¿í/ supuesto que no hay tornillos
en el cuerpo humano, aunque abunda la gente destornillada.
Lo que sí hay es ternillas., de las cuales está especialmente
compuesta la laringe, principal órgano de la voz. — Desterní-
200 día
liarse de risa, equivale, pues, á romperse las ternillas á fuerza
de reir.
«Siempre tenía Gregorio alg-una travesura que contar en el café del
Iris, )' todos se desternillaban de risa oyéndole.»
(Trueba — ¡Que gracioso!. . .»)
«Porque cada día tenía Gregorio una nueva broma que contarle y
con qué hacerle desternillar de risa.»
{Id.—Ibid.)
No estará del todo mal, sin embargo, cuando D. Antonio
de Valbuena, exagerado cuidador de los fueros de la lengua,
emplea la palabra destornillarse en la traducción de la obra
de Pablo Féval «Les ¿tapes d' une conversión.»
«La cosa era demasiado fuerte. El capitán gritó: ¡Bravo! y la fami-
lia, tranquilizada, hubo de destorjtillarse de risa, en tanto que los tres
comisarios se miraban con aire lastimoso al írente de sus constables
aturdidos.»
(Féval — Las etapas.^ etc. — Primer episodio: La viuerte del pa-
dre—II L )
DESTRONCADO
Además del significado recto, cortar ó derribar un árbol
por el tronco, no tiene el verbo destrojicar otras significacio-
nes figuradas que la de cortar ó descoyuntar el cuerpo ó parte
de él, y la de arruinar á uno, destruirle.^ embarazarle sus
negocios, etc.
Sin duda de la segunda acepción hemos sacado los ecua-
torianos la de descaecido., desfallecido y hasta moribundo ó
mortecino^ que atribuimos al adjetivo destroncado.
DIALECTO
Lenguaje que, sin ser realmente diverso de otro ú otros,
difiere de ellos en algunos accidentes analógicos y sintácticos,
día 201
y con especialidad en lo que atañe á los sonidos. || Cada uno
de los lenguajes particulares de esta índole que se hablan en
determinados territorios de una nación, á diferencia de la len-
gua general, oficial y literaria del mismo país.
Acento^ modulación^ locuela^ iono^ según los distintos ca-
sos, denomínanse el modo particular de hablar de cada uno, y
el metal ó tijnbre de voz, más ó menos agradable ó quizá des-
agradable, peculiar de cada persona: á todo lo cual nosotros
llamamos impropiamente dialecto.
DIARISMO
\
Voz que diariamente empleamos en la América española y,
según sospecho, aun en España; pero que, á pesar de lo ex-
presado, no ha obtenido carta de naturaleza de parte de los
señores Académicos. Y probablemente porque nos hemos
acostumbrado á usarlo, el vocablo nos parece irreemplazable.
Periodismo será lo relativo á publicaciones periódicas en ge-
neral, «ejercicio ó profesión de periodista», como dice el Dic-
cionario, limitando el significado de la palabra definida;
mas no el ejercicio ó profesión, para servirnos de los mismos
términos académicos, del diarista., vocablo sí aceptado en el
Léxico. Hay algo más: puede ya preverse que el nombre
periodismo se añejará, acaso quedará arcaico y sin uso, pos-
tergado, ó tal vez sustituido por el sustantivo diarismo. Nada
de cosas periódicas, esto es, que requieran un lapso, toleran
desde ahora los contemporáneos de la electricidad (no ya del
vapor, que comienza á parecerles cachazudo), del aire líquido
y quién sabe de qué otros agentes que de hoy á mañana
quizá descubrirán las ciencias de magia racional, la física y la
química. El propio diarismo echa ya de sus raíces brotes que
amenazan secar el árbol primitivo: las ediciones múltiples de
las hojas diarias, edición de la mañana, edición de la tarde,
acaso edición del mediodía ¿cómo denominaremos al diario
de cada cierto número de horas?: ¿bidiario?, ¿tridiario.-'
Diarista sin diarismo no es posible, y si aceptó la Acade-
mia aquel nombre, debió aceptar también estotro.
DOM
DOMINGO SIETE (Salir con un)
A quien quiera casi que se le pregunte en el Ecuador cuál
es el primer día de la semana, contestará «el lunes». Lo cual
depende de que desde la escuela se nos enseña á repetir los
nombres de los días principiando por aquél, que según lo sabe
el mundo entero excepto el común de nuestras gentes, es el
segundo.
Xo solamente, pues, por mentar el día santo entre brujas
y diablos, como dice el Sr. Cuervo, cometió desacierto el
tonto aquél que, cuando todos en el aquelarre cantaban
— Lunes y martes
Y miércoles tres,
— ^Jueves y viernes
Y sábado seis,
añadió y domingo siete, — sino también por poner en séptimo
lugar el día primero de la semana.
En español, como en otros idiomas, el domingo, diman-
che, dominica, etc., está dedicado á Dios {Dominns); en ale-
mán é inglés, al astro rey, al protector de la tierra, al sol,
sozmtagy sunday (sun' s dayj, así como el Innes^ Inndi^ lii-
nedi^ monday, montag, etc., fue consagrado á la luna, el malo-
tes, mar di ^ martedi^ á Marte, etc.; lo cual viene desde los ro-
manos, que daban á los días de la semana la designación de
Solis dies, Lnnae dies., Mariis dies^ etc. — Los que más clara-
mente señalan el orden de los días, son los portugueses con
su segunda-feira (el lunes), terca-feira (el martes), qnarta-
feira (el miércoles), etc.; pues consideran o domingo como
primeira-feira .
Se cree que, por aquello de haber descansado Dios al criar
el mundo, el séptimo día, éste es el suyo, dominica dies. Xo
hay tal: el de reposo fue el sábado, sabbati dies, esto es, el
día del schabbat^ descanso sagrado que, conforme á la ley de
Moisés, los judíos debían observar el día séptimo. Los portu-
DON 203
gueses, que siguen la liturgia cristiana, al menos desde el
tiempo de San Jerónimo, feria secunda, feria tertia^ feria
qiiarta^ cambiaron el nombre de séptima feria con el de sab-
bado. Su nomenclatura, por tanto, no es pagana, como son
las nuestras.
De lo arriba expresado, se deduce que, quienes dicen que
el lunes es el primer día de la semana y el domingo el último,
salen con un domingo siete; aunque para los efectos de la jo-
glería^ cual decían antiguamente en España, ó del jolgorio^
como decimos aún en el Ecuador, nuestros artesanos hagan
tan día de no trabajar el domingo como el lunes, al que
algunos llaman domingo chiquito, y otros más entendidos
do7mngo grande^ y aun San Limes ^ día muy de guardar... del
trabajo.
Nuestro salir con un domingo siete equivale á las locucio-
nes españolas irse como por los cerros de Ubeda^ ó salir con
un pie de banco ^ según los casos.
DONA
Probable es que el ambiente de democracia que envolvió á
las nuevas Repúblicas hispanoamericanas, en seguida de su
emancipación de la Península, originó el que, como despectivo
respecto del título, se llamase doñas á las indias, y como ade-
hala á las viejas; pues las jóvenes han sido y son Jiítambras ó
tongas. Y tanto nos hemos acostumbrado á la denominación
expresada, que hoy tomamos como sinónimos los vocablos
india y doña.
¡Qué diferencia de los tiempos en que se compraba por los
americanos españoles el derecho de gastar el doji.^ En el Ar-
chivo de Indias de Sevilla he visto una orden impartida á los
Directores del Crédito Público, año 18 18 (Audiencia de Lima
— Est. ii5 — Caj. 6 — Legajo 2t, — Años 1771 á 182 5), para que
recibiesen mil cuatrocientos reales de vellón de cada una de
ciertas personas de nuestra Presidencia «por haberles conce-
dido la gracia de firmarse con el distintivo don.» ¡Y cómo es
cosa para desternillarse de risa, después de haber leído las
rendidas solicitudes para el logro de títulos, y las informado-
204 DUE
nes respectivas, el contemplar la estúpida vanidad de los su-
cesores de los recurrentes, que en días de vivos y de despreo-
cupación republicana, se vanaglorian de una nobleza, que ni
existió entonces en sus abuelos, ni vale una chita hoy; y que,
aun cuando hubiese sido cierta antaño, hogaño se han empe-
ñado en hacer desaparecer los descendientes de aquellos sim-
ples, con la falta de ilustración y hasta de educación, mezquin-
dad de ideas, y ruindad en el porte social, entremezclado
todo, eso sí, con la fatuidad y presunción características de
los tontos de capirote!
¡Y sin embargo, preciándose de la antigüedad de su ape-
llido! Tan antiguo que ha desaparecido de la haz de la tierra
á manera de los animales antediluvianos, como los megaterios
y mastodontes^ por ejemplo; conservado, con todo, en el Ecua-
dor, porque éste es el país de las cosas raras. Preciándose
igualmente de no llevar en el rostro ni el color bronceado de
los americanos, ni el negro de los oriundos del África. Mas
esto, de puertas afuera, digamos; que hacia adentro, en el in-
terior de la cabeza, hay oscuridad y negrura y tinieblas de
ignorancia y de torpeza.
¡Valientes imbéciles que brillan por el mérito de sus caba-
llos! Pescadores de riqueza en el piélago turbio de herencias
infames ó de matrimonios consanguíneos, que precipitan á
más honda degeneración una raza ya envilecida.
Pero tienen razón; pues así y todo, en países sin sanción
ni estímulos nobles de ningún género, ocupan puestos visibles
en la sociedad y aun consiguen ir á lugares elevados en la po-
lítica: para lo que les sirven admirablemente las cualidades
negativas que poseen con prodigalidad.
Por lo que atañe á loe expresados, paréceme completa-
mente lógico que hubiese pasado el don á los indios y hasta á
los indios más burdos.
DUEÑO (La)
Ha hecho muy bien la Academia al poner en artículo
aparte de su Diccionario el sustantivo diieña^ sobre todo si
quedan todavía en España personas que, como aquí, no quie-
DUR 205
ren por nada que la mujer que tiene el dominio de una finca ó
de otra cosa sea diieña ^yT>\os que es Dios, la llaman /adueño;
aunque, en verdad, la terminación masculina haya sido reser-
vada sólo para poquísimos casos, como por ejemplo, el de la
frase amorosa dueño mío y no dueña mía que, con razón, cita
la Academia. Pero sube de punto el adefesio cuando se emplea
el femenino con el artículo masculino.
Después de la corrección de Cuervo en sus Apíintaciones
críticas^ no tocaríamos el punto, si no hubiésemos leído re-
cientemente en algún periódico el defecto censurado.
«Por echarla de remirados y pulcros en el hablar» escribe
el muy erudito filólog-o mencionado, «dicen algunas y algunos:
«yo soy la dueño ^ tú eres la dueño de la casa... Este es un
error garrafal, porque ó se considera á dueño como epiceno
(esto es, como significativo de los dos sexos sin variar de gé-
nero gramatical), y entonces hay que decir «el dueño de la
casa es Diego, el dueño de la casa es María»; ó bien se le dan
las dos formas dueño ^ dueña.»
«Pero la imagen de la muerte se había apoderado de sus ojos, y
era dueña de su pensamiento.»
{Selgas — Dos muer ios vivos.)
DURMIENTE
Traviesa.
Durmiente es el madero colocado horizontalmente y sobre
el cual se apoyan otros, horizontales ó verticales. Traviesa.,
además de otros significados, tiene el de cada uno de los ma-
deros que se atraviesan en una vía férrea para asentar sobre
ellos los rieles.
3l=j| igt= --Jt=Jt:
ECHARSE
El verbo echarse es riquísimo en significados como activo;
como reflexivo posee algunas acepciones, entre las cuales se
hallan apoyarse con todo el cuerpo sobre mía superficie hori-
zontal,, y tenderse íino vestido por ujl rato más ó menos largo.
Para nosotros es perfecto sinónimo de acostarse: así decimos
«\'^oy á echarme, ya es tarde. Juan está todavía echado. Pe-
dro desvístete y échate: estás enfermo.» Ejemplo el último en
que se manifiesta que no se hará lo tal sólo por un rato y ves-
tido.
Hemos oído emplear el verbo echarse con la significación
indicada, en muchos lugares de Hispano América,
En cuanto á la locución echar en tierra^ observa el señor
Cevallos, que es desembarcar alguna cosa; cuando se quiere
expresar la idea de que se ha destruido ó arruinado algo, ó
se ha rendido ó derribado á alguno al suelo, hay que emplear
otro verbo ú otra preposición: dar en tierra, echar por tierra.
ELE
Sospechamos que el ele de nuestro pueblo, á pesar del as-
pecto de interjección ó de adverbio que toma según las cir-
cunstancias en que se le usa, no es otra cosa que el hele espa-
ñol, ó el hele ahí contraído y contrahecho en elái. En efecto,
se halla algo que se ha perdido, y se exclama ele; nos topa-
2o8 EMB
mos con alguien á quien no hemos visto algún tiempo, y pro-
rrumpimos en «ele, pues, fulano.» Y aunque para manifestar
extrañeza ó admiración el pueblo emplea también su ele enfá-
tico, con todo creemos que no es sino, conforme lo hemos di-
cho, la expresión arriba anotada.
ELECCIONARIO
Hablamos mucho y frecuentemente, y con razón y como
justa aspiración de republicanos, de libertad eleccionaria.
Está muy bien; pero no lo está el adjetivo, ya que lo pertene-
ciente á la dignidad ó á la calidad de elector, lo relativo á elec-
tores.ó elecciones, es electoral.
La Libertad Electoral se denominaba, por esto, un diario
fundado, para defender esa basa de las instituciones democrá-
ticas, en la sensata República de Chile, donde la única revolu-
ción que ha perturbado después de muchos años la paz in-
terna fué motivada por la necesidad ineludible de hacer que la
república fuese república, merced á la obtención de lo que por
excelencia la constituye: la libertad electoral. Enemigos en
principio de toda revolución, juzgamos no obstante que, si
Chile obtuvo de la que tan hondamente le conmovió no há
mucho, la libertad del sufragio, no se pueden considerar como
un despilfarro el centenar de millones de pesos y la vida de
diez mil ciudadanos que costó aquella inestimable conquista.
— Bélgica trata de afirmar aun más la libertad electoral y sus
benéficas consecuencias por medio del voto plural, concedido
á gentes exentas de las venalidades que ocasionan la ignoran-
cia y la miseria.
¡Cómo aseguraríamos la paz interior los ecuatorianos, si
gozásemos de la libertad indispensable para elegirnos los go-
bernantes, escogiéndolos entre los ciudadanos más patriotas,
inteligentes y honorables!
EMBARCARSE (en coche)
Los pueblos de la costa son en todas partes los primeros
que gozan de los descubrimientos, inventos y comodidades
I
EMB 209
del progreso; y por lo mismo nuestras ciudades de cerca del
mar, g-ran camino del universo, lian debido poseer carruajes
antes que las ciudades serraniegas. Acostumbradas aquéllas á
los barcos, vehículos flotantes apropiados á sus necesidades, —
por razón de similitud entre el ir en coche y el ir en barco,
llamaron naturalmente embarcarse á aquello como á esto. De
allí debió de trasmitirse al lenguaje de los habitadores de la
sierra el verbo de que tratamos.
Cierto que por catacresis, así como se dice ir á caballo en
muía, instar montis eqititm cedificant, podría decirse embar-
carse en coche; pero esta manera de expresarnos no hace falta,
pues subir en coche^ para la acción inicial, é ir en coche ex-
presan sencilla y perfectamente la idea, sin necesidad de figu-
ras retóricas.
Y á propósito de embarcarse en coche ^ como decían los qui-
teños especialmente cuando se vio rodar el primer carruaje, ó
mejor dicho, dar tumbos por nuestras escabrosas calles, se nos
viene á la memoria que, en la época memorada, hubo conce-
jal que opinó que los trastejos de ruedas debían ser prohi-
bidos severamente como productores de terremotos artificiales
que convertirían en escombros nuestra linda ciudad. La poli-
cía, por consecuencia, impidió la salida de cubil del monstruo
destructor; y en cierta ocasión que fué desobedecida, impuso
una multa al dueño de la alimaña, quien conservaba en marco
y bajo vidrio, hasta no há mucho, la papeleta de imposición
de la referida multa.
Lo cual á su vez trae á la memoria que en España se pro-
í hibió hacia iSyy el uso de coches «por ser perjudiciales á la
hacienda, caballería y honestidad»; y esto á pesar de que lle-
vaban treinta y un años de pacífica posesión en las polvorien-
tas calles de algunas de las ciudades españolas, pues el primer
carruaje fué introducido hacia 1546 en tiempos del César Car-
los V. — Casi un siglo más tarde se establecieron en Madrid los
coches de alquiler ó simones^ cuyo nombre proviene de Si-
món González, á quien junto con Diego de Robledo, se les
hizo merced, por provisiones reales de 1639 >' i^40i del es-
tanco de alqtiilar coches de riia con caballos.
En Francia proviene el nombre yírtcr^ de la efigie de San
14
2IO EMP
Fiacro, que adornaba el pórtico de la casa de la cual partían,
en París, los primeros birlochos de alquiler. Pascal suminis-
tró la idea de fundar el servicio de carruajes públicos. La pa-
labra fiacre^ que no está en el Diccionario castellano, fué
usada por L. Moratín:
«Me parece que ni \o<s, Jiacres...»
(Cari, pj .J
EMBAYADO
La persona enojada y enfadada con poco motivo, bejín.
«Bejín. Especie de hongos redondos y huecos que fácilmente se
rompen y sueltan un polvo negro. Unos dicen que se llaman bejines., be-
xines, de su semejanza con una vejiga; y otros del latín v:sium, vento-
sidad, por haberse comparado el sonido apagado que despiden al rom-
perse con el de las ventosidades. Ksto último parece lo cierto, y lo
confirman las denominaciones vulgares lykoperdon del griego, pet de
Ilop del catalán, y vesse-de-lotLp del francés.— 7-Metafóricamente paso be-
jín á significar el niño rjue se hincha de enojado, y después de haber
hecho puclieros, dispara en llorar. ^>
(Monlau — Diccionario etimológico de la lengua castellana.)
EMBAYARSE
Con sobrada justicia, el Breve catálogo de errores en orden
á la lengua^ dice: «Embayarse — Será ponerse ó hacerse bayo.
¡Allá se lo hayan! — Enojarse.^ molestarse.»
EMBONAR
Usase por empah/iar., ensamblar.
EMPAÑETADO, EMPAÑETAR
Hay un nombre y un verbo de lenguaje común, y otro
nombre y otro verbo técnicos de albañilería, cuyas significa-
EMP 211
clones, con pequeña diferencia, son las que damos á los voca-
blos arriba escritos: enlucido y enlucir, j aliar r o y jaharrar.
E)ilíicido — Capa de yeso, estuco ó argamasa que se da á
las paredes para que desaparezcan las desigualdades ó junturas
de los materiales con que fueron construidas.
Enlucir — Poner una capa de yeso ó argamasa á las paredes
ó techos de un edificio.
Jaliarra — Acción y efecto de jaharrar.
Jaharrar — Allanar la pared, igualándola con yeso ó arga-
masa y raspándola. Del árabe djaiyár, cal, djaiyara^ encalar.
EMPAQUETADO, EMPAQUETAR, SE
Del vocablo de uso familiar paquete: sujeto que sigue con
rigor las modas y va muy compuesto; ó del sustantivo igual-
mente familiar empaque: traza y aspecto de una persona, se-
gún los cuales nos gusta ó desagrada á primera vista; debemos
de haber formado el verbo empaquetar, se^ á saber, ataviar,
adornar á una persona ó adornarse ella propia con esmero,
acicalarse, ó familiarmente emperejilar, se^ ponerse veinti-
cinco alfileres ó con todos sus aljíleres; y de allí mismo el nom-
bre empaquetado^ da, con que calificamos á los ó las elegantes,
y en especial á los individuos llamados con voz española, to-
mada del francés, petimetres. Xo sé si el barbarismo empaque-
tado corresponda también álos vocablos castellanos pisavei^de.,
barbilindo y barbilucio.
EMPECINADO
Esta palabra, en el sentido que la empleamos los ecuato-
rianos, es un tropo de otro tropo. Con efecto: á los naturales
de Castrillo de Duero, llaman ó llamaban en España, los em-
pecinados, á causa de poseer aquel lugar un arroyo de aguas
peceñas., que denominaban pecina. Por antonomasia apellida-
ron el Empecinado al célebre guerrillero don Juan Martín, na-
cido en Castrillo; y, sin duda, por el tesón de este heroico
defensor de la independencia española, damos en nombrar
empecinados á todos los que manifiestan grande firmeza y cons-
212 EMP
tancia en lo que se proponen. Así decimos: «don Pedro está
empecinado en ser presidente, Antonio empecinado en seguir
su pleito», etc. Equivale, pues, ?l porfiado, obstinado, encapri-
chado, y aun vale más que estos calificativos.
O pudiera ser que nuestro empecinado proviniese de la
propiedad pegajosa de la pez, difícil de desprenderse de la
mano ó de algún objeto, como la porfía, obstinación ó capri-
cho del individuo que los posee.
Empecinado ^ según el Léxico, es sólo el que por oficio
saca ó fabrica la pez, ó el que trata en ella.
EMPIPADA
¿Se dirá porque llaman pipa á la barriga?
Dígase atracón, hartazgo.
EMPIPARSE
Don Rufino J, Cuervo pone en la Lista de voces que se de-
rivan de raíces castellanas y no lo son ellas mismas, el verbo
apiparse, (|ue corrige hartarse^ atracarse. Con ellos reempla-
zan el doctor Cevallos y el señor Rodríguez el empiparse., que
decimos los ecuatorianos y chilenos.
Sin embargo, es de uso común y familiar en España el
verbo empiparse en la acepción de hartat^se. También empi-
pado en la significación fig. de harto.
EMPLUMAR,
Iin vez de huir., fugarse., etc., parece que es defecto de
significación común en Sud América; pues lo corrigen el señor
Cuervo, el doctor Cevallos y don Zorobabel Rodríguez.
El Diccionario áeñn^ emplumar poner plumas en una cosa,
ya sea para adorno, como en los morriones y sombreros; ya
para que vuele, como en la saeta; ya para afrentar, como se
hacía con ciertas mujeres.
En el sentido de enviar se usa en España: Lo emplumaron
á Ceuta.
ENA 213
EMPOTRERAR
Dígase herbajar^ apacentar ó meter uno sus ganados en
una dehesa ó prado para que pasten. || n. Pacer ó pastar el
ganado. U. t, c. a. — También se dice herbajear y endehesar.
EMPRETECER
Ennegrecer .
Decimos que se empretece el que, por vivir á la intemperie
ü otra causa, pierde el color blanco de la piel.
Preto^ como sustantivo, en portugués se dice al hombre
•etíope ó de color negro, de donde probablemente hemos sa-
cado nuestro verbo. O acaso vendrá de prieto.
EMPUÑADURA
Asienta el Diccionario que es la guarnición ó puño de la
espada; la pieza que guarnece la parte superior del bastón,
pnño. Lo mismo deben llamarse las del paraguas, quitasol,
sombrilla, aunque no lo diga la Academia.
«La raíz es como un palo, ó como un bastón sin puño ni contera.»
(Monlau — Rudimentos de etimología.)
ENALFOMBRADO
Hablamos ya de cierta mina para la obtención ilimitada de
vocablos nuevos, flamantes, gracias á las preposiciones inse-
parables en ó zV/, y des^ — mina á la que pertenecen enalfom-
brado y enalfombrar.^ en vez de alfombrado y alfombrar;
enconfitado y enconjiiar ., sustitución de confitado y confitar;
entechado y entechar., entejado y entejar.^ con que reemplaza-
mos techado y techar., tejado y tejar ^ etc.
214 ENC
ENANCADO
La natural tendencia á la concisión nos ha hecho reempla-
zar la perífrasis ir á ancas ó á las aricas con el verbo enancar
ó enancarse', ir una persona en las ancas de la caballería que
monta otra persona.
ENCALMARSE
Sofocarse las bestias por trabajar mucho cuando hace de-
masiado calor ó están muy gordas es, ciertamente, diverso de
enviagrarse ó enflaquecerse por morriña, anorexia ú otro mo-
tivo.
l^or esto Ercilla, en La Araucana^ parte I, Canto VI, des-
pués de describir un prolongado, tenaz y sangriento combate
en la cuesta de Andalicán, agrega que
F'loxos ya los caballos y encalmados,
Los bárbaros por pies los alcanzaban,
Y en los rendidos dueños derribados,
La fuerza de los brazos ensa3'aban.
ENCAMOTADO, ENCAMOTARSE,
Los que los oigan en el Ecuador, tradúzcanlos ejiamnrado^
enamorarse. Quién sabe qué afinidad tendrá con el Niño de
las flechas el camote (batata) — bueno más bien para cataplas-
mas desinflamantes, que para algo que enardezca, — cuando
de su nombre se han formado las voces anotadas.
Averigüelo Vargas.
ENCANIJADO , ENCANIJAR
Canijo^ Ja, adjetivo familiar, que se usa también como sus-
tantivo, y que es igual á débil, enfermizo. Encanijar.^ poner
flaco y enfermizo; dícese más comunmente de los niños; en-
ENC 215
raagrecer, adelgazarse como una caña, caiina^ de donde viene
canijo.
Acaece que se pone tesa la persona que se hiela, y por
consiguiente, como un madero ó un tallo cualquiera, inclu-
sive la caña; pero no hemos de sacar de ahí que encaiiijai's'e
valga tanto como arrecirse ó aterirse^ ni que encanijado^ que
en ecuatoriano reemplaza á canijo^ tenga la significación de
aterido ó arrecido^ ó pasmado ó entumecido por exceso
de frío.
ENXARADO
Encarar^ encararse^ no tienen otras acepciones que la de
ponerse uno cara á cara, enfrente y cerca de otro; y con los
nombres saeta ^ arcabuz^ etc., la de apuntar, dirigir á alguna
parte la puntería.
El participio encarado^ aunque pasivo por su terminación,
activo por la significación, no expresa otra cosa, en conse-
cuencia, sino que un individuo está enfrente de otro, esto es,
vis-á-vis ^ como se diría en francés; aunque quizá la acción del
que se encara no sea tan urbana como da á entender la acaso
deficiente definición del Diccionario. Significa también que
la escopeta ú otra arma está dirigida ó apuntada á alguna
parte.
Nos expresamos, pues, impropiamente, cuando decimos
que Fulano es mal encarado. Por mala ó terrorífica que sea la
cara, la partícula en está de más. Carado^ con los calificativos
bien ó mal: que tiene buena ó mala cara.
Que en la baranda apoyado,
Al occidente ejicaróse,
Gran rato permaneciendo
En una actitud inmoble.
(Saavedra — Una noche de Madrid — Romadice II, La Meditación.)
«Y tan presto se levantó un cochero viejo de aquéllos, barbinegro
y mal carado, y dijo...»
(Quevedo — Las zahúrdas de Pintón.)
2i6 ENC
El Diccionario de 1899 acepta ya el adjetivo que estudia-
mos, como equivalente á carado. Bastaba con uno de los dos.
Ojalá la Academia, en vez de multiplicar sinónimos, destinase
los lugares respectivos de su libro á acoger neologismos ame-
ricanos indispensables, como son los que significan cosas
nuevas.
ENCARNE
El color de carne con que se pintan los rostros de las figu-
ras humanas, se llama encamación.
Encarne^ término cinegético, significa primer cebo que se
da á los perros, de la res muerta en montería. Regularmente
suele ser de las entrañas y la sangre.
ENCARCELAMIENTO
Encarcelación^ acción y efecto de encarcelar.
ENCARPETAR "
La frase figurada dar carpetazo., — suspender en las secre-
tarías la resolución de alguna solicitud, no dándole curso, —
ha sido reemplazada por nuestros oficinistas con el verbo en-
carpetar., reemplazo que no ocasiona sino una disminución en
la fuerza de la expresión; pues encarpetar es guardar papeles
en carpetas, cosa que sucede también con el recurso ó memo-
rial que se desea varar., es decir, tenerlo varado ó detenido.
Está bien, pues, dar á conocer la expresión propia; aun-
que sin censurar el uso del verbo, castellano y aplicable al
caso referido.
ENCENEGARSE
Encenagarse.
Como natural consecuencia de denominar ciénega á la cié-
ENC 217
naga y cenegal al cenagal, decimos encenegarse en vez de ence-
nagarse.
«Anfibio monstruoso que brota de las orillas encenagadas del Rhin,
entre Strasburg"0 y Maguncia.-»
(Castro y Serrano — El Libro.)
Quiere aquélla el descanso, y en el lodo
Nos hunde perezosa y encenagada.
(Espronceda — El Diablo Mundo.)
EXCOXTRAR
La Academia ha resuelto, gracias á Dios, la antigua cues-
tión relativa á la diferencia entre los verbos encontrar y
hallar.
Encontrar. Topar una persona con otra ó con alguna cosa
que busca.
Hallar. Dar con una persona ó cosa sin buscarla. Lo que
está de acuerdo con la acepción de hallazgo.
Hase, pues, sentenciado el pleito en favor de Orellana;
sólo que en definitiva, según los señores Académicos, ha-
llar y enco7itrar significan lo mismo. Véanse la segunda
acepción de encontrar y la ídem de Jiallar.
Lo cual es tan terminante como aquello de: «Unos dicen
que sí, otros que no; yo soy de la misma opinión.»
EXCUARTELADO
Dígase acuartelado.
Í «Donde fen los pueblos del Xapoj Gonzalo Pizarro fué á ser testig-o
de la destrucción de unas sesenta casuchas del lugar en que se hallaba
acuartelado.»
I
(Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador.)
2i8 . ENC
«Mas fracasó la empresa de los republicanos, porque no les secun-
daron en el asalto los que debían acometer á las tropas de Santa Fe y
Cuenca, acuarteladas pared en medio con las otras.»
(HH. de las EE. CC. — Compendio de la Historia del Ecuador.)
Aciiarielar. a. Poner la tropa en cuarteles. U. t. c. r. — No
encuartelar.
ENCULECARSE, ENCLUECARSE
Dígase enclocarse, encloqiiecerse. Así como de las gallinas
y otras aves, que dejan de aovar y se ponen idóneas para em-
poUac, se ha de decir que están cluecas y no culecas.
ENCURTIR
Anotada la diferencia entre encurtir y curtir, se verá que
no puede usarse indistintamente el uno por el otro.
Encurtir, define la Academia, hacer que ciertos frutos ó
legumbres tomen el sabor del vinagre y se conserven mucho
tiempo teniéndolos en este líquido. Es siempre verbo activo.
Curtir, adobar, aderezar las pieles. Figuradamente se usa
también como reflexivo, endurecer ó endurecerse el cutis de
las personas que andan á la inclemencia. || Acostumbrar á uno
á la vida dura y á la intemperie.
Encurtidos son, por tanto, los frutos ó legumbres qae se
han tenido en vinagre; y curtidos., el cuero aderezado comun-
mente con tanino, el cutis endurecido por el sol y el aire, y la
persona acostumbrada á la vida dura y á las inclemencias del
tiempo.
ENCHAPARRARSE
Embosquecer .
Es decir, cubrirse de bosque un terreno. Hacerse bosque,
ó boscaje, ó espesura.
END 219
ENCHISPADO, ENCHISPAR, ENXHISPARSE
El que se pone alegre ó casi embriagado por el licor, está
achispado ó chispo (adjetivo familiar). El verbo castizo es
achispar^ que se usa más como reflexivo, según lo anota la
Acadeiiiia.
Los sinónimos de las voces expresadas son múltiples en el
Ecuador; pues no solamente los aficionados se achispan^ pillan
una jnoiía^ se eniborrachaii^ se embriagan^ se les sube el Jituno
á la chimenea^ etc., sino que se ponen jiunos^ ó "¡¡^ juman ^ se
emperican^ se tneten perica^ se rascan^ están hebreos^ se en-
7nonan^ y por fin, se chiinian^ que es la expresión más usada
por nuestro pueblo.
Naturalmente, hay diversos grados de rnona^ entre el ale-
grarse y el estar hecho tina uva.
ENDENANTES
El señor Cevallos corrige este adverbio, anticuado en Es-
paña conforme lo dice el Diccionario de la Real Academia;
pero en pleno uso entre los ecuatorianos. Propone el mencio-
nado señor, para substituir á endenantes^ — antes^ enantes^ de-
nantes y deantes. Mas hay que notar que los adverbios de
tiempo enantes., enajtte., denantes y deantes., son, lo mismo que
la voz corregida, arcaicos y además no sinónimos.
Véanse las diferencias, según Garcés:
«i.° Deantes., denantes. — Diferenciase este primer adver-
bio del segundo con mostrarnos estado ó cosa que se ha inte-
rrumpido y vuelve á su ser.
«Al tercer día tornó á ser dellos (escrúpulos) combatido como
deantes.»
(Ribadeneira — Y ida de Safi I guiado, lib. 1 ." , cap. ó.")
«Quedándose tan entero y tan grande como deantes.»
(Gra?iada — Guia. Libro i.'',part. 2.^, cap. 2p.)
220 END
«Abrazó (Corchuelo) al Licenciado y quedaron más amigos que
deantes. »
(Cervantes en el Ing. Hid., part. i ." , lib. 4 °, cap. 2p.)
2.° Asienta el segundo sobre dicho ó palabra proferida
poco antes:
«Le volvió á preguntar (Dorotea á doña Clara) qué era lo que le
quería decir denantes. »
{Ce7'vantes e?i el Ing. Hid., part. 1 .^ , lib. 4.", cap. 4J.)
«Aunque denantes dixe que yo era Licenciado, no so}^ sino Ba-
chiller.»
{El mismo^ part. /.*, lib. j.", cap. ¿p.)
«Denantes le oí hablar (al Mayordomo) y no pareció sino que la
voz de la Trifaldí me sonaba en los oídos,»
(jE I mismo, part. 2!^, libro 7.°, cap. 4S.) »
(Garce's — Del vigor y elegancia de la lengua española.)
Antes no denota tiempo limitado respecto de la anteriori-
dad: exprésalo mucho ó poco, según los casos.
«Talaba nue;stras tierras (el Rey moro), trocado en atrevimiento el
temor y miedo que los moros tenían antes.»
{Mariana — Historia de España.)
En cuanto á enantes., no citado tampoco por Garcés, el
Diccionario dice que equivale á antes., primera acepción, —
adverbio que denota prioridad de tiempo ó lugar, — pero lo
tacha de anticuado, aun cuando, agrega, se usa todavía entre
la gente del pueblo.
Tal cual lo afirman los Académicos lexicólogos, está á la
verdad el vocablo en los escritores castellanos, como puede
verse en el siguiente ejemplo:
¡O ínclito Conde! quisiste tan fuerte
I
ENF 221
Tomar con los tuyos enantes la muerte
Que con tu hijo gozar de la vida.
(Jua?i de Mena — El Laberinto.)
Endenantes.^ adv. t. ant. Antes.
No estaba, pues, en lo justo, don José Joaquín ^lora,
cuando al nivel del despeluzo causado por el empleo del den-
trar y del asco producido por los regüeldos de gentes incul-
tas, ponía el desagrado que le ocasionaba el endenantes de los
chilenos, al alejarse de quienes tenía el contento de no oir ya
más
El dentrar y el efidenantes
Y los reg-üeldos sonantes
Del Señor de la Calera.
ENDOSE
Endorso^ esto es, en el dorso., revés ó espalda, — que es
donde comunmente se escribe la cesión ó traspaso que se hace
de una letra, vale ó pagaré á favor de otro.
Endoso no es sino la propia voz sincopada.
El nuevo Vocabulario acepta ya endose y conserva endoso
y endorso. Véase lo dicho al fin del párrafo acerca de Enca-
rado.
ENFERMARSE
No es reilexivo. Juan enfermó., no se enfermó.
ENFERMOSO
Dígase enfer}ni20.
ENFLORAR
No hay en el Diccionario; pero sí florar., florecer y hasta
el anticuado enflorecer .
No obstante, hallo en Lope de Vega:
222 ENQ
Mayo los campos enflora.
(S. Diego de Alcalá.)
ENGANGREXARSE
Decimos, cuando no caer cáncer.^ á gangrenarse (Fpaívto ó
Ypáoj, consumir, comer), morirse parcialmente, desorganizarse,
pudrirse una parte blanda del cuerpo animal. Cuando la gan-
grena., niortijicación ó extinción de la acción orgánica ataca
todo un miembro ó un órgano compuesto de varios tejidos,
muscular, nérveo, óseo, etc., toma el nombre de esfacelo
(l'^axcXo:).
Según algunos autores, la palabra gangrena vendría de la
voz céltica gan., que significa lo mismo.
ENGASTAD O R
Es el que encaja y embute una cosa en otra, como una
piedra preciosa en oro ó plata.
El soldado que va á la cabeza del batallón, destinado á
franquear el paso en las marchas, para lo cual lleva pala, ha-
cha ó pico, se llama gastador., no engastador^ como decimos
los ecuatorianos, sin duda para diferenciar al dicho soldado de
la persona gastosa.
Y con siete mil soldados,
Dignos que el sol los envidie.
Sin la chusma y gastadores,
Izaron ^elas sutiles.
(Fr. Gabriel Té lies — Marta la Piadosa.)
ENGATILLAR
Probablemente hemos formado de gatillo; bajar la cabeza
el caballo, arrimando la boca al pecho, encapotar. Si por
engatillar se entiende ponerse erguido y elegante: enga-
llarse.
Engatillado.^ en castellano, es lo que nosotros denominamos
ENQ 223
cargado ó cogotudo en los toros y caballos, esto es, que tienen
gran cerviguillo ó sea que, como dice el Diccionario, tienen el
pescuezo grueso y levantado por la parte superior.
EN GESTAD O
Agestado.
De a y gesto., que no equivale á ceíio., ni solamente á mueca.,
sino expresión del rostro según los diversos afectos del ánimo,
buena ó mala: btieii gesto., mal gesto.
«Estaba un hombre en Francia, llamado Pedro el hermitaño, natu-
ral de la ciudad de Amiens, de sangre noble, y que seguía la milicia, si
bien era de pequeño cuerpo y mal agestado; de manera que era al pa-
recer despreciable.»
(Sandoval — Crónica ge7ieral de España.)
«Fué alto de cuerpo (Dun Juan IIj v de grandes miembros; pero no
de buen talle, ni de grande fuerza, de biieti gesto., blanco é rubio, los
hombros altos, el rostro grande, de habla arrebatada, sosegado é
manso, muy mesurado é lleno en su palabra. v^
{Pe'rez de Guzmdii — Generaciones y semblanzas.^
Si gran fortaleza templanca y saber
Pueden prestarnos varón muy apuesto
Si es esso bueno lo qu' es muy honesto
Bien sé yo luego quien vos podeys ser.
Soys el que á todo pesar y plazer
Hazedes un gesto alegre y seguro
Soys fortaleza de tan rico muro
Que á toda fortuna podeys atender.
(Jtian de Mena — Pregiuitas y respuestas.^
Pues con desabrido gesto
Y con burladora rabia,
Que no recuerda, responde,
De cuanto lé dicen nada.
{Saavedra — Ufí embajador es paño t.^
224
ENJ
El que tiene el hábito ó costumbre de hacer gestos^ se dice
gestero.
EXHACENDADO
Hacendado. — El que posee bienes raíces,
EX7AEZAR
Es adornar á las caballerías con jaeces; poner la silla al
caballo, ensillar., como también decimos y muy bien; poner
la albarda, enalbardar ó albaldar.
Al excelso Dictador
Eríjase estatua ecuestre:
Merécela ¡Voto á Dios!
Albardada y sin jinete.
EN7AGUAR, ENJAGÜE
El verbo ni siquiera está en el Vocabulario; el sustantivo
sí, pero con el significado de adjudicación que se hacía á los
acreedores ó interesados en una nave en satisfacción de sus
créditos.
Enjuagar — Limpiar la boca con un líquido; aclarar y
limptar con agua lo que se ha jabonado ó fregado.
Enjnag7íe., enjuagadura ó enjuagatorio. Acción de en-
juagar.
«Administrador, que administra, y enfermo que s^ enjuaga, algo
traga. »
{Refrán.)
ENJUGAMANOS
Catalanismo: aixugainá. Dígase toalla ó paño de manos;
no tampoco sólo pafio, como solemos también llamar al lienzo
que sirve para secarse y limpiarse la cara y las manos.
ENT 225
ENLAZAR
Además de los otros significados, tiene para nosotros el de
arrojar el lazo^ veta ó cabresto (\"éanse estas palabras) á los
cuernos ó al cuello de los animales para cogerlos.
ENRAIZAR
Arraigar^ echar ó criar raíces. Fig. Hacerse muy firme y
difícil de extinguir ó extirpar un afecto, virtud, vicio, uso ó
costumbre.
ENREDISTA
El que enreda ó figurada y familiarmente el chismoso y
embustero son enredadores .
ENSARTAR (la aguja).
Ensartar está bien por formar sarta ó sartal^ á saber,
pasar por un hilo, alambre, soga, etc., varias cosas, como per-
las, cuentas, anillos, etc.; pero no en vez de pasar la hebra
por el ojo de la aguja, enhebrar.
Podríamos, pues, ensartar agujas; mas tratándose de sólo
una, la enhebramos.
ENTIERRO
Ruina, muerte, sepulcro, entierro en realidad de los mono-
maníacos que se dan á la simpleza de gastar los monises, bus-
cando lo que no han guardado, esto sí podrá significar la pa-
labra que anotamos; pero no depósito antiguo de dinero ó
alhajas escondidas y cuyo dueño se ignora, es decir, lo que
en castellano se llama tesoro.
Conocí un maniático de éstos, que partía anheloso el pan
que iba á comer en cuyo migaión creía siempre encontrar una
peseta.
15
226 EPI
Una de las múltiples manifestaciones de ese feroz Proteo
que se llama envidia, común especialmente en los poblachos
donde todos conocen á todos, consiste en atribuir al hallazgo
de un entierro lo que el prójimo debe á la honradez, al tra-
bajo, á la prudente economía; mientras la ruina propia se
achaca, no á los vicios, ni á la ineptitud, sino á la suerte, po-
bre Hada en cuyos hombros se cuelgan los sambenitos que
justamente pertenecen á los picaros y á los tontos. Por esto
oímos con frecuencia: «¡Qué gracia la riqueza de don Pedro,
si halló una fanega de perlas al demoler su casa para reedifi-
carla, ó un baúl repleto de peluconas, al abrir una zanja!» Y
todavía hay que agradecer que no sea con el aditamento de
que la casa era ajena, y que sabiendo lo del condííJitio^ don
Pedro la compró por cuatro reales, abusando de la penuria
del vendedor.
El arte, ciencia ó no sé como llamarla, de descubrir entie-
rros es bastante complicada, según informes que he recibido
de peritos: han de buscarse donde queina^ á la luz de un palo
de romero hecho ascua y agitado por la mano derecha de un
zurdo, no se ha de chistar palabra durante la operación, los
trabajadores han de llevar escapularios de cresta de gallina
clueca; cuando se descubra un signo de la certeza AoX entierro^
se ha de mirar el lugar de la excavación cerrando el un ojo.
Me olvidaba de lo principal: desde ocho días antes se ha de
ayunar si es posible en absoluto... á fin de destinar ese dinero
más, el de la economía, á enterrarlo en la excavación que se
haga. Es probado.
«El descubrimiento de un tesoro es una especie de invención ó
hallazgo.
Se llama tesoro la moneda ó joyas, ú otros efectos preciosos, que
elaborados por el hombre han estado largo tiempo sepultados ó escon-
didos sin que haya memoria ni indicio de su dueño.»
{Bello — Proyectos de Código Civil.)
EPILECSIA
Epilepsia^ al/erecia., perlesía, etc.
Aun cuando se haya usado en castellano el adjetivo epi-
EPI 227
léctico^ la enfermedad se llama epilepsia^ palabra conforme á
la etimología £Z''Xr,6o) (porque el enfermo cae bruscamente
como tomado y empujado ó lanzado con violencia por una
causa externa).
Conocida desde la más remota antigüedad, la epilepsia es
una de las enfermedades que mayor número de noml^res han
tenido: recordaremos sólo las denominaciones castellanas y
las de otros idiomas, que apoyan la castiza pronunciación del
vocablo.
Los griegos llamaban á la afección sr'./,r,'V.a, lo mismo que
en español, y z-\iSr^ii\z\ los latinos, epilepticiis ó epileuiticiis ó
epilenticiLS i7torbus^ epileiitia, epilensis^ epilentica passio^ y
simplemente epilepsia; los ingleses y los alemanes epilepsie;
los italianos epilessia; los franceses épilepsie\ los españoles
epilepsia^ alferecía (del árabe al Kabat)^ vtal de corazón^ mal
caduco^ gota coral^ gran mal y aun perlesía por las convulsio-
nes del paciente.
«El evangelio faze mención que sanó nuestro Redentor Jesús un
hombre que entonce de su enfermedad cava á tierra y echava espuma
por la boca. Esta enfermedad es comunmente llamada el gran mal y
los phísicos la llaman epílencia y nosotros gofa coral: ancianamente la
llamavan yra de Dios. Esta enfermedad, según Constantino, es una
humor: por el qual los pequeños vientres del celebro son cerrados y
no del todo, y empacha el espíritu del anima de fazer liberalmente sus
obras fasta tanto que natura haya librado y abierto las ya dichas venas
para que el anima torne en su libertad y obre. Algunos la llaman la
pas.on sagrada: porque reyna en la parte más sagrada del cuerpo que
es en la cabeca. Otros la llamaron cades porque es fuerte como
Ercules. Otros dixeron que era el mal que hombre cae, ca cuando ella
viene cierra los nervios y venas del celebro: así que los miembros que
son instrumentos de los sentidos no pueden ser gobernados por la
fuerca de los espíritus: y así cumple que el cuerpo caya á tierra. Esta
enfermedrid es cerca de aploplexia, ca todas dos son engendradas de
una materia fría y viscosa en un lugar.»
{Fr. y cente de Burgos — Libre de proprieiatibiis rerum en ro-
ma/ice— Incunable.^
«Ni en su vida conoció otro mal, sino una especie de alferecía que
le amagaba de cuando en cuando.»
[Don Lea7idro Fernández de Morafm — El sí de las niñas )
228 ERO
Felipe, si perlesía
Finges, no por mi deseo
A mí me da (cuando veo
Tu alférez) alferecía.
j (Fr. Gabriel Te'lles — Marta la piadosa.)
Sin poderme defender,
Por tu ocasión vengo á ser
Enfermo de perlesía.
( Té lie 3 — Marta la piadosa.)
EROGACIÓN, EROGAR, EROGANTE
Erogación., acción y efecto de erogar.
Erogar .^ distribuir, repartir bienes ó caudales.
Dadas las dos definiciones precedentes, cualquiera cono-
cerá el error del empleo del verbo y del sustantivo apuntados,
en los siguientes fragmentos de periódicos:
«El señor don N. N. erogó la suma de % 200 para la com-
pra que hemos expresado.»
«Las mencionadas erogaciones se han distribuido atendien-
do los mayores perjuicios irrogados por el incendio, á algunas
familias, dignas, por otra parte...»
«La lista de los erogantes se publicará en nuestro número
próximo para que reciban los agradecimientos debidos á su
buena acción.»
Entendemos que en el primer caso, se trató de escribir que
el señor N. N. contribiLyó con la suma de % 200 para la expre-
sada compra; en el segundo comprendemos que se quiso decir
que los mencionados donativos ó dádivas ó donaciones se han
distribuido., etc.; y en el tercero adivinamos que la lista ofre-
cida ha de ser de los donantes ó donadores; pues ni siquiera
encuentro en el Diccionario académico el p. a. de erogar.,
erogante.
k
ESP 229
ESCALENTACIÓN DE SANGRE
La inflamación de la piel, caracterizada por manchas erup-
tivas, que se producen por accesos, y originan un prurito
parecido al que ocasiona la ortiga (iirticd)^ urticaria.
La denominación escalentación de sangre debe de venirnos
de España, pues escalentar es verbo sinónimo de calentar.
Ya^ Señor Glorioso, Padre que en cielo estás,
Fecist' cielo é tierra, el tercero la mar:
Feciste estrellas e luna, e el sol para escalentar
Prisiste encarnación en Santa María Madre.
(La Gesta de ?7tto Cid — Cantar 1 .)
ESCOBILLAR
Allá' en la voz Acepillar^ á que se refiere el verbo Cepilláis .,
y en segunda acepción, se encuentra definido por el Dicciona-
rio lo que la mayor parte de los sudamericanos decimos esco-
billar: limpiar, quitar polvo con cepillo de cerda, esparto, etc.
Cepillar usamos en América con más frecuencia en el sen-
tido de alisar la madera con cepillo de carpintero.
Escobillar debe ser aceptado por la Academia: puede cali-
ficarse entre los neologismos que enriquecen el idioma, ya por
ser castizo el sustantivo de que se deriva, escobilla.^ ya porque
especifica la acción de limpiar con ella.
ESCONDIDAS (Juego de las)
Escondite^ dormirlas.
Juego de muchachos, en el que unos se esconden y otros
buscan á los escondidos.
ESPECERÍA
Es la tienda en que se venden especias.
Especia^ dice el Diccionario, cualquiera de las drogas con
230 ESP
que se sazonan los manjares y guisados, como son clavos, pi-
mienta, etc.
«En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños
lechones, que cocidos por encima servían de darle sabor y enternecerle:
las especias de diversas suertes no parecía haberlas comprado por
libras, sino por arrobas.»
(Cervantes — Don Quijote.^
«Estos (los que imprimen cuanto escriben) dan que hacer á las
imprentas, sustentan á los libreros, gastan á los curiosos, y al cabo
sirven á las especerías. "»
{Quevedo — El nturido por dedentro.)
No se ha de decir, pues, especería en vez de especia: las
cocineras y reposteros compran normalmente especias y no
especerías; aunque, merced á ahorros y sisas, pueden algunos
llegar á ser dueños de especerías. »
ESPELMA
No se encuentra en el Diccionario en ningún sentido; mas
sí esperma^ que no significa tampoco lo propio que vela ó que
bufía^ á no ser que empleemos la materia con que está hecha
la cosa por la cosa misma.
Se dice bien vela de esper/na á la esteárica ó de ácido es-
teárico; pero sólo cometiendo una sinécdoque, podemos nom-
brar esperma á la bujía.
«El mozo le dejó una vela encendida, mal calzada en un candelero
de cristal más verde que dorado, vela que positivamente no había sido
nunca de cera y era muy dudoso que fuese de esperma.»
[Selgas — Dos muertos vivos.)
En un oscuro aposento
Que solamente alumbraban
Las luces de dos bujías
En candeleros de plata.
ESP 231
{Don Ángel Saaved>^a — Una noche de Madrid — Romance III ^ El
secreto.)
De seis candelas de esperma
Que un candelabro coronan,
Do recorta y abrillanta
La luz cinceladas hojas.
(Saavedra — Una noche de Madrid — Romance IV, La cartera
verde.)
«Bugia — Vela de cera blanca de poco más de tercia de largo, re-
donda, y bien formada^ de (¡ue se sirven los señores y personas ricas
para alumbrarse de noche. Lat. Parva candela e cera candida.
(Diccionario de la Academia.^ año de 1] 26.)
ESPINILLA
Parte anterior de la pierna, no tiene por qué confundirse
con la inflamación de los folículos sebáceos, caracterizada por
pustulitas aisladas, puntiagudas, etc. etc., que los médicos
nombran acné, según Cassius, de áx¡j.7^, vigor, porque se pre-
senta de preferencia en los adultos, por lo cual pleonástica-
mente se le ha nombrado también acné jtLvenilis . Según otros,
acné viene de «yvyj, paja, plumilla, cosa ligera, por ser afec-
cioncita insignificante.
Es, acaso, lo que en lenguaje no científico se llama barro.
La palabra espinilla se usó antes en España con el significado
ecuatoriano.
ESPINO
— Se me ha metido un espino.
— Cosa gravísima, señora, esto de habérsele metido á
usted un arbolillo de cuatro á seis metros de altura y con ramas
espinosas, según define el Vocabulario la palabra espino, es
cosa que va á hacerla reventar.
— No, hombre, no es para tanto: véalo usted aquí en
el dedo.
— ¡ Ah! Pero es sólo una espina...
232 ESP
ESPUELA (de los gallos, pavos, etc.)
La especie de cornezuelo que algunas aves tienen en el
tarso, se llama espolón ó garrón; espuela es el instrumento,
que todos conocemos, destinado para picar á las caballerías y
avivarlas.
Espolón, de espuela; garrón^ de garra.
«Los tarsos son robustos, escamosos, y cada uno de ellos está pro-
visto de un espo/ón cónico.»
{Los tres reinos de la Naturaleza.)
En su corcel, que de espuma,
De sangre y sudor cubierto.
Cruza fatig-ado el campo
Obediente á espuela y freno.
{Saavedra — La Victoria de Pavía.)
Por otra parte no hay sino reciprocidad en lo de llamar
hoy espuela al espolón; pues antes se denominaba espolón á. la
espuela.
Quando las non queriedes ya, canes traydores,
¿Por qué las sacábades de Valencia sus honores?
¿A qué las firiestes a cinchas e a espolones?
{Poema del Cid.)
ESPUELAZO
El golpe dado con la espuela á la caballería para que ande,
es espolada ó espolazo.
«Y arrimé dos espolazos á la bestia, precisamente en el instante en
que ella daba una huida hacia la derecha.»
{Pereda — Peñas arriba.)
EST 233
ESPUxMILLA
Es una tela muy delicada y rala. El dulce que denomina-
mos espumilla en el Ecuador es, si no me equivoco, el bienme-
sabe^ cuyos ingredientes son las claras de huevos y el azúcar.
ESTACADO, ESTACADOR, ESTACARSE
Estacador. El caballo que se planta es en lengua caste-
llana caballo harón^ no estacador. Aunque la palabra sea tan
significativa como plantado,, y aun cuando se pudiera emplear
figuradamente, ya que la caballería repropia ó inobediente á la
espuela y freno, está como estacada, es decir, como si se
la hubiese atado á una estaca fija en la tierra, según la defini-
ción de estacar dada por el Diccionario de la Academia; con
todo, hemos de usar el vocablo castellano.
Estacarse. En España dicen plantarse (como fig, de plan-
tar, plantarse,, introducir en la tierra el vastago de una planta)
á lo que nosotros llamamos estacarse,, esto es, «pararse un
animal en términos de que cuesta mucho trabajo hacerle sa-
lir del punto en que lo hace.»
Cuando la caballería se resiste á obedecer al que lo rige:
repropiarse.
Estacado es, por lo mismo, cosa distinta.
También suelen hacer hoyos mayores
Con estacas ag'udas en el suelo,
Cubiertos de carrizo, hierba y flores,
Porque puedan picar más sin recelo:
Allí los indiscretos corredores
Teniendo sólo por remedio el cielo
Se sumen dentro y quedan enterrados
En las agudas puntas estacados.
(Ercilla — La Araucana.)
El último Diccionario dice: «Estacarse, fig. quedarse in-
234 EST
móvil y tieso á manera de estaca»; pueden, pues, usar el verbo
los que gusten de metáforas.
ESTAFETA
Del italiano staffeta^ correo de á caballo, de staffa es-
tribo, significa muchas cosas relativas al correo; pero precisa-
mente no lo único á que denominamos estafeta los ecuato-
rianos, á saber, la nónima de los que tienen cartas.
Con efecto, estafeta es el correo ordinario que va á caballo,
lo que está muy de conformidad con la etimología de la pala-
bra; el correo especial para el servicio diplomático; «el posti-
llón que aguardaba (en el Ecuador hay que decirlo aún de
tiempo presente, pues el servicio postal por falta de ferroca-
rriles, etc. se hace de manera primitiva) la llegada de otro con
las valijas, para salir con ellas y entregarlas al correo de la
posta inmediata; casa ú oficina del correo, donde se entregan
las cartas que se remiten, y se recogen las que vienen de otros
lugares, etc.»
ESTAMPILLA
¿Qué cree usted que le darían en España si pidiese una
estampilla para pegarla en la cubierta de una carta? Acaso
alguna estampa chica de Dios ó de los Santos. Cosa excelente
en verdad, si usted escribiera al cielo; pero, según supongo,
inútil para que la correspondencia de usted llegase á un lugar
cualquiera dentro de los límites del globo terrestre.
Estampilla es también, además de estampa pequeña, «el
molde hecho de algún metal, en que están formadas de relieve
las letras y rúbrica que componen la firma de una persona,
con tal puntualidad, que, estampando con él en el papel, salga
parecida á la propia de la persona cuya es. Usase principal-
mente para las firmas del Rey en los despachos, etc.» dice la
Academia.
«Sello. — (3.^ acep.) Trozo pequeño de papel con figuras ó signos
EST 235
grabados, que se pega á ciertos documentos para darles valor 6 efica-
cia y á las cartas para franquearlas ó certiflcarlas.»
{Diccionario de la Academia.)
Sello, viene de sigillnm ( sigillare ) ó de signum (signare)^
palabras ambas de un mismo origen. Usted necesitaría, pues,
pedir, para ser bien comprendido y bien servido en España,
un sello, ó si quiere especificar más el objeto, un sello de
correo.
Los ingleses se atribuyen el mérito de la invención de los
sellos de correo, hacia 1840; pero los franceses, para probar
que los habían empleado ya en tiempo de Luis XIV, citan á
Mr. de Velayer, ntaitre des reqiiétes, que solicitó de dicho rey
el privilegio para el billet de port payé, y las rimas de Jean
Loret, en que se alude á la innovación, al hablar de los buzo-
nes primitivos ó boetes f boíles J, que terminaron, por enton-
ces, del mismo modo que los primeros buzones establecidos
en Quito por D. José M.* Arteta, esto es, á causa de que se
arrojaban en ellos pasquines ó legumbres ó ratas ó pis encare,
como escriben los autores arriba citados.
ESTANCO
Además de otras acepciones, posee la de sitio, paraje ó
casa donde se venden géneros y mercaderías estancadas: así
en España, donde el tabaco está estancado, se entiende por
estanco antonomásticamente á lo que aquí denominamos ciga-
rrería. Por la misma razón, desde las épocas coloniales en
que estuvo estancado el aguardiente, hemos seguido llamando
en el Ecuador estanco á la agziardentería, nombre de todo
punto desconocido por nuestro vulgo.
«Habíase establecido en la presidencia el esta?zco de aguardientes
desde lySS, con el fin de que sus productos se invirtiesen en la recons-
trucción y mejoramiento del palacio real, y corría este ramo á cargo
de particulares por la pensión de ocho mil pesos, pagaderos en ocho
años. Concluido el palacio, siguió el estanco con el mismo sistema de
arrendamiento.»
(Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador.)
236 ETI
ESTERILLA
Es, según el Diccionario, especie de galón ó trencilla, or-
dinariamente muy angosta, de hilo de oro ó plata, ó también
de paja.
Los ecuatorianos llamamos esterilla la tela rala que sirve
para ciertos bordados de lana ó seda, esto es, el cañamazo.
ESTITIQUEZ
Esiremmie7ito^ accidente ó enfermedad del que no puede
descargar el vientre. En medicina dícese también astricción.
ESTUFAR, ESTUPO
Esputar.^ esputo; expectorar, expectoración.
ETIQUETA
Aun cuando la palabra etiqueta^ del inglés to Stick.^ ó del
bajo alemán stickken, significa pegar, fijar ó adherir, no por
eso equivale á marca., rótulo., marbete, titulo., inscripción,
señal ó nota puestos en una cosa para darla á conocer.
El vocablo etiqueta se conserva en castellano solamente en
la acepción metafórica de ceremonial de los estilos, usos y
costumbres que se deben observar y guardar en las casas idea-
les y actos públicos solemnes, y por extensión en el signifi-
cado de ceremonia en la manera de tratarse las personas parti-
culares, á diferencia de los usos de confianza ó familiaridad.
En la acepción de rótulo., es hoy un galicismo; pues sólo en
francés posee este significado la voz étiquette., de la que se
derivan étiqueter., rotular y étiqíieté^ rotulado.
Y después de varias frases
De mera etiqueta todas,
J
í
EXT 237
Y de discretas razones,
De cortesana lisonja.
fSaavedra — Una noche de Madrid — Romaíice 1 F, La cartera
verde.)
EXPROFES AMENTÉ, EXPROFESADAMEXTE
De caso pensado^ de propósito^ exprofeso.
EXTRAÑAR
Por echar menos ó echar de menos es ecuatorianismo, Paré-
cenos aiín que nuestro extrañar significa más que echar me-
nos'^ es casi el tener saudades, que dicen los portugueses: es
sentir pena por la pérdida, privación, ó ausencia de persona ó
cosa muy queridas, en una palabra, es padecer añoranza.
3at
FACCIQXADO (Bien ó mal)
Debe ser facionado .
FACTURA
Posee varias acepciones, y entre ellas la primera la de he-
cJiíwa y, por lo mismo, quizá puede tomarse en el signi-
ficado de dinero que se paga al 7naesiro ti oficial por hacer
íiiia obra; no obstante, la paga dada á una persona por el tra-
bajo de vender los géneros que se le encomiendan, se llama
vendaje, vocablo al que hemos dado otra significación, con-
forme puede verse al tratar de él especialmente.
FACUX DIOSO
Facundo^ y basta: abundante en el hablar.
FAENA
Para los agricultores del Ecuador, significa trabajo de
campo que se ejecuta por la mañana; el del día se llama tarea
y el de la tarde chisipa, del quichua chishi, larde.
Faena,, ajuicio de don Pedro Felipe Monlau, pertenece á
240 FAN
la misma familia de afán^ y tiene por radical han ó fan^ voz
imitativa del sonido que despiden los operarios dedicados á
trabajos fatigosos.
En opinión de la Academia, /í7(?«rt, viene áe. facienda^ cosa
que se ha de hacer. En todo caso, significa trabajo corporal,
y figuradamente traba/o mental.
Si se limitase á la significación de trabajo de campo, acaso
podríamos hallar la etimología en fascina^ de fascis, haz^
FALLÓN
A la persona que debiendo concurrir á alguna parte, falta
con frecuencia, dando así prueba de carencia de educación,
denominamos con el adjetivo anotado, que llena acaso una
falta de nuestro riquísimo idioma; pues en otras de nuestras
repúblicas hispanoamericanas han formado también un adje-
tivo, fallero^ a^ que significa lo que el nuestro.
FALTÓN
No está en el Diccionario y¿i//(9;¿, a.
El participio activo ^o: faltar es fallante, que no equivale
á nuestros adjetivos fallón^ a^ faltón^ a, persona que no acude,
por costumbre, á las citas ú obligaciones.
FANTOCHE
Ninguna falta nos hace esta palabrilla en castellano,
donde siempre por siempre ha habido títeres. — Recuérdense
los de maese Pedro, que según Hartzenbusch, fueron toma-
dos por Cervantes del lance del César Carlos V con fua-
nelo Turriano, el del artificio para subir el agua del Tajo.
Por la misma razón, tampoco hace falta el vocablo mario-
nete^ del francés marionnette (de Marión, diminutivo de
Marte) .
I
FAU 241
De títere se dice titereyo^ titerista ó titiritero al que di-
vierte con los títeres.
«Este Ginés, pues,... determinó pasarse al Reino de Aragón y cu-
brirse el ojo izquierdo, acomodándose al oficio de titerero^ que esto y
el jugar de manos lo sabía hacer por extremo.»
{Cervantes — Quij ote . )
«Magdale7ia. Pues bien, refiriéndole há pocos días ese aconteci-
miento á mi hermano, soltó también una carcajada, diciendo: «Brava
aventura para achacársela á un titiritero!»
{Hartzenbiisch — La tocura contagiosa.)
FARMACEUTA.
Ya que los señores boticarios no quieren llamarse tales por
parecerles el nombre muy gastado, llámense farmacéuticos .,
ó si gustan de un vocablo que ha descansado farntacéticos., ó
si desean palabra aun menos común fannacópolas, voces del
griego cpap¡j.ax&c, cpap¡j.axov, que ¡picardía de ese picaro idioma!,
significan también envenenador ., veneno^ etc.
FAROL DE RETRETA
Farola., y se ha dicho en una sola palabra.
FAUMENTOS
Fomentos .
«Tenemos por un provincialismo, no sólo chileno, sino his-
panoamericano, el uso de fomento»., dice el señor Rodríguez
en su libro Diccionario de Chilenismos ., «para significar el re-
medio que consiste en poner á los enfermos paños empapados
en algún cocimiento.»
El señor don Pablo Herrera ( Voces provinciales del Ecjia-
dorj sospecha que la palabra fomejito sea castiza, y no pro-
le
242 FED
vincial de América, por estar en el Diccionario de Fernández
Cuesta.
No queda duda de que la voz es castellana.
En obras no modernas de medicina y farmacia hallamos la
palabra. \'^éase cómo define los fomentos el Pormularto de los
Formularios de don José Sánchez y Sánchez:
«i^6»/«^«/(3J.— Medicamentos de uso externo, unas veces infusiones
(3 cocimientos acuosos, y otras líquidos vinosos, acéticos, etéreos ó al-
cohólicos en los cuales se mojan compresas que se aplican calientes,
templadas ó frías sobre las partes enfermas.»
Nótese que los ecuatorianos denominamos al tal medica-
mento, no en singular, sino en plural, conformemente aun con
la naturaleza misma del remedio: paños que se cambian tan
luego como empiezan á enfriarse ó á secarse.
El Diccionario último trae ya la voz fomento^ el anterior
traía só\o fojnentacíón.
FEDERARSE
Encontramos en el \"ocabular¡o federación como palabra
sinónima de confederación; federal y federativo^ adjetivos
que significan perteneciente á la confederación; federalismo^
espíritu ó sistema de confederación entre corporaciones ó es-
tados. Pero el verbo requiere siempre la preposición separa-
ble con, que denota unión: confederar ó confederarse.
¡Confederación! ¿Cuándo la América española compren-
derá la necesidad de formar una ó dos grandes Confederacio-
nes?
Cuando amanezca el día de la sensatez y las miserias de
p'jeblos pequeños sean reemplazadas por verdadero patrio-
tismo y aspiraciones de grandeza. Entonces terminarán las
revoluciones que nos anonadan, los tiranuelos que nos infa-
man y el desprecio con que nos miran las naciones de Europa
y Norte América.
PER 243
FÉFERES
Cachivaches^ chirimbolos^ etc.
FELFA, FELFADO ó AFELFADO
^iO felfa uno felpa ^ de donde se derivan afelpado^ felpado^
fe Ipil la ^ felposo^ felpudo.
Un abanico sin plata,
Y en invierno una estufilla
De felpa, ó de cabritilla,
Que abrig^a y es más barata.
{TÍ7S0 de Molina — Marta la Piadosa.)
De felpa, y ante la silla
En el testero un penacho
La cabezada y rendaje
De oro y seda roja, y lazos.
(Saavedra — El Cofide de Yillamediatia. — Romance /, Los toros.)
Serán amantes felpados^
De estos rubios moscateles,
Que para que no los hieles,
Irán á verte aforrados.
{Fr. Gabriel Te'lles — Marta la Piadosa.)
FERÓSTICO
Familiarmente se dice en España al irritable ó díscolo, no
al feote; nosotros denominamos feróslico ó fieróslico al que
carece de belleza ó hermosura.
«Se pusieron todos aquellos ferósticos (los diablos) á echar sapos
y culebras.»
{Fernán Caballero — fuan Soldado.)
244 FES
FERROCARRIL
Camino con dos filas (carril) de rieles, sobre los cuales
ruedan los carruajes arrastrados generalmente por una loco-
motora.
No está, pues, bien dicho salgo en el ferrocarril ó llegó
(A ferrocarril^ etc., frases en que confundimos la voz anotada
con el vocablo treii^ ó sea la serie de carruajes enlazados unos
á otros y que, como se dijo antes, ruedan sobre el ferrocarril
arrastrados generalmente por una locomotora.
Los franceses dicen: «Moiiter en clieniin de fer»^ no sé si
con propiedad,
FERROCARRILERO
Ferroviario ó ferrovial^ perteneciente á las vías férreas.
FESTACIÓN
Sin duda por seguir al notable autor de la Exposición ra-
zonada y estudio comparativo del Código Civil Chileno^ algu-
nos estudiantes de leyes de nuestra Universidad hablan de
f estación, probablemente en vez de fetación (fecundación de la
hembra, formación del embrión y después del feto)^ vocablo
poco empleado aun en Medicina, ó en vez de gestado)!., pala-
bra más usada por los legistas y médicos y aceptada ya en el
Diccionario de la lengua.
Don Jacinto Chacón, en sus comentarios al libro primero
del Código Civil., — título II, sección 2.^, — repite varias veces
la voz que corregimos, que no sabemos de dónde saldría,
ya que no es castellana, ni la encontramos tampoco en los
Proyectos de Código Civil de Bello, ni en las htstituciones
de Derecho Civil Chileno de don José Clemente Fabres.
De la palabra fetación se ha formado otra mucho más
usada, sitper fetación. El vocablo gestación no está aún en el
Tratado de Medicina Legal de Orfila, quien emplea las vo-
FIL 245
■ees concepción^ preñez y embarazo. Menos todavía ha podido
estar en las Siete Partidas. La obra de Medicina Legal
de Briand, Bouis y Casper, traducida al castellano por los
señores Gómez Pamo y Romero Gilsanz, trae apenas una ó
dos veces la palabra gestación (de gerere^ llevar consigo), de
mucho uso en las obras de Obstetricia modernas.
«Observaciones hechas sinceramente, tanto sobre los animales ^
cuya fisiología más se parece á la de la especie humana, como sobre in-
dividuos de esta misma especie, conducen á establecer que \?l gestación
ó preñez tiene un término, del cual no puede pasar en el estado nor-
mal, y que este término jamás traspasa los diez meses.»
{Mata — Tratado de Medicina y Cirugía Legal: Informe coi v.'sos
de consulta.)
FIADOR
Las cintas pendientes del sombrero, que se atan bajo la
barba, para que no lo lleve el viento ó se caiga, se llaman en
castellano barboquejo. En el sur de la América meridional las
nombran barbijo.^ que sin duda es sólo una deformación de
barboquejo.
Los ecuatorianos, probablemente, las denominamosyííTí^cr
por la similitud de oficio que tienen con el verdadero fia-
dor ^ esto es, con los cordones que, cosidos al cuello de la
capa ó manteo, sirven para que no se caiga.
FIERROS
El conjunto de instrumentos de hierro ó acero con que los
artesanos trabajan en las obras de sus oficios, herramienta.
FILÁTICO
El que acostumbra usar áe. filaterias o.-^ filatero.^ según el
Diccionario. Según el mismo, filatería quiere decir demasía de
palabras para explicar ó dar á entender un concepto; lo cual
no es lo que en el Ecuador entendemos ^or ji latería. El sen-
L
246 FLE
tido en que nosotros tomamos la palabra viene á ser, poco
más ó menos, el que expresa Covarrubias: «De este término
usamos para dar á entender el tropel de palabras que un ha-
blador embaucador ensarta y enhila para engañarnos y per-
suadirnos lo que quiere; por semejanza de muchos hilos enre-
dados unos con otros».
Vox filático, en verdad, entendemos no solamente individuo
que emplea exceso de palabras para explicarse, sino posesor
además de taimería y quizá también de insolencia.
FILO
Filo^ sustantivo masculino, corte de la espada, del cuchillo
ú otro instrumento cortante, tiene además otras significacio-
nes que no hacen al caso. De la acepción expresada, hemos
sacado los ecuatorianos una que desnaturaliza al vocablo tor-
nándolo adjetivo, y así decimos «este cortaplumas es Jilo»^
«aquella navaja está Jila», en vez de este cortaplumas es afi-
lado^ aquella navaja está afilada.
FLAUTERO
El que hace flautas; flaiitista el que las tañe.
Por eso D. Tomás de Iriarte intituló «El Burro Flautista»
á la VUL^ de sus Fábulas literarias, que comienza
Esta íabulilla
Salga bien ó mal, etc.
en que se ve cómo hay burros que tocan la flauta, aunque por
casualidad; mas no asnos que hacen flautas, ni por acaso.
FLEBOTOMISTA
Flebótomo, flebotomiano ó más clarito sangrador, que'
quiere decir lo propio; supuesto que es el que sangra, ó sea^
abre una vena y deja salir la sangre en la cantidad conve-
niente, según dice el Diccionario. Flebótomo ó flebotomiano
FLE 247
es, asimismo, el que abre ó corta una vena, como lo expresa
la etimología: 'f/^éi, 'fXá^oc, vena y ts¡oco, yo corto.
FLETANTE
El que fleta q.s fletador ( Freighter). Fletar (to Freighij,
alquilar la nave ó parte de ella para conducir personas ó mer-
caderías. Los de la sierra ecuatoriana denominan, con el vo-
cablo que anotamos, al acemilero que alquila sus mulos, as-
nos ó caballos para transportar personas ó cosas. Quizá no
está del todo mal por semejanza; y sobre todo nos faltan los
vocablos equivalentes k fletante ó fletador (el que fleta bestias
de silla ó carga, según los ecuatorianos), fletar, (alquilar una
caballería para conducir personas ó mercaderías) y flete (precio
estipulado por el alquiler de la diciía caballería, siempre se-
gún los ecuatorianos).
Bello, Labres y nuestro Código Civil, entienden la palabra
/fete en el sentido general que nosotros le damos, y no en el
limitado á precio que se estipula por alquiler de la nave ó de
una parte de ella, como dice el Diccionario.
«El alquiler de trasporte es un contrato en que una persona se com-
promete mediante Ó.&VX.0 flete ó precio, á trasportar ó hacer trasportar
una persona ó cosa de un paraje á otro.»
{Bello — Proyectos de Código Civil.)
«Se efectúa en seg-undo lugar en el arrendamiento de trasporte, en
que el acarreador ó empresario de trasportes se obliga á trasportar ó
hacer trasportar de un lugar á otro una persona ó cosa, por un precio
ó flete. El acarreador se denomina arriero, carretero, barquero, na-
viero, según el modo de hacer el trasporte.»
{Fabres — histitiLciones de Derecho Civil Chileno. )
«Arrendamiento de transporte es un contrato en que una parte se
compromete, mediante ó.^vx.0 flete ó precio, á transportar ó hacer trans-
portar una persona ó cosa de un paraje á otro.
El que se encarga de transportar se llama generalmente acarrea-
dor, y toma |os nombres de arriero, carretero, barquero, naviero, se-
gún el modo de hacer el transporte.»
{Código Civil Ecuatoriano — Articulo 200S.)
248 FON
FOETE
Es la fusta castellana. Nuestro foete ó fuete es un gali-
cismo innecesario; pues tenemos además el nombre específico
látigo y el genérico azote para expresar lo que en francés se
denomina fotiet: corde^ laniére de cuir^ attachée a iin man-
che^ dont ou se set't poiir conditire ct exciter les aniniaiix.
Al sur de nuestro Continente nombran huasca á la fusta.
La denominación quichua ha ido del norte; pero con distinto
significado, ya que nuestras aborígenes dan tal nombre á la
correa retorcida con que enlazan (V. Enlazar) á los animales.
FOLLÓN ó FOLLONES
Llamamos las vestiduras mujeriles de la cintura abajo, á
saber, refajos, zagalejos, enaguas. No es difícil que la de-
nominación, graciosamente pintoresca nos venga de Anda-
lucía y proceda del propio origen de los vocablos follada^
empanada hueca de hojaldre; follados^ calzas muy huecas;
fole, bolsa de cuero, odre, fuelle, del latín folli's; ó de follinin^
hoja, com.0 follaje y aun el mismo follón, vastagos que echa
el árbol desde la raíz alrededor del tronco principal, que son
como los vestidos de la cintura abajo que llamamos follones.
Quizá la voz perifollos corrobore la suposición.
Follón, con el significado castizo de hombre cobarde,
vano, de poco seso, ruin, bajo, perezoso, etc., hallámoslo á
cada paso en los clásicos castellanos. En la antigüedad decíase
también fol.
FONDEARSE, FONDEADO
De fondos, término comercial, caudales, dinero, etc., se ha
obtenido el derivado fondearse, adquirir dinero, de donde se
dice que «Pedro &sx.á fondeado», esto es, acomodado ó rico, etc.
O pudiera provenir del verbo ^xíarlno fondear, dar fondo,
ó sea asegurar la embarcación echando las anclas al fondo;
pues seguro de las marejadas de la vida y de los embates de
FRE 249
la necesidad, está el que adquiere bienes de fortuna, á saber,
el fondeado^ como está seguro el buque que ha fondeado.
FONDERO
Es lo mismo que liondero (soldado que usaba de honda en
la guerra)/ fondista, dueño de una fonda ó persona que la
tiene á su cargo.
FORTUNA
Bienes de fortuna. . ^
«Yo, señores, soy... noble en sangre, rico en los bienes de for-
tuna, y no pobre en los de naturaleza.»
( Cervantes — Per sites y Segisminida . )
FORTUNOSO
Es precisamente todo lo contrario de lo que creemos que
significa, pues equivale á desgraciado, azaroso^ borrascoso.,
tempestuoso. Adjetivo anticuado; hoy se dice infortunado ó
desa fortunado .
Lo que nosotros ^^(i\va.o^ forttinoso es venturoso ó afortu-
nado-., voz, la última, que antes significaba lo propio que la
palabra anotada.
FREGAR
Empleen en buena hora figuradamente los cocineros, pin-
ches, marmitones y fregonas el verbo y)^í?^<r?/', que es cosa muy
suya, concediéndole todos los significados que á bien tenga la
real voluntad de esos personajes de escaleras abajo. Proclámen-
le, si gustan, dictador; y veje al mundo entero, que para eso y
algo más nos tocó la gran suerte de nacer en república hispano-
americana, democrática, liberal, radical. Recorra así la nación
toda, de palabra y de obra., pero siempre en palmas de sus dig-
nos progenitores, los dichos galopines y fregonas. Mas ¿cómo
saldrá ensuciando los rosados labios de la joven aristocrática?
250 FRE
¿Cómo vocablo tan inculto puede ser pronunciado por el ur-
bano mancebo, el respetable magistrado, la matrona venera-
ble?
¿Y vosotros, guardia noble del idioma, capitaneada por los
SS. González, Cuervo, Paz Soldán, Rodríguez, Cevallos, etc.,
seréis atropellados, hollados por la piara de fregar y sus ca-
chorros, que pretendisteis detener en su carrera triunfal por
estos países americanos? ¿Y los pobres verbos castizos moles-
tar^ importunar^ arruinar^ desesperar ^ disgustar^ etc., ten-
drán, por fin, que ceder al empuje del intruso y terminar en
el destierro como nuestros presidentes constitucionales?
FREILE
Dice aún nuestro pueblo en vez áQ fraile^ palabra que con
razón ha sustituido definitivamente á aquélla en España; pues
por venir áe frade ó frater^ la forma más apropiada es la que
está en uso. Lo mismo debe decirse áo-fray, apócope, en lu-
gar de frey^ vocablo todavía no anticuado como freile y
fraire.
FRÉJOL
Palabra grave, no aguda como la pronunciamos los ecuato-
rianos. La voz poroto que, para decir verdad, no hacía mucha
falta en castellano, ha sido aceptada ya en la última edición
del Diccionario. La planta y los frutos, pues, del Phaseolus
vulgaris^ Phaseolns iianus y Pliaseoliís multijiorus poseen las
múltiples denominaciones de fréjoles^ fríjoles^ frísoles^ ju-
dias^ judiones, habichuelas^ fásoles., alubias y hsiSX.^. porotos. Si
no hay quien se indigeste con ellos, no será por falta de nom-
bres.
FRENTÓN, FRENTUDO
Que tiene mucha frente^ frontudo.
FUE 251
FRÍOS
Aunque, por lo regular, las liebres intermitentes comien-
cen por frío, al que suceden calor y sudor; sin embargo, no
hay por qué las denominemos fríos^ palabra que ha sustituido
probablemente al vocablo quichua chiicchn^ que, — cosa cu-
riosa, pero no rara, — lo hallamos en la República Argentina,
con ligera deformación, clutcJw.
En el Ecuador se da, además^ el nombre de saíno á. las fie-
bres palúdicas encubiertas ó á las débiles que, — manifestando
la impregnación del organismo, de los agentes tóxicos clima-
tológicos peculiares de aquella enfermedad, por malestar y
otros síntomas generales, — no se desenvuelven, empero, de
manera completa.
FRONTAL
La correa ó cuerda de la cabezada y de la brida del caballo
que le ciñe la frente: fron¿a/era.
FRUTILLA
;Es el fresón de España y del Diccionario?
«Frutilla. — Especie de coquillos de que se hacen rosarios.
¡¡ En algunas partes de América, /"r^Ji-rt.»
Lo cual no es exacto; pues llamamos fresa al frutito de la
Fragaria vesca^ y frutilla al fruto de la Fragaria cliiloensis^
es decir, á dos frutos de plantas de un mismo género, pero de
especies completamente distintas.
FUEGOS
Decimos los ecuatorianos á cierta erupcioncita que sale en
las comisuras de los labios .
Es verdad que el Diccionario, entre las acepciones figura-
das de la palabra fuego., pone la de «Encendimiento de san-
gre con alguna picazón y señales exteriores que arroja el hu-
252
FUN
mor, como conchas, costras, etc.»; pero no es menos verdadero
que la erupcioncita aquélla de los ángulos de la boca, tiene
denominación propia: vaharera.
FULMINANTE
Cápsula ó pistón.
«Los cartuchos con bala, toscamente preparados la noche antes por
ellos mismos, los llevaban sueltos en los bolsillos del lástico, y los pis-
tóles á granel en las faltriqueras del pantalón.»
(Pereda — Peñas arriba.)
FULLERO
Es el que comete en el juego fiLÍlerias, trampas ó enga-
ños. Al individuo que hace las cosas precipitadamente, sin
cordura, sin reflexión, se llama en castellano í7¿'r(9//rtí/6', atolon-
drado, aturdido., irreflexivo^ indiscreto y familiarmente calva-
trueno.
FUNDIR, FUNDIRSE
Este verbo ni tan ruin como fregarse., ni tan comprensivo
como él entre nuestras gentes, tiene sin embargo mucha ana-
logía con el tal en cuanto al significado, por lo que oímos á
menudo: «tal negocio m.& ftindió; Antonio &st2i fíindido con
su reumatismo; Anita, empeñándose en casarse, se empeñó en
fundirse,» etc.
Así y todo, el origen de nuestro verbo ha de encontrarse
probablemente allende los océanos; pues en verdad el refle-
xivo f^Liidirse equivalía en lo antiguo á hundirse., que entre
sus acepciones, posee las figuradas de abatir, abrumar, opri-
mir, destruir, consumir, arruinar.
Désele, por tanto, paso libre, especialmente si ha de susti-
tuir al soez fregar.
FUS 253
FUSTÁN
Con el nombre genérico, género^ toda clase de telas (5.^
acepción del Vocabulario), denominamos específicamente las
de algodón y con singularidad las de un solo color, sean per-
calinas, madapolanes, fustanes, etc.
— ¿Fustanes?
— vSí, s&ñor:^ fustanes; pues la vestidura que usan las muje-
res y nosotros llamamos fustán, no tiene otro nombre que
enaguas\ no tampoco enagua^ ni menos nagua.
1t=IC
G
GALOPA
El baile húngaro, tan de moda no há mucho, pero hoy casi
en desuso, galop. Del propio modo se denomina la música de
dicho baile.
GALPÓN
Barraca^ cobertizo.^ tinglado.
«Saltaron todos en tierra, en la cual vararon las barcas, y coa gran
priesa se dieron á desgajar árboles y hacer una gruesa barraca para
defenderse.»
(Cervantes — Per siles y Segismíi7tda.)
«Chucho aullaba desaforadamente en el parador, vaciando en las
grandes tinajas del cobertizo .»
(Selgas — Nona .)
GALLINA DE PERSIA ó GALLIXA DEL JAPÓN
Denominamos á la pintada.
GALLITO, GALLO
La flautita que hacen los niños con cañas, pipiritaña^ ó
más en general, silbato.
256 QAN
GAMALOTE ó GRAMALOTE
Denomínanse diversas especies de Paspaluní y Paiiiciuii^
excelentes forrajes, de dos y hasta tres metros de altura, con
que casi exclusivamente se mantienen los ganados en nuestras
sabanas costaneras. Gramalote debe de provenir de grama.
Si dQ grauíal., la desinencia aumentativa estaría perfectamente
justificada por lo gigantesco de las gramíneas tropicales así
denominadas; 2i\xn(\vi& grajna/oie ó grama /o ¿a ¿ pnáiarsi ser el
«bosque gramíneo^» que dice Wolf.
La Academia debe aceptar la segunda de las dos voces ano-
tadas.
GANADO
Tanto el Diccionario de la Academia, como el Dicciona-
rio razonado de Legislación y Jíirisprtidencia definen la pa-
labra Ganado: Conjunto de bestias mansas de una especie que
se apacienta ó andan reunidas; como ganado vacuno, cabrío,
ovejuno y otros. \A2íV[i-3í%^ ganado mayor., agrega Escriche, el
que se compone de cabezas ó reses mayores, como bueyes,
yeguas, muías, etc.; y ganado menor el que se compone de
reses ó cabezas menores, como ovejas, cabras, etc. A las crías
del ganado se da el nombre á^ ganado utemido.
De lo expresado se deduce, pues, que los caballos, mulos
y asnos, en agregación ó conjunto, son también ganado\ y no
sólo los de las especies bovina, ovina y porcina^ como creen
nuestros campesinos y hasta algunos curiales. El artículo 1975
de nuestro Código Civil, ó sea el 2166 de uno de los Proyec-
tos de Código Civil de don Andrés Bello, ó el 2163 de otro de
los Proyectos del mismo autor, se refieren, por tanto, á todas
las bestias enunciadas; por lo que don José Clemente Fabres,
al comentar el artículo 1984 del Código Chileno, sustituye la
palabra ^¿z^íTí/c con la más común, animal.
«Los animales, dice, con que se arrienda un predio pertenecen al
colono, debiendo dejar al fin del arriendo igual número de cabezas de
QAN 257
las mismas edades y cualidades, y en su detecto el precio; pues, el
arrendador no es obligado á recibir animales que no estén aqueren-
ciados al predio.»
(Fabres — Instituciones de Derecho Civil Chileno.)
Antiguamente se llamaba _^rt;^¿i¿i?¿>, no solamente á las bestias
mansas, sino también á las bravias ó fieras, aunque es verdad
que entonces se les daba el epíteto correspondiente: ganados
fieros.
...Primas, primas, Don' Elvira e Doña Sol,
Despertedes, primas, por amor del Criador,
Que tiempo es el día, ante que entre la noch':
Los ganados fieros non nos coman en aqueste mont".
(La Gesta de mío Cid — Cantar III.)
CxAXCHh:ro
El que guía las maderas en el río con un palo largo y á su
remate un gancho.
A causa de que la silla de montar las mujeres se conoce
entre nosotros con el nombre de gancho (probablemente por
tener una pieza encorvada en que aquéllas afirman la pierna
derecha), se ha dado la denominación de ganchero al caballo
adecuado para señoras.
GANCHO
Éntreme una vez á una sillería en un lugar de España y
pedí wx). gancho. «Xo lo hay,» me dijeron, aunque yo veía ahí
apilados los que en el Ecuador conocemos con aquel nombre.
Comprendí entonces que había empleado un vocablo impro-
pio, de los con que tratamos de hacer conciso y simplificar
el idioma, y mostrando el objeto que necesitaba, corregí; ne-
cesito una silla de montar para señora.
— Ah! ¿Eso es gancho) me interrogó el comerciante. ¿En
qué idioma?
n
2s8 GES
GARRAPATERO
Avecita oscura, poco más ó menos como un mirlo, útilí-
sima en la costa, pues presta á los ganados el inapreciable ser-
vicio de quitarles los insectos y sus larvas, y en especial las
garrapatas, de donde le viene el nombre. El zoológico es
Crotophaga ani ó Crotophaga snlcirostris. Es curioso ver
cómo las vacas recostadas perezosamente rumian su alimento,
mientras los garrapateros^ encima de ellas, las limpian de
parásitos.
¡Ojalá hubiese Crotophagas para las naciones!
GATILLO
En las armas de fuego: piñón que detiene la patilla de la
llave estando levantada. No es, por tanto, lo que el Dicciona-
rio, al tratar de la palabra cápsula^ denomina uiartillo; aunque,
cosa curiosa, al definir este vocablo, no le da la acepción de
pieza de hierro encorvada, que movida fuertemente por un
resorte en la parte exterior de la recámara, golpea la materia
fulminante, la hace estallar é inflama así la pólvora que lanza
el proyectil.
Al mecanismo completo que dispara las armas de fuego,
determinando la explosión de aquélla, llama el Diccionario
llave.
GESTO
Expresión del rostro según los diversos afectos del ánimo.
Mal puede, pues, llamarse simplemente gesto á la expresión
de enfado, ó al mal aspecto de una persona; aun cuando para
lo primero hay la frase poner gesto: mostrar enojo en el sem-
blante. Para expresarlo con una sola palabra tenemos, además,
las voces sobrecejo^ ó ceño que la Academia define: «Demos-
tración ó señal de enfado y enojo, que se hace con el rostro,
dejando caer el sobrecejo ó arrugando la frente,» ó sobreceño
que es algo más: «ceño muy sañudo», según el Diccionario.
I
I
QIG 259
El que tiene ceño ó sobrecejo, es ceíntdo; y el individuo
con sobreceño, debe ser ceñoso^ si conforme su terminación,
es éste un adjetivo abundancia!..
Para lo segundo, es decir, para la expresión de la mala
cara, poseemos el mal agestado (Véase Eliges tadoj.
Y de satánica risa
Dando la expresión al gesto
Salió detrás del alcalde
A pasos largos y lentos.
Saavedra — Romances: Una afitiguatía de Sevitta.)
Alzase y sale turbada
Del balcón al antepecho,
Al gallardo maestre indica
Con actitudes y gesto.
(Saavedra — El alcázar de Sevilla, romance IV.)
«En habiendo cumplido con esta parte de su oficio (F'r. Pedro Fer-
nández de Pecha), tornábase á su centro y á exercitar los oficios de
humildad; sin el sobrecejo ó gravedad de que suelen andar vestidos los
que no saben bien las leyes de estos oficios.»
(Fr. José de Sigúensa — Historia de la Orden de San Gerónimo.)
«Llegó en esto un hombre desaforado de ceño; y alargando la mano,
dijo: Esta es la carta de examen.»
(Quevedo — El s líe ño de las calaveras.)
GIGANTA
¥
Femenino de gigante.
Giganta llámase también al girasol.
■ Las figuras que sacaban en la antigüedad los días de cier-
tas fiestas, se denominaban sim-^X^meniQ gigantes ó» gigantones;
los ecuatorianos las llamaban inanias gigantas.
«Son (los poderosos de la tierra) como los gigantes que sacan las
fiestas grandes en las ciudades, que son unas figuras muy vistosas, muy
cubiertas de oro }■ seda de mucha grandeza y majestad. Esto es lo que
I
26o GOL
parece, pero lo que no parece es nn hombrecillo muy cansado, y muy
sudado, y que reventando y muriendo lleva aquella grandeza sobre sus
hombros.»
(Nieremberg — Diferencia etitre lo temporal, etc.)
En algunos lugares de España sacan todavía, precediendo
las procesiones, gigantes y cabezudos .
GIGUEAR
Decimos en vez de gemir y tal vez de sollozar.
«;No los ves? dijo; y empezó á morder la silla^ y á dar vueltas al
rededor, y gemir.-»
(Quevedo — Las Zahúrdas de Phctón.)
«Dijéronme que era el retiramiento ile los enamorados. Getni triste-
mente viendo que aun en la muerte no dejan los suspiros.»
(Quevedo — Id.)
Pero al fin... {Corno ha de ser?
Aunque usted gima y solloce^
Dios lo hizo. No hay esperanza
De que su fallo revoque.
Bretón de los Herrerss — ¡Muérete y verás!
GOLUMBIO
Columpio .
El Diccionario define el columpio primitivo y el columpio
perfeccionado. Nuestros chiquillos no conocen sino el primero,
esto es, el formado por una soga ó correa fijas por sus extre-
mos, en cuyo medio se sienta alguna persona y se mece; mas
no porque no conozcamos sino éste, lo hemos de denominar
goltcffzbio. Llámase también mecedor. El verbo es columpiar.
«Cuando para descansar de las fatigas del Gobierno se baje á estos
jardines, y coja sus flores olorosas, y pesque los pececillos de estos
estanques, y se columpie en estas hamacas de alambre dorado.»
QRA 261
(Do)i José de Castro y Serrano — Historias' vulgares: Cnerdos y
locos.)
GRADA
Parte de la escalera, por sinécdoque de uso exclusivo de
los ecuatorianos, ha pasado á significar el todo de que es com-
ponente. Con efecto, cada uno de los escalones de una escalera
nómbrase grada ó peldaño, aunque gradas (fijarse bien, en
plural) se llama el conjunto de escalones que suelen tener de-
lante del pórtico ó fachada los edificios grandes, majestuosos.
En cambio, el nombre de la parte de un edificio cualquiera,
compuesta de peldaños de piedra, madera ú otra materia, para
subir y bajar, esto es, el sustantivo escalera lo hemos reser-
vado para nombrar el trasto portátil compuesto de dos made-
ros con travesanos á iguales distancias, asimismo para subir y
bajar, quiere decir, la escalera de mano ó, en una sola palabra,
la escala.
Gradería se llama el conjunto ó serie de gradas, y espe-
cialmente las de los altares.
Grado se denominaba también al peldaño, escalón ó grada.
Mío Cid e su mugier a la eglesia van.
Echós' Doña Ximena en los grados del altar,
Rogando al Criador, quanto ella mejor sabe.
(Poema del Cid — Cantar I.)
GRADIENTE
Anglicismo: Gradient, que quiere decir en castellano pen-
diente., declive ó declivio., inclinación^ etc.
GRADIOLA
Gradiolo, gladiolo, gladio: siempre con el género mascu-
lino encontramos en el Diccionario los nombres vulgares de la
Thypha latifolia Z., venidos del latín ^ladius; y con el género
262 QUA
femenino la denominación tomada del griego azáOr^, espadaña,
con que se conoce también la dicha planta.
GRANADILLA
Indudablemente en España llaman granadilla á \-a,fior de
la pasionaria, cuando así lo asegura el Diccionario último; mas
en América denominamos granadilla tA fruto de dos especies
de Passiflora: la común y la de Quijos. Los SS. Académicos
podrían, pues, agregar á la definición citada (si no es una
errata) esta otra: «Fruto de algunas especies de pasionarias,
globoso, de corteza correosa, lleno de pepitas envueltas en
una sustancia semejante al almidón cocido, dulce y agradable».
GRANADILLO
La trepadora del género Passiflora ó pasionaria que pro-
duce la granadilla. — Según la Academia, granadillo es un
árbol de América, cuya madera es muy maciza y de color en-
carnado muy obscuro.
Las hermosas trepadoras Passifloras producen varias agra-
dables frutas: las diversas granadillas, los distintos iacsos^ la
badea ^ etc.
GUABA
Pacay la llaman en quichua y cuajiniguil ó jiniguil en
algunos lugares de Hispano América.
El Diccionario no trae la palabra. Fruto de varias especies
del género Inga. Podría definirlo: «Vaina coriácea, verde,
desde uno hasta cinco ó seis decímetros de largo, que encierra
las semillas en gajos como copitos de algodón, sacarinos y
comestibles».
GUABO
El árbol que produce la guaba: es alto, coposo, de hojas
medianas, flores como borlitas de color blanco verdoso; la
auA 263
madera se utiliza en construcciones.— El giiaino y la guama
definidos por el Vocabulario, tal vez sean nuestros guabo y
anabá; pues nos parece haber visto escritas las dos palabras
en alguna parte, así como las pone el Léxico. Pero nos deja en
duda aquella cosa del «vello que entra en el cutis,» que no lo
hemos experimentado nunca con las guabas del Ecuador.
GUACHAR
Hacer surcos de distancia en distancia proporcionalmente
para sembrar con igualdad, amelgar.— ?A verbo guachar ó
¡machar, de htcachu, surco, sería acaso imposible sustituir
entre nuestros agricultores; pero al menos los medianamente
cultos deben no ignorar el término propio.
Los españoles dicen también surcar ó asurcar, aunque el
último verbo significaba más bien lo que nuestro chictar; su-
puesto que lo definían los Diccionarios anteriores al de 1899:
hacer surcos en la tierra ya sembrada, para sacar las raíces de
la hierba y abrigar los panes.
GUÁCHARO, GUACCHO
Quichna, huaccha, huérfano; abandonado, pobre, desgra-
ciado; huacchara, ser pobre, huérfano, etc.— Aun cuando guá-
charo está en el Diccionario para significar persona enfer-
miza, y por lo comi'in hidrópica ó abotagada, polluelo no
volantón, etc., lo corregimos conjuntamente con ^/¿«¿^^/¿í? por
ser una misma la significación que damos los ecuatorianos a
los dos vocablos, tomándola probablemente de las voces qui-
chuas arriba expresadas.
El animal sin padres, huérfano; el abandonado por la ma-
dre, desmadrado.
GUACHO
Palabra quichua, significa bien en su idioma la línea honda
que se forma en la tierra al ararla; pero lo tal en castellano se
denomina surco.
204
GUA
«Ángel se sentó rendido en un linde, y los perros rendidos también
se tumbaron en un surco.»
(Trueba~¡ Desde Madrid al cielo!)
Si como tú se echan todos
En el surco
(Bretón de los Herreros— ¡Muérete y verás!)
La parte elevada que el arado forma al surcar la tierra, se
llama caballón, ó también camellón, palabra que hemos dejado
para determinar lo que en España se nombra bache.
GUADÚA
¿Guadúa ó guadua?
Entendemos que la gramínea gigantesca denominada giia-
dtia en quichua, es una especie semejante á la originaria de la
India y llamada, en malayo y hoy también en español, bambú.
Quiza aun sea la misma especie, y en tal caso posee ya el
nombre castellano expresado.
GUAGUA
El señor Cuervo, en su erudita obra Apuntacioites críticas
sobre el lenguaje bogotano, nota que en muchas lenguas ame-
ricanas las palabras hombre y mujer empiezan por ^«rt, güe,
gut, liua, hne y cita A?íaina, Imarmi, etc. A los ejemplos pre-
sentados por el señor Cuervo, puede agregarse la palabra
guagua, nino o niña, hombre ó mujer aun no adolescentes.
Guagua, para los chilenos y también para los peruanos,
es palabra epicena de terminación femenina; pues se dice la
guagua tanto al niño cuanto á la niña que están laclando; para
nosotros es del género común, ya que decimos el guagua ó la
guagua conforme al sexo respectivo.
Con ser quichua la voz, tiene más uso que en el Ecuador
y el Perú, en Chile, donde la vemos frecuentemente impresa, y
donde aun ha dado origen á derivados que no conocíamos
los naturales déla tierra de los Incas: v. g. guagualón y gua-
GUA 26;
gualofia^ con que se moteja á las personas pueriles, aniñadas
y, si no me equivoco, también á las que en España llaman an-
gelotes.
GUANDO
Palabra quichua, huandiL, con la que conocemos el mueble
denominado en España parihuela, que sirve para trasladar
heridos, enfermos, etc.
Los nombres palanquín y andas con que corrige, también,
el señor Cevallos el quichuísmo anotado, no corresponden
propiamente á la palabra guando.
GUANGO
Graciosísimo es el quid pro qjio en que incurre el Diccio-
nario de la Academia al dar la definición de Anaco: «Peinado
de las indias ecuatorianas que consiste en una sola trenza fa-
jada estrechamente y que cae por la espalda.» El anaco es una
pieza de vestido, como expresamos al tratar de dicha palabra.
Lo que definen los académicos es ^\ guango.
Guango ó huangu, como lo pronuncian castizamente los
indios, es copo, atado y, no sé si de manera recta ó de modo
tropológlco, la trenza aquella que el Léxico describe en la
palabra anaco.
Guangudo se dice al que Ví^^di guango., como las indias y aun
ciertos indios de algunos pueblos del interior de la República.
GUAXTO
Qaichxia. gu a nt7íg, botánica Datura sanguinea. Especie de
floripondio sin fragancia, con hermosas flores amarillo rojizas,
antes muy común en las cercanías de Quito, á las cuales acu-
dían los muchachos á fin de jugar á la guerra., para la que
suministraban balas rasas, bombas, granadas y otros proyec-
tiles, los frutos áe\ guan-to. No sé si la datiíra mencionada sea
también europea, ni sé tampoco si tenga nombre castellano.
266 QUA
El giianio no da peras ^ frase ecuatoriana que vale tanto
como la española pedir peras al olmo.
GUARACA
Huaraca ¿De liiiaira, viento? Palabra quichua.
El cordel ó trenza^ como dice el Diccionario, que se usaba
antiguamente en la guerra y que hoy sólo tiene uso entre pas-
tores, para tirar piedras con violencia, se denomina en caste-
llano honda.
«No (lió tiempo á los jnalhechores la presteza del caso para pensar en
otro partido más llano que juntarse, llegando á sí, de la gente de los
lugares vecinos, tres mil personas de todas edades, en que había mil y
ochocientos hombres de provecho armados de arcabuces, ballestas, lan-
zas y gorguees, y parte hondas, como la ira y la posibilidad les dal)a; y
sin tomar capitán »
(Diego de Mendoza — La guerra de Granada.)
Ya calla el mar furioso y bravas ondas
Al estallido espeso de las hondas.»
(O ña — Arauco domado.)
GUARMI, GUARMILLA
No solamente significa mujer la voz gitarmi^ conforme la
propia palabra quichua hiiarmiy sino mujer que sabe sus de-
beres y los desempeña de manera cumplida, que es casera., si
este adjetivo español no es deficiente para expresar todo lo
que expresa el vocd^Aot guanni^ tomado como adjetivo.
De él ha salido giiarmilla., hitar misil i na., hombre afemi-
nado, que sabe oficios de mujer, ó que se entremete en ocupa-
ciones mujeriles.
GUASO
En Chile apellidan guaso al hombre de campo, nosotros al
grosero., iosco^ incivil, etc. Aun cuando la palabra parece to-
QUI 267
mada del quichua, sospechamos que trae su origen más bien
del adjetivo familiar español gtiasón^ individuo falto de gracia
y viveza, persona sosa, pesada, desagradable; pues á este sig-
nificado corresponde exactamente nuestro calificativo.
GUATUSA
I
El roedor Dasyprocta agiiti y muchas de las especies zoo-
lógicas americanas no tienen nombre en castellano, aunque
poseen múltiples denominaciones en los varios lugares del
Nuevo Alundo donde se crían, ¿Cómo podríamos unifor-
marlas, para poder entendernos? De cierto, como ha comen-
zado á verificarlo la Academia: aceptando en el Léxico los
vocablos más generalmente extendidos. Así ha aceptado la
palabra aguacate^ común á casi toda América, aun cuando
reemplazada en Chile y parte del Perú, por la denominación
palta. Muy atendible para la aceptación debe ser, además, el
nombre que se dio al objeto en el lugar de origen ó donde
dicho objeto más abunda, ya que el comercio, elemento hoy
importantísimo de propagación y extensión de los idiomas,
sirve de juez y arbitro para esta materia.
Deben también preferirse las denominaciones en una sola
palabra, pues siempre serán imperfectas las perífrasis en tales
casos.
GÜILLEGÜILLE
Reiiaciiajo ó ranacuajo^ como quien dice rana que está
formándose .
La palabra corregida puede venir del castellano familiar
bullebulle por lo bullidores que son los renacuajos; ó más bien
del quichua hiiilli^ aun cuando los indios de Cuenca (lugar
donde se conserva más puro el idioma indígena) llaman al
renacuajo cliucshic^ vocablo con el que en Quito denominamos
á la lechuza.
Todos los que han estudiado un poco de Zoología, ó si-
quiera han sido observadores, saben que los batracios (ranas.
268 QUÍ
sapos, etc.) experimentan metamorfosis completas en los dos
períodos de su vida: en la primera edad tienen el cuerpo pro-
longado con larga cola lateralmente comprimida, y en tal es-
tado se llaman renacuajos.
«Y sería cosa que me fastidiaría de lo lindo el irme al otro barrio
tan pronto, porque quisiera dejar casada á mi aug-usta hija y S. A. es
todavía un renacuajo.»
(Trueba — El Preste Jtiaii de las Indias.)
Fortuna, ;No estuvieran más decentes
Puestas en un moscón y un re7iactiajo
Las dos coronas, que en tan viles frentes?
(Quevedd — Sánelos .)
En la orilla del Tajo
Hablaba con la rana el renacuajo,
Alabando las hojas, la espesura
De un gran cañaveral, y su verdura.
(Triarte — Fábulas literarias: La rana y el renacuajo.)
GUINEO
Adjetivo. Natural de Guinea. Perteneciente á esta región
de África.
Lo empleamos bien como sustantivo, aunque solamente
para denominar una especie de plátano, la Musa sapientuin.
I
3|z=)l — 11=11 II =3l=ii:
H
HABLAR (á uno).
Hablar á uno dice nuestro pueblo en vez de reñirle^ insul-
tarle^ hablar nial de él.
HACER HOJA
Hacer novillos, dice el Léxico, frase familiar, hacer falta
en alg-una parte donde se suele ó debe asistir. Aplícase espe-
cialmente á los muchachos que por desaplicación, dejan de
asistir á las aulas.
Dícese también kacer bolas ó hacer rabona.
HACIENDA
Diferimos, en la significación específica de esta palabra, los
del norte y los del sur de la América meridional. Los argen-
tinos llaman hacienda, por antonomasia, no á la tierra de cul-
tivo, ni á los bienes de fortuna ó riquezas en general, sino á
los ganados ó animales que posee el esianciero ó hacendero^
esto es, el hacendado, como decimos bien los ecuatorianos.
El Léxico trae la palabra hacienda en el sentido en que casi
exclusivamente la usamos nosotros y los brasileños, facenda:
kerdade oil propriedade mral.
Fazendeiro^ — como el hacendero de algunos países hispano-
americanos,— es además del que «procura con aplicación los
270 HAT
adelantamientos de su casa y hacienda», el propietario ó el
administrador de una. /azenda.
HAMBRE
En alguna ó algunas de nuestras Repúblicas más meridio-
nales se hace masculino al vocablo hambre^ y así se dice: tengo
mucho hambre^ etc., equivocación proveniente, de cierto, de oír
decir el hambre y de no saber que el cambio del artículo pro-
viene de la necesidad de evitar el hiato que resultaría si dijése-
mos la hambre,
«Ni con toda hambre al arca, ni con toda sed al cántaro. ^>
(Refrán castellano.)
HAMBREADO
El que tiene hambre, q.s hambriento; el que continuamente
manifiesta afán por comer, es liambrón.
HATO
Diputado á una de las Asambleas coiislituyentes ó Conven-
ciones que después de cada revolución se reúnen para hacer
la felicidad del Ecuador, tan hecha y rehecha que los ecuato-
rianos estamos en vísperas de poseer la dicha más completa,
— caso de que no la poseamos ya sin caer en la cuenta de ello.
Digo, pues, que diputado á una de estas Convenciones oí
tanto á ciertos abogados hablar de hatos., que la cosa si no me
interesó mucho, al menos se me grabó en el sentido del oído,
asimismo como llega á grabarse en el de la vista el aviso que
los periódicos repiten todos los días y que el lector ve y ve
sin mirar. Después, acaso los propios diputados á fin de
conservar siempre fresca la memoria de los ecuatorianos to-
cante al importantísimo asunto, algo han tenido siempre que
hacer respecto de hatos en las varias Legislaturas reunidas
ulteriormente. — ;Qué será? ;Algo así como la triple alianza,
ó la cuestión de Oriente, ó la del monomentalismo, ó de
HIN 271
la paz universal? De todo esto debe de tener; pero quede la
magna cuestión para los que hacen leyes y... Paulo minora
cauanius.
Ley de hatos llegó á llamarse una que se dictó para bien,
si no de los ecuatorianos, de los diputados de liato; pero lo
que tal vez no estuvo bien (con perdón de los dichos aficiona-
dos á revolver el hato) fué que la significación dada al voca-
blo no es la que de modo castizo le corresponde. Coinún^
como término de Jurisprudencia, es lo que no siendo privati-
vamente de ninguno, pertenece ó se extiende á muchos, todos
los cuales tienen igual derecho de servirse de ello, como bienes
comunes^ pastos comunes^ etc., que es, según parece, lo que se
denomina con la voz anotada. — Con razón, pues, «la partición
y demarcación de hatos ofrece dificultades, >. como dice el con-
siderando de una reformatoria de aquella ley, si aun la inteli-
gencia del nombre mismo nos las presenta.
HEMBRILLA
Decimos los ecuatorianos al embrión^ gernten ó sea la parte
de la semilla de que se forma la planta. Hembrilla^ diminutivo
de hembra^ tiene varios significados; pero no el que le damos
en el Ecuador,
HIGUERILLA
Denominamos las semillas de v^arias plantas de los géneros
Ricinus y Jatropha, de que se saca el aceite de palma Christi,
ó de ricino, ó de castor, que todos estos nombres damos al
óleo extraído de aquellas euforbiáceas.
Higuereta nombra también el Diccionario al ricino, al que
antiguamente los españoles llamaban higuera infernal.
Ricino, según el primer \'ocabulario de la Academia espa-
ñola, viene del latín ricinus por ser el fruto mmy parecido á
la garrapata.
HINXARSE
Hincar, introducir ó clavar una cosa en otro, no está bien
272 HOR
por arrodillar^ significado único que nosotros concedemos al
verbo anotado. Xo está mal dicho hincar la rodilla^ hincarse
de rodillas; pero hincarse sólo, no es sinónimo de arrodi-
llarse.
HONORABILIDAD
Sin duda porque casi no va quedando hom^adez en el mundo,
tratamos de dar reemplazo á la palabra con el vocablo hono-
rabilidad, que naturalmente no ha de significar lo mismo que
el usado por nuestros abuelos y aun por nuestros padres.
HORCADO
Adj. En forma de horca. Ahorcado, sustantivo, persona
ajusticiada en la horca.
HORCÓN ó JORCÓN,
Como dicen nuestros campesinos al bieldo.
Aun cuando la Academia no da á horcón otro significado
que el de palo, en figura de horquilla, que sirve para formar
los parrales y para sostener las ramas de los árboles que están
cargados de frutas, con todo, en algunos lugares de España
debe de usarse el vocablo en la acepción que le atribuyen
los ecuatorianos; pues don José M. Pereda, en Peñas arriba^
dice: ^<En el carro había una carga de heno verde,... y sobre
la carga, un hombre de alta estatura que lanzaba con impe-
tuoso brío grandes horconadas de ella á un boquerón de la
pared... Vuelto de repente hacia nosotros el hombre que des-
cargaba el carro, y mientras nos miraba frunciendo mucho los
ojos, apoyándose gallardamente en el horcón clavado por sus
puntas en el heno...»
HORMIGUERO
Hormiguillo. Enfermedad que da á los caballos en los
cascos.
HUA 273
Don Juan Montalvo emplea la voz hormiguillo por hormi-
gueo, quizá á causa de haberla hallado con tal significación en
algún autor.
«Cosa es que le hace á uno erizarse los cabellos y correrle por las
carnes un tatídico hormiguillo, ver á Cristóbal Colón padecer y gemir...»
{Montalvo — El Buscapié.)
«Señor, respondió Sancho en voz muy baja, me está discurriendo
por el cuerpo un hormiguillo junto con un trasudor, que me quita el
conocimiento hasta de mi propia persona.»
{Mo7italvo— Capítulos que se le olvidaron á Cervantes.)
HOSTIERO
El que hace hostias.
Hostiario la caja que tienen en las sacristías para guardar
las hostias. Latín hostiarium.
HUACO
Don Zorobabel Rodríguez, en su libro Diccionario de
Chilenismos, recomendaba á la Academia Española la presta
adopción del vocablo quichua (?) cheiito para denominar al
que tiene el labio hendido.
Don José Rufino Cuervo, en las Apttntaciones criticas
sobre el LengiLaje Bogotano, acepta, á pesar de la inquina
que muestra al Diccionario de nna sociedad de literatos, la
palabra labi-hendido, que este Léxico trae para llamar á'los
que tienen labio leporino, esto es, á los Imacos, como los nom-
bramos en el Ecuador, ó tenciLas conforme se los denomina en
México, segdn el mismo señor Rodríguez.
Cada cual se cree con derecho para inventar un remedio
para las enfermedades sin remedio, y abundan los nombres para
lo que no tiene nombre.
HUASILLA
Probablemente por nacer y desarrollarse con preferencia
274 HUM
en las paredes de las casas {hiíasi), tapias, y hasta en los
techos de las chozas ó cabanas f l/a^ á veces diminutivo cari-
ñoso, de ternura), se dio por los indios el nombre á& gttasilla
ó hiiasilla á la planta antiespasraódica llamada Valeriana
oficinalís en botánica y valeriana vicnor ó silvestre en cas-
tellano. Hay varias especies, una de las cuales de olor
más fuerte, á la par que más robusta, se halla cerca del
cerro de Puntas, en nuestra cordillera oriental {Valeriana
rígida (?).
HUILÓN
Dígase huidizo^ adjetivo, que huye ó es inclinado á huir. —
Htiidero se decía antiguamente, según se ve en el Vocabulario
de Nebrija y ya también en el Académico de 1899.
HUMANARSE
No he podido jamás oír este verbo, de labios de ayas, amas
de llaves, sirvientas y hasta fregonas, sin que me produzca
regocijo. Empléanlo de tal manera y con tal retintín, que no
parece sino que son el mismísimo Verbo divino que encarna. —
Las tales gentuallas son cuando menos reyes destronados, que
«por la pobreza y la desgracia se Jiumanan á trabajar para
vivir;» «la suerte (naturalmente debe de ser la mala) las obliga
á rebajarse, á abatirse, á Jmmanarse hasta entrar á servir á
personas que... valen menos que ellas». Esto último, claro está,
no lo expresan, pero lo dan á entender merced al tonillo con
que pronuncian el humanarse.
Por lo demás, la significación atribuida al verbo reflexivo
está bien, aunque no la traiga ya el Diccionario; pues la vemos
en autores antiguos. El Léxico académico de 1734 dice:
«Humanarse^ familiarizarse, baxarse y deponerse de aquel
estado elevado que se gozaba, haciéndose tratable á las gen-
tes,» que es justamente lo que nos espetan las cocineras y los
otros personajes mencionados, cuando entran á servirnos.
HUM 275
HUMAR
Fumar.
Curioso: una de las veces que la Ji toma el puesto de
la despojadora/". No calumniamos á ésta: la /", la ^ y lay han
destituido casi de sus funciones á la buena de la li, tan mo-
desta en castellano que iii trtieiia iii sueiia^ como decimos de
las gentes que no gustan ponerse de manifiesto.
IMt
IXAXO
Enano.
«Sobre la mansión que ocupaban las fieras, había un cuarto muy
capaz donde habitaban los bufones,... en cuyo número se contaban los
monstruos, los enanos, los corcovados...»
(Solís — La Conquista de Me'xico.)
INXOXADO, IXCOXARSE, IXCOXOSO
Enconado., Enconarse., Enconoso.
«Llegó á tal e.x;tremo este ricazo tan limpio y regalado (el rico
avariento del Evangelio) que tuviera por felicidad que le diesen una
gota aunque fuese en el dedo más enconado y asqueroso de un leproso;
pero aun esto le faltó.»
(Nieremberg — Diferencia., etc.)
Brama el bárbaro ardiendo de despecho,
Víbora no se vio más encoiíada...
(Don Alonso de Ercilla — La Arancana.)
Nuestras discordias infaustas
Nos llevan al precipicio.
Las pasiones enconadas
Nos ciegan...
(Bretón de los Herreros — /Muérete y verás.')
278 IND
«...Que es peligroso abrir ó apremiar las apostemas duras, porque
más se enconan. Esté un poco; dejemos llorar al que dolor tiene; que
las lágrimas é sospiros mucho dese?ico7ian el corazón dolorido.»
(Fernando de Rojas — La Celestina.)
Purén que estaba aparte, habiendo oído
La plática eiiconosa y rumor grande...
{^Er cilla — La Araucana.)
INCONOCIBLE
Inconocible decimos de las personas, animales ó cosas que
han experimentado tal mudanza que no es fácil reconocerlos.
Así se encarecen el envejecimiento de Fulano, lo revejida que
está Zutana, lo enflaquecido de un caballo, lo maltratado de un
objeto, exclamando: «qué inconocibles que están Fulano, Zu-
tana, etc.»
INCREMENTAR
El Vocabulario académico trae increinerito^ voz de la que
hemos sacado el verbo que anotamos. Dígase aumentar., acre-
cer, acrecentar^ que significan lo propio que aquel iniitil neo-
logismo.
INDEPENDIZAR, INDEPENDIZARSE
Saben ustedes que no se ha de mentar la soga en casa del
ahorcado, y dale que dale en el empeño de que este verbo
(no lo nombro) sea aceptado por la Academia de los antiguos
dueños de Hispano América.
Emancipar significa, con efecto, lo mismo; pero propon-
gámonos desterrar de nuestro idioma ese independizado del
lenguaje español, y encontraremos, cuando menos, tanta re-
sistencia de parte de nuestras gentes para extrañarlo, cuanta
de parte de los académicos para no aceptar al que ellos juzgan
intruso. •
IND 279
INDÍGENA
Ciertas personas cultas, escrupulizando en llamar indios á
los aborígenes de América, los denominan indígenas, en lo
cual yerran y aciertan; otras los nombran indianos; y por fin,
no falta alguien, ya no sólo culto sino culterano, que los llama
índicos.
Veamos las diferencias de los diversos vocablos.
Indio — Natural de la India; u. t. c. s.
■ Colón, persuadido de haber descubierto, mas bien que un
Mundo nuevo, un cnmino al Asia, á través del Atlántico hacia
el oeste, denominó indios á los habitantes de Guanahaní, que
tomó por una de las penínsulas del Asia meridional, esto es,
por las Indias orientales; razón por la cual se dio después á
América el nombre de , Indias occidentales. Está bien, por
tanto, llamar indio^ así al antiguo poblador de América como
al oriundo del Indostán, de la Indo China, etc.
Indígena, adj., originario de un país, en oposición á exó-
tico ó advenedizo — -Api. á pers.; ú. c. s. El indio, pues, del
Ecuador es también indígena del mismo Ecuador, así como lo
somos nosotros, con la diferencia de no ser quizá indios y sí
indianos.
Indiano, según los SS. Académicos, natural, pero no ori-
ginario, de América; u. t. c. s.
Indico, por último, más próximo á la etimología latina es,
de cierto, menos propio del lenguaje trivial \ doméstico que
del no casero. Es por otra parte adecuado á cosas, mejor que á
personas.
«El estado de Arauco es una provincia pequeña... que produce la
gente más belicosa que ha habido en las Indias... ¡lámanse los indios
del Araucanos...»
«Puelches se llaman los indios de la sierra...»
«lajiaconas son indios mozos amig-os, que sir-v'en á los Españoles...»
«Canten... donde los Españoles fundaron la más próspera ciudad...
la cual tenía trescientos mil indios casados de servicio...»
«Mita es la carga ó tributo que trae el indio tributario.»
«Mitayo es el indio que la lleva ó trae.»
28o IND
{Ercilla — Araucana — Declaración de algunas dudas que se pueden
ofrecer en la obra.)
La saña )' el coraje se renueva
Con la sangre que saca el hierro duro:
Ya la Española gente á la India lleva
A dar de las espaldas en el muro.
{^Ercilla — Araucana.]
Llegado el indio al rancho, aplica el cuerno
Al túmido carrillo y recia boca...
(O ña — Arauco domado.')
«Me atengo á la enseñanza de éste (P. Velasco) que, Í7idígena del
antiguo Reino de Quito...»
{Pedro Fermín Cevallos — Breve catálogo de errores en orden á la
lengua y al lenguaje castellanos. — Quinta edición — Introducción.)
«Adelante pues con la dinastía de los Ruiz de Bejos; y á fin de que
en mí no se acabe, demos cuanto antes una reina indígena á los tal^lan-
queses.»
{Don /ose Alaría de Pereda — Peñas arriba.)
«Antes que más adelante pasemos, quiero decir mi parecer acerca
de este nombre Indias, porque algunos tienen creído que se llamaron
así por ser los hombres destas nuestras Indias del color que los indios
orientales. Mas paréceaie que difieren mucho en el color y en las fac-
ciones. Es bien verdad que de la India se dijeron las Indias. India pro-
piamente se dice aquella gran provincia del Asia donde Alejandro
Magno hizo guerra, la cual tomó nombre del río Indo, y se divide en
muchos reinos á él comarcanos. Desta gran India, que tf^mbién nombran
Oriental, salieron grandes compañas de hombres, y vinieron (según
cuenta Herodoto) á poblar en la Etiopía, que está entre la mar Ber-
meja y el Nilo, y que agora posee el preste Gian. Prevalecieron tanto
allí, que mudó aquella tierra sus antiguas costumbres y apellido en el
que trajeron ellos; y así la Etiopía se llamó India; y por eso dijeron
muchos, entre los cuales son Aristóteles y Séneca, que la India estaba
cerca de la España. De la India pues del preste Gian, donde ya contra-
taban portugueses, se llamaron nuestras Indias, porque ó iba ó venía de
allá la carabela que con tiempo forzoso aportó á ellas y como el piloto
INQ 281
vido aquellas tierras nuevas, llamólas Indias, y así las nombraba siem-
pre Cristóbal Colón. — Los que tienen por gran cosmógrafo á Colón
piensan que las llamó Indias por la India Oriental, creyendo que cuando
descubrió las Indias iba buscando la Isla Cipango, que cae á par de la
China ó Cataio, y que se movió á ir tras el sol por llegar más aína que
contra él: aunque muchos creen que no hay la tal isla. De cualquier ma-
nera, en fin, que fué, ellas se llaman Indias.»
(Francisco López de Gomara — El descubrimiento de América.)
Así que doña Marta no consiente
VÁ un extremo de ese amor honroso,
Ni puede dar el sí doña Lucía,
Por pedirla un iiid ano, sangre mía,
(Tirso de Molina — Marta la Piadosa.)
Indiana^ se dice también á una tela de algodón ó lino, ó
mezclada de uno y otro, pintada por un solo lado.
«El miércoles paseaba en el Prado vestida de terciopelo y el jueves
paseaba en el mismo sitio vestida de indiana •>•>
{Triieba — ¡Desde Madrid al Cielo!)
INDUSTRIARSE
Darse maña á hacer una cosa sin los medios necesarios para
ello. Usámoslo en varias repúblicas hispanoamericanas y, se-
gún nos parece, significa algo más que el verbo castizo inge-
niarse.
INGENIATURA
Es vocablo familiar que el Diccionario define: industria y
arte con que se ingenia uno y procura su bien. Cosa muy dis-
tinta, por cierto, del arte que enseña á hacer y usar ingenios ó
máquinas, ó bien á trazar y ejecutar obras con arreglo á prin-
cipios científicos: ingeniería.
282 INM
INGUENTO, INGÜENTE
Ungüento.
«Y hay más que ver... que bañarle (las doncellas al caballero que
se arrojó en ferviente lago) con templadas aguas, y luego untarlo todo
con olorosos U7igiie)ifos y vestirle una camisa...»
(Cerva ?i tes — Qu i jo te .)
«Oro hacen (los boticarios) de las arañas^ de los alacranes y sapos;
y oro hacen del papel, pues venden hasta el papel en que dan el Jin-
güento.»
(Qnevedo — Las Zahiirdas de Plufón.)
«Si un poco de íingiieiito fabrica visceras, natural parece no conce-
der mayor preponderancia al Creador que al boticario.»
(Castro y Serra7io — El sobri'iio de Tántalo.)
INJUNDIA
Enjundia.
Gordura de los animales, en especial la que las aves tienen
en la overa.
¡Qué oronda viene y qué bella!
¡Qué través y enjundia tiene!
{Baltasar del Alcásar — La cena jocosa.)
INTUNDIOSO
Enjundioso, sa. adj. Que tiene mucha enjundia.
INMORTAL
El nombre castellano de varias plantas de pétalos coriáceos,
permanentes, es sieuipreviva; denominación que impropia-
mente damos los ecuatorianos á diversas especies de vegetales
IKR 283
de hojas y flores suculentas, que se crían en los tejados de las
casas.
INSUBSANABLE
A lo que no se puede reparar ó subsanar decimos que es
insubsanable y palabra que no está en el Léxico de la Aca-
demia.
INTELECTUAL
Tal vez es innecesario el uso del vocablo como sustantivo;
pues poseemos la voz inteligente (el que está dotado de facul-
tad intelectiva) y otras que equivalen á lo que tratamos de
expresar con la palabra anotada.
INTERESABLE
Dice nuestro pueblo por interesado y no está mal, aunque
lo corrijan críticos exajerados.
«Lo primero tengo de ponderar... cómo hay muchos que en esta vida
son tenidos por los primeros en la santidad,., y en el día del juicio y de
la cuenta serán tenidos por los postreros, porque en los ojos de Dios
fueron tibios, interesables y muy imperfectos en lo interior.»
{La Puente — Meditaciones espirituales.)
INTRIGARSE
Galicismo, por dar en qué pensar, producir curiosidad, etc.:
Jin vérité.^j"' étais fort intriguée de ce qni allait suivre.
IRRIGACIÓN
De irrigation.
Riego, dicen los que no parlan gabacho ni gustan de an-
glicismos.
284 IRK
IRRIGAR.
Del inglés to Irrígate ó del francés irrigtier.
Como hemos dado al verbo regar acepciones latísimas, ha
habido necesidad de conseg-uirnos el irrigar para que sirva de
Cirineo á aquella palabra, á la cual, eso sí, hemos relevado
de casi todos sus deberes legítimos para trasladarlos á irri-
gar.
IRREPROCHABLE
Ni- reprochable ni irreprochable están en el Diccionario;
aunque sí reprochar (reconvenir, reprobar), de donde han sa-
lido reprochable que casi equivale á reprobable^ é irreprochable
que posee significación más amplia que irreprensible.
3I=)I II --IQI =ll=Jt:
JABONCILLO
Fruto del Sapindus saponaria que por contener abundan-
temente una sustancia alcalina, reemplaza al jabón.
El árbol mismo que se cría en nuestra costa, se llama tam-
bién jaboncillo^ denominación, la última, aceptada ya por el
Diccionario de 1899.
JALETINA
O jalatina, como dicen los que creen entenderlas. Así de-
nominan algunas personas á lo que en castellano y en Quí-
mica Orgánica se llama gelatina.
Se cuenta que se daba un espléndido banquete en una ciu-
dad yankee^ para celebrar no sé qué fausto acontecimiento
químico industrial. Allí en el lugar más visible de la gran
mesa, ostentábase una artística gelatina seca^ de colores, den-
tro de la cual chispeaban vividas luces eléctricas. Junto á ella
se alzaba una campana de metal bruñido que, al parecer, es-
condía algún otro milagro del arte de repostero.
Llega el momento de los postres y todos encomian el exqui-
sito sabor de la gelatina consabida, que los mayordomos se
han empeñado en que nadie deje de gustar.
Tal es el instante oportuno. Pónese de pie el anfitrión
principal y asiendo solemnemente la agarradera de la cam-
286 JAN
pana aquella, dice: «Este es, Misters^ el compañero del objeto
que se ha convertido en la deliciosa y fragante gollería que
acabamos de saborear. Ved, amados compañeros, los milagros
de la química...» y acaba de levantar el bruñido trasto, de-
jando á descubierto una enorme bota destalonada y erizada de
remiendos acreditadores de múltiples períodos de servicios,
prestados á diversos dueños de distintas y descendentes con-
diciones.
JAMPA
Jainba.
Cualquiera de las dos piezas labradas que, puestas vertical-
mente en los dos lados de las puertas ó ventanas, sostienen el
dintel de ellas.
Como los ecuatorianos hemos ascendido al luiibral hasta la
categoría del dintel, haciendo aquello que todo revolucionario,
desterrar al personaje sustituido, nos hemos visto en la preci-
sión de criar la palabra /a/zí^íi ó de deformar el vocablo /ít/zí^íz,
para denominar con él la «parte inferior ó escalón, por lo
común de piedra y contrapuesto al dintel» (la contraposición
ha llegado hasta el despojo violento) «en la puerta ó entrada
de cualquier casa.»
El primer Diccionario compuesto por la Real Academia
española trae la palabra sólo en plural: «Jauíbas^ dice, los pies
ú como piernas, que en las puertas ó ventanas mantienen el
dintel. Viene de la voz {td^mm. gamba , que significa la pierna. —
Lat. lamba. Astragahis. Colmen. Hist. Segoa, cap. 49. § 18.
Una puerta, salpicado lintel y jambas con sangre, Brav.
Benedict. Cant. 7.
Las chaflanadas, jambas y linteles.»
JANEIRO
Gramínea seguramente importada de Río Janeiro, casi tan
abundante en nuestra costa como el gamalote ó gramalote^
con el que comparte el primer puesto respecto del benéfico
destino de alimentar á los ganados. Pertenece al género Pas-
JIC 287
pahim. El Janeiro se encuentra también en las cuencas abriga-
das de la sierra, pero mucho menos desarrollado que en el
litoral.
JAQUIMÓN
Rainal ó roiisal.
I JAZxMÍN DEL CABO
Llamamos á \-3i gardenia ó jazmín de la India^ como dicen
los españoles.
JEBE
üeb ó jebe llaman en árabe al alumbre, ó sea la sal doble
que forma el sulfato neutro de aluminio con otros sulfatos
alcalinos y en especial el de potasio. Nosotros denominamos
jebe á la goma elástica ó caucho, á pesar de que esta última
voz no es sino el cautcJionc de nuestros indios de la pro-
vincia del Oriente. La palabra jebe debe provenir de yebe,
nombre del árbol que únicamente producía antes el caiLcho^
extraído hoy de un gran número de vegetales, Siphonia elás-
tica^ Castílloa^ etc., y hasta preparado artificialmente con un
aceite y azufre.
El Síipleniento del Diccionario último trae ya la palabra
jebe^ como americanismo, con la significación de cauclio ó goma
elástica.
JETÓN
El que úitno. jeta ^ jetudo; no jetón.
JICAMA
Raíz tuberosa de la planta Pachyrizns tuberosiis., se ase-
meja á la batata, pero no se come cocida como ésta, sino
cruda: es jugosa y azucarada, con la adehala de indigesta
hasta para los avestruces.
JIL
JILGUERO
Palabra de acentuación viciosa. Xo esdrújula, sino llana:
jilguero.
Sin recelo ni susto
Los términos pasea
De las cabanas que nacer le vieron;
Y ora aparta con gusto
La cabra en su pelea.
O ve do \os Jilgueros nido hicieron.
(Juan Melendez Va/des — Batí lo.)
Donde se ve que el endecasílabo dejaría de constar si se
\^y^s^ jilguero^ esto es, si tuviese la acentuación métrica en la
quinta sílaba en vez de llevarla en la sexta.
Por el consonante es aún más claro el lugar del acento en
el ejemplo siguiente, tomado de don Tomás de Triarte:
Calla tú, Pajarillo vocing-Iero,
Dijo el cisne al gilguero:
¿A cantar me provocas, cuando sabes
Que de mi voz la dulce melodía
Nunca ha tenido ig-ual entre las aves?
(Fábula XVII — El Gilguero y el Cisne.)
A propósito de la ortografía del vocablo, haremos notar
de paso que debe escribirse con/, y no con ^, como lo hizo
hasta el impresor del tomito de que sacamos el anterior ejem-
plo (Fábulas de Iriarte. — Madrid: Imprenta de I. Sancha.
Noviembre de 1830), Las palabras que vienen de vocablos
latinos que tienen 5 inicial, la cambian siempre por/, y nunca
por g: V. g.: Jeja, jejona.^ de scges; jeme de semis; jeringa de
syrijiga; jerga., jergón., ferg?ieía., jerigonza., de sérica; jerpa
de serpus ó de sarpere; jeta (hocico del cerdo) de seta; jibia de
sepia; jimenzar de sementis; jilguero ó silguero de si hilare.
Esta regla tal vez no tiene excepción, y debería agregarse
i
JOR 289
á las siete que preceptúa la Gramática de la Academia
(6^, J: Reglas para el íiso de estas letras^.
JIPAR
Verbo quichua: y^^í/^rtr ó carlear.
(Véanse los ejemplos en la palabra Asesar).
JIPIJAPA
No es, — como lo expresa el buen amigo mío don Ricardo
Palma, en su importante libro Xeologisuios y Americanis-
utos^ — palabra que significa sombrero fabricado con la paja co-
nocida por bontbonaje; sino nombre de una ciudad ecuatoriana
de la provincia de Manabí, donde se fabrica la clase espe-
cial de sombreros, denominados yz)í>Z7'íZ^rt5 por metonimia.
JOBACHÓN
En ésta, como en otras muchas voces, no nos contentamos
con aspirar la h de hobachón, sino que la pronunciamos clara-
mente como en inglés. En Andalucía, donde hemos hallado,
más que en otros lugares de España, los mismos defectos de
lenguaje que entre nosotros (prueba que de la tierra anda-
luza, especialmente, vinieron los pobladores de esta porción
de la Colonia); en Andalucía, decimos, el pueblo da sonido á
la h, lo propio que en la antigüedad sucedía en Castilla y
Extremadura.
Dígase hobacJión ó ahobachonado .
JORA
Es el maíz germinado que, por tanto, ha producido ya la
diastasa necesaria para que se transforme en glucosa el almi-
dón del grano. Es, pues, lo que los cerveceros, tratándose de
la cebada, denominan malta, ó más en inglés todavía malt^
palabra que, más feliz (\n& Jora cuyo único derivado e.s,Jorero,
ha dado origen á un sinnúmero de voces: to Jilált^ hacer ger-
290 JUC
minar la cebada; Málijuan ó Máltstei^^ el que prepara la
cebada para cerveza; Máltkiln^ horno para secar la malta;
Máltmill^ molino para la misma; Málihoiise^ Máltfloor, Mált-
dri'nk y hasta Máltdust, polvillo que se desprende de la malta
al molerla, etc. Nadie podría darnos razón si el vocablo
jora^ que trae el Diccionario en la XIP. edic, es ó no nues-
tra jora; pues la definición parece corresponder más bien á
chicJia ó aziLa^ vocablo enteramente quichua hoy de poco
uso hasta entre los indios, que ha merecido ser aceptado, sin
que nadie tampoco pueda explicarnos el motivo, en el Léxico
de la Academia.
JUCO
¿Decimos quizá así -^or junco)
Puede ser; aunque el juco nuestro corresponde mejor á
caña, esto es, tallo de las plantas gramíneas, que por lo común
es hueco y nudoso. Caña comim, llama Colmeiro á la Arunda
douax^ ó sea á aquélla á que específicamente da el nombre de
caña el Diccionario y define (a.'^acep. de la palabra caíia):
«planta gramínea, tiene tallo leñoso, hueco, flexible y de tres
á cuatro metros de altura, se cría en parajes húmedos, se cul-
tiva en grande escala, y sirve para hacer cestas, celosías, etc.
La ^2i\2hv2i junco equivale más bien á lo que denominamos
suro ó zuro^ dicción esta última que, según la Academia,
deberíamos emplear en vez de tusa; pues ziu^o define el Diccio-
nario: «corazón de la mazorca del maíz después de desgra-
nada.» Tusa^ no obstante, ha sido ya aceptada por los
SS. Académicos, aunque como americanismo.
Tift J1171C0S se vistió de esta lag-una.
(Lope de Yega — ¡Si iio vieran las mujeres.')
Y tomando una ca/la
Que un labrador tenía.
{ídem — Ibidem.) ■
JUR 291
Ya que iba al bosque á hacer silbos con la corteza del castaño, ó al
arroyo á hacer molinos áo. junco.
( Trueba — Desde Madrid, al Cielo!)
Suro^ curémoslo de paso, llaman los catalanes al Qtíercus
suber de Linneo ó alcornoque de los castellanos, variedad de
encina que produce el corcho.
JUNCO
En cambio, equivocadamente se llama en varios países
americanos, al narciso^ planta de la familia de las amarilídeas,
con flores olorosas, blancas ó amarillas, y hojas radicales lar-
gas y estrechas.
JURÓN
Dígase serón.
«Entró (Victoriano) en un almacén de comestibles y ag-uardientes,
donde vio entrar á un, mozo con un serón de libros viejos, y se entre-
tuvo largo rato viendo si entre aquellos libros había alguno que le
aprovechase.»
( Trueba — Que gracioso.. ,!)
3at===it=it
K
KEPI
Escrito con Ky pronunciado agudo, conservamos la forma
original del vocablo francés kepis. La Academia acepta la
palabra, pero la escribe con q, la hace grave y le agrega la s,
que no suena en la voz gabacha: quepis.
KILOGRAMO
Ha de pronunciarse kilogramo.
«Anagrama ., epigraj/ia., llanos. Así todos los poetas sin ex-
cepción. Y conforme á éstos deben ser llanos los demás en
grama ó gramo: telegrama., liilogramo».
(Robles Degano. — Ortología Clásica de la Lengtia Castellana).
^«I II :3t=ll ^:^t=lt:
LABIA
Sobre ser un sustantivo de sólo uso familiar, significa
afluencia persuasiva y gracia en el expresarse; y no alabanza
afectada, para ganar la voluntad de una persona, lisonja; ni
habilidad para el engaño ó para lograr artificiosamente algún
fin, astucia; ni halago, no por justicia ó benevolencia, sino
por vileza ó con interesado objeto, adulación; ni demostra-
ción de cariño afectada y empalagosa, zalamería; aunque de
todo lo expresado tiene en el Ecuador lo que denominamos
labia.
LABIOSO
En consecuencia, es un lisojijero ardidoso que nos adnla
con zalamerías y que algunas veces obtiene de nosotros lo
que se propone, ya por engaño suyo, ya por la necesidad
nuestra de libertarnos de algún modo del empalagoso.
LAGARTO
Simplemente ó caimán, y no lagarto de Indias., nombramos
en el Ecuador al enorme saurio Crocodilns occidentalis. Por
esta vez hemos rebajado á un animal respecto de la denomi-
nación; pues nosotros, que llamamos lobo á una pobre anima-
296 LAN
lia inofensiva, y león al casi tímido piuría^ denominamos la-
garto^ casi lagartija, al gigantesco anfibio que tiene hasta
seis metros de longitud y devora un ternero como una grajea.
Dignos de verse son los lagartos tendidos al sol á las márge-
nes del hermosísimo río Guayas; tan valerosos algunos, que no
se lanzan al agua aun cuando pasan cerca loa vapores fluvia-
les, que transitan incesantemente por el límpido cristal, donde
se reflejan las palmeras, naranjos, cafetos y otros árboles de
las orillas.
LANA (de la humedad).
Es el utticor de los latinos y de los botánicos, palabra de
la qu.e viene la española molió. Hay muchos hongos pertene-
cientes á este género, v. g.: el Mucoi'- imicedo^ que crece en el
pan guardado, el aqnosiLS que nace en las maderas sumergidas
en el agua, el ascophoriis^ etc.
LANCE
r^ecimos los ecuatorianos á lo que los muy dueños de la
cosa, los españoles, llaman suerte^ en las lidias de toros. Por
cierto, la voz suerte es genérica; pues como denominaciones
específicas hay pases y verónicas., y recortes, y galleos^ y tras-
teos., y tanta mona., que no nos es dado conocer ni compren-
der á los no iniciados, tan inocentes y legos en el asunto, que
hasta nos afligimos de ver que se degüellan caballos como
premio de una larga vida al servicio del hombre.
LANCHA, LANCHAR, SE.
• Lancha y lanchar., sustantivos, son castellanos; pero tienen
significados de todo punto distintos de los que les damos en
el Ecuador,
El doctor Cevallos corrige nuestros lancha sustantivo,
y lanchar verbo, con niebla y anublar., cuyas significacio-
nes quizá sean las únicas que se den á los vocablos corregi-
dos, en las provincias del centro de la República, donde el
LÁT 297
decano de los estudios filológicos ecuatorianos espigó las
palabras anotadas en su Breve Catálogo. Los de las provincias
del norte damos, además, á lancha y lanchar las acepciones de
¡le lacia, Jielai^^ y escarcha^ escarchar.
LAPO
Golpe ó cintarazo (planazo como decimos nosotros) que se
da con la espada de plano ó con un bastón ó vara, según el
lenguaje familiar español.
Pegarse un lapo, ó echar un lapo, ó tomar un lapo, según
los ecuatorianos, equivale á echar 2171 trago.
;\"endrá del término familiar francés lampee}
LATERO, LATERÍA
Aunque el Diccionario denomina A'a simplemente lata á la
hoja de hierro estañada, esto es, á la hojalata; no ha aceptado
aún la denominación latero para el individuo que hace objetos
de hoja de lata, ni el nombre latería, como decimos en el
Ecuador, para el taller en que se hacen piezas del material
mencionado, ó la tienda donde se venden. Llámalos hojalatero
y hojalatería., conforme los hallamos también en las obras de
escritores españoles.
«Sonaba el martillo del herrador y el mazo del hojalatero... y, en
fin, la campana del reló cuando callaban las de la iglesia.»
{Pereda — El sabor de la tierruca.)
LÁTIGO
Por latigazos es un error. A Pedro le dieron doce azotes ó
latigazos, que bien le dolieron; mas no doce látigos, que bien
se los hubiera querido.
Tampoco trae la Academia el sustantivo latigtieo., usado
por L. Moratín.
«\l cabo de media hora de un continuo latigueo...'»
(Viaje de Italia.)
298 LAV
LATIGUEAR
Es dar chasquidos con el látigo, no azotar ó fustigar.
La palabra latigueada por azotaina, ni siquiera está en el
Léxico. — Ojalá no estuviera en ninguna parte el acto.
Majar encontramos frecuentemente en el Poema del Cid,
por azotar; y inallainiento es azote ó plaga, en una antigua
versión de la Biblia, citada por el Padre Scío y recordada por
Bello.
LAVACARA
En singular no significa nada; en plural y familiarmente,
lavacaras se dice á la persona aduladora.
La vasija que sirve para lavarse la cara, manos, etc., se
llama palangana^ vocablo del que se formó palanganero,
mueble donde se coloca la palangana para lavarse.
Nómbrase también aljofaina^ ó jofaina omitiendo el ar-
tículo árabe al^ aunque el Diccionario aplica este nombre en
especial á la palangana de barro vidriado.
«Desde Xz palangana de loza, hasta la resmilla de papel de cartas.»
{^Pereda — El sabor de la tierruca.)
«Entró Juanguirle con una jofaina llena de agua, y media sábana
vieja al hombro, y diose comienzo al lavatorio.»
{Id.—Ibid.)
«La verdad sea dicha tenemos también una aljofaina de metal, que
no venderíamos por todo el oro del mundo.»
{Atarean — Diario de U7i testigo de la guerra de África. ]
LAVAMANOS
Tampoco está bien, supuesto que es el depósito de agua
con caño, llave y pila para lavarse las manos.
El lava Ulanos es catalanismo, lo renta inans, en el signifi-
cado de aljofaina.
LED 299
LÁZARO
El que padece el mal de San Láaaro, ó elefancía^ ó elefan-
tíasis de los griegos^ ó lepra de los hebreos^ ó lepra de los Cru-
zados^ ó lepra tuberculosa^ ó Aaovt'.as'.c, Scttoo'.ctaao:, es elefan-
cíaco (de cXc'ya:, elefante, por la semejanza de las piernas del
que padece elefantíasis de los árabes, con las del elefante),
ó leproso^ ó lazar o so ^ ó lazarino.
«Y los monolitos solitarios y dispersos, se me antojaban erupciones
de verrugas asquerosas sobre una inmensa piel de leproso.y>
{Pereda — Peñas arriba.)
LAVANDERÍA
Vocablo anticuado en España, así como lavador\ pero vi-
gente en algunos pueblos de América. Lavadero nombran hoy
en la Península al lugar en que se lava.
LECHERO
Nombre ecuatoriano de la Euphorbia latazi, árbol que ser-
vía admirablemente para las chozas vivas de los indios. Clava-
das seis ti ocho estacas de lechero, hecha la quincha y armada
la cubierta pajiza, dichas estacas echaban renuevos que daban
aspecto curioso á las miserables viviendas. Pero no es exacto
hablar en pretérito; pues aun se ve una que otra choza, cual
las descritas, en los campos de la sierra.
El nombre le viene del abundante jugo lechoso, quizá
aplicable á la industria como el cautchouc, que contienen las
hojas y tallos.
LEDINO
Ladino.
{Latino., que sabe hasta latín, entendido, vivo).
...Teng-Q miedo
que como los hombres son
300 LEV
Ladinos y redomados
No descubra la maraña...
(Don Manuel Eduardo de Gorostiaa — Indulgencia para todos.)
LEÑATERO
La persona que se emplea en cortar leña, ó que la vende,
leñador ó leñadora\ el sitio destinado para guardar ó hacinar
leña, leñera. El que vende leña se llama también leñero.
LEONERA
Lá pieza destinada para guardar los trastos viejos ó que no
son del uso diario, se denomina trastera. El Diccionario últi-
mo trae, no obstante, la palabra anotada con una de las acep-
ciones dadas en América, á saber, aposento habitualmente
desarreglado, que suele haber en las casas de mucha familia.
LETRAS DE AGUA
Las letras transparentes, hechas en el papel al tiempo de
fabricarlo y que sirven de señal en los billetes de banco, etcé-
tera, se denominan con una sola ■^■dXdihx?^'. filigrana.
LEVANTARSE DE MAÑANA
Por madrtigar ., es catalanismo: llevarse dematí.
LEVITA (El)
La levita.
Pocas, no muchas personas cambian el género de levita,
confundiendo así el israelita de la tribu de Leví, tercer hijo de
Jacob y Lía, con el traje moderno de hombre, que todos cono-
cemos. Ha debido formarse la palabra por la casi homofonía
de la voz francesa /' habit con la nueva castellana, levita.
LID 301
«El rústico descarg-ador de yerba había sustituido los burdos ropa-
jes del oficio con tena levita cerrada y todos los accesorios correspon-
dientes á esa prenda de sempiterna distinción.»
{Pereda — Peñas arriba.)
«De la túnica corta procedió la casaca, esto es, la levita que recor-
tada, ha dado origen -A frac del siglo xix.»
{Manjarre's — Teoría este'tica de las artes del dibujo.)
Hay también quienes, creyendo que levita es diminutivo,
dicen leva., y se lucen.
LIBRILLO ó LEBRILLO
Los rumiantes tienen casi tantos estómagos como los polí-
ticos: la pansa., el bonete ó redecilla., el libro (probablemente
el nombre viene de que á muchas personas el estómago les
hace pensar y discurrir) y el cuajar. Francamente, no sé á
cuál de estos compartimientos denominan las cocineras librillo:
si al libro no está tan mal; y quedarían, en tal caso, el nombre
de píisón ó piisún para la panza; y para el atajar el de cuajo.,
que tampoco está mal, ya que aun cuando su primer significado
es de «materia contenida en el cuajar de los rumiantes que aun
no pacen, y sirve para cuajar la leche», sin embargo significa
también cuarto estómago de los mamíferos mencionados (los
rumiantes, no los políticos).
Librillo es el cuadernillo de papel de fumar, y posee á más
otras acepciones; lebrillo es una especie de barreño vidriado,
redondo, de una cuarta poco más ó menos de alto, que desde
el suelo se va ensanchando hasta la boca, y sirve para varios
usos, es decir, lo que aquí llamamos punchera ( (Poncliera}
La vasija en que se hace ponche).
LIDIADERA
Altercado. Sin duda alguna la hemos sacado de lidia.
Andar en lidiaderas., se dice en España andar en dimes y
diretes.
302 LIS
LIENCILLO
No está mal el diminutivo de lienzo, pero no encontramos
la palabra en el Diccionario. El género burdo de algodón, que
los ecuatorianos llaman liencillo^ en Chile y en el Perú se nom-
bra iocuyo^ dicción que el notable escritor don Ricardo Palma
propone sea aceptada por la Academia para denominar la tela
aludida. Sería preferible la denominación nuestra, perfecta-
mente castiza.
LIMOSNERO
Es el que da limosna, no el que la recibe; el caritativo; el
encargado de distribuir limosnas.
Pordiosero ó mendigo el que pide limosna.
LISO, LISURA
Dígase atrevido^ da^ atrevimiento .
En germanía liso significa desvergonzado. ¿Vendría de ahí
la significación ecuatoriana?
LÍQUIDO
Por puro, es puro adefesio. «Este picaro me ha vendido
agua líquida por vino,» acabo de oír; y otras veces he oído
tonterías todavía de mayor calibre, como las siguientes:
«Fulano se ha mantenido con pan líquido» esto es, con sólo
pan. — «¿He de tomar las pildoras líquidas)», que traducido á
racional, significa: ¿He de tomar las pildoras sin otra cosa?
LISIÓN
Yoz anticuada. Lesión.
«Pues qué hay que pueda guiar al hombre con seguridad? No hay
LOB 303
otra cosa, sino la Filosofía, la cual consiste en esto, que conserves á tu
ánimo sin mancha y lesión, incontaminado y entero...» {Emperador
Marco Aurelio en su filosofía. Lib. 2 in pm. c. i83 .)
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eter?io.)
LOBO
A falta de lobos (se entiende entre los irracionales, pues
entre los racionales sí los tenemos) denominamos así á las
zorras: con lo que ocasionamos un gran trastrueque en la
clasiíicación zoológica, supuesto que aun ascendemos á otra
alimaña, á la mofeta ó aiok^ á la categoría de zorra.
El lobo., Canis lupus., es un animal feroz mucho más cor-
pulento que la zorra^ Canis agarce., á la que hemos dado
aquel nombre, dejando éste para los zorrillos hediondos ( Me-
phitis torcata.^2ign. — Mephitis quitensis de Less?).
En España se llama también á la zorra, raposa; mientras
que nosotros adjudicamos esta denominación á los marsiLpia-
les ó didelfos, que dicen los naturalistas.
El zorro ó raposo se introduce en las alquerías, casas y
hasta los pueblos en busca de alimento; de él, pues, habla la
fábula de Esopo A' /a»-/,^, traducida por Samaniego y sabida
por todos los niños de escuela:
Dijo la zorra al busto,
Después de olerlo:
Tu cabeza es hermosa,
Pero sin seso.
Asimismo, el que nosotros mal llamamos lobo es el prota-
gonista, como personificación de la astucia, de los apólogos
0"X01 KAl' AAoriHE. AÉÍ2N KAl' ONOI KAl' AA^LHE. y A
AüIlHE KAl TPArOI, del propio Esopo, y de las fábulas ya
imitadas, ya traducidas, ya originales de Samaniego; así como
de «El Avestruz, el Dromedario y la Zorra» y «La Oruga y la
Zorra», de Triarte.
304 LUN
LONGO
Palabra quichua, cuya traducción española es 7no30, joven;
pero, restringido el significado, entendemos por longo ^ mucha-
cho indio ^ y ^or ¿ojiga^ india mosa^ sin que jamás comprenda-
mos ni 7michacho blanco ni negro moso^ sino siempre indio joven.
LUNCH, LONCHE
Aunque el acto de comer un algo ó unos algos en el inter-
medio del almuerzo y de la comida no sea meramente inglés,
la palabra lunch es de todo punto inglesa.
En España é Hispano-América donde, de cierto sin necesi-
dad del ejemplo de los señores británicos, se usa también to-
mar una refección ó refacción para vigorizar el estómago en el
intervalo de las comidas del día, tenemos naturalmente los tér-
minos apropiados para denominar el acto.
Hacer ó tomar las once se dice, según la Academia, fami-
liarmente porque el refrigerio se toma entre once y doce de la
mañana; aunque en América se preterida dar como origen á
la denominación, las once letras de que se compone la palabra
aguardiente, compañero ó acaso parte esencial del tal piscola-
bis ó gaudeamus .
Tente en pie^ se le ha denominado asimismo, quizá porque
por su parvedad, no requiere que se lo tome á manteles ni sen-
tados á la mesa, ó porque el refrigerio le tiene á uno en pie
y le vigoriza para que no desfallezca.
«Una mañana estaba en su tienda cantando y cosiendo un calzón,
cuando pasó una mujer vendiendo bollos calentitos y tiernos, y el sas-
tritlo compró un par de ellos para tomar las once con los bollos y un
vasito de vino blanco.»
(Trueba — Las aventuras de tm sastre.)
f.
«En todas partes se le recibía con las mayores muestras de admira-
ción, y en cada una de ellas encontraba el indispensable agasajo de un
Jftscotaóis.»
(Selgas — Nona.)
LUT 305
«Ya tenemos aquí el gaudeamiis , Padre cura (exclamó Cañizares),
ahora vamos á dar de él la debida cuenta».
iSelgas — Nona, i
«Jamón del pernil grande... huevos tritos, de los del día, aceitunas
de las enteras, salchichón, miel... ¡jueso... pronto, pronto. Ahora to-
marás ese tente en pie, y luego cenarás á tus anchas».
(Se I gas — Xona.)
El alimento moderado que se toma para reparar las fuerzas
y continuar en el trabajo, así como el agasajo de dulces, bebi-
das, etc., que se da en las visitas, se denominan refresco.
\o aguardaron el refresco^
Que se conserva en barriles,
Los idólatras de Meca,
Xi osaron hacer el brindis
[Fr. Gabriel Téllez — Marta la Piadosa.)
LUTERANA
Quiere decir persona que profesa la doctrina de Lutero, ó
cosa perteneciente á Lutero, ó relativa á él; mis compatriotas
\\2im2iV\ luterana á la mujer vestida de luto, ó sea á la que, por
muerte de un pariente, trae vestido negro, — ya que el color de
luto en los pueblos europeos es el negro, mientras que en los
asiáticos son los colores blanco y amarillo. Dígase enlutada.
Enlutados bultos andando venían;
Y luego más cerca con asombro ve.
{Espronceda — El Estudiante de Salamanca.)
«...Detrás de los cuales venía una litera cubierta de luto, á la cual
seguían otros seis de á caballo enlutados hasta los pies de las muías.»
( Cervantes — Don Quijote . )
Diga, señor enlutado,
¿A qi'.ién llev?.a á enterrar?
20
3o6 LUÍ'
— Al estudiante endiablado
Don Félix de Montemar.
{Esproiiceda — El Estudiante de Salamanca.)
A los ya enhilados bosques,
A las calladas llanuras
A los altos campanarios
Que entre nieblas se dibujan.
i^Saavedra — Don Alvaro de Luna — Romance III.)
3t=ll 11=1^ --1t=it:
LL
LLAMINGO
Nuestros indios denominan llama á la oveja, y llamingo ó
yuuallama^ oveja del indio, al rumiante Aiiclienia llama de
Braud. El penúltimo Diccionario aceptó la denominación llama
para el segundo, definiéndola: «Cuadrúpedo del género del ca-
mello, con los dedos separados y el lomo liso, del tamaño de
un ciervo, y de pelo áspero y castaño.» Definición que ado-
lecía de dos defectos: no son los llamas del mismo género^ sino
de la misma faimlia de los camellos (géneros Lama Cuv. los
unos, }■ Camehis Lin. los otros). Tampoco el pelo es áspero y
castaño, sino suave y flexible, y de color vario; pues hay lla-
mas blancas, negras, castañas, etc.
La definición del Léxico de 1899 ^'^ mejor que la prece-
dente; aunque nombra el llama á la llama, que decimos en
América.
LLAPANGO
Quichua llapangu^ descalzo. Nombramos así especialmente
á la persona que se viste bien; pero que por extravagancia ó
por razón que la tal persona se sabrá, no usa calzado.
LLAPINGACHO
Los que dicen máchica á la mashca^ juzgando c[ue con esta
argucia hablan castellano culto, en vez de quichua, son quizá
3o8 LLA
los mismos que nombran rapingacho al llapingacho^ temerosos
de que el sonido de la // indígena, sirva en sus labios de reac-
tivo para comprobar los glóbulos indios en la complicada mez-
cla de la sangre de los descendientes de iberos, pelasgos, celtas»
germanos, árabes, y de los hijos de quitus, caras, huancavilcas,
puruhaes, cañaris, pecamores...
Y lo peor es que allende los océanos el dicho temor pasó
por cosa de más fundamento; y hé ahí que la Academia deno-
minó, sin más ni más, á la preparación culinaria nuestra ra-
pingacho^ voz sin abolengos ni solar, con que se ha suplantado
al vocablo genuino llapingacho^ — legítimo descendiente de
llapina^ aplastar^ amasar^ que son verbos activos en el ade-
rezo de la, ajuicio de muchos, delicada y sabrosa torta, com-
puesta de patatas, queso, huevos, manteca y especias, que las
cocineras se saben y que bien nos saben al paladar.
A falta de otro signo alfabético, escribimos llapingacho^
llapango, llamingo^ etc., con //, atribuyéndole un sonido que
no es propiamente el español, sino uno semejante al de la /
francesa, ó sea el mismo que se da á la j' en la República Ar-
gentina.
L LAQUE
Así pronunciamos los nombres inglés jácket^ chaqueta, ja-
queta, y los franceses yí7^?/r¿?, jubón, ó /rt^/^^//^, sayo. El lla-
qné es un vestido que participa en su forma de la levita y del
frac; aunque de menos distinción, como diría Pereda, que los
dos trajes nombrados.
LLAVAZO
Decimos nosotros al golpe dado con la llave. Xo hay en el
\'ocabulario, aunque sí en alguna obra de autor español:
«Sufriendo llavasos de sacristanes.»
(L. Moratin — Viaje de Italia.)
I
LLU 309
L LUQUI
Llamamos en quichua al izquierdo ó zni'do.
Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales, El 1 c^
de Marzo y el 2 de Mayo ^ describe fisiológica y exactamente
al zurdo:
-Don Mauro Requejo, dice, era un hombre izquierdo... ;Ha sido la
naturaleza ó es la costumbre quien ha dispuesto que una mitad del
cuerpo humano se distinga por su habilidad v la otra mitad por su tor-
peza? Una de nuestras manos es inepta para la escritura, y en los tra-
íjajos mecánicos sólo s¡r\e para ayudar á la experta compañera, la de-
recha. Esta hace todo lo importante: en el piano ejecuta la melodía, en
el violín lleva el arco, que es la expresión, en la esgrima maneja la es-
pada, en la náutica el timón, en la pintura el pincel; es la que abofetea
en las disputas, la que hace la señal de la cruz en el rezo y la que cas-
tiga el pecho en la penitencia. Iguales disposiciones tiene el pie dere-
cho: si algo eminente v extraordinario ha de hacerse en el baile, es in-
dudable que lo hará el pie derecho; él es también el que salta en la
tuga, el que golpea la tierra con ira en la desesperación, el que ahu-
}"enta al perro atre\ ido, el que aplasta al sucio reptil, el que sirve de
ariete para atacar á un despreciable enemigo que no merece ser herido
por delante. Esta superioridad mecánica, muscular y nerviosa de las
extremidades derechas se extiende á todo el organismo: cuando estamos
perplejos sin saber qué dirección tomar, si el cuerpo se abandona á su
instinto, se inclinará hacia la derecha y los ojos buscarán la derecha
como un oriente desconocido. Al mismo tiempo que en el lado siniestro
todo es torpeza, todo subordinación, todo ineptitud, cuanto hace por sí
todo resulta torcido, y su interioridad es tan notoria, que ni aun en
desarrollo puede igualar al otro lado.»
Quevedo agrega de los zurdos:
«Quién son? le pregunté. Dijo el diablo: Hablando con perdón, los
zurdos: gente que no puede hacer cosa á derechas, quejándose de que
no están con los otros condenados; y acá dudamos si son hombres, ó
otra cosa; que en el mundo ellos no sirven sino de enfados, y de mal
agütro: pues si uno va á negociar, y topa zurdos, se vuelve, como si
topara un cuervo, ó oyera una lechuza. Y habéis de saber que cuando
Scévola se quemó el brazo derecho, porque erró á Pórcena, tué, no
3IO LLU
por quemarle, y quedar manco; sino queriendo hacer en sí un í^ran
castigo, dijo: Así, ¿qué erré el golpe? Pues en pena he de quedar
zurdo. Y cuando la justicia manda cortar á uno la mano derecha por
una resistencia, es la pena hacerle zurdo, no el golpe. Y no queráis
más, que queriendo el otro echar una maldición muy grande, fea y
afrentosa, dijo: Lanzada de moro izquierdo te atraviese el corazón; y en
el día del juicio todos los condenados, en señal de serlo, estarán á la
mano izquierda. Al fin es gente hecha al revés, y que se duda si son
gentes.»
Se cree científicamente que el uso preferente del lado dere-
cho se debe á la costumbre, y este uso explica el mayor des-
arrollo de dicho lado. En efecto, los que desde la infancia acos-
tumbran al brazo izquierdo á servir tanto como el derecho,
llegan á ser ambidextros.
aF=ít=:^t
M
MACANA
Arma ofensiva de que usaban los aborígenes de México. —
Macanazo^ ,?olpe dado con la macana.
Aun cuando el chai difiera algo de la manteleta particular
que en el Ecuador se nombra macana, está menos mal que
esta última voz; y han procedido, en consecuencia, con cor-
dura las personas que han adoptado la expresada palabra chai.
«Quiso después Xicotencal el mozo, que iba por General de la Re-
pública, pasar la muestra de su g-ente... Pasaron delante los timbales...
las tnacanas ó montantes con la guarnición sobre el brazo izquierdo... >■•
(Solis — Hisioria de la C07iqiíista de Me'xico. i
«Quita por fuerza á un indio la macana...»
{O ña — Arañe o domado.)
«Lita lleva la cabeza envuelta en una esponjada toquilla... y todo el
cuerpo gentil arrebujado en un chai de lana gris, de mucho abrigo.»
[Don José' María de Pereda — Peñas arriba.)
En la República Argentina, si no he entendido mal, em-
plean juacana en las acepciones de disparate, tontería, etc.
MACOLLAR
No hay este verbo en la XIIP edic. del Diccionario en el
312 MAQ
sentido de extenderse las plantas ó matas, echando muchos
hijuelos; pero no está mal formado, ya que sí encontramos en
el Léxico el sustantivo macollar^ conjunto de pies ó tallos na-
cidos de un mismo grano.
El verbo ahijar^ según el Diccionario, no es lo propio que
nuestro macolláis; pues sólo significa echar la planta retoños
ó hijuelos.
El verbo matear, que podría muy bien equivaler al ecuato-
riano macollar, se restringe por la Academia á los panes ó
matas de trigo.
Y á propósito de matas de trigo, nos parece hallar una
contradicción entre la manera cómo el Diccionario define la
palabra ¡7iata y el empleo que hace de ^Ua en el verbo jna-
tear„
«Mata, dice, planta que vive varios años, y tiene tallo
bajo, ramificado y leñoso.» No únicamente los botánicos saben
que el Triticum astiviim es anual; ningún agricultor ignora
que el trigo no dura sino un año. — Parece que la segunda
acepción del Vocabulario corrige empero la primera, y en tal
caso debía dejarse sólo aquélla.
Amacollarse, dice el Diccionario, formar las plantas ma-
colla.
MACHOTE (A)
Para dar á entender que una cosa está hecha, con solidez,
decimos que está hecha á machote, modo adverbial que en cas-
tellano significa simplemente á golpe de mazo.
A macha martillo, dicen los españoles para explicar que
una cosa está construida con más solidez que primor; y figura-
damente con firmeza equivale á á machaca martillo, pues
machar es lo mismo que utachacar .
MAGUEY
Refiere la extensa obra «Los tres reinos de la naturaleza,»
en el tomo 8.*^ destinado á la Botánica, que el árbol indígena
MAJ 3»3
de la India albajHcoquero de Santo Domingo, mango doméstico,
mango cultivado ó Mangifera indica de Linneo, produce una
resina líquida usada como sudorífica y antisifilítica (abran us-
tedes los paraguas, que llueven esdrújulos); que las hojas
se usan como antiodontálgicas, porque limpian los dientes
y fortifican las encías; (jue el fruto se emplea como antiescor-
l:)dtico, y la almendra tostada como antihelmíntica y astrin-
gente, guardándose seca y reducida á harina. Con la madera,
añade el libro, se hacen ataúdes que se queman con los cuer-
pos de las personas distinguidas; y en el Malabar se forman
con ella hogueras destinadas á los grandes personajes. Los
bracmanes adornan sus casas con ramas de .este árbol en los
días de fiestas principales. El fruto se come crudo, solo ó mo-
jado en vino, y también se conserva confitado ó en vinagre, y
lo llaman maguey.
Reproducimos todas estas noticias por referirse al mango,
árbol abundantísimo en nuestra costa y aun en la provincia de
Loja, y vamos á lo que vamos: maguey nombramos nosotros
á los tallos no gruesos del cabuyo. Según la Academia se llama
así el agave en general: debe de estar equivocada, lo que no
es raro tratándose de cosas americanas.
MAJAR BLANCO
— • '-
Manjar blanco, plato de postre que se hace con leche, azú-
car, almendras y harina de arroz, según los Académicos, que
naturalmente buen cuidado tendrían, antes de darnos la defini-
ción, de asesorarse con algún repostero. Aunque creo que
nuestro majar blanco es lo que el Diccionario denomina man-
jar de ángeles.
Manjar viene del italiano mangiare, comer,
«Ni puede aprovechar el manjar á los cuerpos que en comiendo se
lanza; ni hay cosa que más la sanidad impida q;ie la diversidad y mu-
danza y variación de los manjares.»
{Rojas — La Celestina.)
v< Estando á la mesa dijo don Antonio á Sancho: acá tenemos noticia,
314 MAL
buen vSancho, que sois tan amigo de manjar blanco y albondig-uillas,
que si os sobran las guardáis en el seno para el otro día.»
D. Diego Clemencín al tratar de esta parte dice:
«El manjar blanco se miraba en lo antiguo como regalado. Compo-
níase de pechugas de ave, leche, harina de arroz y azúcar, y solía ser-
virse en forma de pellas. Ahora sólo se hace en algunas provincias, de
leche, azúcar y harina de arroz.»
(Cervantes — D. Quijote de la Mancha^ comentado por D. Diego
Clemencín.)
MALAGRADECIDO
Los catalanes llaman nial agraJiit al que niega la debida
correspondencia al beneficio recibido, ó lo desconoce, ó lo
paga con un mal. Los españoles dicen ingrato ó desagradecido
al pésimo indivdduo que comete ingratitudes ó desagradece.
MALANOCHARSE
El idioma protesta contra este verbo ecuatoriano y, según
creemos, protestan también los aficionados á hacer día de la
noche: malanocharse quizá denominen, con efecto, más bien
pasarla en el lecho que no trasíioc/iar., pernoctar ó velar.
Hay noctivagos incapaces de hacer una cuarteta al Sol, á
quienes inspira lo umbrío, lo oscuro, lo tenebroso: la Luna es
la única diva del firmamento y de su alma; Véspero el lucero
más simpático, porque anuncia la noche. En ella «Duermen
los hombres, duermen sus maldades»... excepto los ladrones
y más pilletes nocliarniegos.
Hay también dispépticos que sólo digieren lo que comen
de noche; los nictálopes no ven sino después de puesto el sol;
las serenatas y los jiocturnos no son posibles de día; ajuicio
de los Sres. nocturnos, las rnatinées son como tomar cham-
pagne con sal; los maitines y vísperas son los rezos de ma-
yor devoción para los monjes; la mayor parte de los teatros,
circos y más lugares de esparcimiento se cerrarían, si la cía-
MAL 315
ridad diurna se apoderase de las horas pertenecientes á la
enlutada, pero alegre hermana del día.
Alguien afirma que cada especie zoológica irracional tiene
un semejante en algún hombre: por lo cjue atañe á los anima-
les nocturnos, sobran los análogos humanos.
En el libro Madrid por dentro y por fíiera^ dirigido por
don Eusebio Blasco, hay un artículo dedicado á los trasno-
chadores y escrito por el Sr. F. Moreno Godino, quien clasi-
fica y estudia minuciosamente á estos devotos de la madre,
pero no del padre de Morfeo.
MALETA
Dice el Diccionario de la Academia: «Cofre pequeño de
cuero ó lona, sin armadura ó con ella, que sirve para guardar
ropa ú otras cosas y se puede llevar á la mano.»
•.<Y cuando llegó, fué á tiempo que alzaba con la punta del lanzón
un cojín y una maleta asida á él... y mandóle su amo que viese lo que
en la maleta venía...»
{Cervantes — Don Qivjote.)
Nosotros denominamos maleta á la «porción de ropa ó de
otras cosas atadas», como define el mismo Diccionario al lío.
Xo sé si justifique la denominación ecuatoriana la frase es-
pañola hacer tmo la maleta.
MALETERO
Es el que hace maletas ó las vende, y no la propia maleta
(Véase la definición transcrita anteriormente). La que usan los
oficiales y soldados de la caballería del ejército, llama el Dic-
cionario maletín de grupa.
MALETÓN
Aumentativo de maleta, no puede llamarse al íz///2í?/>^' aun-
3i6 MAL
que sea chico, trasto que, por otra parte, parece quedar en
uso sólo en los raros países en que la falta de ferrocarriles y
de sus concomitantes los cómodos alojamientos, etc., hace que
estén en vigencia el dicho almofrej (no almo fres como dice el
pueblo) y las muías y los burros, incompatibles con toda civi-
lización, y los respectivos acemileros, almocrebes y asnerizos,
y los tajitbos y ventorros, donde hallan suficiente comodidad
los habitantes de pueblos que se entretienen degollándose en
revoluciones perennes, y cuyo decoro consiste en la mutua
diatriba.
El Diccionario, con efecto, define el aluiofrej como cosa
que no se estila ya en el mundo: «Funda en que se llevaba la
cama de camino, y la cual era por fuera de jerga ó vaqueta y
por dentro de anjeo ú otro lienzo basto.»
Como en alguna Pompeya viva (con perdón sea dicho de
la civilizada ciudad destruida hacia el año 79 ant. de J. C.) to-
davía hay las expresadas fundas, y no como curiosidad pa-
leontológica, los doctos académicos deben cambiar al presente
el pasado del verbo llevar.
MALTRACA
Matraca.
«Instrumento de madera con unas aldabas ó mazos, con que
se forma un ruido grande y desapacible», define matraca el
Léxico académico de 1734.
— ¡Y dale, Jesús Señor, con la matraca!
¿Cómo quier, alma de Dios que se lo diga?
{Pereda — Peñas arriba).
A la opilación se acoge '
Porque no le den matraca
y es verdad que se opiló
De comer tierra con bragas.
{Quevedo — Romances .)
MAN 317
MAMADERA
Las personas que sospechan que du/póii no sig-nifica el
aparato destinado á la lactancia artificial de los niños, y cuyos
conocimientos ling-üísticos no llegan hasta el punto de saber
que el referido aparatito se llama biberón., nombran á éste
jnaJHadera.
Mamadera es término castellano; pero sirve para denomi-
nar el instrumento con que se descargan los pechos de las
puérperas, cuando no lactan á sus hijos, ó cuando tienen ex-
ceso de leche.
Biberón (Del fr. biberón., del lat. bibere, beber) m. Instru-
mento para la lactancia artificial, que consiste en una botella
pequeña, con un pezón de goma elástica, de teta de vaca, ó
de marfil reblandecido, para la succión de la leche.
MANDATARIO
Forense. Persona que, en virtud del contrato consensual
llamado mandato., acepta del mandante la gestión ó desem-
peño de uno ó más negocios.
«Mandato es un contrato en que una persona conñ'a la gestión de
uno ó más negocios á otra, que se hace carg-o de ellos por cuenta y
riesgo de la primera. — La persona que confiere el cargo se llama comi-
tente ó mandaníe ., y la que lo acepta apoderado, procurador, y en ge-
neral, mandatario.»
(Código Civil de la República del Ecuador. — Art. 2103.)
En lenguaje ordinario los ecuatorianos decimos mandatario
al gobernante.
MAXEQUÍ
Maniquí
<.<Ese maniquí fia opinión pública) de cien mil bocas y doscientos
mil brazos, que está fantásticamente en todas partes y realmente en
ninguna»...
iSelgas — Mu7ido., demonio y carne).
3i8 MAN
MANIATE
Ari^opea, manioia ó manea de donde procede el verbo
manear^ poner dicha traba á las bestias.
MAX O
Nuestros campesinos y aun los comerciantes al por menor
en las ciudades, denominan mano á seis objetos de los que
venden: así dos manos de naranjas, ó tres manos de patatas,
equivalen respectivamente á doce de aquellas frutas ó diez y
ocho de estos tubérculos.
¿De dónde viene la denominación?
Si de los dedos de la mano, lo mismo que el maslijinbangga
de los australianos, y los otros pueblos salvajes que numeran
por los dedos, una ///rr;/^ equivaldría á cinco, y no á seis, según
nuestro vulgo.
¿Una mano es quizá lo que cabe de una vez en las manos?
Tampoco nos parece acertada la suposición, pues el número
de los objetos variaría conforme á sus tamaños. Acaso la de-
nominación fué traída de España y proviene del «Arte de la
seda», en que, según la Academia, se llama mano la porción
de seis ú ocho cadejos de pelo.
MANTEQUILLA
La manteca de la leche, denominada antiguamente butiro
y hov conocida con el circunloquio manteca de vacas ^ se nom-
bra en el Ecuador y la mayor parte de Hispano América, }nan-
tequilla, vocablo que allende el mar tiene otro significado.
Por su origen castizo y su generalización en los países
americanoespañoles, debería ser una de las palabras acep-
tadas por la Academia de la Lengua.
Se usa ya en España la voz mantequilla con la misma acep-
ción que en América, bien que no está autorizada aún por los
señores académicos.
MAN 319
MANTEQUILLERA
Con ocasión de nombrar mantequilla á la sustancia crasa
y oleosa de la leche, llamamos ntantequillera á la vasija en
que se sirve dicha sustancia á la mesa.
Como los españoles denominan manteca á la mantequilla^
apellidan mantequera á la vasija expresada.
MANZANA (de la garganta)
Nuez.
Aun cuando el pueblo sea aficionado á dar explicación de
cuanto existe, con poesía ó sin ella, y atribuya la elevación
de la laringe, más común en los hombres que en las mujeres,
á un bocado de la manzana paradisíaca que se le atragantó al
goloso Adán; con todo, creemos que nos falta autorización
para despojar á otro fruto, al del nogal, del derecho de dar su
nombre á la diclia elevación ternillosa.
«X como el calor le molestaba, había deshecho el leve nudo de la
corbata y soltado el botón del cuello de la camisa, por cuya abertura
se entreveía su rollizo y blanco pescuezo, sin barruntos de nuez ni
asomos de costurones.»
(Pereda — El sabor de la tierriica.)
Sin duda por la misma razón de nuestro pueblo, para lla-
mar maiizana á la eminencia vertical media del cartílago ti-
roides ó escutiforme^ denomínasele también bocado de Adán
en las obras de Anatomía y de Fisiología.
MAÑA
Para los del interior de nuestra República no tiene sino el
mal significado de mala maña; sin que, por lo mismo, sea na-
die capaz de comprender que también haya buenas mañas ^ ni
menos que la primera acepción del vocablo, según la Acade-
320 MAR
niia, lo coloque entre los denominadores de cualidad y no de
vicio, y todo esto sin necesidad de que agreguemos el califica-
tivo bueno. Por lo mismo, mañoso para nuestro pueblo no será
el que posee habilidad ó destreza, sino entre los brutos, el
que tiene un defecto, y entre las gentes, el ladrón ó ratero;
quizá porque estos personajes ne:;esitan desplegar en el ejer-
cicio de su profesión mucho artificio ó astucia.
Don Pedro de \'aldivia, en carta al Emperador Carlos \',
dice: «Y como vi el servicio que á \ . M. se hacía en acredi-
társela, poblándola y sustentándola» (la tierra de Chile ó
Nueva Extremadura), «para descubrir por ella hasta el estre-
cho de Magallanes y mar del Norte, procuré de me dar buena
inaña^ y busqué prestado entre mercaderes, y con lo que yo
tenía'y con amigos que me favorecieron, hice hasta ciento y
cincuenta hombres de pie y caballo, con que vine á esta
tierra.. »
MARGARITA
Nombre vulgar de varias plantas de la familia de las Coin-
puestas. Los ecuatorianos denominamos margaritas á espe-
cies de la familia de las Liliáceas^ por ejemplo, 2X jacinto.
MARIADO
Marcado
«Los marineros son gente gentil é inurbana... su Dios es su arca v
su ranchf), y su pasatiempo ver mareados á los pasajeros.»
(Cervantes.)
Mareado., da decimos, además, sin propiedad al ebrio ó
borracho; pues no es aplicable sino al que se desazona, se le
turba la cabeza y se le revuelve el estómago, por causa del
movimiento de la embarcación, etc., y no al que experimenta
los desastres provenientes de haber bebido en exceso vino,
aguardiente ú otro licor alcohólico.
MAS 321
MARISCO
Cualquier caracol ó concha de mar, especialmente si es co-
mestible,— Las columnas pequeñas, de diferentes formas, que
componen los antepechos ó pretiles, balaustre^ de donde se
deriva balaustrada, serie ú orden de balaustres colocados en-
tre los barandales. Impropiamente, pues, llamamos nosotros
marisco al balaustre .
MAROMERO
I
Debe ser, más bien, el que hace maromas, y no el que
anda, baila y efectúa otras habilidades sobre cuerdas ó alam-
bres, al aire, — á quien la Academia denomina acróbata. Antes
se llamaba volatín y volatinero., palabras que vienen de volar ^
así como aquélla de oxoo;, alto; y |jccív(i), ando. Nosotros decía-
mos volantín y volantinero.
Maromero dijimos de maroma., en la que, — de un palmo
de diámetro, — andaban temblequeando y agarrados de una
enorme balanza, los muy ilustres predecesores de los que,
por los progresos de la civilización y del arte, bien se mere-
cen un nombre griego, acróbatas.
Díceseles también equilibristas^ voz que, como maromero^
no trae el Diccionario,
MARQUETA
La apicultura es casi desconocida en el Ecuador, por lo
que no tenemos marquetas propiamente tales, según la defini-
ción del Léxico; pero, productores de la tercera parte del
cacao que se consume en el mundo, llamamos marqueta á la
pasta de chocolate sin labrar, quiere decir, al pan de cacao
molido ya, pero aun sin azúcar ni aromas, á que después se
da la forma de pastillas, confites, etc.
Está bien empleada la denominación.
MASA DE HOJA
Aun cuando la mezcla de harina con agua se llame masa.,
y aunque la con manteca y muy sobada, al cocerse haga hojas
21
322 MAT
delgadas; sin embargo, la masa de lioja^ que decimos los ecua-
torianos, está mal denominada, pues en castellano se nombra
hojaldi'-e, de donde se apellida hojaldrista al que la hace, y
hojaldrado á lo semejante á la liojaldre.
MASCAR CHOCOLATE
En España la frase figurada y familiar con que se expresa
entre muchachos, hacer salir sangre uno á otro cuando andan
á puñadas, es hacer la mostaza. En Chile, según el Dicciona-
rio de Cliile)iismos del señor Z. Rodríguez, se dice sacar cho-
colate.
MA'STIL
Del alemán mast. En ninguna de sus varias acepciones es
aguda, sino grave: mástil.
MATA. AMATA
La herida ó llaga que se hace la bestia por ludirle el apa-
rejo, es matadura.
— Pocas mataduras has tu visto....
— Mataduras no, mas petreras sí...
{Fernando de Rojas — La Celestina. )
Y bajo la al barda,
Al primer «registro,
Le hallaron el lomo
Asaz mal ferido
Con seis mataduras
Y tres lobanillos.
(Tomás de Ir i arte — Fábulas literarias.)
Y ansí, del acostarse en quejas duras,
Dicen, vuestra alma tiene mataduras.
(Quevedo — Ca?iciones.)
•
¥
MAT 323
El verbo asimismo es matar, se; no amatar, se.
MATACÁN
En lenguaje cinegético ecuatoriano, se nombra matacán al
cervato.
MATANZA
El toro de matanza^ que nosotros decimos, es el toro de
imierte de los españoles.
MATAPALOS
Denominamos los serranos á varias parásitas verdaderas ó
falsas parásitas, que por chupar la savia ó por acción nociva
mecánica, enferman y matan los árboles en que se implantan.
Matapalos se llama en la costa á un árbol gigantesco, el Ficiis
dendrocida, que lejos de matar á otros vejetales, da vida al
cacao y al cafeto, merced á la sombra, que tan necesaria es
singularmente al último, en la primera edad.
MATAPERRO
El sustantivo figurado y familiar es mataperros: muchacho
callejero y travieso; así como es un pelagatos y no \xn pela-
gato^ figurada y familiarmente, el hombre pobre y desprecia-
ble, según dice la Academia.
MATRERO, RA
Astuto, diestro y experimentado. Nosotros no empleamos
el adjetivo sino aplicado al toro, buey ó vaca, que se aseguran
para arremeter, esto es, á los que en España llaman marrajos.
Decímosles también amatrerados; y usamos igualmente el
verbo amatrerarse^ cuya definición se desprende de lo que
acabamos de expresar.
324 MEC
MATRIMOÑO
Matrimonio.
En fin, Juan, el matrimonio
Es origen, no lo dudes,
De las mayores virtudes
De la tierra... ¡Y... qué demonio!
Mucho contra él se propala.
(Don Ventura de ¡a Vega — El hombre de mundo.')
MAULERO
Persona que vende retales de diferentes telas. Persona
embustera y engañadora con artificio y disimulo. Aun cuando
se merezcan algunas veces el calificativo los prestigiadores^ no
deben llamarse mauleros por antonomasia, como decimos los
ecuatorianos.
El Diccionario acepta también la voz prestidigitador ., re-
mitiéndose á Jugador de manos. — Jíiego de manos., en segunda
acepción, significa agilidad de manos con que los titiriteros
y otras personas engañan y burlan la vista de los espectado-
res con varios géneros de entretenimientos.
MECHIFICAR
Según las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano
del erudito señor Cuervo, nuestros vecinos del norte dicen lia-
blar de mecha en lugar de hablar de chanza, broma ó chunga,
y volverlo mecha., volverlo chanza ó broma. De ahí debió de
venirnos el mechificar., que en el Ecuador tiene además la sig-
nificación de burlar, mofar, escarnecer.
MEDIA-MEDIA
Con una sola palabra ha de decirse, calcetín.
Calcetín., media corta, diminutivo de calceta.
MED 325
MEDIERA
Mediero^ «, persona que hace inedias^ y asimismo la que
las vende.
La medida en que cabe la mitad de una fanega, media y
basta; así como también se denomina cuartilla^ y no cuarti-
llera^ la medida de capacidad para áridos correspondiente á la
cuarta parte de la fanega.
MEDIO PELO
Vamos á presentar una hipótesis acerca de esta extrava-
gante denominación, con que hemos sustituido las castizas
btírguesía y clase inedia. ¿Quiere decir personas que tienen el
cabello entre lacio y crespo, como sucede con los mulatos,
hijos de blanco y negra ó viceversa? Bien puede ser, y de
aquí es posible también que la denominación se hubiese ex-
tendido á los nacidos de mezcla de indígenas y de europeos,
de los cuales éstos constituyen en América la clase rica y
aquéllos la que vive á jornal ó salario, resultando una clase
inedia: la de los mestizos.
Burguesía es el conjunto de gentes de la clase media ó
burgtieses. Burgués quiere decir natural ó habitante de un
burgo^ aldea ó población muy pequeña y dependiente de otra;
y por asimilación, individuo de la clase media. Burgo del
griego "üpYo?, torre, por la que, para la defensa, tenían en la
entrada los pueblos ó lugares.
MÉDULA
La Academia autoriza para decir médula ó medula. El uso
constante de los poetas españoles está por la última.
«Los acentos impresos en medida están mal. Ni hay razón alguna
para hacer esdrújulo el vocablo.»
(Robles Dégano — Ortología clásica de la Lengua castellana.)
326 MEN
MELODIO
Mélodmuí se llamó primitivamente en francés al hartno-
niiLHi^ como se le dice hoy en ese idioma; ó armonio^ como
decimos en castellano al instrumento músico con la figura
de un piano pequeño ó de un órgano, cuyos tubos están sus-
tituidos por lengüetas ó estrangules, que hace vibrar el aire
producido por un fuelle que se mueve con los pies.
MEMBRILLADA
La Academia define la voz ;/iermelada: conserva de mem-
brillos con miel ó azúcar. Hácese también de otras frutas.
Las nier nieladas^ según los Formularios de medicina, se
hacen no solamente de membrillos y otras frutas; pues las hay
de quina, de carne, de ácido benzoico, etc. No obstante, el
Diccionario de la Academia, que nada tiene que ver con la
tecnología médica ni con la farmacopea, acaso hizo bien al
limitarse á dar extensión al vocablo mermelada^ usado primi-
tivamente sólo para denominar la conserva de membrillos.
Pero si tal efectuó, ; porqué trae la etimología del latín ma-
llnm mellatíi.m} ;Porqué, si le bastaba recordar que 7Pteyme-
lada es lo propio que nuestra membrillada^ esto es, conserva
de marmello ó mérmelo^ como en portugués se llaman el mem-
brillo y el dulce de membrillo ?
Membrillada, como nosotros decimos, ó mermelada^ como
dicen los Académicos, son la misma cosa; con la única dife-
rencia que la primera palabra está formada de la originaria
castellana y la segunda de la primitiva portuguesa.
MENSURAR, MESURAR
Verbos anticuados, en uso aún entre nosotros con el sig-
nificado de me lir. Empléanlos especialmente los agrimenso-
res, sin duda recordando que del primero vienen su nombre \'
el de su oficio: a agrimensura.
1
MIC 327
MEOPE, MEOPÍA, MIOPÍA
Miope ^ fniopia.
Siempre hemos oído á nuestros palurdos, que quieren dár-
selas de sabihondos, hablar de la meopía ó délos ineopes; pero
no hemos creído necesario incluir las dos palabras en estos apun-
tes, sino al verlas en letras de molde en un periódico, y pe-
riódico de gobierno, el mismo que, hablando de progreso y
adelanto y civilización, dice que «Profanaron, (no se sabe
quienes), demagogos, el arca santa donde guardaran para, he-
redo de la posteridad, la justicia síis varas y la Ley sus tablas,
para eregirse autócratas para la ley, tiranos para la justicia, y
todo en nombre de Dios: ¡blasfemia horrenda!» (El Nuevo
Régimen^ N.° 73. — Quito, Febrero 1 1 de 1S97).
El vocablo miope viene del griego ¡j.'Joj, cierro y (oy, ojo,
porque el miope amusga para ver.
Tampoco ha de decirse miopía^ conforme es uso general,
sino uiiopia.
MELLQCO ó MILLOCO
La planta y las raíces tuberculosas comestibles del Ulhicus
tuberosus.
MICHINAL
Mechinal .
«Pito Salces y yo... clavamos en las paredes... con tachuelas...
cuanto habíamos podido haber á las manos en un mechijial á& la bodeg^a
en que acumulaba Chisco las reservas de esta especie »
{ Don José Mar ía de Pereda — Peñas arriba.)
Misinal dicen algunos quichíiizaiites^ crevendo que viene
de jjiisi^ gato: agujero ó entrada para los gatos.
328
MIEDOLENTO
MIS
No trae el Léxico, ni en el sentido de temeroso ó pusilá-
ninie^ ni de cosa que infunde ó causa miedo, esto es, en nin-
guna de las dos acepciones de ine¿íroso, palabra castellana
que sustituímos los ecuatorianos con la dicción que estamos
corrigiendo.
Miedoso^ sa, adjetivo familiar que encontramos ya en el
^"ocabulario de 1884, equivale á medroso. Miedoso es voz
nueva: no está en los antiguos Diccionarios de la Academia.
MIEL
Además de las acepciones académicas, miel en algunas de
las Repúblicas hispanoamericanas, tiene el significado de al-
míbar prieto, que se hace con la raspadura. (Véase esta pa-
labra).
MIEL SOBRE BUÑUELOS
La expresión figurada con que se quiere decir que una
cosa complementa á otra, ó le añade nuevo realce, ó viene
muy á propósito, es miel sobre hojuelas.
«Pensaba en su hija, que, quieras que no quieras, había cumplido
5a veinticinco años, y que además no debía al cielo grandes dones de
belleza, y que, miel <!obre hojuelas., encerrada en aquel caserón, aca-
baría por quedarse para vestir imágenes.»
{Selgas — Rayo de sol. )
«Matrimonio desventurado )' desastroso, que fue para los señores
de Llanoverde miel sobre hojuelas.»
{Selgas — Rayo de sol.)
MISIÁ
Hemos formado esta palabra de los vocablos mi y seíiora,
semejantemente á la voz francesa madame {ma y dai7ié) ó á la
MOC • 329
inglesa uiadam ó á la italiana madonna (uia y donna); pero este
último nombre se da en Italia solo á la Virgen Santísima, ó me-
jor dicho, á sus imágenes, mientras que nuestro mista equivale
casi al antiguo madajne futre dlwnneur accordé atiirefois aux
dames de qualité), ya que no lo empleamos sino respecto de
señoras de viso ó respetables.
Misia^ nombre de una región de la Anatolia, significa,
pues, en gran parte de la América hispana, mi señora ó, si
se quiere, mi señora doña.
Seor síncopa de señor y seo apócope de seor.^ explican el
miseá ^ de seor a y sed.
MITRA
Por cierto que no vamos á hablar del ornamento de cabeza
que usaban los persas, ni del que usan los arzobispos y obis-
pos; sino de la extremidad movible en donde están las plumas
de la cola de las aves, lo que se llama en castellano obispillo.,
}• no mitra.^ aunque una y otra palabra provengan de la forma
de dicho apéndice caudal.
También en España lo he oído llamar miira.
MOCA
Moca, Mocha ó Moka es un puerto de Yemen en la Arabia,
afamado sobre todo por el excelente café de los campos circun-
vecinos, que se exportaba en gran cantidad por Moka antes
de que Aden la sustituyese como importante ciudad comercial.
Ahora bien: ¿Qué cree Ud. que los ecuatorianos denomi-
namos ¡noca)
Llamamos así al tremedal ó trampal., al atascadero ó ato-
lladero,, al cenagal y hasta al pantano.
De pantanos procuran guarnecerse
por el daño y temor de los caballos.
{Er cilla — La Araucana.)
MOt
Un hombre viene, ruin
Teme pa7ifa7tos sin lodo.
(Fr. Gabriel Téllez — Marta la Piadosa.)
MOCORA
Palma pequeña, con cuyas hojas se tejen hamacas y gran
parte de los sombreros que se venden en el exterior con el
nombre de sombreros de Panamá., á pesar de que la industria
de fabricarlos es casi exclusivamente ecuatoriana. ( Bactris
acanihocarpa ?J
MOLDE
Esta palabra genérica nos sirve en el Ecuador para, en
asocio de otras voces explicativas, denominar muchas cosas,
que el idioma rico de Castilla llama con diversos y apropiados
nombres. Así decimos molde de hacer quesos ó banco de hacer
quesos á la encella; molde de hacer tejas al galápago.^ etc.
En cambio, al molde de hacer ladrillos lo llamamos ladrillera,
palabra que no trae el Diccionario; aunque sí trae el sustan-
tivo adobera con la acepción de molde de hacer adobes. ;Por
qué no aceptará el vocablo ladrillera (molde de hacer ladri-
los), ya que no tiene palabra propia para el tal molde?
MOLDURA
Decimos, á las veces, en lugar de marco ó cuadro., á saber,
cerco que rodea ó guarnece una pintura, etc.
MOLESTOSO
Molesto, a; molestador^ a; según los casos.
También pesado, gravoso., cargoso, aunque no se halla en
el Diccionario.
«¿Qué dijo de su suerte y felicidad el Emperador Constantino? Que
í
MOL 33»
era vida poco más honrada que la de vaqueros y pastores, pero molesta
y penosa. »
(P. Juan Ensebio Niej'einberg— Diferencia entre lo temporal y
eterno.)
«No tienen ninguna tacha las riquezas del cielo, porque á ninj^uno
son cargosas, ni se quita á nadie nada para dar todo á los siervos de
Cristo, que reinan en el cielo.»
(Nieremberg. — Diferencia etc.)
Aunque está admitido el adjetivo mnlestador, creo que
molesto se basta para todos los casos y es el único usado.
MÓLOC ó MÓLOG
A lo que impropiamente nombran en Chile pebre, y en el
Perú asimismo de manera impropia puré, es decir, a la vianda
formada de patatas molidas y no sé si otros ingredientes, en
el Ecuador denominamos mólog ó móloc. Palabra sin duda
quichua, ya que no ha de ser el mismo vocablo, que equivalía
á rey y aun á dios entre los. fenicios y los cartagineses, por
mucho que gusten las tales papas ó puches á nuestras gentes
y por mucho que tengan éstas estragado el gusto.
El Vocabulario académico ha acogido el vocablo puré en
la misma significación del purée francés, esto es, sopa que se
hace de legumbres, etc.
Purea, dice Moratín:
«Siempre engullendo ricas croquetas, pnreas. fricandós y ra-
gúes...'»
{Cart. lop.)
MOLLE
Sc/nnus molle de Linneo.
Árbol funéreo de los antiguos indios, se parece algo al
sauce llorón ó de Babilonia; pero mucho más hermoso que
éste, singularmente cuando cuelgan entre la copa las abun-
dantes agrupaciones de frutitos rojos.
332 MOR
El tallo, las hojas y las bayas exhalan un olor terebentiná-
ceo; la resina es dentrífica, y disuelta en pequeña cantidad de
agua pura puede utilizarse como un buen cosmético.
La gran copia de árboles de molle, que antes se encontraba
en un lugar cercano á Ambato, dio á dicho lugar el nombre
de Molle- Ambato. Debió de haber estado allí un cementerio de
los aborígenes.
¿Es, por ventura, el turbiiito ó pimentero falso ó falso pi-
miento^ como dicen en diferentes lugares de España? Aunque
nos hace dudar aquello que expresa el Diccionario, respecto
de que con las bayas se prepara una bebida muy agradable, —
cosa qne ignorábamos.
MONSULEO
Mausoleo. Sepulcro primoroso.
— ¿Quién no conoce la historia de la palabra?
— Sólo los que llaman monsiileo á los sepulcros suntuosos.
Artemisa II, Reina de Caria (siglo I\^ ant. de J. C), céle-
bre por los extremos de dolor á que le llevó la muerte de su
esposo y hermano Mausoleo ó Mausolo, hízole erigir en Hali-
carnaso un sepulcro tan magnífico, que fué considerado como
una de las siete maravillas del mundo. De donde denominóse
jnausolco á todo sepulcro muy bueno, después á los buenos, y
por último á los malos: al fin no es costoso á los faroleros el
empleo de palabras.
MONTUBIO
Chagi^a decimos al campesino de la sierra y montubio al de
la costa. Metafóricamente denominamos, de manera indistinta,
chagra ó uiontnbio al individuo inurbano, inculto, rústico,
grosero.
MORTIÑO
Frutito del Vaccinimn mortinia, baya negra, chica, comes-
tible como la de las especies congéneres, los mirtilos de Eu-
ropa y Norte América.
MOT 333
;E1 vocablo vulgar iitortiño^ que ha pasado ya al nomen-
clador botánico, no será deformación de mirtilo^ ó de mirtino^
parecido al mirto?
MOSCO
Según el Diccionario, es lo mismo que mosquito; el insecto
mayor, que abunda aún en las ciudades altas del Ecuador, se
nombra siempre en femenino: mosca.
«Cansado el sastrillo de ahuyentar las moscas con la mano, se le
atufaron las narices y descargando los calzones sobre los bollos mató
una porción de moscas que contó inmediatamente.
¡Oh placer de los placeres, había matado siete moscas de un golpe!»
(Triícha — Las aventuras de im sastre.)
La mosca mayor que la común se denomina inoscarda^ y
moscón el que nosotros nombramos moscardón.
El moscardón, propiamente, es un insecto distinto del mos-
cón.^ aunque los confunda la Academia. (Moscón^ 2.^ acep.).
MOTE
Maíz cocido, según los ecuatorianos.
En Chile, por mote se entiende el trigo cocido, cjue se
vende por las calles y que al parecer gusta mucho al pueblo.
A dicho trigo cocido se refiere don Daniel Riquelme,
cuando en su obra «La revolución del 20 de Abril de i85i»,
nos relata que el Presidente General Bulnes, apoyado en el
borrén de la montura tomaba tranquilamente su primer desa-
yuno una tasa de mote comprada á un vendedor callejero, al
propio tiempo que allá en el campo opuesto, el Coronel Ur-
riola se ponía los guantes blancos de parada, mientras las tro-
pas cantaban el Himno nacional. Contraste que, según el mismo
señor Riquelme, hacía decir á \"icuña Mackenna: «Los gene-
rales que comen mote en las batallas, las ganan; los que cantan
la Canción nacional, las pierden.»
Me parece haber oído en la República Argentina que asi-
mismo hacen el mote de trigo.
334 MUD
El Diccionario podría, pues, decir: «Moie^ m. maíz ó trigo
cocidos, que se emplean como alimentos en algunas partes de
América.»
MUCHILA
Mochila.
Y ¿qué nos dijo en sustancia
El Jefe de división?
Que anduvimos cuatro leguas;
Que el faccioso echó á correr
Dejando en nuestro poder
Una 77iochila y dos yeguas.
(Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás.)
MUDADA
«Mitda^ conjunto de ropa que se muda de una vez, y se
toma regularmente por la ropa blanca», dice el Vocabulario
académico.
Si algo, respecto de vestidos, significase imtdada^ sería lo
contrario de muda, á saber, el conjunto de ropa que uno deja
para tomar otra.
MUDO
No es sinónimo de imbécil; ni de rudo ó torpe; ni de tonto,
ó estulto, ó mentecato, ó necio, ó incapaz; ni de estólido, ni
de estúpido, ni de idiota, ni de bruto.
Mudo es el privado físicamejiic de la facultad de hablar,
quizá sólo porque habiendo nacido sordo, le ha faltado el me-
dio de aprender el lenguaje (loqui iiescius^ expers loquehn):
consideración que, sin duda, tuvo en cuenta el benedictino
Pedro de Ponce para poner la palabra en los labios de los sor-
domudos, y sentar las basas para los establecimientos admira-
bles en que se devuelve á los infelices el don más precioso de
Dios, el de la palabra, que los educa y los instruye.
Hay mudos más inteligentes que algunos individuos facun-
dos, que muchos palabreros, que casi todos los locuaces y que
todos los habladores.
MUL 335
Por esto y porque han leído en el libro de Job: «Ojalá os
callarais para que os tuviesen por sabios», y porque han oído
la fábula de «El Cuervo y el Zorro», ciertos individuos poseen
la ciencia del mutismo y con positivo provecho.
«Don Gerónimo. — Pues ese es su mal. Ha venido en darse de 7iiiida,
sin que se pueda saber la causa. Vea aquí desconsuelo para mí.
Bartolo. — ¡Qué bobería! Al contrario, una. mujer que no habla es
un tesoro. La mía no padece esta enfermedad, y si la tuviese, y(j me
g-uardaría muy bien de curarla.
Do7i Gerónimo. — ;Y para qué es buena la sopa en vino?
Bartolo. — ¡Av amig-o, y qué falta le hace á Ud. un poco de ortogra-
fía! La sopa en vino es buena para hacerla hablar. Porque en el pan y
el vino, empapado el uno en el otro, hay una virtud simpática y absorbe
el tejido celular y la pía mater y hace hablar á los mudos.-»
(Do7i Leandro Fernández de Moratin — El médico á palos.)
xMULLO
Ciienta., cliaqttira.^ abalorio, según los tamaños. Aunque
por abalorio se entiende más bien el conjunto de cuentecillas
ensartadas.
«Traía en las muñecas (la moza de la venta) unas cuentas de vidrio,
¡iero á él (D. Quijote) le dieron vislumbres de preciosas perlas orienta-
les.»
(Don Quijote, por don Migtiel de Cervantes Saavedra.)
Paseábase el buen conde
Todo lleno de pesar.
Cuentas negras en sus manos
Do suele siempre rezar.
(Jtian de Rivera — Ro/nances.)
La palabra cliaqitira.^ que acepta ya el Diccionario, se en-
cuentra por primera vez empleada en obra castellana por Er-
cilla, quien, por lo mismo, la define en la Declaración de
algunas dudas qíte se pueden ofrecer en esta obra (La Arau-
cana): «Chaquira son unas cuentas muy menudas á manera de
336 MUR
aljófar, que las hallan por las marinas, y quanto más menuda
es más preciada, etc.»
MURALLA
No sé si haya, en verdad, murallas en los varios lugares
de América, donde hablamos de ellas, entiendo que equivo-
cándolas con los muros ó paredes.
Muralla. Fábrica que ciñe y encierra para su defensa una
plaza. Unos la toman por todo el terraplén de una-plaza forti-
ficada, y otros sólo por la parte exterior ó camisa (Diccionario
de la Acá iemia).
MURMURÓN
Este es el más canijo y sin embargo, quizá el más mal-
quisto de la lechigada: criticastro el que sin ciencia ni talento
satiriza las obras de ingenio: criticón el que todo lo censura y
moteja, sin perdonar ni las faltas ligeras; murmtLrón^ según
los ecuatorianos, el ser nefasto nacido con la triste destinación
de hablar mal de todo y de todos, así de lo malo y los malos,
como de lo bueno y los buenos, y aun preferentemente de és-
tos. Puede ser chistoso — cualidad que no deseo para ninguna
de las personas á quienes estimo — ; y entonces infelices de las
gentes que se acerquen al gracioso; pero, en todo caso, más
infeliz el murmurador (que es tal vez la palabra que se ha
sustituido con nuestro vocablo), especie de cínife, cuando no
de escorpión.
Mal dicho: hay aún individuos más desventurados que las
víctimas del munnurón y que el mismo vtitrmurón., á saber,
sus allegados. Él goza al menos del inicuo contento de morder
y envenenar; mas á éstos no alcanza ni siquiera la estúpida
risa de los caudatarios del chistoso, ni el fingido sonreír de
los que le temen. Lo que les toca es el desamparo, la descon-
fianza, la inquina que provoca ese desgraciado ente, á quien
la sociedad arroja al abismo del aislamiento, no encerrado en
un saco con fieras y sierpes, según como condenaban las Doce
tablas á los parricidas, sino encerrando él mismo dentro de sí
las víboras de su propio corazón.
3«l —1t=ll II — iQt:
I
N
NACIENCIA
Nacencia ó nacimieiiio^ de nascentia^ — nascere, enascere.
NARAN7ILLA
Naranja verde y pequeña de que se suele hacer conserva,
dice el \''ocabulario. — Debe aumentar: fruto del naranjillo,
esférico y de color amarillo encarnado, como una naranja pe-
queña; el albumen, que encierra las numerosas semillas, es
aromático y comestible, en una variedad ácido, en otra agri-
dulce y muy agradable. Llámanle en Colombia naranjita de
Quiio^ y los botánicos Solanum quítense.
Se hacen con ella bebidas, conservas, helados ó sorbetes,
además de tomarse en fruta, sola ó con polvo de azúcar. Es
tan aromática, que basta un fruto para llenar de agradable
olor un salón.
NARA\7ILLADA
Bebida hecha con el jugo de la iiayanjilla ó naranjita de
Quito, ya sea con agua y azúcar ó ya sólo con azúcar.
338 NAR
NARANJILLQ
Planta de la familia de las vSolanáceas, de uno á tres pies
de altura, hojas grandes, velludas, de color \'erde que tira á
morado especialmente en la parte posterior, flores moradas,
baya suculenta, llena de semillas, aromática, comestible, de
sabor agrio ó agridulce, según las variedades. Ya se ha expre-
sado su nombre botánico: SolaiuDu quítense.
NARIGADA
Hasta nuestro castizo escritor Montalvo, emplea la pala-
brilla:
<^Y sacando (el fraile) de entre los hábitos una enorme caja de rapé,
dio sobre la tapa repetidos golpecitos y ofreció una narigada á Don
Quijote.»
{Capítulos que se le olvidaron á Cervantes.^
La porción de qualquier cosa menuda, que se toma con
las yemas de los dedos pulgar é índice, se denomina polvo ó
pulgarada.
NARIZÓN
Decimos al que tiene grandes las narices; mas es tan inútil
la palabra, como que abundan en castellano los vocablos
que significan lo propio: narigudo, narigón^ y naricísimo
adj. superl. que no trae ya la última edición del Diccionario,
aun cuando bastaría para que lo conservase el que esté en el
siempre nuevo y tan conocido soneto de Quevedo:
Érase un hombre á una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa.
Érase una nariz sa^'ón y escriba
Érase un peje espada muy barbad'^:
NEM 339
Era un reloj de sol mal encarado,
Érase una alquitara pensativa,
Érase un elefante boca arriba.
Era Ovidio Nasón más narizudo:
Érase un espolón de una yalera,
Érase una pirámide de Eg-ipto,
Las doce tribus de narices era.
Érase un naricishno infinito
Muchísima nariz, nariz tan fiera.
Que en la cara de Anas fuera delito.
El Diccionario de 1734, además del narizado de este so-
neto, trae narigante^ y cita el ejemplo de Cervantes: «Por dar
cuenta quién era el caballero de los espejos, y su narigante
escudero.» (Quijote).
NAVAJA
Decimos con impropriedad los ecuatorianos al tajapliunas
ó cortapliinias. — \'éase la diferencia que hay entre los dos
objetos: cortaphiinas^ instrumento, á manera de navaja pe-
queña^ que sirve para cortar plumas de escribir; navaja^ cu-
chillo engoznado, de varias figuras y tamaños, que usan como
arma los rufianes y gente baja.
NEMA
Es la cerradura ó sello de la carta; la inscripción ó epígra-
fe, lema.
Dicen los gramáticos que los nombres terminados en a son
en su mayor parte femeninos, con excepción, entre otros, de
los de origen griego. Por esto quizá (aunque dudamos que
nuestro vulgo sepa cual es el origen de nema) los ecuatoria-
nos hemos trastrocado el género de la palabra anotada. Viene
del griego vr,¡xa, hilo, porque los antiguos cerraban las cartas
con un hilo y después las sellaban. — Nema es pues palabra
femenina y, como lo hemos dicho, significa cerradura ó sello
de la carta, y no lo propio que sobrescrito^ como pretendemos
los ecuatorianos.
340 NIE
NIEVE
Propiamente no la conocemos en las ciudades del Ecuador»
donde jamás nieva; lo que conocemos es el granizo, que cae
á menudo en nuestros cerros, de donde lo llevan á las pobla-
ciones cercanas para suplir al hielo.
Conocemos también á éste que cubre nuestras enormes
montañas, tales como el Chimborazo, el Cayambe, etc. íbamos
á decir «nuestros grandes nevadosy>\ pero no está tampoco en el
Léxico este vocablo como sustantivo.
Por fin, conocemos mucho el hielo artificial, que reemplaza
económicamente al natural.
He aquí las diferencias entre nieve^ granizo y hielo:
Nieve^ agua helada que se desprende de las nubes en cris-
tales sumamente pequeños, los cuales, agrupándose al caer,
llegan al suelo en copos blancos.
Granizo^ agua congelada que desciende con violencia de
las nubes, en granos más ó menos duros y gruesos, no en co-
pos como la nieve. Cuando es crecido, se le llama también
piedra^ pedrisca ó pedrisco^ en especial si cae en abun-
dancia.
Hielo^ agua convertida en cuerpo sólido y cristalino por
un descenso suficiente de temperatura.
En el Ecuador no hemos visto caer nieve sino en las gran-
des alturas. El pueblo le \\2iVCi-aL papacara^ que en quichua sig-
nifica cosa completamente distinta.
No obstante, el Diccionario casi nos autoriza para que si-
gamos nombrando nieve al hielo; pues confunde, también, las
dos palabras al aceptar como nosotros las voces nevera y ne-
vería y definirlas cual las define. Lo que venden las neveras
en las neverías, es granizo ó hielo, y no nieve, que dice la
Academia. Explícase claramente la cosa, ya que antes de po-
seer el hielo artificial, lo que se vendía era el agua congelada
naturalmente, en la forma que el meteoro la produjera, sea
granizo, sea nieve. Decimos también como los franceses ]iie-
ves perpetuas (neiges perpctHelles.)
NON 341
NÍSPERO
Desconocidos en el Ecuador los nísperos^ níspolos ó nés-
peras de Europa, América Septentrional y Asia, hasta no ha
mucho (el año 1878 se importó al país con muchas otras plan-
tas útiles, y se aclimató perfectamente en el valle de Puembo
el Mespihis japónica)^ los costeños ecuatorianos denominan
níspero á una fruta de todo punto distinta de la europea: á la
que produce el zapotero ciUtivado, como lo llaman en las An-
tillas, ó sea el Achrassapota ó Sapota achras de los botánicos.
Fruto grueso, y muy carnoso, del que no se puede decir,
por cierto, aquello de que:
«Quien nísperos come
Y bebe cerveza,'
Espárragos chupa
Y besa una vieja.
Ni come ni bebe,
Ni chupa ni besa.»
NO HACER NADA
No trabajar, estar ocioso, puede decirse en una sola pala-
bra: holgar.
La frase anotada es un catalanismo, no fer i^es; ó un gali-
cismo, ríen faire^ vivre les bras croisés; ó un italianismo,
farniente.
NONES
«Ya te di un nones y, si quieres te daré ciento»,
«Desde la muerte de mi mujer, he quedado nones.-»
Los ejemplos anteriores manifiestan que no conocemos el
singular de nones, esto es, non.
342 NON
El Diccionario llamado de las Autoridades^ y el Etimoló-
gico del señor Monlau, recuerdan la opinión de Covarrubias,
quien dice que el non nació del juego de muchachos que lla-
man pares y nones ^ porque el uno decía «par est» y el otro
«non est», y corrompido se dijo pares y nones.
El último, además del parecer de Covarrubias, cita el inge-
nioso de Rosal.
N^on vale lo mismo que no; es voz anticuada. N^o.^ como
adverbio de negación, comenzó á usarse en vez de non en las
contracciones de enclíticos, 7to /', etc.
Jl
at=3c
N
ÑARUSO
Xo contentos con la palabra quichua sipo^ hemos inven-
tado otra más para denominar al desgraciado que, á conse-
cuencia de las viruelas, tiene en el rostro hoyos, cicatrices ó
costurones: deformidad muy común entre nosotros antes de
que se generalizase el admirable descubrimiento de Jenner.
En lengua de Castilla se dice picoso.
ÑATO
Chato ^ ta^ expresa la Academia, que tiene la nariz casi llana
y como aplastada. U. t. c. s, || Dícese además de la nariz que
tiene esta figura, etc.
Al de nariz pequeña se le llama asimismo, rojiio. En al-
gunas provincias de España dicen á los chatos naclios^ — pala-
bra con que los ecuatorianos nombramos cariñosamente á los
Ignacios.
«Tendría (el bachiller Sansón Carrasco) hasta veinte y cuatro años,
carirredondo, de nariz chaia y de boca grande.»
{Cervantes — Don Quijote.^
De los vocablos chato y roino encontramos varios ejemplos
en la redondilla de don Francisco de Quevedo:
Roma, hablando con perdón.
Entre Gomorra y Sodoma, etc.
«Preg-unté qué gente eran, y dijeron que no eran sino cocheros; y
I
344 NIN
dijo un diablo lleno de cazcarrias, romo y calvo, que quisiera más (á
m-ínera de decir) lidiar con lacayos.»
(Quevedo — Las Zahúrdas de Pintón.)
ÑEQUE
Hojubi^e de ñeqtie es el que familiarmente se dice en
España de pelo en pecho ó de agallas, esto es, de ánimo
esforzado, de corazón, alentado, animoso, valeroso, etc.
«Vive Dios (^ue es moza de chapa, hecha y derecha, y de pelo en
pecho.»
CJemencín, comentando este pasaje del Quijote dice:
«.Pelo en pecho: una de las alabanzas ridiculas que hace Sancho de
Dulcinea; y tant" más ridicula, cuanto se dice de los hombres vellosos
de pecho, lo que vulgarmente se tiene por señal de forzudo, y en una
mujer sería feo \ espantoso.»
ÑIÑO
Debe de ser por la propensión c^ue tienen las gentes (no so-
lamente las mujeres y los amujerados, sino también algunos
varones de pro) á disminuirse los años, que se ha acostum-
brado á los sirvientes á llamar niños ó ñiños, que es lo más
frecuente, á los señores y señoritos que dicen en España. De
aquí que, al contrario de lo que sucede en la Península, Fran-
cipi y otras partes, los nmchackos, los mozos y les gaycons, no
son los criados sino los amos.
Es curioso ver cómo desde antiguo, la idea de respeto está
íntimamente relacionada con la de ancianidad ó sea de proce-
dencia: rato-;, patria, -aT'.áo/r,:, patriarca, patromts^ protector,
2thog2.áo, patrocinijtm, patrocinio, ^íT/r/WV/j', antiguo linaje,
nobleza, todos de ~axr^o., -círáooc, -ccroo';. pnter^ padre, — así como
patrón. Amo, según algunos, vendría del verbo oriental rt;;/^?;//,
ser madre; señor ^ de sénior^ comparativo de senex anciano.
Sólo en el Ecuador, donde muchas cosas son al revés de lo
(]ue pasa en el mundo, creemos respetuoso el decir niño aun
. NUT 345
al viejo, es decir, irrogarle un verdadero insulto, ya que niño
es un adjetivo despectivo, empleado respecto de una persona
que no tiene pocos años.
XUXO
Palabra quichua, pedio, mama ó teta^ sirve para denomi-
nar entre nosotros cosa distinta de lo que significa aún en el
idioma al cual pertenece aquella palabra: nodriza que en qui-
chua propiamente es ímmicJiic.
En castellano, además de nodriza, la mujer que amamanta
hijo ajeno se nombra ama de cría, ama de leche ó ama sim-
plemente.
A causa de ser las nodrizas españolas por lo general de
Pas, ó por ser las mejores amas de leche las de este valle, ó
por vestirse las amas de cría como las mujeres del lugar nom-
brado, llámaselas también en ^s^2iñ2i pasiegas .
«;'''.uántas desgraciadas criaturas no vemos desmejorarse á pesar de
criarlas las mejores nodrizas, porque éstas prefieren, como es muy
natural, la criatura que han parido ellas mismas á la que les compra la
leche?»
{Descuret — Medicina de las pasiones: Traducción de D. Pedro
Felipe Monlaui)
«Unos lastimeros lamentos de criatura de pecho, que con toda la
fuerza de sus débiles pulmoncitos pedía lo que no suelen dar los ejér-
citos sino las amas de cria.»
(Pe'res Gallas — Jnan Martin el Empecinado.)
ÑUTO
Quichua mitii.
Molido, desmenuzado, pulverizado ., menudo ., sutil. — De
ñutu se formaron ñulítchina, pulverizar, ñuttína., remoler,
ñutui^ pulverización, etc.
I
3I=JI -igi — II =3t=»t:
OBJETABLE
Decimos en vez de rebatible, impugnable y aun de censu-
rable^ vituperable. Sustituímos también los dos primeros ad-
jetivos con otro neologismo. 7'efutable.
OBO
Fruto aovado, amarillo ó rojo, del tamaño de una ci-
ruela mediana, con una sola semilla gruesa y asimismo aovada,
entre la que y la película fina y lisa que cubre á la fruta, se
contiene un jugo agridulce muy agradable. Prodúcenla varias
especies del género Spondias, y en algunos lugares del Perú
la nombran impropiamente ciruela.
El Diccionario acepta ya la denominación, pero escribe
jobo ú kobo. Es posible que el nombre obo.^ como decimos en
casi todas las regiones donde se produce el fruto, provenga,
no de los aborígenes americanos, sino de los conquistadores,
que dirían obo ú ovo., de ovum., por la forma de la fruta.
Al árbol nombramos árbol del obo ó simplemente nbo. Está
bien descrito por la Academia.
348 OCA
OBSTETRIZ
No hace falta en castellano; pues poseemos las voces paj'
tera y comadre.
OCA
Raíz tuberculosa de la Oxalís crenata. Como el me lloco
f U Uncus tuberosiis) era muy estimada, y es todavía, aunque
no tanto como antes, por los aborígenes de la serranía ecua-
toriana.— Oca^ palabra castellana con diversos significados
del que le damos en el Ecuador, ha sido aceptada también ya
por el Diccionario de 1S99 ^^ ^^ último sentido.
OCAL, OCALO ó EUCALO -
El niño coloso, temible, formidable, pero voluble y extra-
vagante que se llama vulgo, forma juicios, emite pareceres,
decide magistralmente, conforme á su antojo, sin someterse
á regla alguna ni aconsejarse con nadie, quiere porque quiere,
odia porque odia, cambia de opinión sin que nada haya cam-
biado á su alrededor, excepto su libérrima voluntad.
Ese hace lo que le da la gana con el idioma, trapajo que
le pertenece, que lleva consigo á todas partes, manoseándolo,
estrujándolo, sirviéndose de él á todas horas y para todo, á
solas y en sociedad, adaptándolo á sí mismo en cada una de
las instantáneas é innúmeras variaciones de estado de ánimo,
de lugar, de tiempo.
Ese que, entre nosotros, se manifiesta ordinariamente
aficionado á los diminutivos, por razón de no tener ninguna,
ha creído que el nombre propio eíicaliptiis es un diminutivo,
y pareciéndole la cosa demasiado grande para que se la deno-
mine con un vocatílo que mengua la significación, ha resuelto
llamar ocal, ocalo, cácalo y no encalipttis á la hermosa niiriá-
cea, que tanta utilidad nos ha traído á los ecuatorianos.
OTial ú okán^ fonda ó posada en Egipto.
OJE 349
OCRE
Puede decirse bien que una cosa tiene el color del ocre^
esto es, del mineral así denominado; pero mejor que llamar
ocre á lo que tiene color amarillo subido, es decirle jaldc^ ad-
jetivo castizo y propio para dicha nominación.
OJALA
Hémoslo oído alguna vez en el sur de nuestra República
y muchas veces en el sur de nuestro Continente.
Según Casiri, citado por Barcia, «Oxalá es voz árabe legí-
tima, compuesta de laxa- Alá, la cual se corrompió en oxalá,,
teniendo la misma significación optativa de ¡ quiera Dios ! ».
El mismo Barcia agrega que Ox-Allah ú Oj-Allah significa
¡ Oh Alá ! , ¡ Oh Dios ! — Catalán Oialá.
La Academia dice que es palabra compuesta de /;/ xa Aldli,
si Dios quiere .
Según la etimología, puede ser hasta esdrújula, pero nunca
llana.
Ya que, en el uso castellano, significa quiera Dios, come-
ten una reduplicación disparatada los que dicen / Ojalá que
Dios quiera.' .
OJEAR
Cuando significa mirar con atención á parte determinada,
viene de ojo\ cuando levantar la caza con voces, tiros ú otro
ruido, para llevarla, acosándola, hasta el sitio donde se la ha
de tomar, viene de ox, interjección que se emplea en España
para echar ó espantar á las aves domésticas, en vez del cJn
que, con el mismo objeto, se emplea en el Ecuador. En este
caso, que debería decirse oxear para evitar la homofonía,
figuradamente tiene también la significación de espantar y
350 OMO
ahuyentar; pero ni así hemos de confundir el verbo anotado
con aojar, hacer mal de ojo, ni debemos decir ojeadiira
por aojo.
OJO
Quien no ha oído esta interjección nuestra y no ha visto el
movimiento de hombros que la acompaña, no puede compren-
der cuánto significa. Es un qué me importa, qué pierdo con
ello, por qué he de afligirme, etc.; pero reforzados por un vi-
goroso énfasis, significador á las veces de indiferencia, otras
de desprecio, y en no rara ocasión de despecho. — Es una de las
innúmeras palabras que los hispanoamericanos estamos prohi-
bidos" de emplear en nuestros escritos, por no constar en el
Léxico de los españoles; pero que los ecuatorianos no pode-
mos reemplazar con vocablo alguno de los constantes en dicho
Léxico.
OMÓPLATO
ScapJilum, omoplate, de (')¡j.o;, espalda, y -/.á-o-j-:;, ancho, ó
-JArr^, pala, la parte ancha del remo; por extensión cosa an-
cha y plana; ó reduplicación del nombre 'wyr._, hombro, es-
palda, y rJA-jx'., espaldas; ó, lo que parece mejor, de o¡i(o:, jus-
tamente y rJA-.w., espalda, hueso precisamente de la espalda ó
propio de la espalda; en ningún caso ha de pronunciarse como
esdrújulo, conforme lo pronuncian nuestros estudiantes y aun
los profesores de medicina, sino como vocablo llano que es,
omoplato.
OMOTO ú HOMOTO
Quichua umutu.
Enano, ó tlguradamente, pigiiieo.
Velasquillü el contrahecho,
Ruano y bufón que alcanza,
ORQ 351
No sin despertar envidia,
Gran favor con el momarca.
(Don Ángel Saavedra — El Conde de Yillamediana — Romance II:
Las máscaras y cañas.)
OPIMO
Está tan mal acentuado como ouióplato. Dígase opinio^ se-
gún la Academia.
Así opina también D. Felipe Robles Dégano, en su impor-
tante libro Ortología clásica de la Lengua Castellana. De los
poetas por él citados, sólo Arriaza, y esto una sola vez, dice
opimo.
ORAXGUTAXGQ ü ORAXGUTAXO
Orangután ó jocó.
Se creía antes equivocadamente, que el mono más parecido
al bípedo humano era el orangután, cuyo nombre en malayo
significa hombre del bosque.
Jocó es denominación usada en las regiones de las orillas
del Congo.
Ourangotango hemos oído en el Brasil ¿\^endráde allí
ó de Portugal nuestro orangutango)
orquídea
Hoy que se han puesto tan de moda estas hermosas plan-
tas vasculares, cuya patria puede decirse es el Ecuador: tantas
y tan variadas son las especies que abundan en nuestros bos-
ques calientes y húmedos; indispensable es que corrijamos
la viciosa acentuación de la palabra, orquídea, y no orquídea.
De moda en verdad se han puesto (y esta vez la moda no
es extravagante) las fragantes y bellísimas plantas menciona-
das, ya para colecciones, ya para ornamentación, ya aun para
aromatizar los alimentos; pues los lectores saben, sin duda,
que la vainilla es una orquídea trepadora.
352 OSH
OSCURO
Aunque se dice del color que casi llega á ser negro, no es
lo propio llamar así al caballo de color negro con viso rojizo,
esto es, al morcillo.
Un caballo morcillo rabicano
Tascando el freno estaba de cabestro,
Precio del que con suelta y presta mano
Esgrimiese el bastón, más como diestro.
(Er cilla — La Araucana.)
En un normando morcillo,
Que respira espuma y fuego,
Cuya ligereza es rayo,
Cuyos relinchos son trueno.
(Saavedra — La muerie de un caballero.)
Micer Jorge de Austria,, anciano
De gran valor y respeto,
Va á su- frente en un morcillo
Que hunde donde pisa el suelo.
{Dicque de Rivas — Amor^ ho7ior y valor — Romance I: El eje'rcito.)
OSHOTA
Uslmta en quichua.
Ojota hemos oído decir en Chile, Bolivia y Perú, ó o^xzk lio-
jota, aumentativo de hoja^ acaso por parecerse á una vegetal ó
por estar formada de una sola lámina ú hoja ¡Quién sabe!
Lo que sí sabemos es que la oshota., ochiota.^ ojota ti hojota
es una suela de cuero sin curtir, con que los indios defienden
las plantas de los pies, atándola á éstos con toscas correas: á
saber, un calzado aún más grosero y rudimental que la san-
dalia.
Tal es, pues, la osJioia^ oslmta^ ó nshiUa^ para pronunciarla
de manera primitiva; nombre que, como otros quichuas, ha
OTR
353
podido pasar á Chile y ser ahí convertido en ojota ^ vocablo
que aceptó ya la duodécima edición del Diccionario acadé-
mico.
OTAVO
Los vendedores de frutas gritan en los zaguanes : ¡ Com-
pre otayas .' ^ y los niños ^ y los criados van á comprar otayos^
palabra cuyo origen habría yo rastreado en vano, si alguna
vez no hubiese oído á un vendedor callejero, mucho más sa-
bido (jue sus congéneres: «Cómpreme otayetes.»
De!:)e ser otahiti ó taiti, díjeme, — esto es, plátanos traídos
del archipiélago de Taiti, ó de la Sociedad, en Polinesia, — como
llamamos siria á una caña de azúcar introducida de vSiria.
Otra variedad de Musa paradisíaca^ ó plátano del Paraíso
(á juicio de Linneo, fué el plátano la fruta de la tentación y de
la caída de nuestros primeros padres), denominamos guineo
por haber sido importado de la Guinea,
OTRO SÍ
Sin buen resultado corrigió este error el tan modesto como
notable autor del Breve catálogo de errores y del Resn?nen de
la Histoi^ia del Ecuador, esta última la primera obra nuestra
en su género, así en el orden de precedencia como de mé-
rito; sin buen resultado, pues los señores curiales continúan
escribiendo de la manera errónea que hemos anotado el adver-
bio de modo otrosí^ equivalente á también, asijiiisiiio^ además^
demás de esto. Don Andrés Bello observa que es el francés
alsi^ de donde aussi.
Dixicronlo al rey, mas non ge lo concluyó.
Non sacastes ninguna, quando oviemos la cort.
Si buenas las tenedes, pro avrán á vos.
Otrosí farán á los del Campeador,
{La Gesta de mío Cid, Cantar ITT.)
•23
j
3t=3l ^^ai=lt:::^^:=lt=3t:
I
PADASTRO
Padi'astyo ó i' espigón.
Tan incómodo pareció á alguien eso de tener desprendido
un pedacito de pellejo cerca de las uñas de las manos, que lo
Ví-asaó padrastro., comparándolo, sin duda, respecto del dolor
y estorbo que produce al marido de la madre del individuo
que padece doble orfandad: la de la muerte del padre y la del
nuevo matrimonio de la madre. Padastro no significa nada.
PADROTE
Xo encontramos esta palabra en el Diccionario, y con ra-
zón; pues el castellano posee muchos vocablos para denomi-
nar el macho destinado en el ganado para la generación y
procreación: padre, semental., reproductor, engeudrador., pro-
genitor.^ en general; en particular, garañón entre camellos y
asnos ípollino es cualquier borrico y en especial el nuevo
y cerril); caballo padre, el que se destina para el caballaje;
verraco ó verrón, el cerdo semental; niorrueco el carnero re-
productor, etc.
PAITA fD^Jar, estar ó quedar á la luna de)
Decimos en vez de dejar ó quedar á la htna de Valencia.,
modo adverbial fisrurado y familiar que , según los Académi-
356 PAJ
eos, significa dejar ó quedar frustadas las. esperanzas de lo que
se deseaba ó pretendía.
Es curioso que Lope de Vega emplee la frase como nos-
otros:
Si no te pesca el dinero
Y con tu aforro de gayta
Deja á la luna de Paita
(El testigo co7itra si.)
PAICO
Es el nombre más común, que en el Ecuador, Perú, Chile
y otras de nuestras Repúblicas, se da á la planta indígena del
mundo de Colón, que en algún lugar de América se deno-
mina también pazote.
PAJA
La caña del trigo, cebada, centeno, según los españoles; se-
gún los ecuatorianos, la planta que cubre leguas y más leguas
del lomo de los Andes. Resistente á los ventarrones y nevadas
de nuestras alturas, preséntase ya como una manta continua
amarillenta, ya como mechones diseminados entre los otros
vegetales descrecidos y enclenques, ó entre los calveros de los
interminables páramos andinos; mas el melancólico aspecto
del pajonal y su eterna uniformidad, — que interrumpen sólo las
desigualdades del terreno, cortado por hondos precipicios, ó
extendido como un pajizo océano, al que imita aún con las
olas formadas por vientos ensordecedores, — están compensados
por la utilidad proporcionada á las numerosas vacadas, que
pacen los verdes renuevos del pajón y entre él se guarecen de
las nevascas y tormentas. Allí se multiplican las codornices y
conejos; y el venado del color de la paja, por ley de mime-
tismo de la naturaleza, ahí se resguarda de las inclemencias del
hombre, más rigurosas que las de los elementos. Allá un leve
penacho de humo ó el ladrido de un perro descubren alguna
PAJ 357
choza de pastores, perdida entre la paja que le ha suminis-
trado todo el material de construcción, y que proporcionará
aún mullido lecho al cazador de ciervos ó al viajero aterido
por la enorme evaporación de las alturas, que produce un in-
tenso frío, aunque acercadas al sol cuatro ó más miles de me-
tros sobre el nivel del mar y situadas en el mismo círculo má-
ximo de la esfera terrestre.
Pcija llamamos además á la planta con que hacemos nues-
tros sombreros, mal denominados de Panainá.
PAJARERO
El que se emplea en cazar, criar ó vender pájaros. Llámase
también parancero (palabra que no encontramos en el Diccio-
nario de la Academia) al que caza con lazos, trampas, tollos,
etcétera.
El que se espanta, se asusta ó se asombra fácilmente, es
espantadizo, asustadizo ó asombradizo.
Tuvo, pues, mucha razón el extranjero aquel, como refiere
don Pedro Fermín Cevallos, que pagó algunos pesos más de
los que valía un caballo, así como supo que Qr2i pajarero^ en-
tendiendo que, en vez de un defecto, poseía el rocín una cua-
lidad nada despreciable: la de saber cazar pájaros.
«Era la muía asombradiza^ y al tomarla del freno se espantó de
manera, que alzándose en dos pies, dio con su dueño por las ancas en
el suelo.»
(Cervantes — Don Quijote.)
«Escápate como gamo de su mano, v como ave de la mano dt\ pa-
jarero . »
{Los Proverbios — Traducción del P. Scío.)
O parancero, que es el cazador, que caza con perchas y otras in-
\encioncs.»
{Nota del P. Scio de San Miguel al versículo aiiterior.)
PAJONAL, PAJÓN
No existiendo, como no existe, en el Diccionario la acep-
ción que nosotros damos al sustantivo ^ay'rt, mal pueden en-
358 PAL
centrarse en el Léxico los derivados ^¿t/í?// y pajonal^ campos
cubiertos á& paja. Deben ser aceptados j^or la Academia.
PALANCÓN
El instrumento compuesto de una plancha cuadrangular
de hierro, con un lado cortante y el opuesto provisto de un
anillo donde encaja el mango, (jue forma con la plancha un án-
gulo; instrumento adecuado para remover tierras, etc., se
llama asada^ ó azadón si la plancha es más larga que ancha,
segiín el decir del Diccionario. — Semejante al azadón es el sa-
cho^ de donde viene el verbo sachar^ y también el legón.
De azada y azadón (lat. ascia, escardillo) se han formado
azadada, golpe de la azada^ azadonada ó azadojiazo, golpe
dado con el azadón, azadonar, cavar con la azada ó con el aza-
dón, y azadonero, el que trabaja con el instrumento expresado.
«Quien trae azada, trae zamarra.»
(Refrán) .
«Llevaban también palas, azadas, cuerdas y otros útiles para
abrirse paso donde no le hubiera descubiertí).»
{Pereda — Peñas arriba.)
Benditos aquellos que con la azada
Sustentan sus vidas y viven contentos
Y de cuando en cuando conocen morada
Y sufren plazientes las lluvias y vientos.
( Marqjie's de ^antillana — Comedieta de Poiiza,)
«Y no hay peor cosa que ir tras el deseo sin esperanza de buen fm;
y es[)ecial pensando remediar su hecho tan arduo y difícil con vanos
consejos y nficias razones de aquel bruto de Sempronio, que es pensar
sacar aradores á pala y azadón.
{Fernando de Rojas — La Celestina.)
«Veis como de mano en mano, se va guiando la conservación del
mundo por medio del agradecimiento... la tierra, puntual en agradecer
al labrador las azadonadas y sudor que le costó el cultivarla.»
{Fr. Juan Márquez — Los dos estados de la espiritual Jerusalem.)
PAL 359
PALETO, PALTÓ, PALETÓX
Sobretodo^ gabán.
Paltó., paleta no son sino el sustantivo ír^Lncés paleioí. Pa-
letón en f^astellano significa parte de la llave, en que se for-
man los dientes y guardas de ella.
PALO ENSEBADO
Se dice en castellano con una sola palabra: cucaña.
«Allí te aguardan también... la cartera de Fromento, colocada fn le
alto de una cucaña.»
(Pedro A. de Alar con — La Pródiga.)
PALÓN, PALONEAR
Aporcadura., aporcar, voces de agricultura.
PALTANA
Sustantivo que en el Ecuador equivale al adverbio de can-
tidad encíjua. Así decimos: «Juan dio su muía y diez pesos de
paltana por el caballo de Pedro;» ó «Antonio cambió su vaca
con la de Pablo, dándole dos fanegas de trigo de paltana.» Es
la parte en dinero ó especies con que se compensa el mayor
precio de una de las dos cosas permutadas ó trocadas. Dio el
reloj y diez pesos de paltana^ quiere decir, pues, dio el reloj y
diez pesos encima..
Paltana tiene significado distinto de adehala, que es lo que
se saca demás en un negocio (dakJiala)., según Urrea; y se-
gún la Academia, lo que se da de gracia sobre el precio de
aquello que se compra, vende ó toma en arrendamiento, ó lo
que se agrega de gajes al sueldo de algún empleo ó comisión.
Adehala es más bien la palabra castiza equivalente al quichua
yapa.
El vocablo propina que, conforme á su origen griego, sig-
36o PAM
nifica lo mismo que el poíirboíre francés, no reemplaza tam-
poco k paltana., que por su significación quichua, palta-palta^
una cosa sobre otra, no puede ser sustituido sino con el arriba
expresado.
PAMBA
El sustantivo >\\x\c\\w3i pamba significó primitivamente lla-
nura, campo.^ y de él se formaron el adjetivo pamballa, bajo,
llano, y el \e.rho panibayachi na, allanar. Después el primitivo
mismo se adjetivó y en el lenguaje híbrido de nuestro pueblo
vino á significar lo propio que pantballa; así la gente de esca-
lera abajo denomina plato pamba al plato trinchero y califica
de pamba la laguna ó el riachuelo que no tienen profundidad.
El popularísimo poeta y distinguido caballero, don Ramón
de Campoamor, honrándome cierta vez con su visita en Ma-
drid, me decía que le llamaba mucho la atención la suavidad
que los naturales de algunos de los países hispanoamericanos
comunicamos al idioma español, según el ilustre poeta, excesi-
vamente varonil y quizá algo duro en la Península. Nótase, á
la verdad, esta modulación dulce especialmente en el Ecuador
y en el Perú, siendo más notable todavía que los ecuatorianos
han suavizado aún el lenguaje indígena; pues observación ve-
rificada por los conocedores del quichua es la tendencia al
cambio de las consonantes de sonido fuerte, con otras de so-
nido suave: g en vez de c, d en lugar de t, b de p; verbigracia:
mañagnni por //¿añacnni,, yayada por yayata^ pamba por
pampa. Palabra esta última que con su originaria pronuncia-
ción encontramos, como callampa y otras, muy al sur de nues-
tro continente meridional y que aun se ha tornado de común
ó apelativo en nombre propio. La Pampa, con efecto, se llama
en la República Argentina ese magnífico mar de dehesas natu-
rales, Sahara de praderas, Siberia con tundras de vegetación
en vez de hielos y pantanos, á donde podría trasladarse media
Europa, si el suelo esquilmado obligase á los pueblos á emi-
grar colectivamente en busca de una fecundidad que niega ya
la tierra hasta á los milagrosos recursos de la química y de la
i
HAN 361
física. — De la palabra que anotamos se ha formado el vocablo
pa)nperOy tifón de las Pampas.
PANAMERICANO
De -(zv, todo, y americano^ esto es, concerniente á toda
América, así á la septentrional, como á la meridional.
Neologismo consagrado por los representantes de las na-
ciones de América á los Congresos celebrados en Washington,
México y Río Janeiro. Ojalá, como se ha consagrado la pala-
bra, hubiese sido aceptada una coiiclnsión para que se desco-
nozcan, por las naciones signatarias, los gobiernos de hecho,
que nuestras inicuas revoluciones llevan al poder. Impedirlas,
sería obtener el mejor medio de oponerse al descrédito ex-
terno de las Repúblicas latinoamericanas y conseguir el ma-
yor bien interno que pudiera lograrse para los desventura-
dos países despoblados periódicamente por degüellos infames,
sin más resultado que la deshonra, la corrupción y el entroni-
zamiento de déspotas destituidos de ilustración, de inteligen-
cia y sobre todo de patriotismo.
Comienza á hacerse extensivo el adjetivo á otras cosas; así
se dice ferrocarril panamericano al que cruzará de un ex-
tremo á otro las dos Américas.
PANCADA
Contrato, muy usado en Indias, dice el Diccionario, de
vender las mercaderías por junto y en montón, especialmente
las menudas. í| Pr. Gal. Golpe dado con el pie.
En el Ecuador decimos darse una pancada á lo que en Es-
paña se dice darse nna costalada, ó un costalazo^ ó también un
porrazo ó una porrada.
Costalada ó costalazo, golpe que uno da en el suelo con
las costillas., por resbalarse los pies ó por otro accidente.
Porrada ó porrazo... || fig. Golpe que se recibe poruña
caída.
La escalera de la vida
Está con jabón untada,
362 PAN
Y el que baja más confiado,
Si se descuida resbala,
Y da con su cuerpo en tierra
Como los demás: se trata
Me parece, de que el novio
De también su costalada
Para que luego no riña
A los que en el suelo se hallan.
{Gorostiza — Indulgencia para todos.)
PANFLETO
Esta palabra pasada del inglés al francés, como lo expresa
M. P. Poitevin en su Xoitveaii Dicíionnaire iiiiiversel de la
Zangue francaíse, y cuya primera acepción, según el sabio
Léxico de Littré, es la de «librito ds pocas páginas», pudiera
quizá ser aceptada en castellano en el segundo significado que
le da la Academia francesa, esto es, en el de folleto indigno,
despreciable, injurioso.
Se cree que el paimjlet, painflet ó painphlei inglés viene
de paline-feitillet, hoja, folleto corto que se tiene á la mano,
de donde se ha formado también en el mismo idioma paniphle-
teer, folletista; y painphlétaire y pamphlétíer en francés, tér-
minos no sinónimos, ya que el primero corresponde exacta-
mente 2X pajiipkleteer deque se origina, y el segundo es de
desprecio: «zurcidor de malos panfletos,» como diríamos si el
vocablo fuese acogido por los SS. Académicos.
Origen de la voz pudiera muy bien ser el vocablo empleado
por Sófocles y Ateneo, Tjhv^Lzvrjjz, quemante, ardiente, ente-
ramente encendido (-c/.v, todo y -j^Xsyw, quemar), esto es, escrito
que quema.
PANTEÓN
Dícese que con la muerte dan fin las humanas vanidades;
lo cual no es cierto, como lo demuestran las exequias, los va-
liosos ataddes, las coronas funerales, los mausoleos, las necro-
logías y las demás manifestaciones de una vanidad que llama-
PAP 363
riamos postuma, si las hubiese dispuesto antes de morir el
mismo á quien son tributadas. Pero muchas veces los monu-
mentos á los muertos, son simplemente monumentos que los
vivos se erigen á sí propios, e i prueba de lo cual nos bastaría
citar la presunción con que los deudos de cualquier finado ha-
blan de construirle uiaiisoleos y aun la sencillez con la cual
hasta los campesinos nombran panteón al pobre campo santo,
donde promiscuamente se depositan en la tierra las generacio-
nes pasadas.
Marco \ipsanio Agripa, yerno de Augusto, embelleció á
Roma con fuentes, baños, monumentos y templos, de los cua-
les el más farmoso fué el consagrado á todos los dioses y por
esto .denominado Panteón (Ilav, Oso;), cuya actual advocación
es Santa María de ¿os Mártires^ ó como lo llama el vulgo, ia
Rotonda. Posteriormente Publio Elio Adriano, siendo Arconte
de Atenas, edificó otro Panteón en esta ciudad; y por fin se
dio el propio nombre á la antigua iglesia de Santa Genoveva
de París, al ser destinada á recibir los restos de los grandes
hombres.
De este modesto origen debe de provenir el nombre de
panteón^ que nosotros damos á nuestros cejuenterios de ciu-
dad y hasta á los corrales ó dehesas de nuestras aldeas.
«Cementerio, que significa dormitorio {yy.\vr~rfjVjj. de v.'MAm.
dormir. /Cree hoy alguien que los muertos duermen?»
{Benot — Arqnit¿ctiir a de las Lenguas.)
PAPELADA
Sin duda de la frase castellana hacer el papel., fingir una
cosa, representarla al vivo, hemos inventado la voz papelada^ á
la que atribuímos las significaciones de /ír£^;V?;/, simzLlación.^ etc.
PAPUJO
Papudo ó papujado., dícese, por lo general, de las aves que
tienen grueso y abultado &\ papo ó papada, esto es, la carno-
sidad entre la barba y el pescuezo.
364 PAR
PARAGUA
Dígase paraguas. Los catalanes Uámanle también paray-
giia; de allí debió de venirnos.
PARALELÓGRAMO
Quiere la Academia t}ue dig-amos paralelogramo; en griego
es zaoa>J,r,"/.oYpcí¡j.ov. No viene de -^Yhyyj.. de que se forman hecto-
gramo, miligramo, etc., sino de "¡■f'^-^I^-I^ y de r,a(ÁLLí^L'jt,.
PARALIS
El pueblo que nada sabe de aféresis, síncopas ni apócopes,
comete, sin embargo, estas figuras de dicción muy frecuente-
mente, como en la palabra ^íTr¿i/z.S" \iOx parálisis^ etc.
Parálisis^ dice el tomo sexto del Compendio de Medicina
Práctica de los SS. Monneret y Fleury, notable por sus bue-
nas definiciones, es la debilidad ó la abolición de las facultades
de sentir y de contraer los músculos, ó de una sola de estas
facultades, en una parte cualquiera del cuerpo. El vocablo se
deriva de Ttcíoa'/.'jíiv, resolvere^ proveniente á su vez de XliS'.v, sol-
vere^ debilitare^ desatar, relajar, y zotoa que, antes del verbo,
significa imperfecta., ijicompleta?nente^ esto es, debilidad ó
resolución no completa: TrotoaXo-aío, solntio, resoliitio nervornm,
relajamiento, flacidez de los músculos; '/.üa'.;, disolución.
Encontramos la misma palabra griega adoptada por los la-
tinos, paralysis; españoles, parálisis; ír2ince.s&s^ paralysie; ita-
lianos, paralisia; \ng\&s^s, parálisis, paralytie affection, etc.
PARAMEAR
Dígase lloviznar.^ molliz}:.ar ó /nolliznear.
PÁRAiMO
Campo desierto, raso, elevado y descubierto á todos vien-
PAR 365
tos, que no se cultiva ni tiene habitación alguna. • Cualquier
lugar sumamente frío y desamparado.
Conocemos los ecuatorianos estas dos acepciones del sus-
tantivo páramo, pero le atribuímos otra más, que no tiene: la
de llovizna, mollizna, calabobos, sin duda porque en nuestros
páramos son frecuentes las lluvias menudas que caen blanda-
mente á modo de niebla gruesa.
PARAPETO
Tiene varios significados, á saber: pared ó baranda que se
pone para defensa en los puentes, escaleras, etc. \ Terraplén
corto, formado sobre el principal, hacia la parte de la cam-
paña, el cual defiende el pecho contra los golpes enemigos á
los soldados que están en él.
Tal vez por su etimología (zaoGczsTavvjjx', cubrir) no estaría
del todo mal llamar parapeto, como acostumbramos los ecua-
torianos, al mueble compuesto de Varios bastidores unidos por
goznes, que se cierra, despliega y abre, y sirve para defender
las habitaciones de las corrientes de aire, de la vista, etc.;
pero el mueble descrito tiene nombre peculiar: biombo ó mam-
para, según los casos.
«Cuando no tuvo más que decirme, continuó su acompasada marcha
monte arriba, y no tardé en verle detenido con su caballo, y como en-
caramados los' dos en el parapeto de una azotea, sobre el perfil de
la loma.»
(Pereda — Peñas arriba.)
El biombo es originario del Japón ó China, y segdn el Dic-
cionario de 1726, de allá vino también el nombre. D. Pedro
F. Monlau cita otro origen de la palabra: del latín bis \ am-
bire circundar, ó hx^xí umbo, escudo, que, á juicio del mismo
Monlau, parece muy rebuscado.
Don Antonio Solís emplea el vocablo como sinónimo de
baranda, y merced á esta curiosa coincidencia podríamos
quizá rastrear la significación de biombo que damos los ecua-
366 PAR
torianos k parapeto: «baranda^ como dice la Academia, (jue se
pone para defensa», etc.
«Atajábase la pieza, con una baranda ó biombo, que sin impedir la
vista señalaba término al concurso y apartaba la familia. Quedaban
dentro cerca de la mesa tres ó cuatro ministros ancianos de los más
favorecidos y cerca de la baranda uno de los criados mayores que al-
canzaba los platos.»
(Salís — La conqiiista de México.)
PARARSE
Por, ponerse en pie ó estar de pies^ viene probablemente
de la tendencia irresistible de simplificar los idiomas: el pue-
blo de manera instintiva ha sustituido con el verbo parar las
varias palabras que en castellano denotan el acto de estar en
pie, ó ponerse uno derecho, erguido y afirmado sobre los pies,
como dice el Diccionario; esto es, á lo que en sánscrito se de-
nomina con un solo vocablo stlia del misiTLO radical del verbo
latino stare.
Parece descortesía
El recibiros e7i pie;
Entrad y tomemos sillas.
(Lope de Yega — ¡Si no vieran las mujeres!)
PARARSE LOS PELOS
Ponerse los pelos de pnnta, erizat'se el cabello.
«Terrible cosa es, y para quebrantar el corazón y erisar el cabello
de congoja, caer en las manos de Dios vivo. »
(Fr. Jiian Márquez — Los dos estados de la espiritjial Je7'usalén.)
«... Y los cabellos de la cabeza se le erizaroná. Don Quijote, el cual
animándose un poco dijo:...»
[Cervantes — Dojí Quijote.)
i
PAR 367
PAREJA
Aun cuando así se denomine el conjunto de dos personas
ó cosas, el par de muías ó caballos que tiran de un carruaje se
llama tronco.
«Montenegro es un gran jinete, que maneja con suma destreza los
caballos más bravos; en el pescante de un coche no tiene rival; con
las riendas en la mano es capaz de meter un tronco por el ojo de una
aguja.»
(Selgas — Un rostro y un alma.)
PAREN D ERA
Ea hembra muy fecunda, paridera.
PARIEXTE (La)
¿Quién presumiera que las mismas personas que dicen la
congreganta.. dicen la pariente)
— Pues sí, señor, y las mismísimas no quieren que dueño
tenga femenino y tan orondas hablan de la dneño de la casa,
y la dueño de las alhajas; pero, en cambio, para dar compañía
á congreganta., dicen la parturienta, sin duda porque creen
que hay también parturientes masculinos.
«Pero el intendente, en cuya casa de campo nos apeamos, se em-
peñó en que había de quedarme allí todo aquel día, por ser cumpleaños
de su parienta.»
{Moratíti — El si de las niñas.)
La tienes dentro de casa
Si es parienta nuestra, y tuya
Lo será luego...
( Gorostiza — Indulgencia para todos.)
PARTIDARIO, PARTIDO
Denominan nuestros agricultores á lo que en España se
nombra aparcería y aparcero.
368 PAS
Apai'-cería, dice don Joaquín Escriche, el trato ó convenio
de los que van á la parte en alguna granjeria, principalmente
en administración de tierra y cría de ganado.
Aparcero. El que va á la parte con otro en alguna gran-
jeria, como de frutos de alguna hacienda, cría de ganados ó
trato en ellos, etc.; y también el que tiene parte con otro en
alguna heredad ú otra cosa que poseen en común,
«Trabajaba además un poco de tierra prestada, y tenía una vacuca
en aparcería.»
(Pereda — El sabor de la tierruca).
PASCANA
Las palabras castellanas inesóti. posada.^ corresponden me-
nos que venia á lo que denominamos pascana^ es decir, casa
en los caminos ó despoblados para hospedaje de los pasajeros;
lo que, con palabra más del quichua, también denominamos
ianibo^ vocablo aceptado ya por la Academia aunque con la
nota de peruanismo.
«Pues, como el Señor determinase de hacer mercedes y favores
tan singulares á esa Santa, y dotarla de tan maravillosas virtudes;
puso primero en su alma la humildad, que si bien no es principio y
origen de todas ellas, es empero la que desembaraza la posada, y !a
que es como aposentadora de todas.»
(Fr. Diego de Ye' pez — Y i da de la Sania Madre Teresa de Jesús.)
«La gran puerta del edificio en que la diligencia acababa de parar
tenía, sobre el arco rebajado que la cerraba, un rótulo enorme, escrito
en la pared con tinta negra, que decía: «Parado}'., Posada y Ponda.»
(Sellas — Dos muertes vivos.)
Según eso, á buena cuenta
Seremos en esta danza
Don Quijote y Sancho Panza
Parando de venta en ven^a.
(Tirso de Molina, ó sea, Fr. Gabriel Te' Hez — María la Piadosa).
PAV 369
PASPA
Nombramos á las escamillas, que se levantan de la epider-
mis del rostro ó de las manos por efecto de la intemperie.
PATO
Ser el pato de la boda.
La frase castellana es ser la vaca de la boda, en el sentido
en que la empleamos los ecuatorianos. Hay otra frase figurada
y i-A.xxvX\-ds pagar lUio el pato; pero con ella se quiere signifi-
car que uno padece ó lleva pena ó castigo no merecido, ó que
ha merecido otro.
«... Si es que para curar los males ajenos tengo yo de ser la vaca
de la boda.»
{Cervantes — Don Qiiijote.j
Don Diego Clemencín, hablando de esta misma frase, es-
cribe: «Dícese de la persona que sirve de diversión á los que
concurren á ella, y por extensión del sujeto á quien todos
acuden en sus urgencias.»
(Parte II. Capítulo LXIX) .
Si un alguacil no lo enloda,
Haciéndonos á los dos
Las vacas de aquestas bodas.
{Fr. Gabriel Téltez — Marta la Piadosa. )
PAVIMEXTACIÓX
PavtJneutar está ya en el suplemento del Diccionario de la
Academia, como sinónimo de solar ó sea revestir el suelo con
losas ú otro material; pero no ha sido aceptada la voz pavi-
mentación. En consecuencia, dígase soladura.
PAVONAR, PA\'ONADO, PA\^ONEADO
No sé de donde se nos ha ocurrido que pavonar, dar al
■24
370 PED
hierro color azulado oscuro, significa agnzai'^ afilar un ins-
trumento ó sea amolar^ esto es, adelgazar por el corte ó punta
los instrumentos cortantes, pasándolos por la muela ó de otra
manera.
Pavonea)' (lo mismo que pavonar^ de pavón J^ hacer uno
vana ostentación de su gallardía ú otras prendas, etc., áe pa-
vaner ó se pavaner^ francés, — cuyo origen como el del adj.
pavonado^ emana del latín pavo: Se pavaiier, marcher d'nne
maniere fiére couinie nn pa.on qiti fait la roñe.
Pavonado significa azulado oscuro y no afilado, adelgazado,
agnzadOy amolado.
«hLl Rey Ciro cuando quiso ganar el Reino de los Medos, llamó á
los Persas, mandándoles que viniesen todos con hachas ajiladas^ y ha-
biéndole obedecido, los ocupó todo un día en cortar un gran bosque.»
{Nie)-e?nberg- — Diferencia entre lo temporal y lo eteríio)
«Luego en continente después de aquello assí fecho, al tiempo que
ya el sayón ponía el tajante cuchillo amolado en la garganta del bien-
a\'enturado maestre.»
(Autor desconocido — Crówca de don Alvaro de Lmia.)
Pavonada significa también paseo breve ú otra diversión
semejante, que se toma por poco tiempo; quiere decir, lo que
los aficionados á anglicismos llaman ahora Pick-nick.
«Allá comieron y hubo animación y trajín, accidentes curiosos que
contarse, chanzonetas en que entretenerse v cuanto más ofrece una
pavonada de las extraordinarias.»
( Cevallos — Resumen de la Historia del Ecuador i)
PP.DACEAR
Barbarismo, que cometemos hasta en el lenguaje escrito.
Maldita la falta que nos hace la palabra. Dígase despedazar .
pedagogía
Pedagogía, del griego Tjj.'?trr[w('.a^ de rraioo; niño y ¿-jO), con-
duzco.
PEO
PEGADILLERA
Llamamos bárbaramente á la encajera, pasamanera ó
randera .
PEGADILLO
Encaje, según Covarruvias, de encajar. Dícese también
punta, puntilla., randa, pasamano., de donde vienen pasama-
nería: obra y fábrica de pasamanos, ú oficio de pasamaneros .,
ó taller en donde se fabrica la obra de pasamanos, ó tienda en
donde se vende; pasamanar, fabricar ó disponer una cosa con
pasamanos; y pasamanero., el que hace pasamanos, franjas, etc.
ó el que los vende.
«Qué diré de los ornatos tan costosos y tan necios, ([ue parece que
aun el mismo mundo los condena, pues harto ya de g-uarniciones de
oro, da en traerlas de paja, como quien ha caído en la cuenta que para
el uso del vestido, lo mismo es guarnecerlo de paja, que de plata y oro?
Y así se usan ahora puntas y pasamanos de paja que suplan los de oro.»
(Nieremberg. — Dijer encía entre to tetnpora!, etc.)
«Sanchica hace puntas de raridas., gana cada día ocho maravedís
horros, que los va echando en una alcancía para ayuda á su ajuar.»
(Cervantes — Don Quijote.)
cMari-Pepa sacó de un bolsillo muy grande de su delantal los avíos
de hacer media; Lita... los de hacer puntilla., y ambas comenzaron á
trabajar en sus respectivas labores.»
(Pereda — Peñas arriba. )
«... y sobre la colcha una muy blanda sabanilla con randas de mu-
chos calados.»
{ídem — Ihídem . )
«Cerca de una encajera
Vivía un fabricante de galones.
Vecina ¡Quien creyera,
La dijo, que valiesen más doblones
372 PEL
De tu encaje tres varas
Que diez de un galón de oro de dos caras!»
[Triarte — Fábulas: El fabricante de galones y la encajera.)
De fino lienzo galleteo
Los puños y la gorg-uera,
Unos y otra guarnecidos
Con randas barcelonesas.
(A. Saavedra — Un castellano leal.)
Del cuerpo ocupa el semblante
Un blanco holán, que guarnecen
Los ejicajes más costosos
Que el prolijo belga teje.
(Idenil El solemtie desengaño. Romance Y: Lo que es el mujido.)
Pegadillo^ además de diminutivo de pegado, bizma ó ejn—
plaslo., no significa sino hombre pesado en la conversación,
molesto y entremetido.
PEGADURA
Acción de pegar; unión que resulta de haberse pegado una
cosa con otra.
El engaño con que á uno se le burla en una materia, pe-
gata.
PELEAR
Nuestro pueblo prefiere el verbo pelear., á litigar y plei-
tear. Por lo que alguien ha dicho:
Para de pleitos gozar,
discurrió cierto abogado
casarse, y de pelear
desde entonces no ha cesado.
PELO
Montar á pelo., que equivale á montar á tie?Hpo., propósito ^
I
PEL 373
ú ocasión, ó hacia el lado á que se inclina el pelo, conforme
explica la Academia el m. adv. al pelo ó á pelo^ decimos los
ecuatorianos en vez de montar en pelo, esto es, desnudamente,
V sin agregado alguno, á saber, sin aderezo ó aparejo. Dícese
también en cerro.
«Porque en esto se diferencia la lucha de la guerra, que en la gue-
rra no siempre andan los hombres al pelo; á tiempos descansan, comen
y duermen: sus treguas tienen para descansar, para rehacerse, para
recorrer las armas y curar las heridas; pero los que luchan ningún mo-
mento cesan ni descansan, ni para esto se les da lugar de parte del
enemigo.»
[Fr. Fernando de Zarate — Discursos de la paciencia cristiana i)
«Quilatando con su estimación las cosas, no pensando cumplen con
pintar el caballo, si lo dejan en cerro y desenjaezado, ni dicen la cosa,
sino la comentan como más viene á cuento á cada uno.»
^ (Mateo Alemán — Gtizmán de Alfarache.)
Los de acá como discretos,
Son jinetes de ventajas;
Que en pelo corren parejas,
Muy cerquita de las ancas.
(Qnevedo — Romafices . )
El defecto que corregimos debe de venirnos del francésv
á poil^ sans selle: «Les spahis du camp, niontant leurs chevaux
á ^d\\^ firent une sortie pour ramasser les armes des inorts.»
PELTRECHAR ó APELTRECHAR
Pertrechar, del lat. per y tr altere.
«Acomodóse asimismo de una rodela que pidió prestada á un su
\ amigo, y pertrechando su rota celada lo mejor que pudo, avisó á su es-
' cudero Sancho.»
{Cervantes — Don Quijote.)
«Por fortuna me cogía ha.s,f¿in.X.& pertrechado para salir airoso de
compromisos con aquél, y recé lo que me pedía. >^
{Pereda — Peñas arri ba.)
374 PEN
PELTRECHO
Pertrechos^ del lat. pertractus. Tampoco se usa en singular.
«Salió en esto don Quijote armado con todos sus pertrechos^ con el
yelmo aunque abollado de Mambrino en la cabeza.»
{Cervantes — Do7i Quijote.)
Y juzgando un imposible
Que osen venir á su encuentro
Con tan cortos escuadrones,
Con tan escasos pertrechos.
(Saavedra — Amor, honor v valor — Romance I: El ejército.)
PELUCHAR
Empezar el hombre á tener barbas, barbar. |¡ Echar los
animales el primer pelo ó pluma, pelechar.
El pelillo que tienen las aves que aun no Ueg-a á ser pluma,
se Ví'^ma flojel.
Figurada y familiarmente, comenzar á medrar, á mejorar
de fortuna, dícese también pelecliar.
PELUCHE
Palabra francesa: etoffe ana logue ait velonrs.
En castellano y¿?/jí>«/ tejido de algodón, seda, etc., que tiene
pelo por la haz.
PENCOS, CABUYOS ó CABUYA
Decimos á las plantas de los géneros Agave y Foiircroya,
de la familia de las A7narilídeas, que abundan, sirviendo de
cercas vivas, en nuestros campos y prodigándonos madera
para edificios, fibra para tejidos, hilos y sogas, flores para en-
curtidos y hasta miel para endulzar los postres de la gente
pobre. Con el nombre cabuya denominamos más bien la fibra
extraída del cabuyo.
PEP 375
En México constituye gran parte de la riqueza el heiieqiíén,
como se denomina ahí el agave.
Penca es en España la hoja carnosa de ciertas plantas, de
donde hemos, sin duda, denominado pencos á los agaves^ cu-
yas hojas son realmente pencas. Los hemos visto dar dt; comer
en los campos de Andalucía á los ganados, después de mon-
dar los bordes espinosos.
De algunos lugares de América ha ido á España la deno-
minación penco para los caballos matalones y, en singular,
para los que bárbaramente son asesinados en las plazas de
toros.
PEONADA
Obra que un jornalero ó peón hace en un día; el conjunto
de peones que trabajan en una obra, peonaje.
Peonada con la misma significación de peonaje es un ar-
caísmo; pues primitivamente vocablo de milicia, quería decir
tropa de peones, conjunto de infantes ó soldados de á pie, esto
es, lo propio que, en la actualidad y primera acepción, el se-
gundo vocablo.
Mandó veer sus gentes Mió Cid el Campeador.
Sin las peonadas é ornes valientes que son,
Noto trecientas lanzas que todas tienen pendones.
{La Gesta de Mío Cid: Cantar I.)
PEPINO
El nuestro, solanácea {Solannuí iJiuricatuní).^ es completa-
mente distinto del pepino europeo ó cohombro, esto es, de la
cucurbitácea Ciicuinis saiivus de Linneo. Quizá no conocemos
el mencionado cohombro sino sólo en los frascos de encurti-
dos, á saber, los ^¿■/>/;//7A;6' conservados en vinagre, que nos
traen generalmente de Erancia. — Los españoles encontraban
algo parecido á lo suyo de Europa, y poníanle el noml)re de
éste, — así como bautizaron nuestros lugares y poblaciones,
con los nombres de los de España, fundados en cualquiera se-
376 PIE
mejanza topográfica ó de otra especie que descubrieron ó cre-
yeron descubrir entre los lugares, pueblos, etc., de aquende, y
los de allende los océanos.
PERENXEJO ó PEREXSEJO
Perengano es una de las voces con que se suple un nom-
bre de persona, ignorado, ó que se quiere callar: así se dice:
fulano, zutano y pei^engano.
•^-.Dojí Perengano! ... ¡No se le puede aguantar, es un grosero; una
pieza. — Porque don Pei'engano se tasa en lo que vale.»
{Pereda — El sabor de la iierruca.)
PEREUMADOR
El que prepara cosas olorosas para perfumar, se llama
perfumador ó perftnne7''o\ nómbrase del mismo modo el vaso
de metal ú otra materia que sirve para quemar perfumes; equi-
valía también á pomo ó bujeta., aunque, no lo dice el Diccio-
nario en la palatjra que estudiamos. El trasto en que se sahu-
man ó calientan las ropas, tnjnbílla.
PICOTÓN
Picotada ó picotazo se nombran tanto el golpe que dan con
el pico los animales que lo tienen, como la señal que queda
de este golpe.
PIE
Desde que se dan lecciones de métrica hasta en los cole-
gios de niñas, saben aun éstas que ^/'¿? es la porción de dos,
tres ó más sílabas breves ó largas que, en la poesía griega y
latina, compone el verso; porciones que se denominan, según
su cantidad, dáctilo., espondeo., etc. Saben asimismo que verso
es una combinación artificiosa de palabras sujetas á medidas
determinadas. Saben, además, que estrofa, estancia, copla son
PIN 377
voces con las cuales se llama una parte compuesta de un mismo
número de versos y ordenada de modo igual, en la composición
poética; parte que toma las diversas denominaciones á&redon-
dílla, terceto^ citar ieto^ etc., conforme sean los versos que en-
tren en su formación, y la manera como estén distribuidos los
consonantes ó asonantes.
Mas si todo esto saben las niñas, hay viejos que confunden
lamentablemente los varios vocablos definidos, y creen que
verso es lo que los preceptistas y hasta las susodichas niñas
llaman estrofa^ y que^z> no es otra cosa que z'¿?ríc,- aunque en
esto no les apoyen los retóricos, pero sí el Diccionario en una
de las acepciones del vocablo pie.
PIMÁN
Llamamos un acueducto ó canal especial que pasa por en-
cima de otro, cruzándolo. Cxeneralmente es de madera y cham-
bas^ y entonces corresponde á lo que en el Perú denominan
canoas.
PININOS (Hacer)
~ En España se llama familiarmente pino ó pinito al paso va-
cilante de los niños que empiezan á andar ó de los convalecien-
tes que comienzan á levantarse del lecho. Nuestros pininos
deben provenir de los pinicos^ que encontramos en algunas
obras antiguas, tan diminutivos Ao. pino cova.o pinito.
«Levantámonos á hacer pinicos dentro de cuatro días, y aun pare-
cíamos sombras de otros hombres; y en lo amarillo y flaco, simiente de
los padres del yermo.»
{Quevedo - El Gran Tacaño.)
PINOL
De la voz nahuatle ^/'//c»///, harina de maíz, hemos denomi-
nado pinol á un polvo, compuesto de harinas de varios cerea-
les y leguminosas, aromatizado con canela, islipingo^ clavo de
olor y vainilla y aztlcar. Antiguamente servía especialmente
378 PIQ
para los que iban de viaje, quienes lo comían y aun bebían;
pues echando una cucharada de pinol en agua, según asegura-
ban, se obtenía una bebida muy refrigerante, agradable y ali-
menticia.
PINTÓN
Dícese en España del racimo de uvas cuyos granos van to-
mando color. En el litoral ecuatoriano pi filón es el plátano á
medio madurar; )' maduro, por antonomasia, el de color de
oro, que ha llegado á completa madurez.
El verde asado es el pan de los agricultores costaneros; el
sancocho^ plato en que entra también el plátano, una excelente
sopa^ el pintón cocido, asado ó frito, una buena entrada; y el
madnro un magnífico postre. Una comida completa.
C-on razón Linneo creyó que la Musa paradisíaca había
sido la fruta tentadora de la tataradeuda Eva.
PIOLA
Üefine la Academia: «Mar. Cabito formado de dos ó tres
filásticas.»
Nosotros llamamos piola al bramante.
PIQUERO
Soldado armado de pica. En las minas áo-nominsin piqueros
á los jornaleros que arrancan el mineral con picas.
«Pedro Fernández Barchilón, natural de Córdoba, en España, fué
uno de los pizarrístas condenados á muerte, por haber militado, como
cabo de piqueros^ en la compañía del bravo Juan Acosta.»
(Palma — Tradiciones peruanas: Barchilón. )
Cada soldado una arma solamente
Ha de aprender, y en ella ejercitarse
Y es aquélla á que más naturalmente
En la niñez mostrare aficionarse:
PIK 379
De esta sola procura diestramente
Saberse aprovechar, y no empacharse
En jugar de la pica el que es flechero,
Ni de la maza y flechas el piquero.
{Ercilla — La Araucana.)
Nosotros denominamos piqííero al vendedor de cereales ú
otras especies agrícolas en pequeña cantidad, aunque no por
menor; verbigracia: una ó dos fanegas de maíz, etc.
PIRATA
Parece que tratando de poner fuera de la ley á los enemi-
gos políticos, una Legislatura Ecuatoriana propuso un De-
creto que declarase piratas á los individuos levantados en ar-
mas hacia las sierras del norte de la República.
Corsario^ pirata., voces hasta cierto término del tecnicismo
del Derecho de gentes, se aplican: la primera, al que manda
una embarcación armada en corso con patente de un gobierno;
y la segunda, al corsario sin la patente expresada, ó al ladrón
que anda robando por el mar. De donde se formó el verbo
piratear.^ apresar y robar las embarcaciones.
Están de acuerdo respecto de la palabra todos los autores
de Derecho Internacional, antiguos y modernos: Chitty,
Wheaton, Kent, Bello, Calvo, Bluntschli, etc.
Tfc'.oar/,;, nombre griego, adoptado por los latinos con un
ligero cambio, ^/ríTOT, ha pasado al español en la misma forma
en que éstos lo aceptaron, siempre con la signiíicación de la-
drón marítimo.
Han sido calificados también como actos piráticos, los de
violencia cometidos por naves de un Estado ó por particulares,
en contra de una nación, antes de declararle formalmente la
guerra.
Menos mal estaría la •^■Aiih^^L filibusiero; aunque se aplica
especialmente también á los ladrones de mar, conforme aun al
propio origen del vocablo, proveniente del nombre de ciertos
piratas. Por lo que el castizo historiador Cevallos emplea de
manera indistinta ora la una voz, ora la otra.
38o PLA
«Casi desde los primeros años del siglo XVII había dado en vagar
una turba de piratas^ que vivía cebándose con la sangre y produccio -
nes de los puertos del Pacífico, y Guayaquil había sido una de sus víc-
timas. A fines de 1624 se vio en el mismo peligro que en ocasiones an-
teriores, pues llegó á traslucir que los filibusteros del norte habían
doblado nuevamente el cabo de Hornos con una armada y destruido
algunos pueblos marítimos del Perú»
iCevallos — Resumen de la Historia del Ecuador .)
«Poco después, pero en el mismo año (1709), fué de nuevo asaltada
y ultrajada la ciudad (Guayaquil) por otro género de piratas que, si
no se portaban como \q^ filibusteros con absoluta prescindencia de todo
lo honesto y humano, eran al caho piratas. Unos ingleses de Bristol,
dueños de dos fragatas de guerra, etc.»
{Id.—Ibid.)
PITA
Nombramos al bramante y al hilo hechos con fibras de
agave.
Pita-pita dice la Academia que es voz usada en algunos
lugares de España para llamar á las gallinas, así como ox es
interjección que se emplea para espantarlas. Sería necesario
que diésemos algunas lecciones de idioma á nuestras aves de
corral para que entendiesen aquella voz y aquesta interjec-
ción. Hasta tanto continúen vigentes el iuc-tuc y el chí de los
campesinos ecuatorianos.
PLANAZO
Cintarazo, el golpe que se da de plano con la espada.
También ciinbronazo.
PLANILLA
De gastos, de trabajadores, de ingresos, etc., decimos
arbitrariamente los ecuatorianos á las varias cosas que en
España nombran cuenta, lista ó iióniiua. Debe de ser un dimi-
nutivo de plan, según algunas de las acepciones del Vocabu-
lario.
PLU 381
PLÉYADE
Pléyades, término astronómico, femenino, plural, sirve
para denominar una constelacioncita del hemisferio boreal,
hacia la cabeza de Tauro. Seg-dn la Mitología, Pléyades ó Plé-
yades se llamaron las siete hijas de Atlas, que se suicidaron
por desesperación y fueron metamorfoseadas en estrellas: tales
son las siete principales y perceptibles á simple vista de la ex-
presada constelación.
Los aficionados á tropos y pedanterías denominan Pléyade
á agrupaciones semejantes ó desemejantes, — ellos se sabrán, —
de oradores, de políticos y hasta de pedicuros; y así dicen:
«Juan, Pedro, Atanasio y Gervasio forman la brillante (siendo
de estrellas, brillante tiene que ser) pléyade de ciudadanos,
que, etc.»
Para decir verdad, la cosa no es nueva; pero sí lo son el
rebajamiento y la prodigalidad, con que los pedantes deno-
minan hoy pléyade á individuos ni brillantes, ni femeninos, ni
siquiera siete. En cuanto á que no sean femeninos bien está,
ya que no se sabe á punto fijo el sexo de las estrellas y ya que
los antiguos dieron tal nombre á los sietes poet-is: Lycofron,
Arato, Teócrito, Nicandro, Homero el Joven, Filico y Apo-
lonio; y los franceses han llamado asimismo á más de una
colectividad de siete poetas. Pero, en cuanto á nombrarles en
singular, acaso no se está en lo justo.
PLU xM ERO
Es palabra muy castiza en el sentido de instrumento for-
mado de plumas, para sacudir y quitar el polvo; en el de caja
ó vaso donde se ponen las plumas; ó en el de penacho de plu-
mas con que se adornan los sombreros, morriones, cascos, etc.;
pero no es usada en España en vez de pinina, ó sea mango de
madera, hueso, metal ú otra materia, cuyo extremo, separable
por lo regular, semejante á la pluma de ave cortada para es-
cribir, sirve para el mismo efecto.
El vocablo plumero ha sido formado á imitación de lapí-
382 HOL
cero; mas supone <\Me. pltuna se llame sólo la punta ó extremo
que se empapa en tinta para escribir, y no todo el instrumento
que ha reemplazado á \a. plitma de ave, cortada hacia la parte
del cañón en un pico dividido en los respectivos gavilanes.
Por esto no encontramos escritor alguno castellano, ex-
cepto en el Ecuador, que diga: «Tomo el püimero para escri-
birte estas pocas líneas...», y sí hallamos á cada paso el em-
pleo de la palabra />///;//í7 no restringido solamente á la puntilla
metálica de la misma pluma.
Yo os abrazo, que es la pluma
Que las amistades firma,
Sin acordarme de agravios.
(Lope de Vega — /Sí no viera?i las i7iujeres.!)
Dn, Mafias — ¡Misericordia! \\lw2. pluma\
(Llega á la mesa y la toma).
Basta.
Firmo como en un barbecho.
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás/)
POBLADA
Xi menos pueblada. Hay muchas palabras castellanas que
hacen innecesario el vocablo anotado: alboroto., asonada., bu-
llanga, desorden, levantamiento^ motín., sedición., sublevación.,
tumulto, turba., etc., según los casos.
POLECÍA
Policía .
<d^?i policía secreta me ha informado que el pueblo murmura de que
el servicio que me has prestado no corresponde á la recompensa que te
he prometido.»
(Trueba — La"? aventuras de un sastre.)
POL 383
POLICIAL
Cuando no cliapa^ nombramos al que con tres palabras, de-
nominan los españoles agente de policía y con cuatro los fran-
ceses gardieii de la paix. Si, como los ingleses, quisiésemos
emplear ana sola palabra, police;nari (hombre de policía), pu-
diera ésta, traducida á nuestra manera, policial^ continuar vi-
gente, con venia de la Academia y beneplácito de algunas de
las naciones hispanoamericanas, donde la voz es corriente y
moliente.
Nuestro policial no es propiamente el corchete ni el gen-
dar jne españoles.
POLÍGLOTO
Esdrújulo según los ecuatorianos, grave según la Acade-
mia; no obstante, nosotros pronunciamos la palabra conforme
la etimología griega. El Sr. Cuervo dice que se pronuncia
siempre como lo ordenan los Académicos, tanto al usar el vo-
cablo como adjetivo, cuanto al emplearlo sustantivamente
para denotar una edición de la Sagrada Escritura en varias
lenguas.
POLLERA
Dícese en gran parte de la América española á lo que en
francés se llama jupe^ parte del vestido de las mujeres, que
desciende de la cintura á los pies, esto es, á la prenda deno-
midada faldas en castellano.
Es de origen castizo, según la última acepción del Voca-
bulario; pero hoy de ningún uso en España. Debió de nom-
brarse i)ollera á la falda por gracejo, á causa de la semejan-^a
entre el cesto de mimbres para criar pollos ó guardarlos y la
dicha saya, ó por su analogía con el artificio aquel que se
pone á los niños para que aprendan á andar.
384 PON
PONDO
Voz quichua que equivale á Una ja.
Aunque pretendemos los ecuatorianos hacer distinción en-
tre G.\ pondo y la tinaja., con la última palabra basta y sobra:
«Tinaja.^ dice el Diccionario, vasija grande de barro cocido,
y algunas veces vidriado; desde el asiento va siendo más an-
cha y capaz, y forma una como barriga hasta el gollete ó
cuello, que es más angosto.»
«Chucho aullaba desafor'aciamente en el parador, vaciando en las
grandes tinajas del cobertizo los cántaros de agua que, con ayuda del
macho, traía de la fuente.»
{Selgas — Nona.)
«Sube por un jarro de agua de la tinaja., que le voy á hacer la ope-
ración. >■>
( Trueba — ¡Desde Madrid al Cielo!)
;Agua de la tinaja dice Ud.? Cá, no sea L'd. bobo. El agua de la ti-
naja como está cerca del fogón está templada.»
{Trueba: Id )
Al tiempo que el beber furioso andaba,
Y mal de las tinajas el partido...
(Ercílla — La Araucana.)
PONEDORA
Ponedor. Adj. Que pone, se aplica al caballo que se le-
vanta de manos y se sostiene sobre las piernas, quiere decir
á lo que nosotros á.Qcim.os pararse en dos pies.
Las aves (jue ya ponen huevos son ponederas.
PONER fias gallinas J
Aovar ú ovar., poner huevos las aves, insectos y otros ani-
males ovíparos.
POS 385
POPELINA
Papeliiia llama la Academia á la tela muy delgada de seda,
lana ú otra materia, que regularmente se teje con pintas y
motas. Del ÍT2.ncés pape Une y pope Une ^ de donde acaso hemos
formado nuestro vocablo.
PORRAZO
En vez de niiicJiediunbre^ niitltitud^ copia^ abttndaiicia^ es
un gran adefesio; pues estrictamente no significa sino golpe
dado con la porra, y por extensión cualquier golpe que se da
con otro instrumento ó que se recibe por una caída.
PORTAVIAXDA
T)\g2ise. portaviandas^ vocablo de nueva formación; ó mejor,
fiambrera.
POSTEMA (El)
Siempre ha sido femenino este sustantivo: la posienia ó
apostema.
«Con todo quiérele dejar un poco desbrave, madure; que oído he
decir, que es peligroso abrir ó apremiar las apostemas duras., porque
más se enconan.»
(Fernando de Rojas — La Celestina. )
POSTURA
Muchos significados tiene esta palabra; mas no el de con-
junto de cabos ó piezas de vestir, como pantalón, levita y cha-
leco, ó sea lo que denominamos también (y esta vez no mal)
temo; aunque el vocablo, de acepción general, esté tomado
en significado particular. — Vestido completo, dicen los españo-
les, ó simplemente vestido á lo que nosotros llamamos postura.
386 POT
«Y no tardó mucho ea colocar sobre el ancho tablero de las cajo-
neras los temos de más valor.»
{Selgas — Nona. )
POTRERAJE
Lo que se paga al dueño de un pasto para poder apacentar
allí los ganados, pasturaje.
POTRERO
Es el que cuida de los potros. La dehesa en que éstos se
crían se denomina, según el Diccionario XIP, con el adjetivo
potril. El XIIP acepta ya el nombre potrero para el sitio des-
tinado á la cría y pasto de ganado caballar.
Nosotros denominamos ^<9//'í?;'í7 á toda dehesa.
«No se había curado Sancho de echar sueltas á Rocinante, seguro
de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso, que todas las yeguas
de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.»
{Cervantes — Don Quijote.)
Clemencín, anotando este pasaje, dice: «Hubo en Cór-
doba, desde antiguo un establecimiento para cría de caballos...
Constaba de un magnífico edificio provisto de todas las ofici-
nas y dependencias necesarias, con varias dehesas., de las cua-
les la principal, etc.»
«Salí dejando el charco á mano izquierda, á una dehesa^ donde esta-
ban muchos hombres arañándose, y dando voces, y eran infinitísimos,
y tenía seis porteros.»
{Qiievedo — Las Zahúrdas de Pintón.)
POTRO
OOOOí
El tumor inguinal es potra (del lat. botiilus) )., bubón (gr.
lOO(ov), ó landre (lat. glans., glandis)., según los casos.
Ay! Maldito seas, traidor. Postema y landre te mate, y á manos
1
PRE 387
de tus enemig-os mueras, y por crímenes dig-nos de cruel muerte en po-
der de rigurosa justicia te veas. ¡Ay, ay!»
(Rojas — La Celestina.)
¿Por qué me avisas, si picarme quieres?
Que pues que das dolor á los que cantas,
De casta y condición de potras eres.
(Qtievedo — So7ietos: Al mosquito de la trompetilla.)
De landre se íormó el nombre de laudrerias con que se
•denominó, en la Edad Media, á los hospitales de enfermos de
peste bubónica^ desaparecida de Europa en el siglo pasado, y
hasta de una parte de Asia, y reaparecida en los últimos tiem-
pos y aun extendida por primera vez á América.
POZO
Tiene varios significados, que todos conocemos; pero no
el de nacimiento de las aguas, que no se llama tampoco ver-
tiente., como decimos asimismo los ecuatorianos, sino manan-
tial^ ó si es muy abundante, alfaguara ó f avara.
PR EX ADÍELA
Pececilio del género Píntelodes (P . cyclopiun), único que
espontáneamente vive y se propaga en las lagunas, ríos y
arroyos andinos, que quizá por falta de materias orgánicas, ó
por el poco aire que contienen en disolución sus aguas á causa
de la débil presión atmosférica, son hasta hoy poco apropia-
dos para la piscicultura.
Húmboldt, en su interesante libro CosmoSy explica las llu-
vias de los tales pececillos sobrevenidas en el antiguo Reino
de Quito: las preñadillas, renacuajos, etc., son disparados
junto con las aguas y lodo contenidos en las bóvedas subterrá-
neas, que abren violentamente las erupciones volcánicas.
PREOCUPACIÓN, PREOCUPARSE, PREOCUPADO
El sustantivo signifi.ca anticipación en adquirir alguna cosa,
388 PRE
idea preconcebida, etc.; pero no recelo, temor, aflicción; idea
que embarga el ánimo. Las acepciones del verbo correspon-
den á las del nombre. El que se preocupa está pues prevenido
ó encaprichado en favor ó en contra de algo ó de alguien, no
absorto ó atormentado por una idea ó un temor.
En francés s\ préoccupation significa inquietud, etc.
PRESBITISMO
Presbicia, defecto ó imperfección del présbite ó hipejnne-
írope^ como dicen los oculistas, es decir, del que ve mejor de
lejos que de cerca, del griego 7:rjsa,3'.c, anciano, vista de viejo.
Es lo contrario de miopia: ¡lóco, cerrar y có6, ojo, porque el
miope amusga para corregir los círculos de difusión, que
dicen los técnicos.
PRESCINDENCIA
Acción y efecto de prescindir. Está en el Vocabulario de
todos los hispanoamericanos; mas no en el español.
PRETENCIOSO
No está en el Diccionario. Debe escribirse con >?, si se le
acepta, por venir de pretensión. Pretencioso hallo, sin duda
por error de imprenta, en Los Trasplantados^ novela de Don
Alberto Blest Gana, tan bien intencionada como admirable-
mente fotografiada del natural. Asimismo veo el vocablo aun
en libros de escritores españoles, como por ejemplo. La Maja
Desnuda del excelente novelista Sr. Blasco Ibáñez. Los fran-
ceses escriben prétention^ préte^itieux^ de donde ha venido
la c en nuestro neologismo: cette mere était une feninie a
talents ei a prétentions.
PRETIL
Pretil es el antepecho ó vallado que se pone en los
puentes y en otros edificios ó parajes para seguridad de
los transeúntes (del lat. pectus, pectoris., pecho).
m
PRI 389
Los ecuatorianos llamamos pi^etil al airio^ esto es, al an-
dén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo re-
gular enlosado y más alto que el piso de la calle, caso en el que
el atrio puede tener pretil para evitar caídas.
«Es tan grande la hermosura de la Justicia... que ... se podían des-
preciar innumerables años de esta vida... porque no se dixo con falso,
ni con mal afecto aquella sentencia: Mejor es un día en tus atrios que
mil.v (Sn. Agustín — De líber arb. 3).
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y lo eterno.)
«Tiene la iglesia un atrio cercado de un muro de dos metros de
altura, y se entra subiendo tres escalones de piedra.»
{Selgas — Nona. )
En el pretil de palacio,
Cerca de una casa antigua,
Donde hoy estudia sus obras
Un esclarecido artista.
(D. Ángel de Saavedra — Utia noche de Madrid.)
PRINGUE
Xo es quemadura., como pringarse no es quemarse.
El pringue ó la prijigue se nombra la grasa que suelta el
tocino ú otra cosa semejante sometida á la acción del fuego.
Pringar .^ amasar con los dedos y pedazos de pan algunas
sustancias pringosas .^ en el acto de comer ¡] Manchar con prin-
gue. U. t. c. r., etc.
Puede, pues, muy bien quemarse el que se pringa; pero
esto no es lo principal. La idea capital está en engrasarse, ó
enlardarse, ó mancharse con gordura, grasa, crasitud, lardo,
unto, ó mejor lo hemos dicho ya, con pringue.
Por asociación de ideas, pues, se le puede ocurrir al que
oye que alguien se ha pringado^ que se ha quemado., además
de mancharse; pero si la comprensión tropológlca llegase
hasta el trastrueque del significado de las palabras, podría
acontecer que un día no nos entendiésemos los que hablamos
un mismo idioma.
39° PRO
«Por supuesto, los tales libros serían muy santos, pero tenían tanta.
pringtie que se necesitaban ganchos para cogerlos.»
{Trtieba — El preste Juan de las Indias.)
Habla casi fregona de estropajo,
El aliño imitado á la corneja:
Tez que con pringue y arrebol semeja
Clavel almidonado. .. »
(Qicevedo — Sonetos.)
Las significaciones dadas por nosotros k pringar y pringue.,
podrían acaso venir del castigo usado antiguamente, de echar
á uno pringue hirviendo.
PRÍSTINO
La fritura ó frito aquel de harina y huevos, bañado con
miel ó almíbar se llama pestillo., del latín pistas., majado,
batido.
PROMETER {\^Q prometo á Ud. que es verdad)
Por protestar., asegurar., aseverar., afirmar., certificar., dar
por cierta una cosa., es un gran disparate que, con todo de
serlo, emplean hasta algunas personas que escriben para el
público. El verbo certificar., muy usado antiguamente en la
acepción que corregimos, hoy es menos empleado.
«Certifico á Vmd. que había uno de ellos que se llamaba Surre, tan
olvidado ya de como y por dónde se comía...»
(Quevedo — El Gran Tacaño)
No obstante la restringida definición del Diccionario acadé-
mico, en un proyecto de ley, presentado por el Ministro de
Gracia y Justicia al Congreso español, leemos: «En todos los
casos en que las leyes exijan la prestación de juramento, po-
drá el requerido prometer (qué?) por su palabra de honor,
siempre que manifieste que aquél no es conforme á su con-
ciencia. Esta promesa (suponemos que la de decir verdad)
surtirá los mismos efectos que el juramento.»
PÜC 39,
En francés se usa alguna vez el verbo proinettre en el sen-
tido que corregimos: «Eli bien/ je vous promets, jnoi\ que ce
Aldloíi ne vous auraií pas rendti. la pareille.»
PRUEBISTA
La persona que verifica ejercicios gimnásticos, gimnasta;
la que anda, etc., al aire sobre cuerdas ó alambres, acróbata.
(Aféase Mayomeyo).
PUCA
\'ocablo quichua, que significa colorado ó rojo, ha susti-
tuido en lengua vulgar ecuatoriana á los adjetivos taheño^
baybitaheüo y baybiyyojo, palabras de las cuales la última no
está en el Diccionario; aunque la traen obras de buenos au-
tores castellanos y aun ha servido de apodo á gentes cons-
picuas como Federico I, emperador de Alemania, hijo de Fe-
derico el tuerto.
Quevedo, en Las Zahúrdas de Plutóu, dice «Vi á Judas...
no sabré decir sino que me sacó déla duda el ser barbiryojo...»
Los que tienen el cabello rojizo son propiamente los ber-
uiejos^ de veriuiculus, por el animal que producía el color rojo,
nombre que damos nosotros á todos los que no tienen el pelo
negro (por cierto menos á los canos), así á los que lo
poseen castaño, como á los rubios, como á los blondos,
como á los albinos. Para éstos el pueblo, que está más
en contacto con los indios, tiene además la voz pintoresca
urc'u-cajnashca^ que quiere decir mandado de los cerros, bro-
tado de los nevados^ etc.
Pr. ;Quién es el de las botas que colg-ado
Es arracada vil de aquel garrote?
R. Es Judas el apóstol Iscariote.
Pr. Habéis los portugueses despenado,
Bien está lo bermejo á lo ahorcado.
{Quevedo — Sonetos: A Judas Iscar'ote, ladrón no de poquito.)
392 PÜC
El catire ó catiro^ importado probablemente de Colombia,
con que antes se calificaba también á los blondos ó rubios, va
desapareciendo ya del vocabulario popular ecuatoriano.
PUCO ó PUCU
Plato g-eneralmente de madera; quizá así llamado porque
se hace á las veces de cocos ú otras frutas maduras, quichua
piicuc, piLCíishca.
En castellano, hortera.
PUCUCHO
Quichua purito: de ^«¿-fí, plato de madera ó de calabaza,
ó de pucuna^ soplar. Pucucho^ cha dice nuestro pueblo á lo
htieco, vacío, que no contiene sino aire. Dícese también meta-
fóricamente á las personas faltas de razón ó entendimiento.
Así conocimos en Quito á un pobre individuo á quien por
antonomasia llamaban el Pucucho.
PUCHO
Voz quichua (puchii ) que ha tenido no sólo la buena for-
tuna de extenderse por el Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Re-
pública Argentina y Uruguay, amén del Cauca en Colombia;
sino hasta de ser propuesta á la Academia por nuestro escla-
recido amigo don Ricardo Palma, para que se le dé cabida en
el Diccionario Castellano, óigase bien, castellano.
La palabra española es colilla.
«Este tal quedándose con la apagada colilla del cigarro en los
labios...»
(Pereda — El sabor de la tiemica.)
«... con una mesita entre los dos, cargada de... cenicero con coli-
llas, una petaca de suela y una bolsa abierta de cirugía.»
{Pereda — Peñas arriba.)
PUP 393
PUCHUELA
No sé si es un derivado áo. pttc/m ó pucho. Decimos en vez
de nonada ó de chita ó bledo, en las frases: es una puchuela, ó
no vale una chita, ó no importa un bledo.
PUJA MAN TE
El instrumento con que los herradores recortan el casco á
las bestias, se llama pujavante, de pujar y avante.
PULGUERO
No es masculino, sino í^memno: pulg?iera, como gusanera,
conejera, etc.
PUNTERO
Sustantivo muy castellano con varias acepciones; pero que
no equivale á horario, ó sea, mano del reloj que señala las
horas, ni tampoco á minutero, saetilla que señala los minutos,
ni á manecilla (úsase mejor en plural) ó aguja que sirve para
señalar las horas, minutos y segundos.
PUPO
Voz quichua que signiíica ombligo.
Hay épocas en que los pueblos descienden hasta en las
expresiones. Así la en que se denominó á un partido político
curuchupa (curu gusano y chupa, cola); y en que oíamos
hablar incesantemente de los pupos, hombres de armas de la
Provincia del Carchi, y en que hasta hallábamos en partes
oficiales impresos, alabanzas á los pupos (ombligos) rojos, —
color que, como insignia de una parcialidad política, debía
sernos ingrato desde que lo adoptó un tirano de América tan
repulsivo como Rosas...
Xo podemos explicarnos, para decir verdad, de donde pro-
394 PUP
venga, ni lo que signifique el innoble nombre con que se
llama á los indisciplinados soldados de ocasión que nos vie-
nen del norte de la República.
Si no es quichua la palabra que anotamos, debe de prove-
nir de la voz c2íSÚz2l pupa^ esto es, la costra ó cicatriz ó señal
que queda en el cuerpo cuando se curan las llagas, granos ó
lastimaduras.
Pupo decimos también á la puntada que se da á trechos á
los colchones para mantener la lana en su lugar, es decir á la
basta; y de ahí hemos formado piípear por bastear.
El sobrenombre con que son conocidos los provincianos
del Carchi ¿vendrá tal vez de Pupiales, pueblo del Cauca,
perteneciente á la antigua Provincia de los Pastos, que tiene
al sur' la ciudad ecuatoriana de Tulcán?
jt=ll II ll=ai Jtzdt:
Q
QUEROSINE, QUEROSÍN, QUEROSINA
Ninguna falta hace la palabra para denominar la nafta.
En algunos otros lugares de Sud América llaman parafina
al aceite mineral de que tratamos; pero tampoco están en lo
cierto.
El líquido impuro, espeso, de color oscuro que se extrae
de la tierra es el petróleo (oleum petrce^ aceite de piedra), que
destilado, produce la nafta y los otros aceites ó esencias mine-
rales que se usan para el alumbrado; llevada más adelante la
destilación, se obtienen los aceites densos, empleados para
lubricar las máquinas, la vaselina^ que sirve en farmacia como
vehículo de medicamentos externos, y por íin la parafina^
materia cristalizable de la cual se fabrican las bujías transpa-
rentes de varios colores, que nuestros comerciantes nombran
espelmas de qnerosiiía.
La denominación aceite de petróleo, es pleonástica; pues
equivale á aceite de aceite de piedra.
En varias provincias del Ecuador poseemos ricas minas de
petróleo, que explotadas producirían pingües rendimientos:
las de vSanta Elena pueden competir ventajosamente con las
de los Estados Unidos y de las cercanías del mar Caspio.
QUICHUA
;Por qué empleamos en este libro la voz quichua cuando la
396 QUI
Academia ha aceptado la palabra con <? y no con i en la pri-
mera sílaba?
En algunas parroquias rurales de la provincia de Pichincha,
— donde hemos tenido especialmente ocasión de oír hablar la
lengua de los aborígenes de Quito, — nos ha llamado la aten-
ción el casi ningún uso que se hace de las vocales i y ?/, hasta
tal punto que pudiera llegarse á sospechar que las dos letras
referidas quizá no existieron en el abecedario de los Quitus.
En Yaruquí, población de muchos indios, generalmente des-
piertos, vivos y hasta gallardos, donde se ve claro que la raza
no ha degenerado, las raras ocasiones que se pronuncia la e^
á la que restringimos por hoy nuestro estudio, es ó en voca-
blos castellanos qicichuizados ^ ó de modo tal que el sonido se
confunde con el de la i.
No obstante, nada decidiremos acerca del asunto, ya por
no creerlo de importancia, ya porque nuestros conocimientos
en la materia no son tan grandes que podamos resolver acerca
de menudencia alguna relativa al idioma indígena ecuatoriano.
Mas sí entregaremos á los qtiichiiizantes algunas observacio-
nes con motivo de nuestra sospecha.
Ni una sola vez hemos oído á los indios llamar quechua á
su idioma, al que antonomásticamente llaman lengua^ ó lengua
del Inca (linguadinga) ó, aunque rarísima vez, quichua. En
cambio, todos los quiteños no indios denominamos al idioma
de éstos quichua y nunca tampoco quechua.
Quichua nómbranle asimismo la mayor parte de las obras
no modernas que se ocupan en lo tocante á él: así vemos escrita
lapalabra en el Vocabulario de la lengua general de todo el
Peni, llamada lengua Quichtia ó del Inca., por el P. Diego Gon-
zález Holguín; así en el Arte y Vocabulario de la lengua gene-
ral del Perú., llamada Quichua y en la lengua española (Anón.);
así en el Arte de la lengua Quichua., por el P. Domingo de
Santo Tomás; así en el Vocabulario en la lengua general
del PerÍL., llamada Quichtia., por Fr. Juan Martínez; así en
el Arte y Vocabiílario de la lengua Quichua., por Torres
Rubio y Juan de Figueredo; así en el Manual del idioma ge-
neral del Perú; Gramática razonada de la lengua Quichtia.,
etc., por Rossi; así en la Relación de todo lo sucedido en la
r
QUI 397
Provincia del Pirú^ desde que Blasco Núñez de Vela fué en-
viado por S. AI. á ser Visorey; así en Ellis, Peruvia Scythica.
The Quichua language of Peni, etc.; así en Henry, JLe Qtii-
chua est-il une langue Aryenne} ; así escribe la voz el historia-
dor Cevallos; así el Dr. José Fernández Nodal en sus Elementos
de Gramática Quichua ó idioma de los Incas; así está en el
Ritual Peruano por Fr. Luis Jerónimo Oré; y en los Opúsculos
dados á luz^ por el impresor D. Antonio Ricardo; y en Dávila;
y en la traducción de Palomino; y en Humboldt, en Tschudi,
en Markham, etc.
Algunos autores, principalmente modernos, sin embargo,
llaman qiiechua ó keshua al dicho idioma: por ejemplo, los Pa-
dres Redentoristas en el Arte y Diccionario que corrige y au-
menta (i 90 i) al del P. Diego González de Holguín; y el Voca-
bulario poliglota Incaico^ compuesto por ■aX^wno'^ Religiosos
Franciscanos., etc. (ipoS). Pero no creemos que el alejarnos
de la época en que se hablaba una lengua con pureza, sea
adecuado para corregir lo que antes se escribió acerca de ella.
No obstante las correcciones, en el Diccionario de los Re-
dentoristas, ni siquiera está la letra E, como si no hubiese pa-
labra alguna quichua que principiase por esta vocal; y en el
prólogo se previene que «Respecto de las vocales, la ^, /, se
usan casi indistintamente: la 6», u^ lo mismo, sin que cambie el
sentido». En la Dedicatoria, que consta casi de una página,
no hay sino una palabra en que entra la ¿?, además del nombre
de España y de la denominación qziechzta., con que los Pa-
dres Redentoristas corrigieron el vocablo quicliua del libro
original.
Pirú se nombró antiguamente al Perú y Ariquipa., á la
ciudad que hoy se llama Arequipa. Cuéntase que, llegados
los primeros españoles á la costa de Túmbez, preguntaron, na-
turalmente en castellano, á un indio que pudieron atrapar:
— ¿Cómo se llama esta tierra? Y que entendiendo el interrogado
¿Cómo se llaman estas aves? (unas aves domésticas, que por
allí andaban), — «Pírú»^ contestó. — ¡Ah! Perú., repiten los
aventureros v bautizan con el nombre á la resfión. — ;Y esos
cerros? interrogan otra vez. — «Anti»., responde el interrogado,
comprendiendo que se desea saber las riquezas de la cordi-
398 QUi
llera {anti ó anta^ el cobre); y los conquistadores denominan
á la Cordillera Andes. El tal diálogo seguramente no es sino
un cuento; pero prueba que su inventor, entendido en acha-
ques de quichua, para dar verosimilitud á la conseja, contra-
puso letras, que si muy usadas en un idioma, no se emplea-
ban en el otro. — En el Brasil y no sé si también en Portugal,
se nombra aún pirü al pavo, por creerlo oriundo del Perú.
En el tomo Elementos de gramática QUICHUA ó idioma de
los Í7tcas, por el Dr. José Fernández Nodal (libro en que se
dice estar en prensa un gran Diccionario castellano-QUlCHUA^
por el mismo autor) se previene que «La ^5" y la /, la (9 y la ¿7,
y viceversa, tienen equivalencia idéntica, para ser reemplaza-
das la una por la otra, ya sea en la pronunciación ó en la escri-
tura»- y, sin duda por esta razón, pone de vez en cuando, para
variar, vocablos de idéntica estructura, con <?, aunque infinita-
mente más veces los escribe con i. Hasta tal punto que en
la primera columna de los nojjtbres qne con más frecuencia ocu-
rren en la economía doméstica., no hay ni uno sólo con ^, y en
la segunda columna, como hemos dicho, para variar, pone
huauque.^ quiquinJiuanqiie y otros vocablos análogos, al pro-
pio tiempo <\\x^ yayanqui., palabra de formación idéntica á las
anteriores y, casi de seguro, escrita ella sí castizamente.
Los PP. Redentoristas, á pesar de decir quechua en su edición
de la antigua obra de F'r. Diego González de Holguín, escri-
ben con i los derivados ó compuestos de auqni (*), anquis:
auquillo., atiquicuna, rinriyokauqui., etc.
Metido en la maraña de esta quizá fútil investigación, he
descendido hasta detalles diminutos, tales como contar los vo-
cablos en que entra la e, en las primeras escenas de Olíanla., la
más importante obra literaria en el idioma de nuestras aborí-
genes, obra que, lo diremos de paso, no proviene de éstos, con-
forme lo comprueban no solamente lo intrínseco de la compo-
sición, sino aun su forma externa: redondillas, consonantes,
división de actos y escenas según los preceptistas, frases de
(*) Átiquis, venerable, viejo; auqiiiUo, antepasado, abuelo; mtquiciitia, hidalgo,
señor; riiiriyokatiqui, nobles Orejones; yayanqiii, padre, señor, amo respetable, tío;
huauqiii, hermano de padre; quiqíiinliuauqui, hermano legítimo.
QUI 399
estructura y hasta de sintaxis españolas, etc. No hemos encon-
trado en toda la escena i/, por ejemplo, más que seis voces
escritas con e^ y de ellas cuatro en que entra el propio com-
ponente ñecmaii: chayíiecman, kciiylliLrñecinan^ intiñecnian^
quillañecman. En la escena 2/ no hay sino un vocablo, cay-
ñecjnan; y asimismo poquísimos en las demás, que con repe-
ticiones y todo, no dan sino veintisiete palabras en el acto I, ó
sea quince, eliminadas las de elementos repetidos.
Por último, y citando vocablos de uso diario y vulgar, aña-
diremos que no hay ¿?, ni mal pronunciada, en los nombres de
los días de la semana, ni en los de los meses, ni en los núme-
ros cardinales.
Pudiera haber sido que nuestros aborígenes tuviesen una
vocal de sonido intermedio entre los de la ^ y de la i; pero es
la verdad que hay más razón para creer que la e no perteneció
al idioma de los indios, al menos de los Quitus.
Tal creo. No obstante, y aunque considero la cuestión de
tanta importancia como muchas de las que se discuten, días y
más días, en nuestros Congresos; no obstante, digo, si alguien
se empeña en sostener lo otro, dejóle el campo libre, y adiós.
QUICHUISMO
^'ocablo ó giro de la lengua quichua empleado en otro
idioma. No está en el Diccionario.
Es indudable que podemos juzgar de la importancia de un
pueblo por la extensión ó propagación de su idioma. Los
Incas lo llevaron hasta regiones muy remotas, donde, aun
después de la conquista y de la emancipación, se conservan
muchas palabras, acreciendo el caudal de barbarismos de los
pueblos hispanoamericanos, conforme lo hemos hecho notar
en varios capítulos de este libro. Defecto tan extendido no
debe, pues, carecer de nombre.
QUIERDE
Don Pedro Fermín Cevallos, en su útil libro Breve Catá-
logo de errores en orden á la leñatea y lenguaje castellanos^
400 QUI
corrig-e este vocablo con el adverbio donde; mas algunos crí-
ticos del mencionado libro argüyeron al doctor Cevallos que
el dicho adverbio no reemplaza al barbarismo qiiierde en toda
la significación que le damos los ecuatorianos, y propusieron
que se dijese: (Dónde está)
Supong'o que ni el autor del Breve Catálogo ni sus impug-
nadores fijaron quizá suficientemente la atención en el sentido
en que nuestro pueblo emplea el vocablo, siempre interroga-
tivo. ¿Xo es, por ventura, una yuxtaposición ó mejor dicho
una conglomeración de >(Qité es de?
En apoyo de lo cual, acaso baste presentar algunos ejem-
plos de los principales casos en que usamos el terminajo.
(Qiiierde el dinero? — (Qitierde Antonio? — que de cierto,
pueden ser sustituidos castizamente por (Qué es del dinero? —
(Qité es de Antonio?
Muy bien reemplazado estaría el (Qiiierde) por (Dónde
está) Pero quedaríanos siempre por averiguar el origen del
vocablo, que asoma claro en qné es de^ si estudiamos la ra-
pidez de la pronunciación en la conversación familiar, y la
semejanza de la r con la s en la emisión sibilante de nuestro
pueblo.
QUIETISMO
Leo en un periódico: «Es indispensable que los hombres
públicos empujen á la Nación, para que dejando el qnietisjjio
abrumador...»
El QiLÍetis7no (de qiñes ó qiiieíitd) secta ó doctrina, cuyo
principal apóstol fué el sacerdote aragonés Miguel Molinos,
hacía consistir la perfección en la completa inacción del alma,
que encerrada de tal manera dentro de su propio reposo, no
reflexiona en Dios ni siquiera en sí misma, sin que sean bas-
tantes á sacarle de esta quietud ni las tentaciones pecaminosas
que, según el qnietista^ so.i medios divinos para manifestar al
alma su miseria.
Dígase qnietiid y se hablará claro y castellano.
...A esa experiencia
QUI 401
Que adquirí en mi juventud
Debo, Juan, esta quietud.
(D. Ventura de la Vega — El Hombre de mundo.)
«En ella (Bn la Guia espiritual.^ uno de los libros de Molinos) se
representa al hombre perfecto sin ejercitar en nada su discurso, y
abandonado á una total inatención é inacción. No reflexiona en Dios ni
en sí mismo; no desea ni teme nada, no desea la salvación, no teme el
infierno, se olvida de sus pecados, y éste es para él el medio más seguro
de borrarlos. Se conforma de tal modo con la voluntad de Dios, que no
le incomoda nada de lo que pasa dentro de sí mismo: ni los pensamien-
tos impuros, ni las blasfemias, ni el revelarse contra la Providencia, ni
la incredulidad con respecto á los misterios; en una palabra, ninguna
de las tentaciones á que se rinde. Todo esto lo presentaba Molinos
como medios de que se servía Dios para purificar un alma, para darla
á entender su miseria, y para hacerla palpable el mal de las pasiones y
de las inclinaciones desordenadas. De este modo no sería el hombre
responsable á Dios de las acciones más criminales; porque su cuerpo
podría ser instrumento del demonio, sin que su alma, íntimamente unida
con Dios, participase de lo que suceda en la casa de carne en que ella
habita
Tal es la herejía de los quietisfas...»
(Berault, Bercasfel y Henrioii — Historia de la Iglesia.)
QUILCACAMA
Quilcaca77ia, — de quillca ó qtii'shca., escrito, carta ó papel
y cama., oficio, — ó simplemente qíiillca ó quishca denomina el
pueblo ecuatoriano al individuo que en México y Guatemala
nombran Imizache., esto es, al leguleyo y aun al curial y hasta
al rabilóla y picapleitos.
Qu,ilcacauia es algo más despectivo que tinterillo^ nombre
con que conocemos también á dicho sujeto, lo mismo que en
casi toda Hispano América.
Como rábula es el abogado ramplón y vocinglero, y pica-
pleitos el abogado sin pleitos que anda buscándolos; las deno-
minaciones tinterillo y quilcacama corresponden más bien al
leguleyo castellano: el que se tiene por legista y sólo de me-
moria sabe las leyes.
26
402 Qül
QUILICO
Cernícalo.
«A quien su ignorancia les ha dado á entender que las uñas largas
les hermosean las manos, como si aquel excremento y añadidura que se
dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cer7iicalo lagartijero:
puerco V extraordinario abuso.»
(Cervantes — Don Quijote. )
QIILL.VY
La Saponaria quillaya empleada en América, como en
Europa la Saponaria officinalis ó Bootia Vulgar is., para quitar
manchas de las ropas, lavarse la cabeza, etc. — Jabonera llaman
en España á la saponaria europea (sapo^ jabón).
QUIMBOLITO
Xo podemos dejar de tener en cuenta al individuo más no-
ble de la familia de los chigüiles., choclotandas., tamales y más
pastelones envueltos en hojas y cocidos por el vapor: el quim-
bolito. Hácese de harina de maíz ó de almidón de patatas, con
azúcar, manteca, huevos, etc.; y le caracterizan, tanto el
dulzor, cuanto el no contener condumio (véasela voz Chigilil)\
mientras que sus deudos los dichos tamales y clioclotandas pue-
den ser dulces ó salobres, y llevan siempre entrañas de queso
ú otros manjares empanados en la masa respectiva. Como la
del tamal .^ la pasta de los quimbolitos., envuelta en hojas de
achira., se cuece merced al vaho que desarrolla un perol, cuya
agua del fondo está separada de aquéllos por un poco de
paja.
QUINCHA
Especie de tabique, hecho comúnmente de cañas. Llámase
también quincha lo que en España denominan cajiizo: qitin-
QUI 403
chana^ hacer barreras, vallar con ramas, etc. Al tabique for-
mado con cañas y barro nombramos los ecuatorianos va-
yeqiie.
QUINDE
Es el vocablo quichua qtiiníi^ que ha sustituido por com-
pleto á la denominación castiza pájaro mosca y al nombre
caribe, aceptado ya por la Academia, colibrí. Quiere, pues,
decir que con el quichuísmo quinde denominamos las múlti-
ples especies de Oreotrochilits., etc., avecitas que son para el
reino animal, como las piedras preciosas para el mineral, de
las que no van á la zaga, respecto de los vividos colores que
brillan así en ésas como en éstas, ya rojo rubí, ya verde esme-
ralda, ya amarillo topacio, ya violado amatista, ya azul zafiro.
Llamárnoslas también picaflores cuando no queremos hablar
quichua.
QUINGO
Es el quichua quingn^ rodeo, vuelta, ziszás ó zigzag de un
camino. De qiLingo se ha formado quinguear^ serpear ó ser-
pentear, subir ó bajar un declivio haciendo caracoles.
QUINUA
La planta y la simiente del vegetal que los botánicos deno-
minan Cheiwpodiuin qiiijiua^ alimento muy importante de los
antiguos aborígenes de las poblaciones andinas; quienes em-
pleaban además la ceniza del tallo mezclándola con las hojas
mascadas de coca, para poner en libertad la cocaína y los de-
más alcaloides de la planta, que disueltos en la saliva y traga-
dos poco á poco, vigorizaban á los trabajadores y á los peato-
nes en sus grandes viajes.
QUIPE
Quichua quipi^ dícese en vez de //<?, carga., atado., especial-
mente de ropa.
■
404 QUO
QUORUM
Núniet^o.
Los ingleses emplean la palabra latina quortim (de quie-
nes) para designar la junta, ó, mejor dicho, el iiinuero de
diputados, jueces ó comisarios, etc., suficiente para discutir,
determinar ó resolver algún asunto.
De aquí los periodistas la han hecho pasar al castellano,
por cierto, al de periódicos; pues no han logrado aún natura-
lizarla ni en los Diccionarios de Legislación, ni en los de Polí-
tica, ni menos en el de la Lengua.
Lki ilustrado escritor chileno, después de recordar que, en
las Cámaras inglesas, la de los Comunes exige un qiwrtuii de
cuarenta miembros para sus deliberaciones, y lo reduce á sólo
veinte, de los seiscientos cincuenta y cuatro de que se com-
pone, para las solicitudes de los particulares, y que ^quorum
de la Cámara de los Lores es de tres miembros; después de re-
cordar, asimismo, que en Chile se necesita la concurrencia de
la tercera parte de los senadores y la cuarta de los diputados,
cita á Jefferson, según quien, la voz quorum trae su origen de
la costumbre que se ha conservado en Inglaterra, como en la
Cancillería Romana, de dar á ciertos actos de Gobierno los
nombres de los actos legislativos que los ordenan, ó de las
fórmulas que les son propias, estando admitida esta práctica
con especialidad para las diferentes órdenes que expiden los
tribunales. Es verosímil que este nombre, dado al número de
individuos que basta para constituir las Cámaras, dimana de
alguna fórmula relativa al asunto, que empezaba con esta pa-
labra. (*)
'■*') Con efecto, en el Diccionario de Webster se encuentra la fórmula aludida:
The ternt aróse from the Latm words: quorum aliquem vestrum... unum esse vo-
LUMus (of whom we whish sonte oiie of yon to be oiie'j, wich were used in the coni-
mission fomerly^ issued to jus tices of the peace in England, by wich commission it
was directed that no business of certain kinds should be done without the presence
of one or more of certain justices specially designated. justice of the peace and
OF THE quorum desi^natcs a class o f justices of the peace i7i some of the United
States.
QUO 405
El quoruvi exigido en el Ecuador para las sesiones, es la
mayoría absoluta de cada una de las Cámaras, lo mismo que
en los Estados Unidos; en Francia el quorum es también la
mayoría absoluta, pero es necesario sólo para votar y no para
discutir. Deberíamos exigir un número menor, singularmente
para la instalación del Congreso; pues las dos terceras partes
de la totalidad de sus miembros, exigidos por nuestras Consti-
tución y Ley de elecciones, hacen difícil la dicha instalación el
día que fija la Carta fundamental.
{
i
at=)l l«l— 3t=dt:
RACIMO
;Pueden ustedes creer, señores lectores, que hay todavía
en el Ecuador personas medianamente educadas que dicen
racimo en vez de racimo}
¿Que nó?
Pues más vale que no lo crean ustedes.
Nadie tenga su viña
Junto al camino
Porque todo el que pasa
Corta un racimo.
Y entre unos y otros,
Se la van vendimiando
Sin saber cómo.
{Autor desconocido — Seguidillas antiguas).
Uniforme, monótono y cansado
Es sin duda este mundo en que vivimos:
En Oriente de rayos coronado,
El sol que vemos hoy, ayer lo vimos:
De flores vuelve á engalanarse el prado:
Vuelve el Otoño pródigo en racimos.,
Y tras los hielos del Invierno frío
Coronado de espigas el Estío.
(Espronceda — El Diablo Mundo).
4o8 KAN
RAMAZÓN
El conjunto de ramas ó ramos de los árboles ó arbustos,
ra?naje. Si el conjunto es de ramas cortadas, ramiza^ nombre
que se da también á lo que se hace de ramas.
RANCIO, RAXC [ ARSE
Estas voces poseen una acepción más amplia que la con-
cedida por los ecuatorianos. En efecto, rancio es para nos-
otros sólo el comestible, aceite, etc.. que se han echado á
perder; de consiguiente, no comprendemos que sea un mérito
para el vino, por ejemplo, el ser rancio. Lo propio sucede con
el verbo ranciarse.
RANCLA, RANCLARSE
En lenguaje de colegiales el sustantivo significa escapato-
ria^ esto es, salida oculta y apresurada, naturalmente, del
colegio, del convento ó del cuartel; pues sospechamos que los
soldados emplean también el vocablo, así como efectuaban los
antiguos frailes el acto y usaban su nombre.
El verbo tiene la significación de fugarse, escapar ó huir.
Ranciado dícese del que anda fugitivo ó huidizo y, como com-
plemento generalmente, echando una cana al aire.
RANGOSO, SA
Adjetivo ecuatoriano. ;De i'anga^ caballería pequeña, flaca,
endeble, en una palabra, matalona) No; pues precisamente
aplicamos el dicho calificativo á la persona ostentadora ó que
gusta de boato^ á la casa osteniosa^ etc. Lo cual nos permite
conocer el origen de la palabra, que debe provenir del gali-
cismo rango (rang^ ordre: le degré dlionne7ir qui convient a
chaciin), al que, seguramente por lo contrario de aquello de
nadie es profeta en su país, hemos atribuido mayor impor-
tancia que la tenida por el vocablo en Francia, y hemos dado
RAS 409
las más extensas significaciones de distinción, suposición, lus-
tre, viso.
RASCADILLAR
Quitar ó arrancar las hierbas en general, desherbar; entre-
sacar y arrancar los cardos y otras hierbas de los sembrados
cuando están las mieses tiernas y en hierba, escardar ó escardi-
llar: dar segunda labor á las plantas ya algo crecidas, qui-
nando la hierbecilla extraña que ha nacido entre ellas, aparar.
RASCARRABL\S
Xi familiarmente hemos visto jamás usada, en escritos es-
pañoles, la palabra que anotamos. Las que hemos visto son
las voces paparrabias y cascarrabias.
«Que merecías que no te lo dijera, por obcecado y cascarrabias, —
respondió don Pedro Montera. ■^>
{Pereda — El sabor de la tierruca.)
RASPA
Equivale para los ecuatorianos á reprensión, peluca.^ fel-
pa., etc., en la frase echar nna raspa á. alguien.
Raspear formado, sin duda, de raspa equivale asimismo á
corregir, reprender.^ amonestar.
RASPADURA
Con el nombre de ^/¿«//¿•«¿•fl detine Juan de Arona: «Es un
bollo prieto, de figura hemisférica y como del tamaño de un pe-
queño plato sopero, que se hace, ó en las pequeñas haciendas
de azúcar que no están montadas en grande, ó en estas mismas
de una manera secundaria y accesoria. Para la exportación se
casa una con otra y se lían con hebras de totora hasta dejar el
atado perfectamente envuelto ó enchipado. Cada una de sus
4IO Ras
piezas toma entonces el nombre de tapa^ es decir, que dos
tapas componen el atado.»
Después de tan excelente descripción de la raspadura ó
rapadura^ no tenemos que añadir sino que el Diccionario no
acepta, para el tal bollo prieto de azúcar impuro, el nombre
que le damos en el Ecuador, y que ha aceptado el que se le
da en el Perú, Chile y probablemente otros lugares de Amé-
rica: chancaca; aunque su definición no corresponde por com-
pleto al objeto que nosotros conocemos, esto es, al singu-
larizado por Arona, y no por los señores académicos, que
dicen: «Azúcar mascabado en panes prismáticos.»
Panela lo llaman en Colombia.
Rapadura lo nombran también los brasileños.
RASQUETA
No se usa generalmente en singular. Dícese rasquetas, y no
tampoco al instrumento «que se compone de una chapa de
hierro con cuatro ó cinco serrezuelas de dientes menudos y
romos, y de un mango de madera, y el cual sirve para sacar á
las caballerías la caspa y el polvo», como define la Academia
á la almohaza; sino á otro distinto que sirve para raer y lim-
piar las cubiertas y costados de las embarcaciones.
«Anda el almohaza, y toca en la matadura.»
{Refrán.^
RASQUET EAR
Almohazar, esto es, rascar y limpiar las caballerías con la
almohaza^ — del árabe maháza y el artículo al; por lo que pri-
mitivamente al instrumento se denominó abnahaza, según
varios autores citados por Covarrubias.
«Traigan aquí un peine ó lo que quisieren, y almoházeiime estas
barbas, y si sacaren dellas cosa que ofenda á la limpieza, que me tras-
quilen á cruces.»
{Cervantes — Quijote. )
REA 411
RASTRA
Aun cuando se llama así cualquier cosa que va arrastrando,
y singularmente la narria ó niierra^ carretón de maderos, sin
ruedas, para llevar cosas de una parte á otra; sin embargo,
tiene nombre especial el instrumento de madera, «á manera
de unas parrillas grandes, con el cual se allana la tierra des-
pués de arada, para sembrarla», quiere decir, \2l grada. La de
ramas, califícase de coia^ y la de púas es llamada de dientes.
RAYUELA
Es un juego á la verdad; mas no el que consiste en sacar
de varias divisiones trazadas en el suelo un tejo á que se da
con un pie, llevando el otro en el aire y cuidando de no pisar
las rayas y que el tejo no se detenga en ellas. — La anterior
definición, que hemos copiado del Diccionario de la Acade-
mia, corresponde ?\ sustantivo infernáculo., del cual proba-
blemente hemos tomado la voz infiernillo., con que nombramos
la división más estrecha y la más difícil, en consecuencia, de
las que forman el trazado de nuestra raynela., ó sea del infer-
náculo español.
REATA
Para diferenciar la cinta de seda, de las de algodón ó lino,
los ecuatorianos llaman cinta sólo á la primera y reata á las
otras.
Que están errados manifiéstanlo las definiciones de las dos
palabras:
Reata. Cuerda ó correa que ata y une dos ó más caballerías
para que vayan en hilera una detrás de otra. || Hilera de caba-
llerías que van de reata, etc.
Cinta. Tejido largo de seda, hilo ú otra cosa, y de uno ó
más colores, que sirve para atar, ceñir ó adornar.
Veta., llaman los catalanes á la cinta, y nosotros á la correa
retorcida que algunas veces sirve de reata: cosa curiosa.
412 REC
Los chilenos denominan hiiincJia á la cinta, — voz completa-
mente quichua.
REBOZO
Ó rebociño llama en o-eneral el Vocabulario á la mantilla ó
toca corta de que usan las mujeres para cubrir el bozo (re y
hozo). Los ecuatorianos hemos restringido el nombre rebozo
á una especie de chai de bayeta con que abrigan las espaldas
y el pecho las mujeres del pueblo.
RECIÉN
Adverbio de tiempo, — que significa poco há^ no há niucho^
poco tiempo antes., y se usa siempre antepuesto á los partici-
pios pasivos, — es empleado muchas veces con la significación
de ahora., en el inoinento en que se habla., en el instante mismo.,
solo ahora y aun como si equivaliese á solo ó solamente: «Ma-
ñana recién llegará Juan». Es defecto muy común hacia el sur
de la América Meridional. Así, por ejemplo, en una hermosí-
sima novela (calificóla de hermosísima muy merecidamente, no
por el idioma, sino por el plan y desenvolvimiento, que mani
fiestan las notables aptitudes de la autora), se lee: «La cono-
ció recién mucho tiempo después, cuando fué capaz...» «Stella
dormía. Alejandra sintió recién., en la quietud, el cansancio».
Recién., del propio modo, se usa antepuesto á los adjetivos
que tienen sentido participial; pero, lo repetimos, nunca con
otra significación que la de poco tiempo antes: recién casado^
recién llegado., recién escrito., reciéji libre. Equivale al noti-
veazi francés, tanto como adverbio, noiiveati-né ., cuanto en las
locuciones sustantivas ó adjetivas, nouveaii venu., nouveaux
mariés., noiivelles converties^ etc.
Pero nada hará resaltar más el contrasentido que corregi-
mos, como el sustituir en las frases citadas, recién., con recien-
temente., del cual es apócope: «Mañana recientemente llegará
Juan», etc. «La conoció recientemente mucho tiempo des-
pués», etc.
REQ 4>3
REFRENDA -
La acción y efecto de refrendar, refrendación y refrendo.
REGAR
Xo sólo el pueblo, sino las gentes ilustradas, emplean este
verbo en el significado de echar por el suelo una cosa, exten-
diéndola por muchas partes, esto es, en la acepción de verter,
derramar, desparramar, efundir^ arrojar^ esparcir y aun
sembrar.
Así en un buen artículo de un periódico nuestro leo:
«Ya si quisiesen ustedes ir á regar su semilla en las selvas orien-
tales...»
{La Defensa, N." S , de eriero g — i^ 97 — Art. «Pastores».)
Así también dicen nuestros campesinos: regar alverjas,
por sembrarlas; regar trigo., por esparcirlo en la tierra para
que nazca.
Así decimos todos: regar vino., por verterlo, regar harina.,
por derramarla, etc.
Regar no significa sino echar agua en los campos para
beneficiarlos; en las plantas para que vivan y prosperen; en
las plazas, calles, patios para barrerlos y refrescarlos y apagar
el polvo; atravesar un río ó un canal un territorio, fecundán-
dolo.
Regar viene del latín rigare., del que provienen asimismo
otras palabras que comprueban la limitada significación del
verbo al cual tan lato sentido damos los ecuatorianos:
Regadera., instrumento para verter agua sobre plantas, etc.
Regadío, terreno que se puede regar.
Regador, que riega.
Regadiíra, riego que se hace por una vez.
Regajo, arroyuelo ó charco que forma un arroyuelo.
Regato, que significa lo propio.
Reguera., canal ó atarjea para el riego.
Reguero., etc., etc.
414 RKü
«¿Cómo no?, respondió maese Pedro, ¿y estas reliquias que están por
este duro y estéril suelo, quién las esparció y aniquiló, sino la fuerza
invencible de ese poderoso brazo?»
( Cervantes — Quijote, )
«... Alma mía,
Pide mi sangre y la vierto.»
{Martines de la Rosa — La niña en casa y la madre en la máscara.
«Pudiendo verter mi sangre,
Con destierro me castiga.»
{Lope de Vega — ¡Si no vieran las mujeres!)
«... Anoche Jacinta
Vertió en la mesa la sal
Nombrando á don Pablo.»
{Bretón de los Herreros — ¡ Mne'refe y verás!)
«Y á ejemplo de las gloriosas
Heroínas que las águilas
En este suelo humillaron
- De la usurpadora Francia,
Verter sabría mi sangre
En el altar de la patria.»
{ídem — Ibidem. )
Granear corresponde exactamente á lo que nuestros cam-
pesinos llaman regar trigo, regar cebada, regar alverjas, ó
tapar trigo, tapar cebada, tapar alverjas, etc., ó sea esparcir
la semilla en un terreno.
REGATIAR
Regatear ó recatear
«... Pienso
Que he visto una buena cara;
Pero ando recateando
En dar más ó menos alma.»
{Lope de Vega — ¡Si no vieran las fnujeres!)
REM 415
REJO
Los ganaderos del Ecuador denominan con la voz anotada
el conjunto de vacas lecheras ó que están dando leche; y así
hacen constar en los inventarios, por ejemplo: tantas vacas en
el seco (es decir, sin leche) y tantas de rejo ó en el rejo ó de
'^rde)~u\ vocablo que tampoco se halla en el Diccionario de la
Academia, aunque sí ordeñar^ ordeñadero^ ordeñador .
Corral de i^ejo es, por lo mismo, en el Ecuador lo que en
la República Argentina hemos oído nombrar tambo: corral
donde se ordeña y quizá también lugar donde se vende leche.
REJO SO
Rijoso^ lat. rixosHS, de ri'xa, riña. Dícese asimismo rijador.
«No se había curado Sancho de echar sueltas á Rocinante, seguro
de que le conocía por tan manso }■ tan poco rijoso, que todas las
ye_yuas de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.»
(Cervantes — Dofi Quijote.)
REMANIENTE
Reinaiiente.
«... Y del remanente de su caudal, después de hechas éstas y otras
menos importantes deducciones, me nombraba á mí heredero...»
{Don José María de Pereda — Peñas arriba.)
REMESÓN
La cosa debió de haber sido tremenda. Lo que me admira
es que no hayan venido á tierra todos los edificios, — digo si
fué cierto lo que se refiere de un terremoto acaecido en una
de nuestras ciudades, á saber, que «los remesones fueron mu-
chos y muy fuertes.» — Naturalmente la expresión no puede
tomarse sino en sentido traslaticio, si atendemos á los signifi-
4i6 REP
cados rectos de la palabra: acción de remesar ó sea mesar
repetidas veces la barba ó el cabello; ó carrera corta que el
jinete hace dar al caballo, obligándole á pararse cuando va
con más violencia, cjuiere decir lo que los ecuatorianos nom-
bramos setitóit.
Fig-úrese Ud., señor lector, cómo quedaría una ciudad á la
que se le arrancaran, entiendo los edificios, como los cabellos
ó barbas al que padece una mesadura; ó la ciudad á que se
obligase á dar una carrera violenta, aunque corta, para dete-
nerla repentinamente.
RENGUEAR
Renqiíear ^ ó rengar que no trae 3'a el Diccionario último.
<.<Y aunque renqueando unos y palpándose otros los coscorrones,
cada cual se arrimó á su bando.»
{Pereda — El sabor de la tierruca.)
«Renco, rejtgo. De un tipo renicus, del lat. rejí, reñís, el riñon,
como si dijéramos cojo ó lesionado por causa nacida de los riñones.
De renicus nació el tipo renicare, rengar^ y el prefijo de, der,
derrengar. »
{Monlan — Diccionario etimológico i)
REPELAR, REPELO
Los hacendados ecuatorianos entienden por repelar hacer
que el ganado paste en una dehesa ó prado en que han pacido
antes otros animales. Si algo en relación con forrajes signitica
el verbo, es precisamente lo contrario de lo entendido por
esos señores: repelar^ cortar las puntas á las hierbas. De ma-
nera figurada, además, cercenar, quitar, disminuir.
Como consecuencia del primer error, los mismos señores
denominan repelo á la dehesa despojada á medias de pastu-
ra, cosa que en modo alguno significa dicho sustantivo.
Si pelar fuese lo propio que pacer (lo cual probable-
mente creen nuestros payos, deduciéndolo de que es castizo
REQ 417
calificar de pelado al campo sin hierbas), debería decirse más
bien repeladiLra á lo que se nombra repelo.
Pacer el ganado la hierba hasta agotarla: repacer.
REPUNTADOR, REPUNTAR
El Léxico contiene el verbo repuntar con varias acepcio-
nes, que ni remotamente se aproximan á la que le damos los
serraniegos del Ecuador: revisar las vacadas, especialmente
de los páramos, para saber si están completas. De tal verbo
hemos formado el sustantivo repiLiitador^ con que nombramos
al cuidador especial de los hatos de ganado vacuno.
REQUETEVIEJO, REQUETETONTO, ETC.
No satisfechos con la preposición inseparable re.^ que unida
á algunas voces de la lengua castellana, denota aumento y
reiteración ó repetición, hemos agregado á dicha preposición
inseparable todavía algo más, que exagere la significación del
adjetivo con que queremos ponderar generalmente lo despec-
tivo de una cosa. En uso tanto en Hispano América como en
España.
REQUISA
Dice don Pedro Fermín Cevallos, «para defender los fueros
de la lengua y de la propiedad, salteamiento.»
Cerca de cincuenta años de no ver á los soldados y á los
empleados de policía (cosa aun más escandalosa) lanzarse sobre
los viajantes, vejarlos y despojarlos de sus cabalgaduras, ó in-
vadir los fundos, allanar las casas y apropiarse de lo ^jeno,
por la fuerza brutal, á nombre de las autoridades... Cerca de
cincuenta años, decimos, de creernos tal cual cultos, nos
habían hecho suponer innecesaria la corrección de las palabras
requisición., requisa que, á nuestro juicio, quedaban sin signi-
ficado por los progresos de una civilización que se impone ya
hasta á la Abisinia y otros países del Aírica negra, mas confe-
samos humildemente que nos habíamos equivocado, y en plena
4i8 REQ
vig"encia de lo que significa requisa^ exhumamos el vocablo de
la tumba del desuso, y restituírnoslo á la circulación, en honra
y gloria de los ilustrados y honorables hombres de Gobierno,
que á fines del siglo de las luces, y á nombre de la libertad,
y con pregones de civilización, y ponderaciones de respeto á
las garantías, y exageraciones de culto á los derechos, hacen
retroceder el Ecuador á las épocas anteriores á las leyes;
épocas, según un escritor, que consagraron el derecho de pro-
piedad «como el más identificado con nuestra existencia, le
hicieron el más estable y le aseguraron contra los conatos del
artificio y de la violencia, imponiendo severas penas á los que
osasen turbarnos ó privarnos de su goce.»
En honra de los dichos, la Academia, á la definición de re-
qiiis-a «vista y reconocimiento de los presos y prisiones», debe
agregar: || Ectiad. Salteo por mandato de la autoridad, efectua-
do por agentes del orden público, «torticeramente de que non
se pueda amparar el que lo recibe», como dirían las Partidas.
REQUISICIÓN
No es extraño que el doctor Cevallos no halle, como dice
en su Breve Catálogo de los errores que cometemos los ecua-
torianos, la palabra propia en castellano ú otra lengua culta
para expresar lo que los naturales del Ecuador denominamos
requisición.^ esto es, el acto de apoderarse los soldados de los
caballos, canoas, carretones, etc., violentamente y muy contra
la voluntad de sus dueños. No es extraño, decimos; pues nin-
gún país medianamente civilizado necesita hoy la palabra, ya
que no conoce lo que ella significa.
Parece, no obstante, que la voz ha sido empleada también
en Chile; supuesto que la encontramos en el buen libro 7 ra-
tado de Economía Política de nuestro amigo el señor don Zo-
robabel Rodríguez:
«Las contribuciones que los pueblos consienten á veces y que siem-
pre se ven en la necesidad de satisfacer, por lo que más propiamente
se desig-nan con el nombre de impuestos^ son... 7.* Las requisiciones
que, principalmente en tiempo de guerra, se hacen en el país y en el
I
REV 419
extranjero, de caballos, de forrajes, de víveres, de armas, con o sin pro-
mesa de devolución. x>
RESERVADO
Como sustantivo y antonomásticainente denominamos en
las serranías del Ecuador, al prado que se cierra, vedándolo á
los ganados, para que críe pasto.
RESIEMBRA
Define el \'^ocabulario: siembra que se hace en un terreno,
sin dejarlo descansar. Xo obstante que el Léxico no trae otra
acepción de la voz, no está mal el significado que le dan los
agricultores ecuatorianos: llenar los vacíos que, al nacer las
mieses, quedan en el campo, porque se han perdido algunas
simientes ó por otra causa. Cuando las marras (fallas^ según
decimos) se llenan no con nuevas semillas, sino con plantas,
replanteo; y no i^eplantación^ como mal nos expresamos en el
Ecuador.
RETOBADO, DA
Es para nuestro pueblo la persona porfiada^ caprichosa^
obstinada^ terca ^ pertinaz, testaruda^ temosa^ tenaz y aun la
rezongona.
Retobar dicen, en Chile y el Peni, en vez de enfardar ó
enfardelar^ de donde quizá proviene el vocablo ecuatoriano
que equivaldría en tal caso á persona como nn fardo: apretada,
cerrada como él, hecha impenetrable como los fardos que es-
tán cubiertos de cuero, encerado ú otra tela impermeable y
fuerte, que no dejan pasar nada hacia el interior, precisamente
lo mismo que el humano /rtríií?, el caprichoso ú otro merece-
dor de ser calificado por el Diccionario con uno de los adjeti-
vos antes expresados.
REVERBERO
El Vocabulario define: cuerpo de superficie bruñida, en
420 ríe
que la luz reverbera (lo cual los físicos llaman reflector)^ y
también farol que hace reverberar la luz.
Nosotros denominamos reverbero á la cociniUa. aparato
generalmente de hoja de lata para calentar agua y para otros
usos.
«Llevaba la primera zapato de charol con hebilla de oro;... doble
chorro de encaje amosqueado al pecho; casaca azul y grana con rever-
beros por botones; g^randes cintas en banda con dijes y santos en las
puntas.»
(Castro y Serrano — Cnerdos y locos).
REVOLUCIONAR
No está en el Léxico español, más sí en el Vocabulario y
en las costumbres de algunos infelices pueblos semibárbaros.
Revolver ¿Significará todo lo que el verbo anotado? San-
gre, miseria, descrédito, degradación, encumbramiento del
crimen, del cinismo y de la ineptitud, esto y aun más, mucho
más, causa el verbo que anotamas; no sólo disturbios, como
de revolver, dice el Diccionario.
REVUELO
Segundo vuelo que dan las aves. 1| Vuelta y revuelta del
vuelo. II Turbación y movimiento confuso de algunas cosas.
Paréceme que nada de esto pretenden expresar los periodistas
que hablan «del gran r evítelo alcanzado por el proyecto tal»,
ó de «tener revuelo una opinión», etc. Acaso alguna vez es una
traducción del élan francés.
Creo que se confunde con resonancia: tener resonancia.,
fr. fig. propagarse por la fama un hecho ó suceso.
RIENDA
Que está en rienda decimos del potro que, para acostum-
brarle paulatinamente al freno, lleva en la quijada inferior una
xíorrea ó soga, que hace las veces de éste atada á las riendas.
ROC 421
Riejida simplemente llamamos también á dichas riendas con la
correa ó soga mencionadas, á lo cual en el Perú y Río de
la Plata denominan bocado. Entendemos que equivale á la cosa
en España nombrada freno acodado que, según el Diccionario,
es oportuno para hacer la boca á los potros, porque les lastima
menos,
RIFLE
Vocablo con el que se va sustituyendo la voz fusil\ de tal
manera que 3'a casi esta palabra ha quedado solamente para
denominar las antiguas armas de fuego de infantería, y la que
anotamos para las modernas. Mene del inglés rifle ^ carabina
rayada, quizá de to rifi., hender, rayar, ó de to rifle., robar,
quitar algo y acaso también formar estrías ó rayar en hueco,
como dice el \'^ocabulario.
El sustantivo genérico fttsil ha sido sustituido además por
los nombres propios Chassepot., Remingtofi^ Matcser., Mannli-
cher., Lebef etc., según los casos x conforme á los apellidos de
los inventores ó reformadores de los varios fusiles, origen de
las denominaciones de casi todos los elementos de guerra, ex-
cepto las tomadas del griego ó del lugar donde se fabrican
dichos elementos: como las balas dtwi-diuii provenientes de
Dum Dum, cerca de Calcuta; y las woolwich.^ de Woolwich,
ciudad del Condado de Kent en Inglaterra,
ROCOTÍN
Juego de niños que consiste en que uno se pone á gatas y
adivina cuántos dedos extendidos tiene sobre su espalda otro
de los que juegan,
ROCOTO
Planta y fruto de una especie de pimiento americano. La
baya es redondeada y más gruesa que la del ají, del que po-
422 ROS
seemos diversas especies y variedades: el común, cilindrico ó
mejor dicho cónico ó corniforme, de color generalmente rojo,
aunque hay también amarillos; el inishquiucho {inishqui ^ dulce,
ucho^ ají); el uña de pava ó piqíiiiicho {piqíii, pulga, y tícho, ají:
por lo chico ó por lo que pica) de color asimismo rojo ó ama-
rillo, redondo ó alargado, pequeñito pero muy fuerte.
ROLETA
Ruleta
Viene del francés roiilette^ proveniente del bajo latín, ro-
Uilare^ rodar.
ROMEREANTE
Rojnero^ peregyi)io^ palmer o.
«Pero en rigor y con propiedad, romeros son los que van á Roma
al jubileo ó en cumplimiento de voto; peregrinos los que in tilo tempore
se dirig-ían á Santiago de Compostela con las conchas y el bordón, y
palmeros los que emprendían el camino de Jerusalén y regresaban con
la palma en la mano.»
(Doña Emilia Pardo Basan — Mi romería).
ROSA
Es la flor del rosal; mas no la planta misma, según defecto
de los ecuatorianos.
En la Santa Casa de Caridad de vSevilla, en el «patio de los
rosales de Manara», sobre un arquito, he leído:
««Ocho plantas de rosal con sus macetas traídas á esta Santa Casa
por su ¡lustre fundador el venerable siervo de Dios Don Miguel de Ma-
nara... en 1 67 1, conservadas en todo su vigor y dando frutos todos los
años en su propia fuerza, como resulta del reconocimiento judicial que
en 1749 hicieron de ellos los jueces del proceso informatorio, folio 1092
á 1097, y permanentes hasta el día en el mismo estado. Se han colocado
en este lugar el año de i<So2.»
KUN 423
«Por Id. gran escalera, ricamente alfombrada, abrían paso á la con-
currencia dos series de naranjos y j'osales.»
(Selgas — Mundo, demonio y carne).
RUCU
Adjetivo masculino quichua, viejo; femenino pciyci\ tratán-
dose de cosas, jnauca.
Empleamos la palabra anotada, con mucha frecuencia, par-
ticularmente en las denominaciones compuestas, ya sólo qui-
chuas, ya híbridas; entra asimismo en el nombre de uno de los
más elevados picachos del cráter del Pichincha: RiiciLpi-
cJiincha.
Es curioso investigar cómo llegó el adjetivo rtíciík algunos
lugares de Centro América con el significado de caballo des-
preciable, matalote; ranga, que decimos aquí. Probable es que
se denominaron de tal manera las caballerías matalonas, á
causa de que nada las hace desmerecer tanto como la vejez:
ruciii.
RUNA
En quichua, si no estamos equivocados, significaba primi-
tivamente hombre del país, de la tierra, indio como se dijo
después. De ahí riínantasi^ pariente del indio ó indio pariente;
ruiiallama^ oveja del indio; rtciiacinia^ población de indios, etc.
Con posterioridad, y seguramente á causa del infundado
desprecio con que los conquistadores trataban á los aboríge-
nes de esta parte de América, ó más bien que los conquista-
dores, los mestizos, es decir, los nacidos de la mezcla de ésos
y de aquéllos, dióse en usar el nombre rima., como adjetivo
equivalente á ordinario, bajo., sin estimación, vulgar.
:3t=]| =it=i\ 11 —}t=it
SACAR DE TUICIO
Equivale entre nosotros á la frase castellana sacar de qiii-
cio á una persona, esto es, exasperarla, hacerle perder el
tino.
SACAR EN CARA
Decimos también con una sola palabra: enrostrar, que
tampoco trae el Diccionario. Lo que sí trae es dar en rostro^
frase íigurada, echar en caya á uno los beneficios que ha reci-
bido ó las faltas que ha cometido.
SACUDÓN
La acción de sacudir ó sacudirse, sacudida ó sacudimiento.
SALPICAR
Rociar, esparcir en gotas una cosa líquida, como agua,
etcétera. Azotar el viento y el agua en alguna parte, verberar.
SALPICÓN
No es la bebida de jugo de frutas, etc., con granizo ó hielo,
sino un fiambre de carne picada, compuesto y aderezado con
426 SAR
pimienta, sal, vinagre y cebolla todo mezclado; por lo que el
primer capítulo del Quijote de Cervantes dice que
«Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches,
duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino
de añadidura los domingos, consumían las tres partes de la hacienda
del célebre Hidalgo.»
Pasaje que comenta Clemencín de la manera siguiente:
«Nota Cervantes la mezquindad con que los hidalgos manchegos,
aprovechando los restos de la carne de la comida, los convertían en
salpicón para la cena. — salpicón' se dijo como carne picada con sal.»
(El Ingenioso Hidalgo Don Quijote, etc., por Miguel de Cervantes
Saavedra, contentado por Don Diego Clemencín i)
SALTO
Tiene varias acepciones; mas para el movimiento nervioso,
brusco del cuerpo, producido por un susto ó una sorpresa,
hay palabra propia: repullo.
SARSA
Salsa (de sal) composición para aderezar ó condimentar
los guisados.
«Y ansí como el pan material, que da fuerza al cuerpo, tiene nece-
sidad de algunas otras a3^udas... ansí era menester hacer diversas sal-
sas^ para que el alma coma de buena gana su pan, y buscar con qué
engañarla.»
{Fr. José de Sigüenza — Historia de la ordejí de San Jerótumo.)
Aquella cárcel de amor
Que así me plugo ordenar.
Qué propia para amador.
Qué dulce para sabor.
Qué salsa para pecar.
(Diego de Sati Pedro — El desprecio de la fortuna.)
SEB 427
Tío,
¿Se echa vinagre á la salsa
Del pato?
(Gorostiza — Indulgencia para todos.)
SARTÉN (El)
La sartén.
«En confirmación de esto, escribe el Venerable Pedro Cluniacense,
que estando para morir un mal Sacerdote, se le aparecieron dos fieros
demonios, que venían con una sar/en, en la cual decían le habían de
freir en el infierno, y cayendo una gota de /<i; ^íZ'^/^/z en la mano del
enfermo, al momento se le abrasó y consumió hasta los huesos.»
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y eterno.)
De la venta en la cocina
Se hallaban dos reverendos.
De wia sartén apurando
Magras con tomate y huevos.
(A. Saavedra — Don Alvaro de Luna — Romance /." La ve?ita.)
SAÚCO
El arbusto que los ecuatorianos denominamos así, no es el
saúco europeo fSa;nb?icus nigra) de la familia de las Capri-
foliáceas; sino una Solanácea del género Cestriun. No estaría
pues bien recetarla como sudorífica equivocándola, á causa del
nombre, con la mencionada planta europea, hoy va aclimatada
también en Quito.
SEBICABRA
Decimos al rumiante Cervus ritfus, que con el Cervits an-
tisiensis, el Cervns neinorivagns (soche) y el Cervus campes-
tris., son los representantes en el Ecuador de la familia Cer-
vince.
428 SEL
Cervicabra (esto es, entre ciervo y cabra) es como se de-
nominan en lengua castellana y en lenguaje científico unos
cuantos individuos del género Cervicapra ó antílopes, abun-
dantes especialmente en el Senegal, Cabo de Buena Espe-
ranza y Sierra Leona, de África; en vSulú y Sumatra, de Ocea-
nía; y en las provincias de Bengala y Oriza, en Asia.
SEGUNDERO ó SEGUNDERO
No tiene nombre especial la aguja ó uianecilla que, en los
relojes, señala los segundos.
Los ecuatorianos hemos inventado las denominaciones
anotadas.
SELLAR
Dos errores cometemos respecto de la palabra con que
nombramos la piedra labrada, denominada sillar por las per-
sonas que saben hablar el castellano: primero, ignorando que
viene de silla, hemos cambiado la i en e; y segundo, hemos
trabucado el género y decimos la sillar en vez de el sillar.
De sillar se dijo sillar e jo., sillar pequeño; y silleria.^ fá-
brica hecha de sillares ó coajunto de sillares.
^<Algunas veces el ángulo del muro (en el opus incerhun de los ro-
manos) tue construido con sillares ó con ladrillos...»
fi\í{ opus quadratum fue la obra llamada en la actualidad í/.? j/7/^-
ria... El labrado de los sillares fue tan perfecto que aun en el día el
grande aparejo apenas deja ver las junturas.»
(Manjar res — Las Bellas Artes.)
«En alturas semejantes, cada amig-o de ésos que se va es iC7i sillar
que se arranca en los cimientos de la vida del que se queda.»
{Pereda — Peñas arriba.)
«Trepaba á la cima del arco y colocaba allí aquel pesado sillar,
que sin duda estaba destÍ7iado á completarle... pero por más esfuerzos
que hacía el artífice por encajar el sillar no bajaba.»
(Triteba — La vara de azucenas.)
SEM 429
«Entre ^/enorme sillar que constituía la clave del puente de Cas-
trejana, y las contraclaves (3 sillares laterales, brotaban...»
{ídem.)
SEMBRAR (Tierras de pan)
Tierras de pan llevar.
^<Una y otra locución pueden estimarse, dice Cevallos,
como idiomáticas; pero con esta diferencia: la primera con el
sentido de ignorancia, falta de letras é instrucción; la segunda
con el modo de hablar contra las reglas ordinarias de la gra-
mática, pero propio y peculiar de alguna lengua.»
«;Qué objetos halagüeños, qué señales de vitalidad presentaba (Ma-
drid) en su radio exterior, sino una monótona sucesión de colinas are-
niscas, de tierras de pan llevar... '•>
{Mesonero Romanos — El antiguo Madrid.)
SEMBRÍO
Sembrado.
El adjetivo senibradío se aplica á la parte de tierra que
está destinada ó es á propósito para sembrar; pero no es prin-
cipalmente con este sentido, sino de manera más común, con
el de sembrado., con que en el Ecuador usamos el vocablo
seuibrío., que no existe en castellano, ni es necesario.
Sembrado i^ó sembrada., según se decía antiguamente), tierra
sembrada, hayan nacido ó no las semillas.
<,<Somos señores de los campos, de los sembrados, de las selvas, de
los montes, de las fuentes y de los ríos.»
{Cervantes — Don Quijote.)
^<Don Lucas no desmayaba como Ang-el. Atravesando sembrados
en persecución de alguna alondra, se fue alejando, seguido de sus
compañeros.»
( Trneba — ¡Desde Madrid al cielo!)
430 SEM
«Me atreví á hallarle más semejante... á los valles de Navarra
cuando aún verdeguean en el campo sus sembrados,»
{Pereda — Peñas arriba )
SEMOVIENTE
No hay que confundir mueble con semoviente^ el primero
género y el segundo especie. Ambos movibles; pero el uno,
considerado también como especie, pasivo, y el otro, activo.
Quiere decir que, aun cuando ambos tengan de común lo de
moverse, — mueble, mobilis; semoviente^ se moveré, moverse
por sí, — se diferencian en que el primero, como una mesa
ó un sofá, necesita de la voluntad y fuerza ajenas para ser tras-
ladado de un paraje á otro; mientras que el segundo, como
un caballo ó una vaca, posee facultad propia de locomoción
merced á propias voluntad y fuerza muscular.
Conforme lo expresado antes, se toman las dos voces como
genérica la una y específica la otra; pues el semoviente es, á
la verdad, un mueble, pero este puede no ser un semoviente.
Exprésase, por tanto, de manera disparatada el que llama se-
movientes á las azadas y más herramientas de una heredad.
Dícense utiiebles en contraposición á iiuJiiiebles^ bienes
raices^ ó fincas (figere fijar, cosa fija), que no se pueden lle-
var de un sitio á otro.
«Las cosas corporales se dividen en muebles é inmuebles.
«Muebles son las que pueden transportarse de un lugar á otro, sea
moviéndose por sí mismas, como los animales ((jue por eso se llaman
semov'efifesj, sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las
cosas inanimadas.»
{Código Civil ecuatoriano, artículos 555 y 556. — Bello — Proyecto
inédito de Código Civil, artículos 669 y 670.)
Antomóvil (ccj-eoc;, uno mismo) según su significación etimo-
lógica, es lo propio que seninñente; de donde no faltará acaso
quien deduzca que automóviles, y acémilas, y asnos son la
misma cosa: los extremos opuestos de la locomoción ¡\'^aya,
puíis, por algo se dirá que los extremos se tocan!... Pero, añá-
dese, que también se estrellan: prevengámoselo á los burros.
SES 431
SENDO
Sendos.
'íSennos, sendos, distributivo: cada uno el suyo:
Trescientas lanzas son, todas tienen ]jendones:
Semios moros mataron, todos de sejinos colpes;
(Mío Cid.)
Es decir, que cada lanza mato un moro, y cada lanza de un solo golpe.
La significación de este adjetivo y el modo de usarlo lo hacen necesa-
riamente plural. A los que patrocinan el uso moderno de hacerle sig-
nificar fuerte, duro, etc., quisiéramos preguntarles de qué proviene
que jamás se haya usado en singular. En los varios sentidos que le
atribuyen, ¿Qué es lo que encuentran de incompatible con este número?»
(Bello — Poema del Cid — Apéndices.)
De la Rábida ek prelado
Con sus dos huéspedes entra,
Y después que sendas sillas,
Les otrece y les presenta.
{Saavedra — Recuerdos de uji grande hombre.)
SENTÓN
Sentar al caballo flecimos á lo que los españoles denomi-
nan sofrenar^ y de ahí que á la sofi^eiiada llamamos sentón^
quizá porque alguna vez la caballería se sienta en el suelo,
es decir, queda por efecto de una sofrenada ó de un remesón
(Véase esta voz) apoyada y descansando sobre las ancas.
La sobarbada, según entendemos, es menos fuerte que la
sofrenada y distinta del remesón.
SESIONAR
La instintiva tendencia de simplificar la expresión ha hecho,
de seguro, que se inventase el verbo sesionar: reunirse los di-
putados ó senadores ó los miembros de una corporación en
general, para deliberar, etc.
Parece vocablo aceptable, ya que poseemos el sustantivo
sesión.
432 SIN
SIGSI ó SIGSE
Denominamos á la hermosa gramínea Anuido nítida^ cu-
yas hojas se emplean para cubrir las chozas; los tallos para
husos; y la flor, teñida de colores, para ramos ú otros ador-
nos. Cuando tierna, antes de que el borde de las hojas se
ponga cortante, es también un excelente forraje.
SILGADO
Dícese cenceños á los hombres ó animales delgados ó en-
jutos.
«Daba grandes pasos (Gómez de Pomar) con sus largas piernas al
dirigirse á nosotros que le salimos al encuentro, y balanceaba el cuerpo,
nervu'do y cenceño y algo inclinado hacia adelante, al compás de las
zancadas.»
i^Pereda — Peñas arriba.)
SINDICADO, SINDICATO, SINDICATURA
Sindicato es palabra castiza en el sentido de junta de per-
sonas elegidas por una sociedad ó comunidad para cuidar de
sus intereses; pero el vocablo, que posee fuerza expansiva tan
poderosa como la délos trusts^ tiende ya á significar lo propio
que sociedad^ compañía ^ asociación., etc., en materias econó-
micas y quizá aún en otros asuntos.
Sindicado., sustantivo, significa lo mismo que sindicato.,
junta de síndicos; y no equivale á reunido ó asociado.
Sindicatura, por fin, es oficio ó cargo de síndico y oficina
del síndico; pero no i^e unión.
De donde se deduce que incurrimos en error cuando nos
expresamos, por ejemplo, como el talentoso autor de un ar-
tículo de diario, del que entresaco los siguientes fragmentos:
*Los sindicatos progresan en Francia de un modo tan grande que
dentro de poco no habrá en la República un ciudadano que no esté sÍ7i-
dicado». ((De que delito ó crimen?) «De hoy en adelante, los lisia-
dos auténticos podrán, gracias á su sindicatura, desenmascarar á los
falsos estropeados ».
« Precedentes que demostrarían la existencia, en tiempos ya
SIN 433
lejanos, de sociedades, de agrupaciones sindicadas por el estilo de la
que se acaba de constituir en Marsella».
Los vocablos syiidicaíe, inglés, y syiidicai, francés, se usan
en sociología para significar asociación formada para la de-
fensa de intereses económicos comunes. Se syiidiquer ^ orga-
nizarse en sindicato, etc.
; Hacían falta, en castellano, estas palabras.'
SINVERGÜENZA
No es exactamente el desvergonzado del Diccionario de la
Academia, y tanto que aun quienes sabemos que aquel voca-
blo no existe en el Léxico, creeríamos no expresar todo lo
que queremos si le dijésemos desvergonzado al petardista, al
ruin, al servilón, al mentiroso, en una palabra, 2ÍS. sinvergüenza
masculino ó femenino, que nos enfada á los ecuatorianos, pe-
ruanos, bolivianos, chilenos, argentinos y según creo también
á los venezolanos y colombianos, esto es, á más de veinte mi-
llones de personas que usan dicho vocablo. En gracia de lo
cual los SS. Académicos debían ya aceptarlo en su Dicciona-
rio, y con tanta más razón, cuanto que de seguro se usa no
poco en España; pues lo hallamos en libros de escritores muy
notables como Pereda.
«A principios de este otoño oí en Tablanca que había vuelto el ca-
sado y que por aquí andaba tan sinvergüejisa y haragán como siempre;
pero yo no le he visto, ni á nadie he oído hablar de él.»
{Pereda — Peñas arriba.^
«Pues aun cuando el tabique era muy incómodo por su sonoridad y
desvergüenza durante el tiempo en que el estudiante tuvo salud y com-
pañía.»
(Castro y Serrano — El sobrino de Tántalo.^
El Diccionario de 1S99 trae ya la locución siti vergüenza
como sinónima de bribón y picaro. Esperamos que la décima
cuarta edición del Léxico aceptará el vocablo cual lo usamos
en América, tanto como adjetivo cuanto como sustantivo.
28
i
434
SIPO
SIS
Picoso.
Sípu, palabra (juichua, significa arruga, rugosidad; así
como sipiuia, fruncir, arrugar, — de donde, los ecuatorianos
hemos tomado la denominación sipo para los señalados por la
viruela (Véase A^arusoJ.
Figurada y familiarmente los españoles denominan al que
tiene el rostro muy señalado con hoyos de viruelas, cara de
rallo ó cara apedreada.
SIRVIENTE (La)
Sirvienta.
Lo curioso es que hay quienes dicen la sirviente, y al pro-
pio tiempo llaman parturienta á la mujer que está de parto,
temerosos sin duda de que al denominarla ^¿7r///r2>;//(? se en-
tendiese masculino...
« almorzóse en la galera, coinimüs en Cabanillas lo peor que puede
imaginarse: sirvientas, mantelería, loza, cocido, asado, pan y agua,
todo fué aUí sucio y mal acondicionado.»
{Hartsenbiisch — Un viaje en galera.)
Es muy probable, sin embargo, que este defecto como
otros nos haya venido también de España, pues lo encontra-
mos en buenos autores españoles:
«Los compañeros de Alfredo, que son un ex-mancebo de tienda, un
tratante en carnes y una sii'viente dimisionaria, harta de ser doncella,
comienzan á blasfemar de Madrid, donde han hecho su fortuna, y por
poco se tragan á Alfredp, que se opone á sus invectivas.»
{Hartzenbusch — El madrileño en la aldea.)
SISAR
Tomar ó quitar de lo que se compra ó se gasta una pe-
SIS 435
quena parte. - Acortar ó rebajar las medidas en la proporción
que corresponde al impuesto sobre los comestibles, \\ Cortar
en los vestidos la parte necesaria para darles la forma conve-
niente. :| Preparar con la sz'sa lo que se ha de dorar: todo
esto significa el verbo anotado; mas no, como queremos los
ecuatorianos, pegai^^ adherir^ conglutinar una cosa con otra
y especialmente los pedazos ó fragmentos de un utensilio de
cristal, vidrio, porcelana, loza, etc.
Si no viene la significación que damos á sisar, de la última
de las castizas citadas, podría venir del inglés to size^ engru-
dar, encolar, ó de sízy, viscoso, pegajoso, ó size^ engrudo, etc.
«;Para qué me dijiste embustera,
Que me querías? ;Este era e! motivo
De estar conmigo por las noches seria,
Y de darme sisados los cuartillos?»
{Don Ramón de la Cruz — Manolo.)
SISMÓGRAFO
Sismógrafo^ sismología^ sis7no, sísmico^ isosista dicen en Es-
paña; seismógrafo^ seismología^ seísmo^ seísmico, isoseisla^ de-
cimos en América á los aparatos, ciencia, etc., relativos á los
fenómenos geodinámicns^ como se expresarían un geólogo ó
un meteorólogo, ó sea á los terremotos hablando llanamente.
De ninguna de las dos maneras están las palabras en el
\"ocabulario, acaso por considerarlas los SS. Académicos como
técnicas; no obstante, lisanse ya en el lenguaje vulgar y debe-
rían ser acogidas, y cual nosotros las empleamos, pues están
más conformes con la etimología: zvz\uj.. sacudida; as'.aToc. sa-
cudido, agitado; asíw;. remover, agitar, sacudir, quebrantar.
I!í'.'¡j.a-(a; toc-^o:. sepulcro de personas muertas en terremoto
(Plutarco).
Los Léxicos de otros idiomas, tampoco traen aún las
voces anotadas; pero en los diarios franceses encontramos
indistintamente seismal ó sisma f séisJJiique ó sismiqíie y sis-
mogi-aphe y sismologie ó séismographe y séismologie.
En diarios brasileños leo: IVashington j de Setembro. Os
436 SOC
SEISMOGRAPHOS do Observatorio registraram esta madrugada
íiin terrcjnoto^ etc. Los portugueses escriben, pues, la palabra,
según su etimología.
SOBERADO
Decimos, cometiendo una epéntesis innecesaria, 2X sobrado.
No sólo los niños, como observa don Pedro Felipe Monlau,
en sus RíLdimentos de Etimología., sino los ignorantes, niños
grandes, ponen una vocal después de cada consonante par no
conocer el artificio de las eufonizaciones.
«Hubiera subido al sobrado á coger los pájaros que buscan allí
abrigo contra la intemperie...»
( Trueba — ¡Desde Madrid al cielo!)
SOBERNA
Sobornal., lo que se añade y pone encima de una carga.
Dícese también sobrecarga.
SOBREPASAR
«Los escándalos de anoche sobrepasan la medida ».
Quiere decir que sobrepujan ó exceden,
SOBRERRIENDA
Falsa rienda.
Sin duda se ha dicho sobrerrienda., por semejanza con sobre-
cincha., que está bien dicho.
SOCAPAR
Ha de venir de socapa., pretexto fingido y aparente que se
toma para disfrazar la verdadera intención con que se hace
una cosa. O será acaso una deformación de solapar, que figu-
radamente significa ocultar maliciosa y cautelosamente la ver-
dad ó la intención; aunque empleamos el verbo, más bien, en
el sentido de ocultar ó encubrir á una persona para que ejecute
lo que no quiere ó no le conviene que se sepa.
SOG 437
SOCORVA
Esparaván; en francés casi lo mismo: éparvin ó épervin^
tumor en los corvejones de los cuadrúpedos.
SOCROCIO
Especie de ungüento ó emplasto en que entra el azafrán
[cyoctis . No es posible adivinar la razón por qué los ecuato-
rianos damos el nombre socrocio á un azucarillo ordinario,
ó sea panal, del azúcar prieto que los colombianos llaman
panela^ chancaca los peruanos y chilenos, y nosotros raspa-
dura .
SOCHE
Decimos en el Ecuador al rumiante que los zoólogos cono-
cen con el nombre de Cervns neniorivagns , en algunos lugares
de América con el nombre de gtíasobira^ y en otros con el de
caríacit^ denominaciones que no están en el Diccionario, así
como tampoco ninguna otra que sirva para nombrar al ciervo
referido. Acepte alguna de éstas para que nos entendamos. —
¿Que el Léxico llegará á ser en extremo voluminoso? — Cercé-
nensele los arcaísmos propiamente tales, esto es, los caídos en
desuso de una manera cierta, así en España como en América
(ya hemos visto que los americanos conservamos en uso pala-
bras, frases, giros, etc., anticuados en la Península), y que-
dará sobrado lugar para neologismos necesarios.
De los arcaísmos muertos é inhumados se podría formar un
Diccionario independiente, de suma utilidad para los hombres
de letras y de ciencias, y alguna vez aun para el vulgo.
SOGUEAR
Es, según nuestros labriegos, atar á un buey, caballo ú
otra bestia con el ronzal largo, á fin de que pueda pastar á la
redonda con alguna libertad.
438 SOR
SOLAR
Tiene la significación general de echar suelo al edificio ó
porción de él; los ecuatorianos le damos la particular de poner
suelo al edificio, pero suelo que se conserve seco como sobre
arcos ó vacíos, que estén en comunicación con el aire exterior
por las aberturas respectivas de las murallas, — aberturas que
denominamos inichinales^ lo cual está también mal dicho; pues
uiecliinal (no tampoco michinaí) es el agujero cuadrado que se
deja en las paredes cuando se fabrica un edificio para formar
después los andamios,
SONANTE (Dinero)
Está bien: dinero que suena al ser contado; de lo cual por
asociación de ideas, probablemente, hemos establecido deno-
minar así al dinero al contado, contaíiie ó eji tabla.
SONRIENTE
No hay tal participio activo de sonreír; pero, con el sig-
nificado que á aquel damos, tenemos el adjetivo risíieño.
Hémoslo tomado del adjetivo francés, sotiriani: Mine. Fré-
miet., souríante., est la, devant sa porte.
SOPLADOR
Significa varias cosas y hasta lo propio que aventador;
pero no posee la acepción de apuntador .^ persona que en el
teatro se coloca en un agujero, abierto en el comedio y al
borde del proscenio, y oculto por la concha á la vista del pú-
blico, va apuntando (no soplando^ á los actores lo que han de
decir.
SOROCHE, PUNA
Con estos nombres conocemos lo que en francés se deno-
SOT 439
mina mal des montagneSy esto es, el conjunto de síntomas tales
como náuseas, vértigos, cefalalgia, disnea, palpitaciones, etcé-
tera, producidos por la disminución del oxígeno en la atmós-
fera y, según algún autor, de ácido carbónico en las arterias,
á causa del enrarecimiento del aire. Enfermedad que, dicho
sea de paso, creo que padecemos crónicamente los quiteños,
conforme lo manifiestan el malestar ordinario, la inacción, el
cansancio que nos sobrevienen al más ligero trabajo, la debi-
lidad física y moral, la fatiga, etc., que nos constituyen poco
aptos para labores sostenidas; al contrario de lo que nos acaece
á nosotros misinos, cuando estamos al nivel del mar ó siquiera
en alturas menos considerables que los 285o metros á que está
Quito.
La costumbre de vivir tan alto, sin embargo, ó la poca
rapidez con que las caballerías nos llevan cuando ascendemos
á mayores elevaciones, y la acción muscular que requiere el
ir á caballo y que, como todo movimiento, produce en el orga-
nismo ácido carbónico, ó todo esto junto, hace que la ^?¿/7«
ó soroche agudo no sea tan común entre nosotros, como es en
el Perú, Chile, República Argentina y otros lugares, donde la
rapidez del ascenso y la casi quietud muscular en los ferro-
carriles y carruajes, ocasionan á las veces de manera alarmante
los efectos de una considerable baja de presión barométrica.
Soroche llama también nuestro pueblo á cualquier guijarro
que contenga partículas metálicas ó que brillen como metales.
SOTA (El)
No basta el vestir calzón para ser masculino; sírvanos de
ejemplo el sujeto ése de la baraja, que aunque gasta gregües-
cos y á las veces espada, amén de bigote y pera, es femenino,
sí señor, x ha de nombrarse la sota y no el sota.
Cuando se usa con el artículo el es abreviatura de los nom-
bres de los subalternos inmediatos ó sustitutos en algunos
oficios, como de sotacaballeriao^ sotacójjiitre, etc.
Tanto el sustantivo, como la preposición sota^ vienen del
latín siibter.
En otros idiomas la tercera figura de los naipes tiene nom-
440 SUC
bres masculinos: kiiave^ valet^ etc., que significan criado, per-
sona que está al servicio ó debajo de otra, siibtiis.
SUBSISTENCIA
Falta, especialmente la de asistencia, cuando se pasa lista.
\'ocablo inventado en los cuarteles, lo mismo que el verbo
siguiente.
SUBSISTIR
Significa permanecer, durar una cosa ó conservarse; tener
con qué satisfacer las necesidades de la existencia; mas no
equivale ti faltar ó ausentarse^ según lenguaje de nuestros sol-
dados y aun del notable escritor don Juan Montalvo:
«¡Pues la mesa de este gran señor! Los dos reinos son sus tributa-
rios; la perdiz provocativa, el pichón delicado, el :apón suculento, allí
están á su albedrío, haciendo requiebros á su paladar esquilimoso.
Ni por lejano el mar deja de ofrecerle sus productos: el rico gusta de
peces finos: el salmón, hele allí... La tortuga, presente... La anguila,
no subsistefite...»
{El Buscapié.)
SUBVE^XIOXAR
Subvenir significa lo propio que auxiliar, amparar, so-
correr y lo mismo que pretendemos decir con el innecesario
verbo corregido.
Trastrocamos los papeles al derivarlo de subvención; pues
este sustantivo se deriva de subvenir.
Subvencionar ¿Será un nieto espurio que trata de reempla-
zar á su abuelo?
SUCRE
Unidad monetaria del Ecuador. Equivale á un peso duro.
SÜT 441
SUEDRO, A
El inventor de este barbarismo debió de ser un yerno. ¡Tan
fecunda es la inquina!, y probablemente el objeto que se pro-
puso el de hacer más aborrecibles los nombres suegro^ suegra^
denominaciones de un parentesco que, por eufemismo, los
franceses dicen beají pere y belle mere.
SUSCEPTIBLE, SUSCEPTIBILIDAD
Susceptible. Adj, Capaz de recibir modiíicación ó impre-
sión.— El propenso á formar sospecha ó á tener desconfianza,
suspicaz; el que se siente ú ofende con facilidad, sentido; el
que con facilidad se enoja, vidrioso ó enojadizo^ — no tam-
poco enojan^ como solemos también decir.
Susceptibilidad ^ en castellano no significa nada; aunque en
bárbaro la hacemos sinónima de delicadez y suspicacia. La
hemos trasladado del francés susceptibilité^ lo mismo que sus-
ceptible, que figuradamente se emplea para significar lo que
nosotros queremos que signifique en español: hoirime suscep-
tible^ ho^nnie facile a se fácher ou a s'offeiiser.
SUTIL
Ha de decirse sutil.
LÍ7nón sutil . — Liiuón ceuti ó cebtí, esto es, de Ceuta (Aféase
Ceutil).
dtr^l -1t=1l II — »=«:
TABIQUE
Está muy bien empleada la palabra en vez de vareqiie^ como
decimos bárbaramente los ecuatorianos á la pared delgada
que, por lo común, sirve para la división de los cuartos ó apo-
sentos de una casa; pero está mal empleada — como han co-
menzado á estilarlo los alarifes y pintores — , para denominar
el alero ó alar^ ó sea la parte inferior del tejado, que sale
fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas llove-
dizas.
«Crecía hasta tocar con la cabeza en los aleros de los tejados,
y meng'uaba hasta esconderse debajo de la tierra.»
{Selgas — Rayo de sol.)
«Oían el rumor del viento que silbaba en las copas de los árboles,
bramaba al rasgarse en los aleros de los tejados...»
( ídem — Ihidem . )
TABLADO
Es todo suelo formado de tablas y especialmente el pavi-
mento del teatro en que se representa, ó el fondo de los carros,
ó la parte de la cama sobre la que se pone el colchón, etc.; pero
los ecuatorianos llamamos tablados á los palenques en que se
444 TAI
pone la gente á ver una función, como define el Vocabulario
á la \Q)Z palco, y por antonomasia á los de las plazas de toros.
TACUNGA
El nombre de la capital de la Provincia de León es Lata-
ctiiiga: del quichua llacta^ ciudad, pueblo, país; y cunca^ gar-
ganta (garganta del país). Czinca se emplea también como
partícula pospositiva ó sufijo, que expresa dónde está aqaello
que significa el radical, etc.
El error de nuestro pueblo se ha extendido hasta el Diccio-
nario Castellano Enciclopédico de D. Manuel- González de la
Rosa, quien cree que La es artículo, y no la primera sílaba del
nombre de la ciudad mencionada.
TAITA
Pad7''e.
Es curioso hallar la palabra iai'ta en lugares de Sud Amé-
rica donde no se h ablaba el quichua, como por ejemplo en
Chile; aunque es cierto que, por motivos de que da expli-
cación la Historia, abundan ahí las voces quichuas, tales
como asna-ucho (ají fragante ó hediondo), cocha-ymyo (hierba
de agua ó de mar), gttagua^ etc. Curioso es, asimismo, como
conservando la terminación en a^ los chilenos forman el dimi-
nutivo de iaíta^ tai tita.
Notable es también el parecido del taita de nuestros aborí-
genes con el tata italiano; y^ por fin, la semejanza del aita
vascuence, que casi pone en duda el origen netamente quichua
del vocablo sudamericano.
«Taita, dice el Diccionario, nombre con que el niño hace
cariños á sus padres, á su nodriza, ó á otra persona que atiende
á su cuidado ó crianza. || Padre de la mancebía.» Así, sin
duda, emplea el vocablo don Francisco de Quevedo.
«{Para qué nos persuades eres niña?
{Importa que te mueras de viruelas?
Pues la falta de dientes y de muelas
Boca de taita en la vejez te aliña.»
{Quevedo — Sotietos: A una vieja.)
TAM 445
TAJE
El corte que se da con un instrumento, tajo; el corte á
golpe sólo de hacha ó azuela, que los carpinteros hacen á tre-
chos en una pieza que tiene mucha madera que desbastar, para
facilitar la operación, cospe, según la undécima edición del
Léxico; mas no se encuentra ya el vocablo en la duodécima.
«Y á pie combate y resiste
Dando tajos y mandobles,
Y á su vigor y destreza
Debió el no morir entonces.»
{Saavedra — La victoria de Pavía — Romance i .": Pescara y los espa-
ñoles i)
TALAMOCO
El animal racional ó irracional con el iris y la piel, pelo ó
■ plumaje más ó menos blancos, por falta del pigmento que
colorea aquellas partes del cuerpo, se llama albino.
Como se ha dicho en la palabra /^/^rír, nuestro pueblo de la
serranía denomina itrcit-camaslica á las gentes albinas, por
parecer cubiertas de nieve ó escarcha.
Albino del latín albns^ del griego a/.¿o;, blanco.
TAMAL
El Léxico académico trae la palabra y la define: «Especie de
empanada de harina de maíz, muy usada en América,» — lo
cual es confundir géneros diversos y aun familias ó clases dis-
tintas, como si dijésemos «caballo es una especie de buey,»
ó como decía un italiano explicando lo que es un loro (lora
decimos los ecuatorianos) «una gallina verde que parla como
la gente.»
El tamal es una masa de harina de maíz, de almidón, de
plátano ó de otra cosa, envuelta en hojas de achira ó del
mismo plátano y cocida al vapor, — no en horno, como dice el
446 TAP
Diccionario de la empanada, — como las chocloiandas^ cliigiUles
y quimbolitos (Véanse estas palabras),
TAMBARRIA
Dicen los ecuatorianos y rcmolieiida los chilenos al holgo-
rio^ parranda ó jarana .
TAMBO
Tampn^ quichua, venta, mesón; tanipucania ó tampucauta-
yoc^ ventero, mesonero. En la República Argentina nombran
tambo al lugar donde hay vacas ó se vende su leche, es decir,
á la vaquería .
TAMO
No está mal dicho; pero es la paja más menuda, casi con-
vertida en polvo, del trigo, centeno, cebada, avena, lino, etcé-
tera, trillados. El grueso, el que los ecuatorianos denominamos
propiamente tajuo^ tiene varios nombres en castellano, según
la semilla de que proviene: trigaza^ centenaza^ ó también
pe/asa (aunque no encontramos ya esta palabra en la décima
segunda edición del Diccionario), y genéricamente paja.
«Porque así como mandó Faraón cosas imposibles á los hijos de
Israel, ordenando que no les diesen paja para encender los hornos;
como antes se la daban, mas que no por eso dexasen de dar la misma
tarea y trabajo de los adobes que hacían cuando les daban anees la
provisión de paja...»
{Nieremberg — Diferencia entre lo temporal y éter 710.)
TAPANCA
Gualdrapa.
«Eran de terciopelo carmesí aforradas en tela de oro, jubones de
raso blanco con boto-nes de oro... collares de oro con mucha pedrería,
gualdrapas de terciopelo, frenos, estribos y guarniciones de los caba-
llos doradas.'»
{Mesonero Romanos — Et antiguo Madrid.)
TAP 447
TAPIAL
Es el molde con que se fabrican las tapias ó paredes, que
se hacen de tierra pisada en una horma, ó sea en el tapial.
Tapia es, pues, lo que nombramos tapial.
«Esperando que... no consentiría que su pobre Paquita pasara á
manos de un desconocido, y se perdiesen para siempre tantas caricias,
tantas lág-rimas y tantos suspiros estrellados en las tapias del corral.»
{Moratin — El sí de las niñas.)
«Con el intelice Suceso deste asalto no se alteró nada Don Juan de
Austria; antes viendo que la artillería hacía poco efecto en las casas, y
que solamente horadaba las paredes de tapias^ y no derribaba tanta
tierra que pudiese hacer escape {)or donde poder subir la gente, acordó
de hacer una mina...»
{Ltíis de Mári7tol Carvajal — Rebelión y castigo de los moros de
Granada.)
«Al frente cortaban el horizonte los áridos cerros de San Isidro,
coronados no de hermosos árboles y misteriosos castillos, sino de
ahumados tejares y tristes cementerios, circuidos de tapias de tierras.»
{Triieba — Desde Madrid al cielo.)
TAPIALAR ó ATAPIALAR
Dígase tapiar.
«... Porque antes que un mundano sea arrebatado de los demonios
para llevarle á la tierra tenebrosa del Infierno, es en esta vida abru-
mado, y puesto en una obscuridad tan grande, que ni vea un rayo de
luz de un desengaño, y esté como tapiado para que no entre en su cora-
zón contento y alegría cumplida.»
{Nteremberg — Difere7icia e7itre lo temporal y eterno.)
«Llegado al convento, que estaba cerca del bosque, halló tapiada
la puerta que antes solía servir, y que habían abierto otra en otra
parte.»
{ídem — Ib ídem . )
448 TAS
tapíale R A
Como al sustantivo tapial le hemos dado la significación
de tapia, nos hemos visto en la necesidad de criar un nuevo
vocablo, tapialera^ que ni existe en el Léxico, ni es necesario
en nuestro idioma. ¡Cuántos trabajos se ahorraría la ignoran-
cia, si se tomase el trabajo de estudiar!
TAQUILLA ó TAQUILLO, TAQUILLAR, TAQUILLADQ
La espiguita ó clavo de madera con que se aseguran los
tacones y algunas veces también las suelas de los zapatos, se
llama estaquilla; asegurar con estaquillas^ estaquillar^ y por
consiguiente estaquillado debe llamarse lo asegurado con
estaquillas.
Taquilla significa papelera, ó armario para guardar pape-
les, que se usa principalmente en las oficinas.
TASCAR
Por lo que atañe al significado etimológico, tascar (de
masticare J no posee actualmente más que dos acepciones: que-
brantar con ruido la hierba las bestias cuando pacen; y mor-
der el caballo el bocado ó moverle entre los dientes, ó sea, lo
propio que expresa la frase tascar el freno.
En ambos casos, pues, eso de tascar es cosa de bestias; no
obstante, nuestras gentes, — motivos de propia conciencia ten-
drán para ello, — lo tascan todo, en vez de tnorderlo ó mas-
carlo ó comerlo^ según las circunstancias.
(Véase el primer ejemplo de Oscuro.^
TASÍN
Tiene en quichua dos significaciones, recta la una, figu-
rada la otra: la de nido y la de rosca ó aro en que se asientan
las ollas, etc. Entendemos que la recta es la de nido ó nidal ó
aun nidada, porque dichos objetos de la naturaleza debieron de
haber sido los primeros que impresionaron los sentidos de los
TAI) 449
hombres de la naturaleza^ esto es, de los antiguos pobladores
de nuestras tierras. Además hoy mismo llámase tasín con espe-
cialidad al nido y pollazón, y como secundariamente á la rosca
ó aro de que se habló antes. Tasinnnia^ cabeza desgreñada,
sin peinar, como un nido.
Por parecer derivado de taza, á la que se asemeja en la
forma, alguien ha creído que debería escribirse tacín; pero el
vocablo es conocidamente quichua. Las similitudes, tocante á
derivaciones y etimologías, pueden conducirnos á chistes tan
festivos como el de un niediqnero, — según nombra nuestro
pueblo á los charlatanes, saludadores, matasanos ó curande-
ros,— que traducía de un recetario francés tetes de pavot^ tetas
de pavo ^ en vez de cabezas de adormidera.
Véase la manera de discurrir de un ingenioso etimólogo:
«Opodeldoch^ que se pronuncia opodeldog^ es claramente hopo
del dogo, cola del perro, — sin duda porque el inventor del re-
ferido bálsamo lo empleó primero para curar el apéndice
caudal de uno de dichos cuadrúpedos. Es origen que se le
ocurre á cualquiera sin que le sude el hopo».
TAURA
Tahnr.
«Fulano es un taiira^» oímos decir de tal ó cual individuo
no muy ejemplar en su conducta.
El Diccionario contiene las voces tahnr y tahurería para
significar, con la primera al jugador fullero, y con la segunda
el garito ó casa de juego, el vicio de los tahúres y, por fin, el
modo de jugar con trampas ó engaños.
F>1 vocablo tanra es más comprensivo como dicterio, y tiene
el origen siguiente: allá, en una de las varias revueltas á que,
desde la emancipación, hemos estado sometidos los malaven-
turados ecuatorianos, un caudillo trajo á Quito un escuadrón
de negros y mulatos, naturales de la parrocjuia de Taiira en
el cantón de Guayaquil. Soldados ad hoc para sólo la revolu-
ción, no eran naturalmente ni subordinados, ni moralizados,
ni maldita la cosa y, como es natural también, cometieron
•29
450
TAX
toda clase de tropelías y desafueros, que contribuyeron no
poco á la inmediata impopularidad del aludido caudillo y á las
mediatas revoluciones con que se le fustigó, quedando en pie
el nombre taura^ con que, adjetivado, se denomina á las gen-
tes no tenidas en olor de santidad.
Cuervo, corrigiendo la pronunciación de la palabra tahiw,
recuerda el testimonio de Guibert, según quien, significaba
irichdn^ pillo ^ y la opinión de Littré que dice es la misma pa-
labra tafir que Freytag traduce: vir sordens et squaleus, y
agrega:
«Es el caso qué tafiwes llamaban á aquella muchedumbre haraposa
y hambrienta que acompañaba al ejército de los cruzados, )' se hizo
temer, tanto por su valor como por la voz que corría de haber devorado
ansiosamente los cadáveres sarracenos.»
{Ciiervo — Apjintaciones criticas sobre el lenguaje bogotano.)
Sea de esto lo que fuere, de tahítr y tafur se formaron
tahiirería y lafiirería. El rey don Alfonso agregó á las Siete
Partidas, una del Digesto, según la cual sólo se castigaba el
delito de homicidio, de los cometidos en los garitos, porque,
dice: «todo ome debe asmar que los tahitres ó los vellacos,
usando la tahurería^ por fuerza conviene que sean ladrones
é omes de mala vida; é por ende, si le furtaran algo ó le íicie-
sen otro daño, suya es la culpa de aquel que ha la compañía
con ellos.»
«La lengua implacable llama indistintamente banquero, lo mismo al
hombre de negocios que al tahúr.»
{Selgas — Mundo, demonio y carjie.)
TAXO
Fruto de la planta trepadora Taxonia mixta: hay dos ó
tres variedades, más ó menos dulces, pero siempre con un
aroma muy agradable.
El nombre indígena ha servido para la denominación cien-
tífica del género, Taxonia., estimado además de los frutos, por
las hermosas flores.
TEM 45.
TAZ CON TAZ
El modo adverbial castizo es taz á taz.
TEJE MADEJE
1.a expresión familiar con que se da á entender la destreza
de alguno en asuntos y negocios, ó la acuciosidad en un tra-
bajo, es teje maneje.
«\ su futuro yerno, loco de atar 3- completamente inexperto en el
ieje maneje de la Bolsa...»
{Selgas — Mit7ido, demonio y carne.)
TELA DE HUEVO
El que quiera decir lo mismo con una sola palabra, diga
fárfara: de donde proviene el modo adverbial en fárfara,
«que expresa el modo de estar el huevo que se halla dentro
de la gallina con sola \2i fárfara, sin haber criado la cascara...»
TEMA (El)
Proposición ó texto que se toma por asunto ó materia de
un discurso, masculino; idea fija de los dementes, porfía, obs-
tinación, contumacia, femenino. No obstante, los cajistas hi-
cieron decir á Montalvo:
«No lo era (loco) D. Quijote sino en lo concerniente á la caballería,
mostrándose, por el contrario, cuerdo y hasta sabio en lo que no to-
caba á su negro tema.-»
(Capítulos que se te otvidaron á Cervantes.)
TEMBLADERA
Posee varios nombres el sitio cenagoso que, con poco mo-
vimiento que se haga, retiembla: tembladero^ tembladal, tre-
452 TEM
inedal^ tremadal. — (Tremar., ant., treiner., del latín tremeré.,
temblar).
Tembladera en español es lo que nosotros llamamos
totuma. (Véase esta palabra.)
TEMBLOR
Leve ó fuerte, de alguna duración ó pasajero, el movi-
miento del terreno, ocasionado por varias causas geológicas,
se llama terremoto., que quiere decir movimiento de tierra.
Nosotros denominamos así á los fuertes, y á los leves temblor.
Como este sustantivo significa otra cosa, al menos debemos
especificar diciendo temblor de tierra.
TEMPERAMENTO
Según los fisiólogos es la constitución particular de cada
individuo: modo de ser proveniente del predominio en el orga-
nismo de la acción de un órgano ó de u.n sistema de órganos.
No es, pues, lo propio que temperatura ni clima.
«Se obstinan en que el temperamento., la edad ni el genio no han de
tener influencia alguna en sus inclinaciones, ó en que su voluntad ha
de torcerse al capricho de quien las gobierna.»
{Don Leandro Fernández de Mor afín — El si de las niñas.)
«Además la conducta de Guillen no le hacía maldita la gracia, y se
sentía muy dispuesto á penetrar en el secreto de aquel extraño proce-
der, á viva fuerza: este era su temperamento .»
{Selgas — Dos muertos vivos.)
TEMPLAR, TEMPLARSE, TEMPLE
Son lo opuesto de lo que los ecuatorianos queremos que
signifiquen; pues templar equivale á moderar, entibiar ó sua-
vizar la fuerza de una cosa y templarse á contenerse, mode-
K
TER 453
rarse, y evitar el exceso en una materia. Nosotros atribuímos
el calificativo de templado al hombre ó á las acciones enérgi-
cas y vigorosas; y damos á templarse la significación de arros-
trar peligros, acometer resueltamente actos de valor, de teme-
ridad y aun de crueldad. Temple^ por lo mismo, quiere decir
en nuestra jerga, energía] y para que se vea cuan contrarias
y extravagantes son las acepciones que damos á las voces los
americanos, anotaremos que en Chile templado significa enamo-
rado^ y temple ó tiemple que es lo más común, ena?nora-
mientOy amor^ así como también qiierido^ amante.
Es de sospechar que vienen las erróneas acepciones ecua-
torianas, ya de la de valiente con serenidad que los españoles
dan familiarmente á templado., ya de la operación de templar
los metales, de donde acaso se tomó aun la dicha expresión
familiar española, ya de entesar ó dar tensión á las cuerdas de
un instrumento músico, etc.
TENDER (la cama)
Excusado sería copiar aquí las varias acepciones del verbo
tender, ninguna de las cuales corresponde á la de preparar la
cama para acostarse en ella; aunque como parte de dicha ope-
ración entre la de tender ó extender las sábanas y frazadas
sobre los colchones.
La frase propia es hacer la cama; así como también se dice
en España estar la cama liecha, y no tendida., cuando está pre-
parada para que en ella nos acostemos.
«La cama se encontraba hecha^ intacta, y por debajo de la guarni-
ción, etc.»
{Selgas — Xona.)
TERCENA
Llámase el almacén en que el Estado vende directamente
tabaco ú otros efectos estancados.
Xo se comprende por qué extravagancia, aunque la carne
454 TER
jamás que sepamos se ha estancado (excepto en épocas de no
grata recordación en que el público comía carne de Gobierno)^
los ecuatorianos llamamos tercenas á las carnicerías^ ó tiende-
cillas ó puestos de carne, esto es, á los lugares en que se vende
carne al por menor.
En cambio, á la palabra carnicería hemos elevado á la con-
dición de matadero (lugar donde se mata el ganado) ó de
rastro (sitio donde se vende la carne al por mayor).
TERCENISTA
Persona que tiene á su cargo la tercena^ ó sea pues, el
individuo encargado de vender efectos estancados por el fisco,
y no la persona que vende carne, quiere decir, el carnicero .
TERCO
Damos á este adjetivo significaciones que no tiene, recta
ni tropológlcamente: despegado^ desamorado^ desamoroso^ se-
vero^ serio ^ etc.
Defínelo el Vocabulario: «TERCO, CA. adj. Pertinaz, obsti-
nado é irreducible. || Persistente, duro y bronco, como el
mármol y otras cosas.»
TERNEJO
Ternejón^ palabra que encontramos en el Léxico, es sinó-
nima de ternerón^ adjetivo familiar que se aplica al que se
enternece con facilidad; de donde resulta que ternejón es cosa
contraria, no sólo distinta, de las significaciones que damos á
ternejo: enérgico, vigoroso.
Terne ^ sin embargo, aunque familiarmente, se emplea en
el sentido de valentón, y es de suponer que de ahí hemos
sacado nuestro adjetivo ternejo. O quizá de terno^ que en plu-
ral y con el verbo echar equivale á porvidas, juramentos y
otros primores que salen de las bocas especialmente de los
perdonavidas, jaques y matones, esto es, de los que nombra-
mos terne jos.
TES 455
TERQUEDAD
Que se dice también terqueza y terquería^ viene de teyco\
y conforme lo que se ha dicho en esta palabra, significa perti-
nacia^ obstinación, injlexibilidad^ porfía^ disputa molesta y
cansada^ inflexible á la razón\ y no desvio^ alejamiento^ des-
apego.
TESTAR
No es subrayar. Tratándose de cosa escrita, significa
borrarla .
TESTIMOXQ
Testimonio.
«Y porque no sea todo bueno (aunque lo es todo para los buenos);
ven'anse malos v ruines tratos y grandes desag'radecimientos contra el
Santo; falsos festimofiíos, malicias, mentiras, y motines de aminros y
enemigos.»
(Sigüe)iza — Vida de Saíi Jerónimo.)
Otra vez yo ataré corto
Al que me pida dinero
Sin recibo... y testimojiio
De no morir insolvente,
No vuelvo á prestar al prójimo.
{Bretón de los Herreros — ¡Aliiérete y verás!)
...Y aunque impida
La muerte de Don Antonio
Ver tiestas, en testimo7iio
De su amistad...
{Fr. Gabriel Te'llez — Marta la piadosa.)
456 TIE
TIBIAR
Entibiar.
— Para algo ha de ser, pues, que aumentamos la preposi-
ción inseparable en á unos cuantos vocablos que no la nece-
sitan.
Claro está: para poder cercenar dicha preposición á otras
palabras, cuando nos venga deseo.
TIExMPO (Hacer)
Ocuparse en alguna cosa mientras llega el tiempo señalado
para una ocupación, expresan los españoles con la frase hacer
hora. Nosotros lo expresamos con la frase Jiacer tiempo^ que
en España significa esperar el momento oportuno para una
diligencia.
A las veces, nuestro hacer tiempo equivale también á las
frases figuradas castellanas uiatar el tiempo.^ entretener el
tiempo ó engañar el tiempo., ocuparse uno en algo, para que
el tiempo se le haga más corto.
TIERNO
Significa blando, delicado, y aunque en sentido figurado
se emplee también como reciente ó moderno., está mal que,
como única significación, le demos en el Ecuador la de no ma-
duro ó que no ha llegado á sazón ó á punto.
Así decimos «esta fruta está tierna,» y expresamos lo con-
trario de lo que nos proponemos; pues tiernos estarían la chi-
rimoya, ó el plátano, ó las uvas, que, por haber llegado á su
madurez, estuviesen blandos y delicados, y no los que, aun
verdes ó en agraz., encontramos duros, ásperos y desagra-
dables.
Carites verdes se dice en portugués á las carnes frescas ó
recientes de las carnicerías, etc.
TIN 457
TIGRILLO
Llamamos á un Pardinoe pequeño, de hermosa piel seme-
jante á la del tigre. Linneo dio la denominación de Felis par-
dalis á la especie cuyo nombre vulgar anotamos.
TINAJERA (La)
■ El sitio ó lugar destinado á las tinajas, ó la armazón en que
se ponen la piedra de filtrar el agua potable y la tinaja que la
recibe, tinajero^ masculino.
TINGAR, TINGAZO
Tingar^ dar capirotes ó papirotes, debe de ser quichua:
tiiicuni^ darse una cosa con otra, toparse, golpearse; tincií-
cJiiiii, íincimactmi^ competir, desafiarse, combatir, etc.
Tingazo &% papirote^ papirotada^ papirotazo^ capirote^ ca-
pirotazo.
«Jerónimo. — Bendita sea tu boquita de miel!
Rosa. — íDándole un papirotazo.) Anda malo!»
(Triteba — Rl tiro por la culata.)
TINTERILLO
Nada diremos particularmente de este entremetido, que
anda ya tan dueño de los tribunales, como del art. 48 del Có-
digo de Enjuiciamientos en Materia Civil de la República del
Ecuador. (Véase el quichuismo Quilcacama.^
TINTERO
Es sólo el vaso en que se tiene la tinta. El juego de tintero.^
salbadera, y algunas veces también de plumas, plegadera y
otros útiles, colocado en una pieza de metal, madera ó cristal,
se ÚGnomina. escridania. No está, pues, bien expresado: <Lafor-
k
45S TIR
tuna del célebre escritor quedó reducida á su mesa de escribir
y á un tintero de su especial cariño, compuesto de un frasco
de tinta, arenillero, corta papel y plumas, contenidos en un
elegante recipiente de metal amarillo, color de bronce, repre-
sentando el grupo de Laocoonte hallado en los establecimien-
tos balnearios de Tito.»
Con las lenguas sucede generalmente lo que con las gentes:
las en verdad opulentas y además de buen tono, lo manifiestan
por la sencillez de los adornos y por la lujosa parsimonia de
alhajas, randas y bordados; mientras que los pobretones,
cuando pueden, se cargan de joyas y de sedas y de primores,
que no manifiestan más riqueza que la del mal gusto.
Las lenguas concisas lo son por ricas; los idiomas pobres
necesitan de rodeos para la expresión de las ideas, es decir,
gastan muchas palabras por escasez de palabras. La lengua de
Castilla es, de cierto, entre las vivas, una de las más abundan-
tes; por lo que, como se ha repetido varias veces en estas
Consultas, debemos presumir que no nos expresamos castiza-
mente, cuando empleamos circunlocuciones para presentar
un pensamiento ó empleamos varias voces para denominar un
objeto.
Pudo decirse con menos vocablos: Los bienes de fortuna
del célebre escritor quedaron reducidos á su escritorio y á una
elegante escribanía bronceada^ que representaba el grupo de
Laocoonte, hallado en los baños de Tito.
TIPO
I
Dice el Diccionario: «(del lat. tipus^ del gr. rJ-o:) m. Mo-
delo, ejemplar. [| Letra de imprenta. || Cada una de las clases
de esta letra.»
No existe, pues, hierba alguna en Kspaña que se llame
tipo; aunque sí hay la planta misma, cuyo nombre es poleo.
Tipo, seguramente del quichua tipji, crespo, por la inser-
ción ensortijada de las flores á&\ poleo.
TIRICIA
La voz ictericia, de '.xtcoo:. oropéndola, por el color ama-
TIR 459
rillo de esta ave, ó de i/t-.v. milano, ó de '.xt'.:, garduña, cuyos
ojos, como los del ictérico, son amarillos; la voz ictei^ict'a^ de-
, cimos, según la etimología, es la palabra más apropiada para
expresar la enfermedad, cuyo síntoma más visible, la amarillez
verdosa, ha servido á varios autores desde antiguo para
denominarle: Jjwrbus arqitatns^ es decir, de uno de los matices
del arco iris, la llamó Celsio; auriga^ A^atiriiSy oro, la nombró
Planto. Sin embargo, el uso, supremo juez y arbitro en mate-
ria de idioma, deformó el referido vocablo ap'ro[)iado, y la pa-
labra tiricia^ que corrige el señor don Pedro Fermín Cevallos
en su Breve Caiálago de errores^ continúa campante en las
obras de Medicina, ni más ni menos como la usa nuestro
pueblo.
No trae el Diccionario el vocablo tiricia^ mas sí el icte-
ricia .
¿Por qué no lleva á una gruta
Su negra misantropía?
Malo está ese hombre. Yo creo
Que padece de ictericia.
{Bretófi de los Herreros — ¡Mue'refe y verás!)
Melancólico era el ún(j,
De edad cascada y marchita
Macilento, enjuto, grave
Rostro como de ictericia,
{Saavedra — Una noche de Madrid — Romance i,°: Tres galanes.)
Los ecuatorianos pueden apoyarse, no solamente en la
autoridad de las obras médicas españolas, sino en la de don
L. Moratín, que en la Lección poética., escribe:
...Llena de jirones
La pobreza con cara de tiricia...
TIRO
Caballos de tiro decimos los ecuatorianos á los que se llevan
46o TIS
sin servir, á prevención^ ó de repíiesto, ó de respeto, vayan
sueltos ó del diestro.
Tiro^ en castellano, es conjunto de caballerías que tiran
de un carruaje; tratándose de aquéllos, está pues mal empleada
nuestra denominación.
El Diccionario no trae la caballo de mano^ que hallamos en
escritores españoles como don Pedro A. de Alarcón,
«Así sucede á los viajeros que les embisten los bagiiales y los dejan
sin poder continuar, llexándoseles los caballos mansos de 7'espeto ó de
remada.-»
{Azara — Viaje por ¡a América Meridio7ial.).
«El día que cruzó por aquí, iba muy bien vestido (Muley-Ahmedj,
todo de blanco, montado en una hermosísima yegua, blanca también,
3^ seg-uido de tres caballos de mano. ..y-
(Don P. A. de Alarcón — La Guerra de África.)
«Después venía el Príncipe (MuIey-el-Abbas), montado en una ca-
ballo alazán, ricamente enjaezado, y seguido de tres caballos de mano
que conducían del diestro tres esclavos negros.»
( ídem — Ibidem . )
Del propio modo clievaux de niaiii denominan los franceses
á los caballos de repuesto: «Les convoyeurs étaient adtnir able-
nte nt montes et condnisaient des chevanx de inain>^.
TISERAS
Tijeras, tijera.
La verde yerba nace tan menuda
Orillas del estero cristalino,
Y toda por igual ¡)or donde quiera.
Como si la cor taran con tijej'a.
{Pedro de Oña — Arauco domado.
Ya le crece la barba, é valle alongando.
Dijo mió Cid de la su boca á tanto:
TOD 461
Por amor del Rey Alfonso, que de tierra me ha echado,
Niii entraríe en ella tijera, ni un pelo non habríe tirado:
E que fablasen desto moros é cristianos.
{Poema del Cid.)
¡Corta!... ¡Corta!... \Qué tijera/
{MartÍ7iez de la Rosa — La niña eji casa y la madre e7i la tiiáscara.)
Tiseras usábase en la antigüedad en España; por lo que
Hartzembusch, imitando el antiguo romance, decía:
«É cuando á la primer tiserada sintió el frío del hierro, dígovos que
le paresció que le atravesaban el cuer con una dag^a buida.»
{Hartzembusch — Mariquita la pelona — Crónica del siglo XV.)
«Desviábase mal su grado á un lado é otro fugiendo las mordeduras
tiseras, cuyo fuerte golpeo é crujido feríale acerbamente las orejas. >>
( ídem. — Ibidem . )
TOCTE ó TOGTE
Magnífico árbol ecuatoriano íjitglans ntgra, cinérea}),
cuya excelente madera oscura emplean con gran estimación
los ebanistas, y cuya nuez esférica, más escabrosa y mucho
más dura que la del nogal europeo, contiene también una parte
comestible parecida á la del fruto del Juglans regia., aunque
menos dulce.
El sarcocarpo es más astringente aún que el de la nuez
últimamente nombrada.
TODITO
Si el adjetivo 1)oco ó el sustantivo parte son susceptibles de
diminución, supuesto que lo poco puede ser más poco, esto
^s,., poqiíito.,y\2i parte., muy pequeña, es decir, partecita; mu-
cho en ningún caso podrá ser miLchito., y menos todavía será
posible que todo.^ quiere decir, la cosa íntegra ó el exceso de
462 TOQ
algo^ sea rebajado hasta convertirse en todito^ como mal
decimos en nuestra tema de usar diminutivos.
TOLA
Vocablo de los aborígenes de Quito.
El modesto y erudito historiador D. Pedro Fermín Ceva-
llos explica, en el siguiente párrafo del ResiíJnen de la Histo-
ria del Ecuador, lo que eran las tolas.
«Los caras no abrían sepulturas para enterrar los muertos como
hacían los quitus. Colocaban el cadáver al haz de la tierra en lug^ar
separado de las poblaciones, y poniendo en contorno las armas y alha-
jas qué fueron de más estimación para el muerto, celebraban los fune-
rales. Concluidos éstos levantaban al ruedo del cuerpo una pared baja,
construida de piedras brutas, y la operación comenzaba primero por
los más allegados al difunto. Hecha la circunvalación de la pared y
construida una bóveda sobre el cadáver, cargaban tanta piedra y tierra,
que venía á formar un montezuelo que llamaban tola, mayor ó menor,
según la condición ó categoría del muerto, sobre la cual se hacían las
demás ceremonias, ora mensual ó anualmente. Casi en todas las provin-
cias serraniegas de la república se encuentran esparcidos esos monu-
mentos de nuestros mayores, }• en muchos de ellos se han hallado algu-
nas alhajas ó piezas de oro, muestras patentes de su abundancia.»
El sustantivo común ha pasado, además, á ser nombre pro-
pio; pues tenemos el pueblo de la Tola, la isla de la Tola, dos ó
tres haciendas llamadas Tola y varios sitios denominados Tola,
sin duda porque en ellos hay ó hubo tolas. Estas van desapare-
ciendo á causa de las excavaciones verificadas por los anticua-
rios y singularmente por los negociantes en objetos incaicos.
TOQUILLA
La Carliidovica pal/nata, semejante á una palmita, se pro-
duce espontáneamente en los campos abrigados de la región
inferior de nuestra República; y proporciona, junto con la
mocora^ el material para los valiosos sombreros que se expor-
TOR 463
tan de varias Provincias y en especial de Manabí. Sabido es
que hay algunos de Jipijapa, Portoviejo y ]\Iontecristi que se
venden hasta por quinientos francos y aun más. Y á propósito
de los referidos sombreros, haremos notar al esclarecido autor
de Recuerdos de España que el nombre común jipijapa^
que se da á algunas de aquellas prendas del traje, proviene
del lugar donde se fabrican y no de la materia de que están
hechas, como cree nuestro amigo el autor aludido.
«La industria principal de los manabitas consiste en la manufactura
de sombreros de paja toquilla: los de Montecristi son los más finos,
y tanto que algunas veces se ha pagado ochenta sucres por cada uno,
los de Jipijapa, los que se trabajan en mayor número y los de Santa
Ana los más ordinarios. El uso de estos sombreros es tan general, que
se llevan á todos los mercados de América y Europa, aunque no con el
nombre de la Provincia en que se fabrican, sino con el de la segunda,
tercera ó cuarta plaza en que los compran, como sombreros de Panamá
á los introducidos al Brasil, y sombreros del Brasil á los llevados á
Europa de los exportados de Manabi á Panamá. Cierto que el tejido de
sombreros de paja toquilla se ha generalizado ya bastante en otr-os
pueblos de América; pero estamos entendidos que ni la paja ni el tejido
son tan finos como los de Manabí.
{P. F. Cevallos — Resmnen de la Historia del Ecuador.)
TORTA
Denominan aquí los niños al Phaseolus hinalus L. Proba-
blemente es lo que en San vSalvador llaman piloy; pues el doc-
tor Santiago Barberena, en su libro intitulado Quicheísjuos^
dice que los piloyes son unas hermosas judías ó fríjoles, de más
de media pulgada de largo y de diversos y hermosos colores,
con que juegan los niños, como César Augusto jugaba con
almendras. Dice también que son comestibles, lo cual ignorá-
bamos de las tortas^ á pesar de su nombre.
TORZÓN
Respecto de esta voz ha\ que notar: primero, que es tan
464 TOT
castiza como torozón; y segundo, que viene del latín iorsio y
significa contorsión^ esto es, movimiento convulsivo ó violento
y desordenado que hacen los animales cuando padecen una
enfermedad que ocasiona gran dolor en las visceras del vien-
tre. Es, pues, un síntoma y no lo propio que meteorismo^
timpanitis ó simplemente cólico.
TOSTADO
El Diccionario último trae ya la palabra mote, aunque in-
completa; pues si los ecuatorianos y peruanos teníamos dere-
cho para que los Académicos aceptasen el nombre del maíz
cocida^ los chilenos y no sé si también los argentinos, lo tenían
para que el tal nombre se hiciese extensivo al trigo cocido.
Con añadir: «Mote, m. maíz ó trigo cocidos, que se emplean
como alimento en algunas partes de América,» nada quedaría
por reclamar.
Pero sí, aun pondríamos pleito al Léxico por haber acep-
tado la voz quichua cancha y no la que motiva este artículo.
Tostado es, por antonomasia, en el Ecuador el maíz tostado.
La palabra cancha no está en uso ya, más que entre los indios
que no hablan castellano ó que afectan no hablarlo, mientras
que nuestro término pertenece al vulgo, á la burguesía y aun
á la nobleza cuando el tostado es de canguil y, en especial, si
viene confitado ó sea en forma de colación de pobres, que no
menosprecian tampoco los ricos. En las estaciones de ferro-
carriles de los Estados Unidos de Norte América hemos visto
vender el canguil reventado ó tostado de cangnil; y Juan de
Arona dice que lo vio comer en Egipto, donde se le de-
nomina douraJi.
TOTORA
Planta acuática, especie de anea ó espadaña, de que se
fabrican esteras. Totoral, sitio lleno de totoras, generalmente
pantanoso ó lacustre.
TRA 465
TRADICIÓN ALISTA
1 radicioiiista^ tradicionalisia llamamos á los escritores de
tradiciones, y en singular al criador de este género literario,
al gallardo prosador y poeta don Ricardo Palma. Tradicio-
nista no se encuentra en el Léxico; mas sí tradicionalisia,
que profesa la doctrina del tradicionalismo, ó cosa pertene-
ciente á esta doctrina. Por estar en el Diccionario al menos
la palabra, la hemos empleado aun en este libro en la acep-
ción que no trae el Vocabulario académico.
TRAGO
Por antonomasia es para nuestro pueblo el de aguardiente,
ó algo más aún; pues trago es sinónimo de aguardiente .
TRAJE
;Quién puede adivinar el origen de la significación de en-
mascarado, encaratulado, máscara, mojiganga, que damos al
sustantivo traje?
No obstante este que creíamos ecuatorianismo es un espa-
iiolismo; pues leemos en un telegrama que publica El Liberal^
de Madrid, del 25 de marzo de 1907.
«En Odessa ha ocurrido un trágico suceso: habíase organi-
zado un baile de niños que era de trajes. Concurrieron a él
gran número de pequeñuelos elegantemente disfrazados...»
TRAQUEADO
Damos á esta voz todos los significados que derivan del
verbo español traquear. Mas, no sólo nosotros, sino tam-
bién escritores que no son ecuatorianos, como don Alonso
Alvarez de Soria:
Ninfas que en las tasqueras
466 TRA
Del Compás, Resolana y San Bernardo
Sobre humildes esteras
Tendéis el pobre 3- iraqjieado fardo.
(Sátira.)
TRAS PLANTACI Óy
Dígase trasplante .
TRASTRABADO
Es, según nuestros entendidos en caballerías, el mulo ó
caballo sometido á la operación de que se habla en el pá-
rrafo que sigue. En todo caso es término ecuestre ó hípico
(como dicen los que «para mayor claridad,» prefieren pala-
bras venidas del griego); pues significa en castellano, caba-
llo ó yegua que tiene el pie derecho y la mano izquierda
blancos.
TRASTRABAR
Decimos á cierta operación por la que el picador obliga á
la caballería á tomar un paso anómalo que, cambiando el mo-
vimiento de pie y mano contrapuestos como se efectúa en el
trote, sirva para acostumbrarla al portante, paso de andadura.,
ó de ambladura, que estas tres denominaciones tiene lo que
nosotros llamamos andar de paso. Probablemente el verbo
trasirabar vino de /r^^rtr; supuesto que alas caballerías rea-
cias al trastrabe, se las precisa á él poniéndoles una cuerda del
pie á la mano, esto es, echándoles trabas, como se dice en cas-
tellano. Entiendo, pues, que estaría bien decir trabar en vez
de trastrabar; y que aun este último vocablo no es del todo
malo, tanto más cuanto que trastrabarse la lengua ó trabarse
la lengua son sinónimos en castellano.
TRASTRABILLAR
Debe de tener el mismo origen que trastrabar. En el
TRI 467
Ecuador lo conservamos tal como, según Cuervo, hubo de
venirnos de España; en algunos otros lugares de la América
española se dice trastaviltar. Equivale á vacilar, ir haciendo
eses, estar hecho una equis, dar traspiés; tartalear^ no tras-
ialear como, sin duda por error de imprenta, dice el Breve
Catálogo del doctor Cevallos.
TRENCILLA
Por similitud con una trenza ó con el galoncillo denomi-
nado castizamente trencilla, llamamos así á varias especies de
licopodios, abundantes Criptóganms vasczdares ecuatorianas,
de las que el profesor de Botánica de la Universidad Central,
P. Luis Sodiro, ha descubierto seis ó siete nuevas especies y
aun dedicado una al autor de este libro, la Licopodium To-
hari. El pueblo les atribuye distintas propiedades medica-
mentosas.
TRES CUARTOS (para las cuatro)
Ha de decirse las czLatro menos cuarto.
TRESQUILA
Esquilar., cortar con la tijera el pelo, vellón ó lana de los
ganados; dícese también trasquilar, verbo del que hemos
sacado mal el sustantivo que "anotamos.
La acción y efecto de esquilar y el tiempo en que se es-
quila, se denominan esquileo; lo primero, además, esquila.
Tampoco hay tresqiLilar en el Léxico español.
TRI BUL
Trébol ó meliloto: Género de leguminosas papilionáceas,
que comprende especies muy estimadas, comestibles, forra-
jeras y oficinales.
468 TRO
TRINCAR
Dígase atar, sujetar, amarrar, etc. Don Juan Montalvo
acaso halló en algún autor español el verbo trincar^ en la
acepción usada por nuestra plebe, cuando lo emplea en el si-
guiente pasaje de los Capítulos que se le olvidaron á Cer-
vantes:
«No dejó de admirarse don Quijote cuando á la luz del día, que en
largos rayos entraba por las rendijas de la puerta, se vio trincado al
maderamen del aposento.»
El último Diccionario acepta ya el verbo familiar y figura-
dameiite, en la acepción anotada.
TRINCHE
No es vocablo español ni con el significado de tenedor^
ni con el de trinchero, en la denominación plato trinche que
damos al plato plano. Ha de ser probablemente abreviatura de
trinchero ó de trinchante^ palabra que significa, entre otras
cosas, instrumento con que se afianza ó asegura lo que se ha
de trinchar.
En Chile parece que se da aún mayor extensión á la voz
que anotamos; pues leemos en la sección de avisos de los dia-
rios de Santiago y Valparaíso que «se vende (también allí co-
meten esta falta de concordancia, común entre nosotros) apa-
radores, mesas trinches^ etc.»
TRIQUIS MIQUIS
U simplemente triquis. Dígase tres en raya.
TROMPADA, TROMPEAR, TROMPEADOR, TROM PON ,
TROMPIZA
El verbo está en el Léxico de la Academia, pero definido
«trompar ó trompear .^ jugar al trompo»; el adjetivo no, mas
TRO 469
pudiera acaso significar, si hiciese falta, persona que juega con
trompos. Trompada^ dice el \'ocabulario, golpe dado con la
trompa, ó con el trompo. Trompón^ si algo significase sería
trompa ó trompo grandes^ según el más común valor de la ter-
minación aumentativa on. Trompiza no trae tampoco el Dic-
cionario.
De lo que se deduce que los ecuatorianos andamos des-
viados cuando atribuímos á las palabras expresadas las acep-
ciones de combatir á piuladas^ que damos á trompear; de
piígil á trompeador; de puñetazo^ puñada ó puño^ á trompada
y trompón; y á^o. pugilato á iro77tpiza. Aunque, para descargo
de nuestros compatriotas, debemos añadir que un miembro
respetable de esta temible familia, trompada^ nos vino de la
tierra andaluza, donde, como se ha dicho antes, hemos trope-
zado con muchos de esos personajes que creíamos compatrio-
tas nuestros, oriundos y autóctonos de América, y que prue-
ban, además de ciertas costumbres, etc., que el actual Ecuador,
especialmente, fué poblado en gran parte por andaluces, cuya
sal brota á cada momento en los labios de los quiteños y de
los pobladores de otras de nuestras ciudades.
Así hay otras muchas palabras de las corregidas como
americanismos por Baralt, Cevallos, Cuervo, Paz Soldán, Ro-
dríguez, etc.
Aceptado por el Diccionario el vocablo piígil^ como con-
tendor á ptiñadas^ y no sólo como «antiguo gladiador», sería
innecesario el anglicismo boxeador 'Boxer)^ con que se ha
dado en llamar á aquellos brutos, — perdónenos la palabra la
culta Albión, — que uno con una órbita vacía y otro escupiendo
los dientes, arrancan aplausos á los extravagantes británicos
ó á sus hijos los norteamericanos, estos bárbaros de la civili-
zación.
El golpe dado con el puño, se nombra también ^//72^/^.
«Que es una recia cosa... andar buscando aventuras toda la vida, y
no hallar sino coces y manteamientos, ladrillazos y pioladas.'»
{Cervantes — Quijote.^
<,<Allég-ate a mí; ven acá, que mil azotes y puñadas te dé en este
mundo y otros tantos besos.»
(Rojas — La Celestina.)
470 TRO
«Cantaba el cieg-o al son de la ronca gaita, y el lazarillo al de su
pandereta, herida á puñetazo seco.»
{Pereda — El sabor de la Herriica.)
«Casualmente me coge Ud. en un momento en que aplastaría al
mundo de una so\a. puñada.»
{Selgas — Dos muertos vivos.)
« — ¿Qué tienes tú que darme puñetazos en el pecho?
— Yo puñetazos! Hombre, tú sueñas.
— No, señor, el que sueña eres tú, y sin duda soñando me has dado
un puñetazo .^
( Trueba — Las aventuras de un sastre. )
La razón no quiere fuerza.
Dice un refrán, y es un necio,
Que con fuerza una puñada
Tiene cosas de argumento.
(Do7i Antonio de Solís — El amor al uso.)
TROMPEZAR
Trompezar y entropesar ó entrompezar son las formas
antiguas en España, vig-entes aún en el Ecuador, del verbo
tropezar como se dice hoy.
•
«Iban las mujeres al infierno tras el dinero de los hombres, y los
hombres tras ellas y sus dineros, tropezando unos con otros.»
{Quevedo — Las Zahúrdas de Plutón.)
«El incrédulo es un ciego que anda á tientas, y como no ve nada, en
todo tropieza.»
{Selgas — Dos muertos vivos.)
«A nadie encontramos que pueda anunciar a Guillen la visita de sus
amigos, lo cual no dejaría de ser cómodo si tropezáratno^ con alguna
puerta... »
( ídem — Ibidem) .
TRU 47'
Así como por el bosque,
Perdido en la noche ciega.
Tropezando el peregrino
V^a hacia la lejana hoguera.
{Duque de Rivas — El soletmie desengaño.)
TROMPEZON
Tropezón., según lo dicho en trompezar.
«Comenzó á andar, dando tropesoíies., zancadillas y suspirando.»
iQnevedo — Las Zahúrdas de Pintón.^
TRONCO
I
Si alofuien hablase de un troncho no sería ciertamente en-
tendido por nuestro pueblo; pues así nombra tronco al de los
árboles, como — y quizá con más especialidad — al tallo de las
hortalizas y en singular al de las coles, es decir, al troncho ó
sea vara de las hortalizas que corresponde al tronco de los ár-
boles.
De troncho se han formado tronchudo., que se aplica á las
hortalizas de troncho largo ó grueso: repollo troncliudo; tron-
chazo^ g'olps dado con un troncho., etc.
<>Las gentes desvalidas se disputan con ferocidad un íroficho de col,
y las sobras de aquellos pocos que tienen todavía en su casa mesa con
manteles.»
(Pérez Galdós — La Batalla de los Arapiles).
TROPEÑA
Dícese á la mujer que sigue á los soldados, particularmente
cuando salen á campaña.
TRUNCO
«Tomo trtinco de tal obra», decimos del que, perteneciente
á una obra en varios tomos, está descabal.
Obra trunca., llamamos asimismo á la incompleta, etc.
472 TUC
TRUST
Aunque pudiera reemplazarse esta palabra por el vocablo
español monopolio^ no es él propiamente.
Por trust se entendía antes la coalición de productores con
el objeto de conseguir la disminución de gastos, el perfeccio-
namiento del producto y aumento de beneficios; más tarde se
denominó trust la unión ó sindicato (Véase la palabra) de
especuladores, con el fin de acumular tales ó cuales mercan-
cías, ó apoderarse de una empresa ó de un negocio para obte-
ner enormes ganancias, monopolizándolos. Los grandes trusts
tuvieron su origen en los Estados Unidos de América; aunque
el nombre proviene de Inglaterra, donde se denomina trustee
á la persona á quien se confía la administración de los bienes
de otra, esto es, al apoderado, depositario, administrador ó
síndico.
La primera sociedad á que se llamó trust fué The Standard
OH Trust^ formada por acuerdo de las diversas compañías ex-
plotadoras del petróleo descubierto en Ohío y Pensilvania, uni-
das por el millonario Rockeíeller después de sostener entre ellas
una tremenda lucha de competencia. Posteriormente han ve-
nido los trusts de algodón, de azúcar, de ferrocarriles, de bu-
ques, etc., administrados por los respectivos trustees. No será
imposible que un día la Magna República constituya un trust
para absorber todos los asuntos del globo terrestre.
Trust^ como sustantivo, significa seguridad, confianza, car-
go de confianza, crédito, administración, fundación, institu-
ción, etc.
TUCURPILLA
Columba passerina (?) Tórtola del mismo color que la co-
mún, pero casi tan chica como un gorrión. No gusta de po-
sarse en las ramas; y sociable como es, corre y busca el ali-
mento bajo los árboles, acompañada de varias amigas ó
siquiera del inseparable macho.
TUM 473
TUMBADO
Adjetivo. De figura de tumba. — El techo en lo interior de
los edificios, de superficie plana y lisa, cielo raso.
«No dejó de admirarse don Quijote cuando á la luz del día que en
largos rayos entraba por las rendijas de la puerta, se vio trincado al
maderamen del aposento, que no tenía cielo raso...
{Montalvo — Capítulos que se le olvidaron á Cervantes).
^t=i\ igr =it=it:
U
UMBRAL, UMBRALADA, UMBRALADURA
Ufftbralada ni umbraladura no hay en el Diccionario; u)n-
bral^ lugar en que hace sombra (timbra) el dintel^ es la parte
inferior ó escalón, por lo común de piedra, y contrapuesto al
mismo dintel^ en la puerta ó entrada de cualquiera casa. Nos-
otros denominamos timbral-dS. dinteló lintel^ esto es, á la parte
superior de las puertas y ventanas que carga sobre las jambas.
¡Mas qué veo! ¡Arrodillada
Al umbral una mujer!
{Bretón de los Herreros — ¡Muérete y verás!)
«¡Qué cosas se ven ídijo) desde los tímbrales de la muerte! Jamás
Celia me ha parecido tan hermosa como en este momento...»
{Selgas — Mundo ^ Demo7iio y Carne.)
«¡Qué cosa tan natural es el sueño, y al mismo tiempo qué impene-
trable!... Parece que nos asomamos al umbral A^ un mundo descono-
cido.»
{Selgas — Rayo de sol.)
No merezco vuestro trato,
Ni pisar vuestros umbrales.
{Martines de la Rosa — La niña en casa y la madre en la máscara.)
476 UVI
«En vano las colgaduras de seda amarilla se cruzaban como bande-
ras sobre los dinteles de las puertas.»
{Selgas — Rayo de Sol.)
El Léxico de 1899 acepta, como término de arquitectura,
la acepción de umbral, «madero que se atraviesa en lo alto de
un vano, para sostener el muro que hay encima;» con lo cual
autoriza, casi, el significado que los ecuatorianos dan á la pa-
labra anotada.
UÑA DE GATO
;Del nombre botánico Inga imguis cati)
La planta que así denominamos, se conoce en castellano
con una sola palabra: gattma ó gatuña., ó simplemente gata.
UTILIZABLE
Aprovechable.
Quizá la Academia no halle mal formado el adjetivo uttlt-
sable., y lo deseche por creerlo innecesario; sin embargo, nos-
otros creemos que entre lUilizable y aprovechable hay la pro-
pia diferencia que entre los verbos casi sinónimos tittltzar y
aprovechar., matiz tenue que se percibe más bien que se ex-
plica y con razón ha hecho decir á los filólogos entendidos
que propiamente no hay sinónimos en castellano.
El Diccionario último ha acogido ya el vocablo.
UVILLO
Ovillo.
De ovjim., huevo; no de tíva., como parecen creer los que
dicen nvillo.
«Que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de
esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo
se sacará el ovillo.
( Cervantes — Quijote. )
jt=ll =3l=dt:
VACA LOCA
Es lo propio que, conforme un útil libro que leo al con-
cluir la impresión de estas Consultas — el Diccionario de bar-
barisntos y provincialismos de Costa Rica por don Carlos
Gagini — , nombran los costarriqueños toro gtiaco, y «consiste
en una piel de buey sostenida por una armazón de cañas y
recubierta de buscapiés; etc.» «Un hombre, agrega el señor
Gagini, pasea el aparato en torno de la plaza, dispersando á
los espectadores y dando lugar á mil lances divertidos. — Pro-
bablemente guaco es el mexicano htiacqui^ cosa seca ó enjuta.»
VAHU
Valio^ el vapor visible que sale y se eleva de una cosa ca-
liente. En la antigüedad se dijo vafo, como vocablo de tran-
sición del latino vapor ^ vaporis.
«La furia del contag-io (de una mortal pestilencia) era tan grande,
que de sólo mirar á uno solo se le pegaba y moría, por estar el aire de
la ciudad tan corrompido del calor gravísimo del pestilencial mal, que
á cualquier miembro que llegaba el vaho y aliento, se levantaban gran-
des ampollas, y hacían llagas mortales.»
( Nieremberg — Dífei^encia etc.)
478 VEL
VALACADA ó BALACADA
Jactancia.
«Que si los que tan mal empleados van, se esmeran tanto en servir
á tan ruin señor, que tiene por caso de menos valer andar con floxedad,
y no crecer mucho en su trato, en tanto que á veces quieren igualar
Q.or\ jactancias fingidas los hechos torpes y verdaderos de otros...»
(Fr. Jiiaii Márquez — Los dos Estados de la Espiritual Jernsale'n.)
VALONA (Hacer la)
Valona, de valón^ wallus^ nada tiene que ver con el esqui-
leo de las crines de las caballerías, operación á la cual el Dic-
cionario denomina afeitar (4.^ acep.) Mas hoy que son pocas
las señoras y señoritas que no se afeitan^ podría ser que se
juzgara poco respetuoso hacia ellas, el que se hablase de afei-
tar caballos, mulos y asnos; y en tal caso convendría que
para estos animalejos recordásemos otro verbo usado tam,bién
por nuestros campesinos, y bien usado: tiisar ó aüisar.
«Atusar, dice el Diccionario de 1726, cortar con tijera el pelo con
igualdad, y muy bajo, así á los hombres como á las bestias... Viene del
francés Toyson, que significa vellón, y antepuesta la A se forma el
verbo, que significa cortar el v^ellón, ó trasquilar. Antiguamente se
decía Tusar...»
Y no sólo cortar el pelo á los hombres y á las bestias, sino
también podar ó despuntar las plantas. Don José María de
Pereda, en Peñas arriba., dice que
«Chisco precedía trepando sosegadamente por derecho, garantido
por sus tarugos contra los resbalones de que no se libraba el caballo
que conducía de las riendas, cuando pisaba sobre el atusado ramaje de
los brezos.»
VELORIO
Así denominamos el acto de velar los cadáveres, especial-
mente de los niños.
VEN 479
Mejor estará decir velación^ según el Diccionario; aunque
la voz no significa todo lo que nuestro velorio^ esto es, acción
de velar á un difunto, singularmente niño, mitigada por tragui-
tos de licor, piscolabis y algunos divertimientos {cuentos de
velorio)^ etc.
VENA
La ignorancia que nos hace en ocasiones inventar vo-
cablos, otras veces es motivo de que les atribuyamos sig-
nificados que no poseen; con lo cual quedan cesantes unas
cuantas palabras, y el lenguaje del vulgo reducido á un
glosario especial en que abunda lo inútil y falta lo indis-
pensable.
Ocúrrensenos estas reflexiones por lo que pasa con el sus-
tantivo vena, feliz personaje al que hemos entregado á puertas
cerradas todo cuanto poseían una multitud de desaparecidos,
olvidados, muertos é inhumados en el idioma ecuatoriano.
Así llamamos venas á los tallos flexibles de ciertas plantas
trepadoras ó rastreras que los campesinos utilizan en vez de
sogas. Denominación que incluye les bejucos y lianas em-
pleados por los habitantes de la costa para las ataduras de
las cercas, de las balsas y hasta de los tabiques de las casas.
Así nombramos las fibras tendinosas ó aponeuróticas de las
carnes comestibles; así los cartílagos y hasta las arterias y
nervios del cuerpo anim'al; así la porción fibrinosa de las fru-
tas y de las hortalizas, etc.
\'ENADERO
Sitio ó paraje en que los venados tienen su querencia ó
acogida.
Nosotros decimos perro venadero al que sirve para cazar
venados, generalmente galgo ó podenco.
VENDAJE
Los que saben que yapa es quichua, pero ignoran que
48o VEN
existe en castellano la voz adehala^ nombran á lo que se da ú
obtiene sobre lo que corresponde legítimamente en las ventas
ó compras, vendaje; y pronuncian el vocablo de tal modo que
no parece sino que espetan una lección á quienes les oyen.
Vendaje es cosa que recibe, no que da el vendedor; pues
es paga dada á uno por el trabajo de vender lo que se le en-
comienda.
Lo que agregan el vendedor ó comprador, de gracia, á la
cantidad de lo vendido ó precio de lo comprado, llámase tam-
bién iJt07nio figuradamente.
VENDIMIA
Del latín vindemia. Es un sustantivo que tiene, por cierto,
un significado muy distinto de venta pública y común como
en feria: vendeja; ó de cosa que se puede vender ó está de
manifiesto para venderse: vendible; ó de todo género vendible,
como dice el Diccionario: mercancía.
«Cuando concluyó la vendeja, subió á Begoña, colocó en el altar de
la Virgen la vara de azucenas y...»
( Trueha — La vara de azucenas. )
VENIR
Si el tal verbo significa, como en verdad significa, caminar
de allá para acá, ó llegar al sitio en que está el que habla, lo
emplean detestablemente los ecuatorianos que al encontrarnos
en la calle, por ejemplo, nos dicen vendrás á casa., ó es-
tando en la ciudad nos preguntan ¿cuándo vientes á la hacien-
da?, ó nos contestan, si les llamamos, ya vengol
Irás á casa, debe decir el primero; ^■Cuándo vas á ¿a
hacienda} ha de preguntar el segundo; y voy contestará el ter-
cero, caso de ser llamado.
Los franceses dan más amplia acepción á venir: se trans-
porter d' nn lien dans celui oú se tronve la personne qtii parle,
ou á laque I le on parle .^ ou de laquelle on parle, etc.
VES 481
VESTIDO
Tiene una significación mucho más amplia que la conce-
dida por los ecuatorianos, que denominan así sólo la saya ó
faldas mujeriles.
VETA
Veta.
Según el Diccionario de los Académicos, es filón metá-
lico. II Faja de tierra ó piedra, que por su calidad ó su color
se distingue de la masa en que se halla interpuesta. || Cada
una de las listas onduladas ó ramificadas y de diversos colores
que tienen ciertas piedras y maderas. — Todo lo cual corres-
ponde á la etimología del vocablo: del latín vitta^ faja, lista.
Los ecuatorianos nombran veta ó beta á la correa cortada,
sin solución de continuidad, de toda la piel de un toro, de
un buey ó de una vaca, correa que retorcida y curada sirve
para ^;¿/í7sar á los ganados y sujetarles. Diferenciase del ca~
bresto en que aquella es más larga y fuerte. Llámanla tam-
bién lazo ó, en quichua, huasca.
Enlazar es hacer prisioneros á los animales arrojándoles á
los cuernos ó al cuello el lazo ó veta. El extremo de esta tiene
un nudo corredizo. Es digna de verse la operación, en espe-
cial cuando el enlazador la efectúa á la carrera de su caballo y
á la del toro, al que ya enlazado, retiene y hasta arrastra
merced á la larga veta, atada á la cabezada de la silla: lo cual
se llama ar donar ,
Beta. En catalán, como en castellano, significa la cuerda
empleada en el aparejo de un buque.
Veta. Significa lo mismo que en castellano, y además es
el tejido largo y angosto que sirve para atar. Pero sólo se le
da este nombre cuando es de hilo, lana ó algodón; pues
cuando es de seda, se le llama cuita.
A la variedad de macarrones llamada tallarines (taglio-
lino)., también se denomina veta en catalán .
Huasca en Chile nombran á \ai fusta.
31
482 VIJ
MCTIMAR
Por matar ^ ni en sentido alguno, no está en el Diccionario.
Tampoco hace falta.
VIGENCIA
Van á admirarse nuestros curiales y hasta nuestros políti-
cos al saber que no hay vigencia en el Léxico de la Academia.
Están en vigor y observancia ó sea vigentes las leyes y
ordenanzas, ó estilos y costumbres, en fuerza de obligación,
ó de duración constante, respectivamente.
Creemos que la voz debería ser aceptada.
VIJAO ó BIJAO
Las hojas de las Heliconias llamadas bijaos (Helicoiiias
bihai y H. latispatha) ^ que nuestros montañeses emplean para
cubrir sus cabanas y para preservar de las lluvias las cargas
que trasportan.
VINAGRERA
Vasija destinada á contener vinagre para el uso dia-
rio. II pl. Conjunto de dos frascos ó ampolletas con aceite y
vinagre para el servicio de la mesa de comer, ¡j Angarillas ó
taller, pieza para el servicio de la mesa.
Tales son todos los significados del sustantivo vinagrera:
es, pues, arbitraria y extravagante la acepción que los ecua-
torianos le damos de eructaciones acidas, provenientes de
haberse agriado los alimen.os en el estómago — para no dar
una explicación más médica — , lo cual se denomina acedía,
del latín acor, aciditas, ó pirosis (rOo, fuego) por la sensación
como de quemadura en la faringe que experimenta el que pa-
dece acedías.
YOL 483
VIRGÜELA
Viruela .
;Para qué nos persuadas eres niña?
¿Importa que te mueras de viruelas?
(Qjievedo — Soneto — A una vieja.)
. ..Nunca, nunca
He conocido en mi infancia
Semejante enfermedad:
Entonces sólo se usaban
Indigestiones, viruelas.
{Gorostiza — Indulgencia para todos.)
VIRUSA
V^iruta.
«Y me embelesaba viéndolos manejar la azuela de angosto y largo
peto cortante, ó sacar con la legra rizadas virutas de lo más hondo é
intrincado de la almadreña. >^
{Pereda — Peñas arriba.)
VOLADA
En lenguaje de truhanes, volada equivale á trampa ó rate-
ría con engaño, estafa, petardo. Xo es propiamente el volata
germanesco; pero de seguro es la misma palabra que, al tras-
ladarse á nuestra tierra, cambió así la t con d, como el género
y el significado, que en jerga de rufianes peninsulares, es el
de ladrón que hurta por tejado y ventana.
VOLANTÍN
Volatín ó volatinero (de volar \ funámbulo (funis, ainbu-
lare) .
Mientras de un volatín bastante diestro
Un principiante mozalbillo toma
484 VUL
Lecciones de bailar en la maroma,
Le dice: Vea Usted, señor Maestro...
{Triarte — Fábulas: El volatín y su maestro.)
En Chile llaman volantín á la cometa de los muchachos.
VOLATERÍA
Nada tiene que ver la caza de aves, que se hace con otras
enseñadas á este efecto, ó el conjunto de diversas aves, que es
lo que se llama volatería^ con los cohetes voladores^ á la con-
greve^ chisperos ó tronadores .
Volatería probablemente decimos porque los cohetes lan-
zados al espacio parece que vuelan, es decir, por la misma
razón por que al manteamiento del escudero de don Quijote,
Cervantes llama \2iv0lateria de Sancho:
«Desearon saber todos qué era aquello de la manta, y el ventero les
contó, punto por punto la volatería de Sancho Panza.»
{Cervantes — Quijote.)
«Y deseando saber el P. Dionisio en qué consistía el gusto tan
grande, que hallan los señores en esta caza de volatería, pues así se
ocupan y consumen y aun muchos se destru3'en en ella y sufren tanto
cansancio y trabajo y se desentrañan en sustentar y renovar pájaros
tan costosos...»
{P. Juan Ensebio Nieremberg — Hechos políticos y religiosos del
que fue' Duque cuarto de Gandía.)
VUELTO
El sobrante que el vendedor devuelve al comprador, que
ha entregado cantidad superior al precio concertado, es vuelta.
VULGARISMO
A la acepción «dicho ó frase vulgar», podría agregarse:
uso de voces introducidas por el vulgo ignorante.
agí ^gt:
YACUPUMA ó MARGUAY
El Felis iigrina de Linneo, carnívoro de los más pequeños
de la familia Feliyice.
YAPA
Adehala.
La gratificación que se da sobre el precio de una cosa que
se vende, se llama adehala ó guantes.
Si yapa y yapar ^ dar ó recibir momio ó de momio, no
fuesen indudablemente quichuas íyapana, yapaiiij^ creería-
mos que son el sustantivo llapa y el verbo llapar de los mi-
neros.
La edad... Quisiera acertarla...
A ver si le yerro mucho:
La vista viva, la planta
Firme... Serán... ¿Treinta y ocho?
— Y otros doce de adehala.
{Martínez de la Rosa — La niña eti casa y la madre e7i la máscara.^
YEGUARIZO
Es palabra anticuada, que equivale 2l yegüerizo ó yegüero.,
486 YUY
esto es, el que cuida ó guarda las yeguas; mas no á yegüería
ó yeguada^ es decir, conjunto de yeguas.
«Una profunda hoyada con hermosas breñas en sus laderas, y arro-
yos cristalinos en el fondo, g^olosinas que saboreaban á sus anchas las
yeguadas y rebaños que se buscaban la vida por allí.»
{Pereda — Peñas arriba. )
YERBUNO
Decimos al conjunto de hierbas que se crían en los prados
y dehesas. La palabra castellana es herbaje.
YUGOCARA
Voz híbrida del castellano yugo y del quichua cara^ cuero,
correa. Ha de decirse cornal ó cornil.
YUYOS
Entendemos que se nominan con esta palabra quichua las
herbecicas de cocina, las fines herbes que dicen los franceses,
las que sirven de dar buen olor ú ornato á los manjares.
Como palabra componente, empléase el voq,2í\Ao yuyo hasta
en Chile para denominar un vegetal comestible, el cocliay7iyo
(cucha ó cocha^ mar, lago, y ytiyu^ hortaliza).
3P=JI lt=ai:
ZAFIRO
Así sería según la etimología griega, mas no según la latina.
La Academia sigue la última, zafiro.
ZAMBULLÓN
La acción y efecto de zabullir ó zabullirse (no zambiLÜir
ni santbíillírse)^ zabiillidiira ó zabullida.
ZANAHORIA ó AZANORIA
Nosotros confundimos dos especies botánicas de distintos
géneros, aunque de una misma familia (Umbelíferas)., con
una sola denominación, y llamamos zanahoria á la arracacha
ó racacha de los indígenas (Arracacha esculenta)^ cuya raíz
tuberosa blanca ó amarillenta, según la variedad, es incompa-
rablemente mayor y mucho más sabrosa que la de la zanahoria
propiamente tal (Dauciis carota)., ala cual nombramos zanaho-
ria amarilla para diferenciarla de la otra. ¡Cuánto más sen-
cillo sería dar á cada cosa el nombre que le corresponde!
De paso, no estará mal recordar con don Rufino J. Cuervo,
que debe pronunciarse zanahoria, como en el siguiente ejem-
plo por él traído:
Hay muy gentiles lechones
488 ZAP
Por conserva calabaza.
Zana-hória y berengena.
[Lope — El cnerdo efi su casa.)
«Esta es voz arábiga,» agrega el erudito colombiano, ^kisfanariah,
mediante la trasposición de las dos consonantes /y 7i^ cosa muy ordi-
naria en las derivaciones de aquella lengua, como en albahaca, adelfa,
alerebite, etc.»
{Cuervo — Apuntaciones criticas sobre el lenguaje bogotano.)
Monláu advierte que este vocablo árabe se halla escrito en
los autores con variadas formas, tales como zafnáriya.^ safrá-
7iiya, safonáriyá, sannáriya, y sannára — baliím.
Larramendi pretende que es voz vascongada, que significa
raíz amarilla.
Azanoria ó azanahoria deben de ser voces anticuadas, al
menos la última; y de ahí se diría azanahoriate á la zanahoria
confitada, y metafóricamente á los cumplimientos afectados.
ZAN7ERO
Decimos al que se ocupa en hacer zanjas. Está bien for-
mado y debe conservarse, aunque no lo trae el Diccionario de
la Academia.
ZAPALLO
La familia botánica de las Cucurbitáceas propia, en la mayor
parte, de las regiones tropicales, posee muchísimas especies
en el Ecuador, algunas de gran uso para la alimentación. Cite-
mos las más notables:
El zapallo cuyo pepón llega á las veces á un enorme tamaño,
y el zaitibo., asimismo de baya voluminosa, variedades de la
Cucúrbita máxima., que se comen cocidos; el melón ( Cucumis
pepo) y la sandía f Cucumis citrulhis ó Citrullus vulgaris)^
que se producen en temperaturas más elevadas, cuya pulpa
sacarina no necesita ser sometida á la cocción; las variedades
de calabazas., pudras., etc.
ZOC 489
Las plantas llevan el mismo nombre de los frutos respec-
tivos.
ZAPATÓN
Xo hay tal palabra en el Diccionario. El zapato impermea-
ble, en que entra el pie calzado, se llama cJianclo y aun (cosa
que ha de admirar á los ecuatorianos) choclo. Uno especial de
las mujeres se denominaba c/tapm. — Advertimos también que
chanclo y choclo significan asimismo lo que los ecuatorianos
nombramos zuecos., palabra castiza, cuya primera acepción es
la de zapato enteramente de madera, que se usa entre la gente
pobre de algunas provincias de España y de otros lugares de
Europa.
ZARAZO, ZA ó SARASO, SA
Las mieses algo verdes y correosas al tiempo de cosechar-
las, están cerollas., y no zarazas ó sarasas., como decimos los
ecuatorianos.
ZOCOLAR
O mejor dicho socolar, pues así se pronuncia, es para nues-
tras gentes del litoral no precisamente lo mismo que talar;
pues la acción que significa el verbo consiste en una manera
especial de desmontar ., por procedimientos sucesivos, que el
doctor Wolf describe de la manera siguiente: «En lasciva vir-
gen el primer trabajo es el de zocolar., es decir, se corta todos
los arbustos, enredaderas y árboles pequeños, dejando en pie
solo los grandes; se amontona el ramaje, y después que se ha
secado, se quema. Entonces se procede á tumbar los árbo-
les gruesos, y después de haber separado los troncos de buena
madera, que uno quiere aprovechar, se reduce el resto y el
ramaje también á cenizas. Las raíces quedan en el suelo y se
pudren poco á poco, así como también muchos troncos grue-
sos, que no se han quemado del todo. Con esto el terreno ya
está listo, y sin otra preparación se procede al sembrado,
haciendo huecos en el suelo con el machete...»
{Teodoro Wolf — Geografía y Geología del Ecuador.^
490 ZUM
ZUMBADOR
Denominamos los ecuatorianos á la becada^ chocha ó chocha-
perdiz^ ave de carne excelente, muy común en los terrenos
húmedos.
ZUMBAMBICO
Bramadej'-a ó zicmba.
Con detenidos pormenores describe el Diccionario este
juguete y la manera de usarlo: «Pedazo de tabla delgada, en
forma de rombo con un agujero y una cuerda atada en él, que
usan los muchachos como juguete. Cogida esta cuerda por el
extremo libre, se agita con fuerza en el aire la tabla, de modo
que forme un círculo cuyo centro sea la mano, y hace ruido
semejante al del bramido ó del viento.»
Brev^ Suplemento
AUTOBÚS
Con sobrada razón el Sr. Araujo, Profesor en el Instituto
del Cardenal Cisneros, anatematiza el término autobús, en
cuanto no es castellano, ni francés, ni latino, ni griego. ¿Qué
es autobús) Ómnibus, como lo recuerda el Sr. Araujo, es da-
tivo del vocablo latino omnis y significa /«/-¿t todos; \)^voauto-
bus, de aÓToc, uno mismo, de sí mismo, por sí mismo, y bus,
última sílaba de aquella voz latina, no tiene significación al-
guna. Anto-omnibus ya sería otra cosa; pues posee significado
y abolengos.
No obstante, juzgo disculpable la palabra adoptada en
Francia y trasladada á España y otros lugares. Cine, dicenen
Madrid al cinematógrafo; y al pueblo no le parece mal eso de
apocopar esta palabrota extraña de seis sílabas, á la que, con
justicia, trata de cercenarle siquiera una el Sr. Soldevila. ¿Qué
significa Cinet Nada, si atendemos al término mondo; pero
significa todo lo que quiere decir si le consideramos como sín-
copa de la voz, formada por y'\rr^\yi y -¡■oá'-fw. No solamente hoy,
en día de los automóviles, y de los tranvías eléctricos, y de
las autocicletas, y ac los teléfonos, y de los transatlánticos que
van en cuatro días de Europa á América, el uso ha tratado de
acortar las expresiones; en todos tiempos la tendencia ha sido
la misma y de ahí las aféresis, las síncopes y las apócopes:
metaplasmos abundantísimos en todos los idiomas (Pág. ^Ty.)
TOTUMA
Es para los ecuatorianos lo que en España se nombra tem-
bladera: un vaso ancho (entre nosotros gnneralmente de plata),
de figura redonda, con dos asas á los lados, etc. En Vene-
zuela, de donde proviene la voz anotada, totuma es una vasija
hecha de un fruto seco y hueco, como el calabacino. Parecía-
nos voz quichua y le buscábamos la etimología sin encontrar-
la; pero, en todo caso, viene de un idioma afín de los primi-
tivos ecuatorianos. (Pág. 452)
TRAJES
Es una como elipsis en la íorma que usamos la voz. Baile
de trajes, leo en un programa de fiestas madrileño. Debe de
ser baile de trajes del siglo tantos, ó de tal país, etc. (Pág. 465)
PALABRAS ANOTADAS
ABA— AMA
Págs.
Abarcar 17
Abarrote 18
Abrasarse (de calor, etc.). . 18
Abrazar (la gallina etc.) . . 1~
Abridor 19
Abusivo 19
Acabar (á una persona) . . 19
Acápite 19
Accido 21
Acentuarse 20
Acial 21
Acoscojado 130
Acoscojars 130
Actitud 45
Acholado 21
Adefecio 22
Adefesioso 22
Adobón 23
Adueñarse 23
Adulón 23
Advenimiento 24
Advocación 54
Aereolito 24
nfelfado 243
Africanizarse 40
Ag-alla 24
Agalludo 25
Agarradera 25
Agarrón 25
Agilitar 25
Aguaje 25
Aguatero 26
Aguilón 26
Agujetero 53
Págs.
Ahogador 26
Aijares 27
Ajustar 27
Ajustón 27
Alabancia 27
Alabancioso 27
Alacena 29
Aladear 29
Albañel 3o
Alberja 30
Alcachotl 30
Alcaparras 31
Alcayate 31
Alcuza 31
Alentado 32
Alentar 32
Alepantado 33
Alepantamiento 33
Alesna 34
Alfeñique 34
Alimentoso 35
Almada 35
Almaizal 36
Almofrés 316
Almuada 35
Alojado 36
Alpillera 52
Alquilón 36
Altamisa 37
Altillo 37
Alto (Vestido) 37
Aluvión (Laj 37
Alverjilla 38
Amanerado 38
494
AMA— BAS
Pags.
Amansaje 38
Amanse 38
Amasar 38
Amasijo 39
Amata 322
Amatar 323
Amatrerado 323
Amatrerarse 323
Ambateño 39
Aiiiftricanizarse 40
Amodorrado 40
Amojoseadü 41
Amojosearse 40
Anaco 41
Analfabeto 42
Andanza 42
Andar (de paso) .... 4fi6
-anexionar 4 3
.\n no 43
Antenalla 43
Antialcohólico 43
.Antialcoholismo .... 43
Apartador. ...... 43
Apeltrechar 373
Aplopejia 44
Aplopético 44
Apoltronado 4.5
Aptitud 45
Apurar 46
Apurismado 45
Apuro 4()
Arción 4()
Arcionar 78
Arenillera 46
Arenillero 46
Arismética 47
Aristín 47
Arrancar (gritos) .... 47
Arrayador 48
Arrayar 48
Arrellenarse 48
Arretranca 48
Arriar 49
Artesón 49
Artesonado 49
Arañar 49
Págs.
Aruñazo 49
Aruño • 49
Ascensor 50
Asesar 50
Asignado 51
Asorado 51
Asorar 52
Aspillera 52
Atapialar 447
Atenor . . 52
Auja 53
Aujetero 53
Autobús 491
Automóvil 58
Automovilis a ..." 53
.Automovilismo 53
Avenimiento 24
Avío 53
Avocación 54
Azafate 54
Azanjar 54
-Azanoria 488
Azorrarse 54
Bacenica 56
Bacenilla 56
Badulaque 57
Bajar (el vestido) .... 37
Balacada 57
Balaustre 57
Balumba 58
Bampuche 58
Banal 59
Banalidad 59
Banalmente 59
Banquillo 59
Bañador 60
Barajo 60
Baratillo 60
Baratura 60
Barbijo 245
Barbiquejo 60
Barboquejo 61
Barchilón 127
Barra 61
BarruUo 61
Bascosidad 61
BAS-CAP
Págs.
Bascoso 62
Basto 62
Batalla (campal) .... 62
Baronesa 63
Bebedero 6 +
Belermo 64
Bf-nefactor ...... 64
Bermejo 391
Berrear 64
Berreo 64
Bijao 482
Bilabarquín ...... 65
Birabarquín 65
Birondo 65
Bocarada 65
Bocatoma 103
Bocina 66
Bodoquera 67
Bohemia 67
Bohemio • 67
Bola . . . ■ 68
Boletería 68
Boleto 68
Bolsico 68
Bolsicón 68
Bolsicona 69
Bomba 69
Bonhomía 69
Botar 69
Botoncillo 69
Botualante 70
Bozalíllo 70
Braceador 70
Bramaderc) 71
Brasilero 71
Brevario 71
Broches 71
Broquel 71
Buchazo • , . 72
Buche 72
Buen día 73
Buena noche 73
Buñeg-a 74
Buñelera 74
Buñelo 74
Buonhoraía 69
495
Págs.
Buscar 75
Cabalgadura 77
Cabeza (del arado). ... 77
Cabezada (de la silla). . . 78
Cabezazo 78
Cablegrafiar 78
Cablegrama 78
Cabos 80
Cabrestillo 81
Cabresto 80
Cabro- 81
Cabuya 81
Cabuyo 374
Cachíi 81
Cachudo 82
Cada 82
Caer cáncer 222
Café 82
Cajeta 82
Cajonera 83
Calavera 90
Calce 85
Calé 83
Calentura 83
Cálido 84
Calostre 85
Calza 86
Calzar 86
Calla 86
Callamba 87
Callampa 87
Camada 88
Camapé ....... 88
Camellón 264
Camisola 88
Canasta 88
Cáncer -89
Cancha 464
Caneca 89
Cangagua 89
Canguerejo 90
Ca.iíjuil 90
Canilla 91
Canterón 91
Capellada 91
Cápsula 92
496
CAP— CON
Págs.
Capulí 92
Carátula 93
Carbúnculo 93
Carcomer 93
Cargado 223
Cariátida 94
Cariucho 94
Carlanca 95
Carnicería 95
Carnicero 95
Carpintero 96
Carrasposo 96
Carreta . . .... 96
Carriel '97
Carril 97
Cartucho 136
Cascarilla 98
Casero 98
Casilla 99
Casinete 99
Cas(|uillo 100
Castilla 100
Castillo . . . . . . .101
Catalán 101
Catire 392
Catzo luí
Caucara 102
Caus 102
Cave 195
Cenegoso 103
Censítico 103
Cequia 103
Cera 103
Cercín 104
Cercha 104
Cernir 105
Ceutil 105
Ciénega 105
Cigarrería 235
Cigarro 106
Cimbrón 106
Cinchón 106
Cinematógrafo. . . 106 y 491
Círculo 111
Clausurar 107
Clima . 107
Págs.
Clin 108
Clister 110
Clown 110
Club 110
Cobija 111
Cobrar 112
Cocacho 112
Cocaví 135
Coctel 112
Codeador 113
Codear 113
Codeo 113
Coger (goteras) 113
Cogotudo 223
Colación 114
Colación (de pobres) . . 464
Colapís 115
Coleta 115
Color 116
Columbiarse. . . . . . 117
Columliio 117
Comadrona 118
Comedido 118
Comedimiento 118
Comedirse 118
Comelón 118
Compañía 119
Compra (Se). ... . 120
Concejero 120
Concejil 121
Concho 121
Conchoso 121
Cóndor 121
Condumio 158
Conferenciante 121
Confinio 122
Congreganta 367
Congresal 122
Congresista 122
Conservador 124
Conservadorismo .... 124
Conservatismo . . . . 124
Consignación 131
Consignatario 131
Constipación 125
Constipado 125
CON— CHA
Págs.
Cónsul 125
Consulado 126
Contador 126
Contracción 127
Contraerse 127
Contraído 127
Convento 128
Conversar 128
Cormillo 128
Coro (Capa de) 128
Corozo 129
Correista 129
Correntón 129
Cortapapel 137
Corte 128
Coscacho 112
Coscoja 130
Costal 130
Coteja 130
Coto 131
Co\acha 130
Covachero 131
Cretón 132
Crispamiento 132
Crista 132
Crítica ....... 132
Crítico 132
Crochet 134
Cuadra 134
Cuajo. . . . . . . .301
Cuartillera 325
Cucalón 127
Cucayo 135
Cuco 135
Cucurucho 136
Cuchi 151
Cuchillo (de papel). . . . 137
Cuchubos 138
Cuchugos 138
Cuencano 40
Cuereada 138
Cuerear 138
Cuerazo 138
Cueriza 138
Cuero 138
Cuete 138
497
Págs.
Cuica 138
Culata 139
Culeca 218
Cumbrera 139
Curco 140
Curiquingue. ..... 140
Cursar 140
Curso (Mes en) 140
Curtido 218
Curtiembre 140
Curtimbre. ...... 140
Cuscungo 141
Cuso 102
Cutundir. 142
Cuy 142
Cuy (del monte) .... 143
Chacana 145
Chácara 146
Chacarero 145
Chacra 146
Cháfalo 145
Chafalote 145
Chagra 146
Chagrillo 146
Chaguar 147
Chai 311
Chalán ...... 147
Chamba 148
Chambear 148
Chambón 148
Chambonada 149
Chamburo 149
Chamico 149
Chamiza 150
Champús 150
Chancaca 437
Chancho 150
Chapa 152
Chapar 153
Chaparra 153
Chaparro 153
Chapo 154
Chapuna 154
Chaquiñán 154
Chaquira 335
Charlón 155
82
498
CHA— DEM
Págs.
Charol 155
Charqui 156
Chauffeur 53
Chí 380
Chicana 156
Chicanería 156
Chicanero 156
Chicta 157
Chictar 157
Chichirimico 157
Cbig-lán 158
Chig-üil 158
Chihuahua 158
Chilca 159
Chilguacán 149
Chili 159
Chilpe 160
Chilpiado 160
Chilpiar 160
Chimbador 160
Chimbar 161
Chinche (Elj . . . . . 161
Chinchón 162
Chingana 162
Chiricatana 163
Chirlazo 163
Chirlo 163
Chirotada 161
Chirote 163
Chisipa «1
Chivo 81
Choclo . 164
ChocUo 164
Chocllotanda 164
Choco 164
Choleta 115
Chonta 165
Chontaruro 165
Chontilla 165
Chucaro 1.65
Chucchidor 166
Chucchir 165
Chucchi . . . . ". . .166
Chuccho 251
Chuco 166
Chucshi 176
Pág-.
Chucuri 167
Chucho 251
Chuchuca 167
Chuchumeca 167
Chueco 170
Chug-o 170
Chuleo 171
Chulpi 172
Chullaleva 172
Chullcu. . • 171
Chuma 173
Chumado 173
Chumar 173
Chupar 173
Chupo 174
Chupón 174
Chuquiragua 175
Chureado 175
Chureador 175
Churear 175
Churero 175
Churo. 175
Churumbela 176
Chuscujeta 177
Chuznieto 177
Damajahua 179
Damasana ' . 179
Dar (bote) 179
Dar (buchazosj 72
Dar (el pecho) 180
De adrede 180
Debajero 180
Debilitamiento 180
Decepción 181
Decepcionar 182
Declinar (un honor). . . . 182
Decrepitar 183
Dedo de dama 115
Defeccionarse 183
De gana 183
Demanda 183
Demandar 183
Demandero 183
Demasiado 184
Dementado 186
Demisión 186
DEM— ENC
Págs.
Demitir. • 186
Demoño 1H8
Dañantes 219
Dentrar 189
Denuncio. (El) 189
De repente 189
Derritido 190
Derritir 190
Desapercibido 190
Descachalandrado . . . .190
Descuajeringarse .... 191
Deschavetarse 191
Deschapar 191
Deschavetado 191
Desecho 192
Desengañado" 192
Desenraizar 193
Desentechar 193
Desentejar 193
Desgarrar 194
Desgarro. . . ... 194
Desgracia 194
Deshoje -194
Desgrane 195
Desmancharse 195
Desmanguillador 196
Desmanguillar 196
Desondra 197
Despabeladera 197
Despavisadera 197
Despostar 198
Desraizar 193
Destajar 198
Destaje 198
Destemplarse (los dientes) . 199
Destornillarse 199
Destroncado 200
Destroncar 200
Desvestirse 198
Dialecto 200
Diarismo 201
Dictaminar 122
Disparate 194
Domingo siete 202
Doña 203
Dueño (La) 204
499
Págs.
Durmiente 205
Echarse 207
Ele 207
Eleccionario 208
Elevado 33
Embarcarse (en coche) . . 208
Embayado 210
Kmbayarse 210
Embonar 210
Empañetado 210
Empañetar 210
Empaquetado 211
Empaquetarse 211
Empecinado 211
Empipada 212
Empiparse 212
Emplumar 212
Empotrerar 213
Empetrecer 213
Empuñadura 213
Enagua 253
Enalfombrado 213
Enalfombrar. .... 213
Enancado 214
Enancarse 214
Enantes 219
Encalmarse 214
Encamotado 214
Encamotarse 214
Encanijado 214
Encanijar 214
Encarado 215
Encararse 215
Encarcelamiento 216
Encarne 216
Encarpetar 216
Encenegarse 216
Encluecarse 218
Encontrar 217
Encuartelado 217
Encuartelar 218
Eaconfitar 213
Enculecarse 218
Encurtido 218
Encurtir 218
Enchaparrarse 218
500
Enchipado 409
Enchispado 219
Enchispar 219
Enchisparse 219
Endenantes 219
Endose 221
Entermarse 221
Enfermoso 221
Enflorar 221
Engangranarse 222
Engastador 222
Engatillado 222
Engatillar 222
Engestado 223
Enhacendado 22A
Enjaezar 224
Enjaguar 224
Enjagüe 224
Enjugamanos 224
Enlazar 225
Enmonar 219
Enraizar 225
Enredista 225
Enrostrar 425
Ensartar (la aguja). . . . 225
Entechar 213
Entejar 213
Entierro ....... 225
Epigrama 293
Epilecsia 226
Epiléctico 227
Equilibrista 321
Erogar 228
Erogación 228
Erogante * . 228
Escalentación (de sangre). . 229
Escalera 261
Escobillar 229
Escondidas (Juego de las) . 229
Escupidera 56
Escupidor 56
Esgarrar 194
Esgarro 194
Especería 229
Espelma 230
Esperraa 230
Págs.
Espinilla. . . , . . .231
Espino 231
Espuela (de los gallos) . 232
Espuelazo 232
Espumilla 233
Estacado 233
Estacador 233
Estacarse 233
Estafeta 234
Estampilla 234
Estanco 235
Esterilla . . .... 236
Estitíques . 236
Estupar 236
Estupo 236
Etiqueta 236
Encalo 348
Europeizarse 40
Exprofesamente .... 237
Extrañar 237
Faccionado 239
Factura 239
Facundioso 239
Faena 239
Falla 419
Fallón 240
Faltón 240
Fantoche 240
Fardel 97
Farmaceuta 241
Farol de retreta 241
Faumentos 241
Federarse 242
Féferes 243
Felfa 243
Felfado 243
Feróstico 243
Ferrocarril ...... 244
Ferrocarrilero 244
Festación 244
Fiacre 210
Fiador 245
Fiebre 83
Fieróstico 248
Fierros 245
Filatería 245
FIL— HON
Págs.
Filático 245
Filibustero 379
Filo 216
Flautero 246
Flebotomista 246
Fletador 247
Fletante 247
Fletar 247
Flete 247
Foete 248
F^ollón 248
Follones 248
Fondeado 248
Fondearse 248
Fondero 249
Fortuna 249
Fortunoso 249
Fregar 249
Freile 250
Fréjol 250
F'rentón 250
Frentudo 250
Fresa. ....... 251
Fresada ....... 111
Fresco 84
Frius 251
Frontal 251
Frutilla 251
Fuegos 251
Fuete 248
Fulminante .'.... 252
Fullero. . . , . . . 252
Fundir , . 252
Fundirse . 252
Fustán 253
Galopa 255
Galpón 255
Gallina (de Persia). . . . 255
Gallito 255
Gallo 255
Gamalote 256
Ganado 256
Ganchero 257
Gancho 257
Garniel 97
Garrapatero 258
SOI
Págs.
Gatillo 258
Género 253
Gesto 258
Giganta 259
Giguear 260
Golumbio 260
Grada 261
Gradiente 261
Gradiola . . . • . . 261
Gramalote 256
Granadilla 262
Granadino ...... 262
Guaba 262
Guabo 262
Guachar 263
Guácharo 263
Guaccho 263
Guacho 263
Guadua 264
Guagua 264
Guando 265
Guango 265
Guangudo 265
Guanto 265
Guaraca 266
Guarmi 266
Guarmill.i 266
Guarniel 97
Guaso 266
Guatusa 267
Guayaguil 39
Güillegüille 267
Guineo 268
Guisante de olor 38
Hablar fá uno) 269
Hacer hoja 269
Hacienda 269
Hallar 217
Hambre 270
Hambreado 270
Hato -¿"O
Hembrilla 271
Higuerilla *271
Hincarse ~~^.
Homoto 350
Honorabilidad 272
502
HOR— LEV
Págs.
Horcado 272
Horcón 272
Hormiguero 272
Hormig-uillo 273
Hostiero 273
Huaco 273
Huasca 481
Huasilla 273
Huevo molle 115
Huilón ........ 274
Huincha 412
Humanarse 274
Humar 275
Ido 33
Inano: 277
Inconado 277
Inconarse 277
Inconocible 278
Inconoso 277
Incrementar 278
Independizar 278
Indiano 279
Indico 279
Indio 279
Indígena 279
Industriarse 281
Infiernillo 411
Ingeniatura 281
Ingüente 282
lagüento 282
Injundia 282
Injundioso 282
Inmortal 282
Insubsanable 283
Intelectual 283
Interesable 283
Intrigarse 283
Irreprochable 284
Irrigación 283
Irrigar 284
Jaboncillo 285
Jalatina 285
Jaletina 285
Jampa 28(>
Janeiro 286
Jaquimón 287
Págs.
Jazmin del Cabo 287
Jebe 287
Jetón . . 287
Jicama 287
Jilguero 288
Jipar 289
Jipijapa 289
Jobachón 289
Jora 289
Jorcón 272
Jorero 289
Jovero 171
Juco 290
Junco 291
Jurón 291
Kalograma 80
Kepi . . • 293
Kilogramo 293
Labia. ........ 295
Labioso 295
Ladrillera 330
Lagarto 295
Lana (de humedad). . . . 296
Lance 296
Lancha 296
Lanchar 296
Lapo 297
Latería 297
Latero 297
Látigo 297
Latigueada 298
Latigueo 297
Latiguear 298
Lavacara 298
Lavamanos 298
Lavandería 299
Lázaro 299
Lazo 481
Lebrillo 301
Lechero 299
Ledino 299
Leñatero 300
Leonera 300
Letras de agua 300
Leva 301
Levantarse de mañana. . . 300
LEV— míe
Págs.
Levita (El) 300
Librillo 301
Lidiadera 301
Liencillo 302
Limosnero 302
Liso 302
Lisura 302
Líquido 302
Lisión 302
Lobo 303
Lonche 304
Longo 304
Lora 445
Lunch 304
Luterana 305
Llama 307
Llamingo 307
Llapango 307
Llapingacho 307
Llaqué 308
Llavazo ' • 308
Lluqui 309
Macana 311
Macanazo 311
Macollar 311
Máchica 307
Machote (A) 312
Maduro 378
Mague)' 312
Majar blanco 313
Malagradecido 314
Malanocharse 314
Malaya 102
Maleta 315
Maletero 315
Maletón 315
Maltón 81
Maltraca 316
Mama 166
Mamadera 317
Mama giganta 259
Mampuche 58.
Mandatario 317
Manequí 317
Maniate 318
Mano 318
503
Págs.
Mantequilla. 318
Mantequillera 319
Manzana (de la garganta) . 319
Maña 319
Mañoso 320
Marconigrama 80
.Margarita 320
Marguay 485
Mariado 320
Marionete 240
Marisco 321
Maromero 321
Marqueta 321
Masa de hoja 321
Mascar chocolate 322
Mashca 154
Mástil 322
Mata 322
Mata (de trigo 312
Matacán 323
Matanza 323
Matahambre 102
Matalotaje 135
Matapalos 323
Mataperro 323
Matrero 323
Matrimoño 324
Mauca 423
Maulero 324
Mechificar 324
Media-media 324
Mediera 325
Medio pelo 325
Mediquero 449
Médula 325
Melodio 326
Melloco 327
Membrillada 326
Mensurar 326
Meope 327
Meopía 327
Mesurar 326
Michinal 327
Miedolento 328
Miel 328
Miel sobre buñuelos . . . 32K
504
Mío— PAL
Págs.
Miopía 30-
Mischquiucho , 400
Misiá 22S
Mistura lj.~
Mitra '.'.'. S29
Moca 329
Mocora 33¡)
Mojo 40
'^"Ide 330
Moldura 33q
^Molestoso 330
Móloc. ... 331
Molle ' ; .■ ; 331
Monsuleo 332
Montubio 332
Moquilfo 21
Morocho 90
Mortiño 332
Moscardón 333
Mosco 333
Mote. ...!!!;; 333
Muchila 334
Mudada 334
Mudo 334
Mullo 335
Muralla 33g
Murraurón 33(5
Naciencia 337
Nacho '343
Nagrua 253
Naranjilla 337
Naranjillada 337
NaranjiUo ^ 338
Ñangada 338
Narizón 338
Navaja 339
Nema 339
Nevado 340
Nieve ' ." 340
Nlñí) 344
Níspero 34]
No hacer nada 34 1
Nones 34 1
Ñaruso 342 I
Ñato 343 I
Ñeque 344 I
_Págs.
Ñiño 3 44
Ñuño 345
Ñuto. • 345
Objetable 347
í^bo '347
Obstetriz 348
Oca 348
9cal .' ." 348
Ocalo 3 48
Ocre 349
Ojala 349
Ojeadura 340
Ojear 349
Ojó 350
Ojota 352
Omóplato 350
Omoto 350
Ondra ^97
Ondrado 197
Ondrar ¡97
Opimo 351
Orangutango 351
Orangutano 351
Ordeño 415
Orquídea 351
Oscuro 352
Oshota 352
Otayete 353
Otayo 353
Otro sí 353
Padastro 355
Padrote 355
Paico 356
Paita (A la luna de). . . . 355
Paja 356
Pajarero 357
Pajón 357
Pajonal 357
Palancón 358
Paleto 359
Paletón 359
Palo ensebado 359
Palón 359
Palonear 359
Paltana 359
Paltó 359
PaM-PRE
Págs.
Pamba 3(50
Pampa .... ... 360
Pampero 361
Panamericano 361
Pancada 361
imánela 437
Panfleto 362
Pantano 106
Panteón 362
Paño 224
Papacara 340
Papelada 363
Papujo 363
Parajina 395
Paragua 364
Paralelógramo 364
Paralis 364
Paramear . ; 364
Páramo 364
Parapeto 365
Pararse 366
Pararse (en dos pies) . . 384
Pararse (los pelos) .... 366
Pareja 367
Perendera 367
Pariente (La) 367
Partidario 367
Partido 367
Parturienta 367
Pascana 368
Paspa 369
Pato (Ser el) 369
Pavimentación 369
Pavoneado 369
Pavonar 369
Paya 423
Pedacear . . . . 370
Pedagogia 370
Pegadillera 371
Pegadillo 371
Pegadura .... 372
Pelagato 323
Pelear 372
Pelo (Montar á) 372
Peltrechar 373
Peltrecho 374
Peluchar 374
Peluche 374
Penco 374
Peonada 375
Pepino 375
Perencejo 376
Perfumador 376
Pesebrera 134
Picaflor 403
Picotón .376
Pie 376
Pimán 377
Pininos 377
Pinol 377
Pintón 378
Piola 378
Piquero 378
Piquiucho 422
Pirata 379
Pita 380
Planazo 380
Planilla 380
Pléyade 381
Plumero 381
Poblada 382
Polecía 382
Policial 383
Polígloto 383
Pollera 383
Pollino 355
Pondo 384
Ponedora 384
Poner 384
Popelina 385
Porrazo 385
Portavianda 385
Postema (El) 385
Postura 385
Potreraje 386
Potrero 386
Potro 386
Pozo. 3S7
Prendedor 72
Preñadilla 387
Preocupación 387
Preocuparse 387
5o6
PRE— REQ
Págs.
Presbitismo 388
Prestidigitador 324
Prescindencia 388
Pretencioso 388
Pretil 388
Pringar. ....... 389
Pringue 389
Pristiño 390
Prometer 390
Pruebista 391
Puca 391
Puco 392
Pucucho 392
Pucho 392
Puchuela 393
Pueblada 382
Pujamante 393
Pulguero 393
Puna 438
Punchera 301
Puntada 106
Puntero 393
Punto acápite 20
Punto aparte 20
Pupear 394
Pupo 393
Puré 331
Pusón 30l
Pusún 301
Querosín 395
Querosina 395
Querosine 395
Págs.
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
Qu
chua .. 395
chuismo 399
erde 399
etismo 400
Icacama 401
lico 402
Hay 402
Uca 401
mbolito 402
ncha ....... 402
nde 403
ngo 403
nguear 403
nua 403
Quipe 403
Quishca. ....... 401
Quorum 404
Racimo 407
Ramazón 408
Ranciarse. ..... 408
Rancio 408
Rancla 408
Ranciado 408
Ranciarse 408
Ranga 423
Rango 408
Rangoso 408
Rapingacho 308
Raposa. . 303
Rascadillar 409
Rascarrabias 409
Raspa 409
Raspadura 409
Raspear 409
Rasqueta 410
Rasquetear 410
Rastra 411
Rayuela 411
Reata 411
Rebozo 412
Recién . 412
Refrenda 413
Refutable 347
Regar 413
Regatiar 414
Rejo 415
Rejoso 415
Remaniente 415
Remesón H5
Remolienda 446
Renguear 416
Repelo 416
Repelar 416
Replantación 419
Reprochable 284
Repuntador 417
Repuntar 417
Requetetonto 417
Requeteviejo 417
Requisa 417
REQ— TAM
Págs. I
507
Págs.
Requisición -418
Reservado 419
Resiembra 419
Retobado 419
Reverbero 419
Revolucionar 420
Revuelo 420
Rienda 420
Rifle 421
Rocotín 421
Rocoto 421
Roleta 422
Romereante 422
Rosa 422
Rucu 423
Runa 423
Runallama 307
Sacar de juicio 425
Sacar choco 322
Sacar (en cara) 425
Sacudón 425
Saino 251
Salpicar 425
Salpicón 425
Salto 426
Saraso 489
Sarsa 426
Sartén (El) 427
Saúco 427
Saya 69
Sebicabra 427
Seco 415
Secundero 428
Segundero 428
Sellar 428
Sembrar (Tierras de panj. . 429
Sembrío 429
Semoviente 430
Sendo 431
Sentar (al caballo) .... 431
Sentón 431
Sesionar 431
Siempreviva 282
Sigse 432
Silgado 432
Sindicado 432
Sindicato 432
Sindicatura 432
Sinvergüenza 433
Sipo 434
Siria 353
Sirviente (La) 431
Sisar 434
Sismo 435
Sismógrafo 435
Sismología. . * 435
Soberado 436
Soberna . .436
Sobrepasar 436
Sobrerrienda 436
Socapar 436
Socolar 489
Socorva 437
Socrocio 437
Soche 427
Soguear 437
Solar 438
Sonante (Dinero) .... 438
Sonriente 438
Soplador 438
Soplar 438
Soroche 438
Sota (El) 439
Subsistencia 44
Subsistir 44
Subvencionar 44
Sucre 44(»
Suedro 441
Susceptibilidad 441
Susceptible 441
Sutil 441
Tabique 443
Tablado 443
Tacunga 444
Tagua 129
Taita 444
Taitita 444
Taje 445
Talamoco 445
Tamal 445
Tambarria 446
Tambero 446
So8
Tambo 446
Tamo 446
Tapa (de raspadura) . . .410
Tapanca 446
Tapar 414
Tapial 447
Tapialar 447
Tapiale^a 448
Taquilla 448
Taquiilado. ...'... 448
Taquillar 448
Taquillo 448
Tascar 448
Tasín 448
Taura." 449
Taxo 450
Taz con taz 451
Teje madeje 451
Tela de huevo 451
TemafKl) ...... 451
Tembladera 451
Temblor 452
Temperamento 452
Temperatura 452
Templar 452
'Temple 452
Tener ag^allas 25
Tender (la camaj 453
Tercena 453
'Tercenista 454
Terco 454
'Ternejo 454
'Terno 385
'Terquedad 455
Testar 455
Testimoño 455
Tibiar 456
Tiempo (Hacer) .... 456
Tienda de abarrotes. ... 18
Tierno 456
Tigrillo 4f>7
l'inajera 457
'Tingar 457
'Tingazo 457
Tinterillo 457
Tintero 457
Págs.
Tipo 458
Tiricia 458
Firo (Caballos de). . . . 459
'Tiseras 460
Tóete 461
Tocuyo 302
Todito 461
Togte 461
Tola 462
'Toma 103
l'oquilla 462
'Torta 463
Torzón 463
'Tostado 46 4
'Totora 464
Totoral 464
Totuma 491
'Tradicionalista 465
'Tradicionista 465
'Trago 465
Traje 69
'Trajes. ...... 465 y 491
Traqueado 465
Trasplantación 466
Trastrabado 466
Trastrabar 466
'Trastrabe 466
Trastrabillar 466
Trencilla 467
Tres cuartos (para la una) . 467
Tresquila 467
Tresquilar 467
Tribuí 467
Trincar 468
'Trinche 468
'Triquis 468
Triquis miquis ..... 468
Trompada 468
Trom¡:)eador 468
Trompear 468
Trompiza. ...... 468
Trompón 468
Trompezar . .... 470
Trompezón 471
Tronco 471
Tropeña 47 1
TRU— ZUM
Pags.
Trunco 471
Trust 472
Tucurpilla 472
Tumbado 473
Turrún 115
Tusar 478
Umbral 475
Umbralada 475
Umbraladura 475
Umita 164
Unto 155
Uña de gato 476
Uña de pa\'a 422
Urcu — caraashca 391
Utilizable 476
Uvilla 92
Uvillo 476
Vaca loca 477
Vahu 477
Valacada 478
Valona (Hacer iaj . . . 478
Vareque 443
Velorio 478
Vena 479
Venadero 479
Vendaje 479
Vende (Se) 120
Vendimia. 480
Vení 86
Venir 480
Vertiente 387
Vestido 481
Veta 481
Victimar' 482
509
Págs.
Vigencia 482
Vijao 482
Vinagrera 482
Virgüela 483
Virusa 483
Volada 483
Volantín 483
Volantinero 4S3
Volatería 481
Vuelto. . 484
Vulgarismo 484
Yacupuma 485
Yapa 485
Yapar 485
Yeguarizo 485
Yerbuno 486
Yugocara 486
Yuyos 486
Záfiro 487
Zambo 488
Zambullir 487
Zambullón 487
Zanahoria 487
Zanahoria amarilla. . . . 487
Zanjero 488
Zapallo 488
Zapatón 489
Zarazo-za 489
Zocolar 489
Zorro 303
Zueco 489
Zumbador 490
Zumbambico 490
ERRATAS MÁS NOTABLES
Página
Línea
lice
le decir
72
31
la bolsa
la de bolsa
95
2
cuerpo
cuero
96
27
del carro
de carro
125
5
estipticidad
estipticidad
137
26
murallas
utnrallas
164
2 5
salados
saladas
164
27
cJig hiles
chigiíiles
177
6
W'jÍ-[-[ri'^'t'..
o'.-js-ffovo;
190
1
DIRRUIDO
DERRITIDO
202
2
quien quiera
quienquiera
2T,S
22
estancadas
estancados
24S
9
nuestras
nuestros
312
3
macollar
macolla
338
'4
qualquier
cualquier
^56
I
frustadas
frustradas
362
28
quemar
quemo
3^1
20
sietes
siete
39^
6
vocales / y n
vocales e y 0
420
12
más
mas
43'^
8
Jiiichinal
inisinal
467
>•>
trastaviltai-
trastavillar
479
19
les
los
494
12
Alcachoíl
Alcachoíla
494
14
Acoscojars
Acoscojarse
499
2()
Empetrecer
Empretecer
5()c>
14
Estitiques
Estitiquez
5( ) t
:>^
Guayaguil
Guayaquil
5c )5
1 5
Parajina
Parafina
5<>5
26
Perendera
Parendera
507
20
Sacar choco
Sacar chocolate
V
Uníversíty of Toronfo
Library
DO NOT
REMOVE
THE
CARD
FROM
THIS
POCKET
Acmé Library Card Pocket
LOWE-MARTIN CO. Limited
Franz C. Feger
70 FlFTH AVENUE
NEW York
'<:yiJ-M:-;(.;'^
■ ■•>--■:■;■ rv^
■ . ... :>^ ■■ ■ ly)'-
/■■■ . ,'.i .'V' 10'
:■ ^^:5•¿^^^•■■:í■
|^É:fSiJ^
¿¿^
C-í/J